La residencia
Sinopsis de la película
La señora Fourneur es la directora de una residencia para señoritas. Sus estrictos métodos no son del agrado de las alumnas, de hecho, tres se han fugado recientemente, sin que se haya vuelto a saber de ellas. Cuando Teresa llega al internado, pronto se entera de cuáles son las normas y del control que sobre las chicas ejerce Irene, una despiadada jovencita que se ha convertido en la predilecta de la directora. En el edificio también vive Luis, el hijo de la directora, quien se ve en secreto con una de las chicas, huyendo de la sobreprotección de su madre. Además, Luis suele espiar a las alumnas, pese a las reprimendas de su madre.
Detalles de la película
- Titulo Original: La residencia
- Año: 1969
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
6.7
26 valoraciones en total
El hombre conocido como Narciso Ibañez Serrador despuntó en su debut con una película que nos mostraba las telarañas tan oscuras que habían en su cabeza. La residencia, película el 1969, parece dirigida por una mente perturbada, en el buen sentido de la palabra, claro, y hemos de tener en cuenta que Narciso Ibañez Serrador es una de las figuras clave en el cine de terror español. Él fue el creador de la mítica serie Historias para no dormir, así como una figura que ha cultivado en más de una ocasión el género y creador de otra película icónica en este ámbito, como es ¿Quién puede matar a un niño?
La residencia es una película compleja, y pese a que es cierto que hay asesinatos y por tanto un asesino, nos equivocaríamos de lleno si calificáramos la película como un simple precedente del slasher patrio. En realidad la película va mucho más allá de eso. Ya de inicio choca que el director escoja al país galo como ubicación y en una época que no es coetánea a la de la obra (o parece no serlo, porque en la residencia donde conviven las protagonistas parece que el tiempo se detuvo hace mucho), y además Para empezar, no hay una marcada figura principal o protagonista, humana, sino que más bien el papel protagonista de la película lo acoge la propia residencia, que se manifiesta como un ser terrorífico que cobija en su interior todos los secretos más torturados posibles. Más que Poe, la película parece anticipar en muchos aspectos la tensión terrorífica de otro novelista norteamericano, como es Stephen King.
La llegada al centro residencial de una nueva protagonista, interpretada por Cristina Galbó, es la manera que tiene la película para empezar su relato. Ya en esta primera toma de contacto observamos cosas que no funcionan, que descuadran y chocan con la realidad, en la residencia hay sólo mujeres y la protagonista que interpreta Lili Palmer, gobierna el centro de una manera despótica y tiránica. Pero poco a poco el espectador observa como el centro es un auténtico museo del terror.
Sorprende y mucho que la película pudiera pasar la censura (sólo se eliminó de la obra dos escenas) por el contenido tan retorcido de la película. Si la obra se hubiera rodado unos años antes seguramente no hubiera pasado el corte censor, pero por suerte la película pudo pasar el corte y el éxito fue bastante notable. Tanto, que permitió a Narciso Ibañez seguir su andadura en el cine. Pero más allá de truculencias, sorprende también que con la enorme carga erótica la película fuera aprobada.
Más que la sangre, lo que realmente asusta en la película es el retrato tan perturbado que realiza el director sobre las relaciones humanas que se establecen dentro de los muros de la residencia. No hay ni un ápice de humanidad y todo parece haberse adaptado a unas reglas macabras que siguen a una naturaleza salvaje y cruel. Y como no, la tensión sexual y el erotismo es un pilar de la película. De hecho, parte de la crítica más conservadora no tuvo reparos en denostar la película como simple película pornográfica. Las chichas que viven dentro del centro están totalmente reprimidas por una autoridad femenina que les niega cualquier placer. Por este motivo todas viven como niñas (sin referencias sexuales aparentes), pero algunas tienen contactos carnales con los pocos hombres que hay en el film. Por otra parte,todas las tendencias sexuales más salvajes están presentes en la película: Voyeurismo (cuando el joven hijo de Lili Palmer se dedica a mirar de manera compulsiva a las mujeres internadas), sadomasoquismo (la violencia con la que se castiga a las que no se atreven a seguir las normas) e incluso una relación edípica que no sólo es sugerida, sino que también llega a culminarse en cierto grado. Pero además la carga erótica de la película está presente en casi cada fotograma. Escenas como la de la ducha femenina demuestran el alto contenido sensual de la película, que seguramente debió alegrar la vida a más de uno.
Hablaba de voyeurismo y no hay que dejar de mencionar que la película compromete al espectador de una manera que también este se siente como un espía de la residencia (la escena de la ducha es un claro ejemplo), que se deleita con el cuerpo de las jóvenes mujeres y que a su pesar también carga con la culpa por no poder hacer nada para evitar la tormentosa situación que expone la película.
Formalmente la película tiene algunas secuencias maravillosas. En concreto señalo una que nos muestra un montaje en paralelo en la que se perfila muy bien la idiosincrasia tan hipócrita de la residencia. Mientras en la sala principal mediante un magnífico travelling recorre a las muchachas que dispuestas de manera ordenada, recitan una oración antes de acostarse, la película alterna este momento con otro más oscuro donde las seguidoras de la tiránica directora azotan a una de las internas que no ha seguido las normas. Se hace un contraste evidente entre la supuesta luz y la oscuridad real. Entre la hipocresía farisea de la autoridad de la residencia y el castigo que se acomete si uno no sigue las normas. Una escena genial que puede leerse incluso como metáfora política.
El argumento se disuelve en pos de una narración que se asienta en la descripción malsana de la residencia y sus habitantes. Grande como pocas películas de terror españolas, la obra puede relacionarse con Argento (en la truculencia de los asesinatos así como en la resolución final) y también con una ambientación que recuerda mucho a las películas británicas de la productora Hammer, con ambientes antiguizantes, muebles y armatostes de época, vestuario cuidad, recovecos oscuros, una fotografía muy parecida etc..
http://neokunst.wordpress.com/2013/10/23/la-residencia-1969/
Sorprendente y curiosa intriga (lo de encuadrarla dentro del género de terror es más que discutible) dirigida con buen pulso por Narciso Ibáñez Serrador. La historia gira alrededor de una residencia (como bien indica su título) para chicas en las que éstas son educadas con puño de hierro por la señora Fourneau (Lilli Palmer). Un día llega una alumna nueva, Teresa (Cristina Galbó), quien poco a poco descubrirá la dureza del lugar y, sobre todo, de algunas compañeras, quienes parecen controlarlo todo. Además, en dicha residencia también vive Luis (John Moulder Brown), el hijo de la señora Fourneau, quien se relaciona a escondidas con algunas de las internas, para desesperación de su sobreprotectora madre.
Resulta francamente chocante cómo, teniendo en cuenta la época en la que fue rodada, el director introduce en la historia temas tan, a priori, espinosos como el incesto, el voyeurismo o el sadismo. Y, sobre todo, la forma en que logró que resultasen lo suficientemente sutiles como para sortear la dura censura sin sacrificar en exceso el resultado final, es decir, sin que dejasen de resultar evidentes (a pesar de que a lo largo del metraje se noten ciertos cortes).
Lo primero que llama la atención de La residencia es su impecable acabado técnico, su vestuario, su fotografía (atención a las escenas iluminadas con velas) y la magnífica banda sonora compuesta por Waldo de los Ríos. Igualmente reseñable sería el trabajo de los actores (especialmente el realizado por Palmer) y de dirección. Ibáñez Serrador nos ofrece una narración pausada pero rodada con mucho talento (sirva como ejemplo el uso del travelling en varias secuencias). Es cierto que a la misma se le podría poner alguna pega: el enfoque de los asesinatos (totalmente anticlimáticos) o el (mal) uso de la cámara lenta, aún así, el resultado final no se resiente en demasía.
Una de las mejores películas del cine de terror español, dirigida por el magnífico Narciso Ibáñez Serrador, en el año 1969. Es una película más bien de intriga que de terror, aunque algún susto ya tiene. La atmósfera gótica es magnífica y los escenarios también. Los exteriores fueron grabados en el palacio de Sobrellano, en Comillas, (Cantabria). La película fue un boom para su tiempo, y hoy en día sigue sorprendiendo de la misma manera en que lo hizo en los cines hace 41 años, tuvo un gran exito, 3.000.000 de espectadores la vieron en los cines, solamente en españa. Una película aterradora, con una atmosfera perfecta, actuaciones bastante buenas y la música de Waldo de los Ríos, que pone los pelos de punta.
Fantástica.
Al nivel, diría que incluso por encima, de Quién Puede Matar A Un Niño, aunque intuyo que con menos beneplácito popular.
Que esta película no sea excesivamente aclamada y una cosita tan tópica y liliputiense como El Orfanato cause furor será uno de los chistes de cabecera que recitaré a mis nietos, si considero sensato procrear.
Ajena a los efectismos, las estridencias y los nauseabundos y complacientes sustitos que arruinan la mayoría de los despropósitos que se filman en este género, Narciso Ibáñez Serrador se las ingenia para mantener la tensión con una notable economía de recursos y una inaudita austeridad en el guión.
Ecos a Hitchcock y a Poe, claro. Y final absolutamente mayúsculo.
Oh, Chicho.
Oh.
Acabo de leer por ahí algunas cosas con las que estoy de acuerdo. La vieja residencia tiene un gustillo a Allan Poe, el argumento recuerda al de El seductor , de Thomas Cullinan (esta película es anterior a la que dirigió Siegel), el trabajo de los actores no está mal, destacando sobre todos Lilli Palmer, como la directora, y Mary Maude, como la delegada. También hay claras referencias a Psicosis y a Frankenstein .
Creo que el pulso es bastante bueno, sobre todo en la parte final, donde la música de Waldo cobra importancia y se juega con una intriga en la que se barajan tres posibles asesinos. Hay quien dice que es previsible, pero por esa regla de tres también lo son las obras de Ágatha Christie: alguno de los sospechosos tendrá que ser el culpable, ¿no?
Curiosamente me habían hablado mal de ella, pero me gustó. Me habían dicho que eran muy molestas las cámaras lentas/rápidas y algunas jugadas técnicas anticuadas, pero no hay tantas, y las que hay contribuyen a mantener ese toque gamberro bastante simpático que en todo momento flota por el ambiente.
Par mi gusto hay tres momentos para el recuerdo imperecedero: cuando el chico se queda encerrado durante sus prácticas voyeuristas , el beso incestuoso y el perverso final (aunque no es nada nuevo, tiene un súbito cambio de plano que me hizo dar un bote).