La Gran Guerra Yokai
Sinopsis de la película
Durante las celebraciones populares, el joven de diez años Tadashi es elegido Jinete Kirin, defensor de la justicia y la paz. La leyenda cuenta que el Jinete kirin debe ir a una montaña cercana y reclamar una legendaria espada, guardada por el gran Goblin para así luchar contra el malvado ejército de Yomotsumono. Cuando los niños a lo largo del país empiezan a desaparecer y terroríficos monstruos comienzan a atacar a la gente, Tadashi deberá olvidar sus miedos y con la ayuda de los espíritus del bien se embarcará en la mayor aventura de su vida para derrotar al malvado Yomotsumono y rescatar a los niños de Japón en una épica batalla…
Detalles de la película
- Titulo Original: Yôkai daisensô (The Great Yokai War)
- Año: 2005
- Duración: 124
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Opinión de la crítica
5.6
26 valoraciones en total
Partiendo de que una película de Takashi Miike, no es cualquier película, podría decir que La Gran Guerra de Yôkai, es un homenaje a la imaginación.
Y no cualquier imaginación. Es la imaginación que ha perdurado a través de los siglos en ese lejano japón, tomando su papel entre pequeños y mayores, ya sea viviéndola (como un niño) o recreándote contándola (como un abuelo). Pero supongo que esa imaginación anda en declive, pues el lugar que ocupaban las leyendas populares, fue usurpado por los superhéroes y todos los subproductos del ocio de la sociedad de consumo (extrema).
Me gustaría saber, si Miike trabajó influenciado por el misticismo de su infancia y, consecuentemente, de las terroríficas historias fantasmales que rodearon esa época.
De ahí esa cantidad ingente de seres estrambóticos, atemporales y feos. Todos parte de la tradición global japonesa.
No la considero ni mucho menos una obra cumbre de Miike, pero sin duda tiene una atracción especial, la curiosidad de tan bizarro producto. Los efectos especiales estan bien, aunque creo que tampoco son muy destacables, los monstruos se ven un tanto falsos y las peleas a espada contra los megademoníacos robots atisban lo patético.
Pero, en sí, es una aventura disfrutable, te invita a reír en múltiples ocasiones y entretiene curiosear entre la multitud de criaturas, algunas de las cuáles ya me sonaban de otras producciones, sobre todo manga, como la sombrilla con un solo ojo, una pierna y una larga lengua, el hombre tortuga, la mujer sin rostro, el farolillo viviente…
Es una película con vida. Senzilla y bien echa. Sin grandes actuaciones, pero bien resueltas.
No será perder el tiempo verla. Será ver algo distinto a lo habitual.
¿En alguna ocasión has sido nombrado Jinete Kirin del año en las fiestas del pueblo? ¿Has sido acosado sexualmente en reiteradas ocasiones por una tortuga de flequillo beatleliano y una prostituta tuberculosa de kilométrico cuello? ¿Has intentado esnifar, enajenada dominatrix futurista, tu propia saliva? ¿Te has hallado ante el dilema de no saber si puntuar una película con un 3 o con un 7…?
Pongamos por caso que tienes diez años y se te asigna la tarea de salvar el mundo del ataque de una especie de gurú del reciclaje que trata de provocar una guerra interdimensional, atizando el rencor de los objetos desechados que pueblan el planeta, en un levantamiento basuril contra el capricho y la negligencia del hombre contemporáneo… ¿suena bien, no…? ¿¿¡¡NO!!??
…Pues así, con el encanto de un argumento tan absurdo como un bocadillo sin pan y un último tercio casi tan bochornoso como una batalla dialéctica sobre milenarismo entre Fernando Arrabal y el teletubby amarillo, La Gran Guerra Yokai de Miike cautiva y aturde con una fuerza irresistible.
Algunas escenas, algunos diálogos, algunas conclusiones o moralejas pseudofilosófico-morales de este peculiar homenaje al folklore nipón con reminiscencias (y mofas) a La historia interminable (indescriptible momento caballo volador), a The legend of Zelda: The Ocarina of Time, al Manga en general y a otros tantos elementos que no llego a identificar claramente, llegan a producir en el espectador una sensación cercana a la vergüenza ajena. Y al mismo tiempo resulta difícil dejar de levitar extasiado por una atmósfera sencillamente fascinante y una fotografía, en general, más que notable. Como difícil sería renunciar a la cita ineludible con las célebres idas de pinza del creador más notarrón de los últimos tiempos.
Supongo que sería rizar demasiado el rizo hablar de una denuncia metafórica, de un toque de aviso catastrofista disfrazado de gigantesco vertedero vengativo, a una humanidad desarraigada, autocomplaciente y alarmantemente cerda, abocada a la autodestrucción… ¿Apología del ecologismo? ¿idealización de la infancia? ¿exquisita burla al género de aventuras? ¿panfleto promocional de la gastronomía nipona (y en concreto, de las judías rojas)? ¿humor para psicópatas? ¿mera gilipollez de dimensiones épicas? ¿…de verdad iba en serio o se trataba todo de una descomunal coña?
Con todo, esta simpática cagarrutilla sigue siendo el peor trabajo de Miike que he visto hasta la fecha. A pesar de ello, recomiendo su visionado.
Vamos a contar verdades: que Takashi Miike es un director versátil, que se atreve con todo, que siempre está ahí aportando sus granitos de arena a diferentes géneros, que es un director poliédricamente independiente, que fue el contrapunto que necesitaba el cine japonés de las últimas décadas para ser realmente cool y captar a muchos adolescentes o que tiene ciertas y certeras piezas en su filmografía donde la polémica marcaba nuevas pautas.
Vamos a contar mentiras y una gorda: The Great Yokai War es una excelente película que demuestra la genialidad de un director y bla,bla,bla… Otra cosa es que sus jugadas acaben en goles y The Great Yokai War parece más un balón que ni se acerca a los tres palos. Se queda a medio camino entre la película infantil con esos bichitos bonachones para apalear o triturar y el cine adulto, cuidado y estrambótico de Miike.
Sus problemas principales son está vez la duración y que no aporta prácticamente nada nuevo para los que disfrutamos en los ochenta de este cine pseudo-infantil-fantástico y de películas del tipo Dentro del laberinto.
Conjunto fallido salvo su tono gamberro en algunos momentos y cierto desaliño cargado excesivamente de previsibilidad habitual entre tanta aventuras con niños y bichos desagradables y bonachones. Me quedo con otras cintas del cine fantástico de corte infantil de los ochenta.
Película de género fantástico con tintes de comedia y unas pizcas de terror, en la que se nota un especial mimo en su realización. En parte porque muestra de forma amplia gran parte de la cultura japonesa de los yokai, también llamados demonios o dioses en otros films (véase El viaje de Chihiro , Paprika o El más allá ).
Es una película con niño dentro, pero no necesariamente infantil. El crío (en plan Atreyu/Bastian) tiene que salvar el mundo. Un paragüas con un ojo, una pared parlante, una tortuga calva, un muñeco frota piernas o una tira de papel gigante y voladora son algunos de los extravagantes, pero mitológicos seres, con los que se topa el chaval. Hay bastantes extravagancias, pero viendo quién la dirige, se puede decir que se ha contenido bastante.
Para verla hace falta una elevada capacidad para involucrarse en la trama y una cierta mirada inocente, pero los aficionados al género disfrutarán muchísimo.
Un cuento de hadas muy bien rodado, con mala leche y con su toque entrañable que despierta por momentos la risa inocente del niño que todos llevamos dentro. Una película poco Miike.
Aunque no os lo creáis no hay sangre a raudales ni psicokillers gratuitos o fantasmas encabronados .
Si te piensas que por ser del Miike encontrarás violencia y acción desmedidas, no te equivoques, esta no es la película.