La puerta de las siete cerraduras
Sinopsis de la película
En la estación londinense de Waterloo un hombre muere sin causa aparente, y un desconocido intenta sin éxito apoderarse de la llave que el fallecido lleva en el cuello. Con él son ya dos los cadáveres en los que se ha encontrado una llave similar, lo que lleva al inspector Martin a sospechar de un nexo común. Sus investigaciones le llevan al despacho del abogado Haveloc, albacea de la familia Selford, quien le cuenta que el anciano Lord Selford, antes de morir, repartió 7 llaves entre amigos de confianza, con el encargo en que el día en que su hijo y heredero llegue a la mayoría de edad, deben reunirse y abrir con las 7 llaves una puerta tras la cual se encuentra la herencia. Más tarde el inspector escucha un extraño relato de labios de un hombre aterrorizado: se trata de un experto ladrón de cajas fuertes, que le informa que le han secuestrado y llevado a un lugar desconocido, con el propósito de que abriera una puerta con 7 cerraduras.
Detalles de la película
- Titulo Original: Die Tür mit den 7 Schlössern - Die Tür mit den sieben Schlössern (The Door with Seven Locks)
- Año: 1962
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
5.7
61 valoraciones en total
Flojo y discreto ejercicio de suspense que parte de una premisa interesante tras la aparición de una serie de cadáveres que están relacionados con una importante herencia ligada con una puerta que contiene siete cerraduras.
Los responsables de la película ofrecen un tratamiento desenfadado y poco serio haciendo que el argumento pierda en intriga y en tensión, convirtiéndose en un trabajo impersonal y carente de garra. A pesar del comienzo prometedor, se va toda la esencia del suspense por un tratamiento y esquemas excesivamente enrevesados y alejados de cualquier lógica.
El argumento promete más de lo que ofrece en realidad. A pesar de su corta duración presenta problemas de ritmo y de continuidad, haciendo que el eje central del relato pierda fuerza a medida que avanza hacia un desenlace aparatoso que deja claros síntomas de ser demasiado pretencioso para lo que ofrece en realidad.
Por la película se dejan ver personajes importantes de la literatura, como el mismísimo Sherlock Holmes, en papeles secundarios, donde se desmitifica su capacidad intelectual y llega incluso a parodiarse en exceso al personaje, con diálogos absurdos y carentes de chispa. De algún modo es una forma de ridiculizar las grandes obras de suspense, al abusar de un sentido del humor más propio de un niño, cayendo en la reiteración de ideas y diálogos que hacen que la película y la trama lleguen a resultar pesados. Cuenta con el desarrollo de situaciones insostenibles e inexplicables que hacen que el espectador se cuestione todo lo que está viendo, puesto que lo que ofrece La puerta de las siete cerraduras es demasiado pretencioso y poco efectivo y nada satisfactorio para los amantes del suspense. Los responsables de la película intentan jugar con el suspense sin acierto y terminan por presentar una historia excesivamente enrevesada, que sólo encuentra solución en un desenlace tramposo y decepcionante.
En resumidas cuentas, La puerta de las siete cerraduras ofrece diferentes caminos para llegar a diferentes soluciones, y las llaves que deja por el camino para dar con la respuesta a todas las incógnitas parecen copias baratas de otros productos de suspense que no sirven para cerrar con inteligencia una trama totalmente floja y decepcionante, una lástima.
Simpático batiburrillo que mezcla con desparpajo: lúgubres tumbas, científico loco que experimenta con humanos, una monstruosa criatura de su creación, una conspiración de asesinos codiciosos, un heredero desaparecido y su correspondiente herencia fabulosa, un criminal inesperado y, claro, una puerta que abren siete llaves difíciles de localizar y reunir, la puerta una vez abierta puede resolver tanto misterio. Muy entretenida y con unos toques de humor de lo más disparatado pero que no desentonan con el conjunto y aunque la película es de 1962 anticipa algunos elementos que, para bien o para mal, carecterizarán el cine pop de años posteriores. Klaus Kinski hace un corto pero muy logrado papel de ladrón de poca monta muy asustado.
Forma parte de una serie de 5 películas basadas en novelas de Edgar Wallace.
La trama policial llega a la pantalla con esa complicidad de las películas que tienen algo que ofrecer y que cautivan desde su inicio tanto por la intensidad de su historia como por la fluidez de que hace gala en su desarrollo.
No en balde el texto original se debe a E. Wallace y la dirección corre a cargo de A. Vohrer.
La maraña de la intriga se va desvelando con parsimonia, con paso cauteloso y siempre encuentra el mejor momento para ensayar una nueva finta que causa perplejidad y sorpresa.
Las piezas se van asentando en sus casillas correspondiente con un ritmo cadencioso pero implacable de forma que el gran rompecabezas parece que desea dejase componer aunque ya se sabe que en un relato de misterio no siempre cada ficha ocupa el lugar esperado.