La calle del misterio
Sinopsis de la película
En una playa de Massachusetts, es hallado un cadáver que es casi un esqueléeo. Peter Morales (Montalban), un detective de Boston, lo lleva a Harvard, donde el doctor McAdoo (Bruce Bennett) determina que corresponde a una mujer que estaba embarazada y fue asesinada. Las investigaciones de Morales lo conducen a Henry Shanway (Marshall Thompson), un joven recién casado que parece no contar toda la verdad durante el interrogatorio al que se le somete.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mystery Street
- Año: 1950
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
6.8
45 valoraciones en total
Un thriller de ritmo endiablado que vertía información sobre las técnicas de investigación a partir de un cadáver, como si se tratase de un temprano C.S.I., y en el que no faltan claras influencias hitchcockianas a las que se les puede dar la vuelta, pues cierto título del maestro del suspense, posterior a éste, guarda algunas similitudes de lo más llamativas, se trata de Psicosis por la manera de enseñarnos al principio a la mujer protagonista y quitárnosla, rápidamente, a causa de un asesinato.
Chirría un poco la interpretación de Ricardo Montalban, un actor bastante vulgar. Una entretenida película, con el suspense justo y con un ritmo adecuado. Buena fotografía en blanco y negro. Un 6,5.
Era una mujer, rubia teñida, alrededor de 24 años, 1,60 m. de altura, probablemente era bailarina…murió antes o durante la semana del 20 de Mayo.
Era, además, muy guapa, y arisca como ella sola, una mujer de esas capaces de hacer que los hombres caigan rendidos a sus pies. Se llamaba Vivian. ¿Quién pudo matarla, y por qué?
Imposible resulta contabilizar dentro un género sus obras más interesantes cuando en éste despuntan los mismos directores, los que al fin y al cabo todos conocen, puede ocurrir dentro del cine de samuráis, el melodrama clásico o el slasher . Los 40 y (algo de los) 50 fueron años dorados para el noir y el policíaco, con sus crímenes en calles oscuras, mujeres fatales, duros policías, inocentes perseguidos, corrupción política, un imaginario inmenso como los títulos y realizadores que lo ocupan. Se recuerda a Lang, Hitchcock, Preminger o Siodmak, pero hay algunos susceptibles de ser encontrados fácilmente.
Por ejemplo, en 1.950 Elia Kazan, John Huston y Preminger llegan con Pánico en las Calles , La Jungla de Asfalto y Al Borde del Peligro , no obstante también hallamos La Fugitiva , Reto a la Muerte , El Misterio del Tatuaje , la británica Una Mujer en Entredicho o la española Brigada Criminal , que por estar bajo el estigma de la serie B acaban siendo olvidadas. La Calle del Misterio no es una excepción, con un argumento en el que participan los conocidos guionistas Leonard Spigelgass, Sydney Boehm y el autor y luego director Richard Brooks, bajo el auspicio de la MGM.
Tras la cámara está un John Sturges bajo contrato de la productora que ha paseado su habilidad por el melodrama o el noir (siendo Shadowed un buen ejemplo), todavía no ha rodado un solo western , pero poco le falta. Como muchas otras historias del negro, ésta empieza con una mujer que acaba convirtiéndose en la pieza central de los hechos, esa es Vivian, la típica rubia exuberante de bares y calles que se halla en busca de un hombre por un importante asunto, pero su camino irá a cruzarlo con el de un pobre tipo en una noche horrible y en cuya frente aparece escrito desgraciado en letras grandes.
Se establece la atmósfera, violenta y oscura, y se acaba de forma abrupta con la vida de la muchacha, a la que creíamos protagonista del film, un poderoso inicio que nos avisa de lo engañosas que pueden ser las apariencias y muy del gusto del maestro Hitchcock, pues más tarde lo tomaría (¿por casualidad?) para una de sus joyas: Psicosis (hundimiento del coche en pantano incluido). Ahora hay que averiguar lo sucedido, y para eso tendremos a nuestro trasunto, el obstinado y sagaz teniente detective Moralas, que sigue paso a paso el crimen un tiempo después, de repente, un caso de asesinato comentado por McAdoo, médico amigo del anterior, donde el marido acusado falsamente fue inocente, nos sirve de presagio.
El clásico whodunit se fundamenta en una exhaustiva investigación a partir de los huesos de la chica hallados en una playa, siguiendo así Sturges la labor científica de la policía, avanzada para la época pero muy rudimentaria para nosotros y cuya manera de tratarse en la trama influiría en futuras y plomizas series de televisión policíacas de temática idéntica, mientras avanza la trama, que posee un ritmo ágil y muy fluido, más pistas se irán acumulando para desentrañar el misterio, convenientemente situadas en el escenario y necesarias dentro del género (un periódico, una dirección, un número en una pared, un agujero de bala…).
Por otro lado, el sr. Shanway, al que ya conocimos y cuya inocencia está demostrada desde el principio, es acusado de asesinato basado en las sólidas pruebas por un detective con el que es difícil simpatizar pero fácil de comprender, como sucede en muchas obras de Hitchcock, no es tan importante lo que el espectador sabe como lo que deben saber los personajes (tanto más cuanto que el auténtico culpable aparecerá pronto ante nosotros) y ahí radica la intriga y la tensión del metódico guión de Boehm y Brooks. Un juego de reflejos eleva el tono enigmático y mordaz que desea imprimir el director: dos mujeres, ambas negativos, ambas embarazadas que no pudieron concebir, y unidas en el desarrollo de la tragedia.
En realidad el drama y la personalidad de las mujeres será el motor que haga avanzar la película: la sra. Grace Shanway, cuya vida es asaltada por el dolor al acusarse injustamente a su esposo y la responsable de generar la duda en la mente y el alma del detective Moralas, la srta. Smerrling, casera de Vivian, extraño y codicioso personaje instigador de tensiones y cuyas pérfidas maniobras para su beneficio tendrán sus consecuencias (demostrándose aquello de que el Mal con Mal se paga), y, cómo no, la propia Vivian, cuyo espectro dirigirá la historia hasta un desenlace emocionante, dirigido con oficio y nervio por Sturges.
Las sombras de Lang, H. Lewis, Dmytryk y Preminger planean sobre la atmósfera, cuajada de tensión, suspense y claroscuros realzados por la maravillosa fotografía de John Alton y la partitura de Rudolph Kopp, mientras la preciosa Sally Forrest y la muy irritante pero genial Elsa Lanchester, se hacen a su antojo con la atención. Correctos ese joven Ricardo Montalban, Bruce Bennett, Edmon Ryan y un Marshall Thompson al que nadie le quita su perpetua cara de pánfilo. Mención aparte merece la breve pero gran aparición de la arrebatadora y temperamental Jane Sterling, habitual del noir y quien poco después lograría un Globo de Oro por su actuación en Escrito en el Cielo .
Injustamente olvidada o denostada por muchos por agarrarse a los conocidos esquemas del cine negro de la época, esta intrigante y sórdida fábula de la temprana filmografía de John Sturges es también uno de los más eficaces de la misma.
Pura imaginería noir unida al policíaco más excitante, y con el añadido de la rubia explosiva, el inocente acusado y la anciana sibilina. Un pequeño clásico del género ni más ni menos.
174/08(16/06/10) Me llena de orgullo ser el primero que pone su crítica en FA de esta escondida rareza con bastantes detalles recomendables, es una entretenida muestra de cine negro, en la que el muy buen realizador John Sturges se ayuda de un excelente guión del gran Richard Brooks y de una magnífica fotografía de John Alton, para trasladarnos una amena historia policiaca, en la que un esqueleto encontrado en la playa del Estado de Massachusetts es el origen de una de las primeras historias de CSI, tan de moda hoy en día, en la que seguimos una minuciosa y arcaica investigación forense, en esto la cinta es una pionera, asimismo lo fue en poner a un protagonista latino haciendo de policía y de bueno, Ricardo Montalbán. La cinta posee un ritmo narrativo ágil, donde los secundarios poseen bastante peso, en este apartado destaca sobremanera la gran Elsa Lanchaster, un portento de saber actuar, de saber transmitir, con un lenguaje gestual portentoso, una actriz que ensombrece a cualquiera que se le acerque, ha sido una de las actrices más desaprovechadas del cine, un lujo no haberla utilizado más a menudo. Recomendable a los que gusten de cine negro entretenido sin más. Fuerza y honor!!!
Interesante policial de serie B, donde no hay tanto misterio como parece, pero sí es una cinta muy entretenida, con buen trabajo de las actrices y una fotografía excelente. No me mata Ricardo Montalbán en el papel de policía, pero bueno. Buen cine con los medios justos. Ojalá muchísimas películas de alto presupuesto fueran la mitad de buenas.
Palabra inglesa que define a ese tipo de películas de investigación policial que busca a quién lo hizo, eran films en el que el misterio se basaba en resolver quién era el culpable. John Sturges, cineasta que se conoce más por sus films que por su obra, dirige con buen pulso este policíaco de serie B para la Metro, cuando aún no había realizado los excelentes westerns por los que se hizo popular ( Duelo de titanes , El último tren de Gun Hill y Los 7 magníficos). En este caso sale airoso de un thriller (precedente claro de las series de investigación forense, tipo CSI) con un estupendo guión de Richard Brooks que luego se pasaría a la dirección de grandes películas. La calle del misterio es un interesante film policíaco que pertenece a la primera época del director de Conspiración de silencio, para mí su mejor obra.
El argumento, adaptado de una obra de Leonard Spigelgass estuvo nominado al Oscar de 1950. Narra el infortunio de una joven chica de alterne, su cadáver esquelético es encontrado en una playa del estado de Massachusetts. El detective Peter Morales (Ricardo Montalbán) lo trasladará a la universidad de Harvard para que sea examinado por el Dr. McAdoo (Bruce Bennet). Éste dictamina tras un concienzudo examen forense, que la joven estaba embarazada y fue asesinada. El agente buscará al culpable a través de una agenda personal de teléfonos de los clientes de la chica.
Lo más atractivo del film, además de la estupenda fotografía y ambientación, es el retrato de los personajes sospechosos, esclavos de sus debilidades, y las amistades que frecuentaba la desdichada joven en esos tugurios de copas. Lo variopinto de sus clientes y la extraña dueña de la pensión (Elsa Lanchester), con su comportamiento perverso y sibilino, corroída por la ambición, así como la compañera de hospedaje (Betsy Blair que trabajaría más tarde en la Calle Mayor de Bardem), y que ayudará al detective a esclarecer los hechos. Una película sin grandes pretensiones que refleja las pasiones humanas más primarias, unido a los avances de la ciencia para identificar a los cadáveres y contribuir eficazmente con la institución policial. Una película muy poco vista y casi desconocida para los aficionados que, por supuesto la recomiendo.