La habitación blanca (TV)
Sinopsis de la película
Cierta vez alguien me insinuó que La Habitación Blanca parecía una prolongación de La Cabina. Yo ni lo he pretendido ni creo que tuviera ese significado. Yo lo que pretendía era hacer una película de terror, pero en la vida cotidiana de una familia normal, de una familia de hoy. Yo no quería elementos góticos para crear terror, sino la vida corriente de un ciudadano obsesionado por la televisión. Y que ésta obsesión le llevará a ser dominado por ella, por la propia televisión. El aparato dominando al individuo hasta engullirlo y aniquilarlo.
Detalles de la película
- Titulo Original: La habitación blanca (TV)
- Año: 2000
- Duración: 52
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Opinión de la crítica
5.8
47 valoraciones en total
Escalofriante película con un guión muy original. Viví, la angustia del hombre que nota cómo no le creen, cosa de lo más lógica, pues sólo él ve lo que dice ver. Nunca debemos ser tan fanáticos de algo y menos de las modernas tecnologías. La lectura no le interesaba para nada, sólo los quinientos canales de la tele. Soberbias actuaciones
Un magnífico homenaje de Mercero en dos vertientes: primero, a sí mismo y su mito terrorífico de La Cabina, el segundo, a las Historias Para No Dormir del gran Narciso Ibañez Serrador. Recuerdo incluso que cuando se estrenó en TVE, la introducción fue a cargo del mismísimo Chicho, con uno de sus chascarrillos habituales.
Salpicada a veces en demasía de su caracter televisivo, cuenta una historia fascinante sobre la obsesión de un hombre acerca de un extraño suceso que sucede en su casa. El horror en lo cotidiano se plasma con soltura por parte de Chete Lera como ya hiciera López Vázquez (me pongo de pie) en La Cabina.
Para muchos con un final previsible, aún así muy recomendable.
PD: No sé exactamente por qué, pero se me quedó grabado en la mente el sonido de los zapatos de Lera sobre el parqué de su piso. Inquietante en el silencio…
La habitación blanca es un relato muy interesante, tal vez por ser, como La cabina (1972), celebérrimo telefilm de Mercero, un relato de terror situado dentro de un contexto absolutamente moderno y cotidiano. La furgoneta blanca que transporta la televisión de plasma, al principio, me recuerda, de hecho, a la camioneta que traslada la cabina roja de La cabina . Aquí hay una reflexión sobre los peligros de la tecnología y, en concreto, sobre los peligros de la televisión. Parece mentira que un hombre que ha hecho tanta televisión como Mercero haga, en este telefilm, un ataque tan frontal hacia este medio, aunque quizá no sea así exactamente. Quizá no se trate tanto de un ataque hacia la televisión, sino de la televisión como una metáfora de las cosas que nos aíslan, que nos encadenan, que nos encarcelan.
El protagonista, un ejecutivo que se queda de Rodríguez un verano en Madrid, es un hombre que, como el protagonista de La cabina , es atrapado sin remedio en una jaula en la que, en cierto modo, y como el personaje de José Luis López Vázquez, se ha metido él sólo. El problema que veo aquí es Chete Lera, un actor que no me gusta, y que resulta demasiado impersonal como para encarnar -y hacer creer al espectador- una obsesión de este tipo, del estilo de las obsesiones de un James Woods en Videodrome (1983), de David Cronenberg, por poner un caso previo de un nivel alto. Con otro actor, la historia hubiera quedado mejor. Por otro lado, la música de Carmelo Bernaola sí está a la altura de la historia.
En conjunto, es un telefilm muy interesante, más como idea que como realización. Como ocurre, por cierto, con otros muchos trabajos de Mercero, tal vez mejor guionista que director o realizador.
El único terror que provoca esta película es el de pensar el dinero malgastado de todos los españolitos en hacerla. De verdad que me imagino a los directivos de la cadena pública diciendo tanto para ellos y tanto para nuestros bolsillos, que como va a ser de Mercero no creo que nadie se atreva a criticarla . No creo que me equivoque demasiado. Así nos va y así le ha ido a TVE.
He intentado buscar en internet cuál fue el presupuesto de esta bazofia inmunda, pero sin éxito. Esos secretos se quedan en los archivos de RTVE hasta que alguien pregunta por ello, y, entonces, desaparecen misteriosamente. Y si ha pasado tanto tiempo como en este caso, se da por prescrito.
Me hace mucha gracia el resumen que hace filmaffinity citando al director. Es como mirar una obra de arte moderno de un pollo desplumado clavado en la pared por el pescuezo y que el artista te diga que representa al hombre, desnudo e impotente ante las instituciones. Que sí, que lo que tú me digas, pero sigue siendo un pollo clavado.
Señor Mercero, que todos vimos Poltergeist (1982). Su mediometraje es una mala caricatura de la peli de Tobe Hooper. Un insulto al cine y un insulto a la decencia.
Antonio Mercero nos entrega un mediometraje casi perfecto con su Habitación Blanca. Una película de terror de las que no se hacen, y eso que la obra está realizada en el año 2000, pero sin duda la obra ofrece unos tintes que recuerdan a terror más añejo y por supuesto la película hace referencia también a la propia trayectoria de Mercero.
Algunos críticos han tachado injustamente la película como una simple continuación de La cabina, una de las películas cúspide de la obra de Mercero. Evidentemente la película comparte aparte del tono, cierto género con la obra, pero también son obras bastante diferenciadas. La cabina sin duda se trataba de una película que contenía una carga muy crítica y ácida a la sociedad represiva de la época, que impedía cualquier tipo de expresión y que reprimía al ciudadano (por ese motivo se forma un discurso entre la incomunicación del personaje y su situación con el mundo externo). La habitación blanca también comparte un mensaje crítico, pero se trata de una visión más cercana al género de terror y al arte más alejado del mensaje que a la carga crítica de su anterior película.
Fernando es un burgués de clase alta que disfruta (relativamente) de su nuevo regalo, una nueva televisión de pantalla de plasma con la que podrá ver más de 500 canales. Fernando tiene una familia, tres hijos y trabaja en el sector bursátil. Está claro pues sobre quien dirige Mercero su crítica y es aquí donde encontramos el mensaje soterrado de la película, que atacará la infeliz (pese a que pueda parecer lo contrario) vida del personaje, así como el sistema de vida del capitalismo feroz, que aliena al hombre y le deja sin posibilidad de compartir sus miedos con los demás.
Después de que la familia se marche de vacaciones, Fernando se quedará sólo durante una semana. O eso cree él, porque la televisión se irá encendiendo sola en los momentos en que el personaje no está en casa. El seguimiento que hará el personaje para conseguir saber los motivos que hay detrás de este fenómeno aparentemente paranormal, será el eje de la película.
No es cualquier programa el que proyecta la televisión. Una habitación blanca (obviamente de aquí viene el título de la película) de la cúal viene una misteriosa música que se acerca bastante a lo siniestro. Estos momentos se repetirán durante todas las veces que la televisión se enciende, un recurso muy interesante del que se sirve Mercero para crear un tema y una atmósfera muy especial. Es aquí cuando me referí a que la obra se acerca más al terror de los 60 y 70 que a los cánones más actuales. La película no recurre en ningún momento a la utilización de sangre, vísceras o demás para conseguir infundir miedo al espectador. Y sin embargo lo consigue a la perfección, con la única representación de una música y unas imágenes. Mercero crea un leimotiv terrorífico que pondrá la piel de gallina al espectador inquieto.
El burgués se cierra en si mismo y en su mundo y evita el contacto con el mundo exterior, se evade totalmente de este, pues cree confiar en los nuevos medios tecnológicos para conseguir la distracción necesaria con la que puede subsistir después de una larga jornada de trabajo. Sin embargo en la película se gira esta situación, de tal manera que la tecnología (y cabe decir que el ordenador se convierte en símbolo del mal al final de la película) es el reverso oscuro del significado principal que en teoría se le otorga.
También la locura hace acto de presencia. Nuestro protagonista principal acabará cayendo en una auténtica vorágine de terror que le sumirá en un estado de delirio perpetuo. La película refleja en el estado físico del personaje, los procesos psicológicos a los que le lleva la tortura del aparato televisisvo. Obviamente sus amigos, compañeros de profesión (Mercero también se servirá de estos personajes secundarios para atacar estos estamentos) tardarán en creerlo.
El director opta por encuadres clásicos, pocos movimientos de cámara (y los que hay no son para nada agitados, sino que más bien la cámara deambula lentamente de un lado a otro) o mejor dicho los necesarios. Mercero no es partidario del desenfreno formal, sino que opta por una contención formalística que acabará creando una tensión que irá en Crescendo, porque se confrontará con la propia tensión del personaje que esta si es revelada.
Una película muy interesante que nos demuestra que aún encontramos obras muy interesantes en el género, y que no hace falta ni irse al otro lado del charco para encontrarlas.
http://neokunst.wordpress.com/2013/05/04/analisis-filmico-la-habitacion-blanca/