La araña
Sinopsis de la película
Leopold Kroner, un empleado de Empresas Colby, encarcelado por malversación de fondos, es puesto en libertad cinco años después. Andrew Colby, alegando amenazas por parte de Kroner, contrata como guardaespaldas al abogado Bob Regan, que tiene un romance con la secretaria de Colby. Un día, Kroner se presenta armado ante Colby, y Regan lo mata. Pero, a partir de ese momento, Regan, empieza a sospechar que ha sido utilizado.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Web
- Año: 1947
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
7.1
82 valoraciones en total
La araña, es una película interesante, que lastimosamente parece haber sido opacada y destinada al olvido, debido a que en la época en donde se produjo es una de las más grandes, si no la de más alta calidad en la historia de Hollywood. Y es que la década de los 40 nos dejó títulos tan importantes, sobradamente conocidos por la mayoría de cinéfilos, tales como El crepúsculo de los dioses, Perversidad o El sueño eterno, estas como un mero ejemplo solo en el cine negro. Década en donde las productoras se esforzaban por llevar a las pantallas producciones de tal calidad, y en donde producciones que a pesar de tener una buena estética y ser un producto decente, podrían considerarse de serie B, si se le comparaba con tan magnas obras. Así que en este contexto podría catalogarse a La araña, una producción que genera buena intriga, con una buena fotografía, y actuaciones no sobresalientes pero si decentes, eso si la interpretación de Vincent Price es a mi juicio muy acertada y recordable.
En fin una recomendable obra del cine negro.
Como siempre digo, el cine negro no defrauda (casi) nunca. Historia de engaños y complots maquiavélicos con un buen Edmond O,Brien, la tremebunda Ella Raines, un excelentemente siniestro Vincent Price, eje de toda la movida, y el siempre eficaz William Bendix. Como curiosidad, el actor shakespereano Fritz Leiber, padre del escritor del mismo nombre, en un pequeño papel. Diálogos acerados y rápidos muy del género, con elegante realización de Michael Gordon, que luego sería atropellado por el macarthismo de nuestros pecados. Quizá el final sea un pelín convencional, pero no está mal. En fin, película tan escasamente conocida como digna de ser vista. Le he puesto un 7 y me quedo corto.
Un guión elaborado, diálogos inteligentes, interpretaciones portentosas (en especial Vincent Price, se sale), un ritmo prodigioso y un final de esos que incluso hace mejor todo lo que queda detrás: efectivamente, La araña (extraña traducción de una sola palabra del título original, para reír y llorar al mismo tiempo) es el tipo de película que todo seguidor del cine clásico negro estadounidense tiene que ver. No son los grandes y conocidos nombres propios los que aparecen en los títulos de crédito, puede que por eso no sea una película que haya llegado a nuestro siglo con el reconocimiento que merece, pero es tan buena como cualquier otra más conocida.
Es breve, es inteligente y a la conclusión que uno llega después de haber visto de todo es que el cine si es una maravilla es por cosas como descubrir películas tan buenas de, por ejemplo, los años 40. Vincent Price con el tiempo se moverá por otros círculos, una lástima, el cine negro le sentaba muy bien. La araña escarba en el interior del alma humana de forma tan profunda que es capaz de dejar al descubierto nítidamente lo peor y lo mejor del ser humano. Un abogado llega a plantearse la posibilidad de acusarse a sí mismo de homicidio!!! Es tan bueno que dan ganas de gritarlo en lugar de escribirlo!!!
Luego hay una investigación, cierta información que de forma puntual se va ofreciendo al espectador y algún secreto que es mejor mantener oculto hasta que ya sea imposible. Incluso la relación amorosa no está de más y no asusta por artificial como otras veces en películas similares. En una palabra, un verbo: una película para gozar.
Lo prometido es deuda es un dicho que no le vale al Sr Colby (Vicent Price), así que va a tejer una tela de araña para que las moscas dejen de golpearse en el cristal. The Web es una de esas películas que merece la pena hacer caso cuando se recomiendan. Tiene un empiece en plena actividad, una escena simpática en la que de carambola en carambola el abogado de las causas perdidas, Bob Regan (Edmond O´Brien), llega hasta Noel (Ella Raines). Ella Raines junto a Lizabeth Scott son 2 estrellas del cine negro que deberían estar tan consideradas como mínimo al mismo nivel que Lauren Bacall.
En The Miami Story (1954), Barry Sullivan también se va a encontrar con una señorita en su habitación, en una escena casi idéntica a la de aquí con Edmond O´Brien en la que una mujer que espera en la sombra sentada en un sillón, te apunta con un arma. Los deberes los tengo hechos.
The Web es la paradoja que para evitar un problema fastidioso haya que montar un intricado plan que pueden comprender mayores problemas. Pero la araña se dedica a ello y no se acobarda porque los líos que él inventa, son de su gusto. La araña sale de su cubil nuevamente. Un guion con encanto, elegante. Una película llena de virtudes con unos personajes que interactúan con una eficacia fuera de lo normal.
Las empresas de Andrew Colby, están pasando por un período de prosperidad, y cuando el empresario conoce a Robert Regan, la suerte de abogado diligente, arriesgado y con lealtad a su cliente… ¡aunque esté luchando por una suma irrisoria!, Colby siente que es el hombre que necesita para protegerse de su antiguo socio, Leopold Kroner, quien acaba de salir de la cárcel tras un asunto con bonos falsificados por un millón de dólares. Regan se deja tentar por el dinero que le ofrecen… se hace con un revólver… y muy pronto lo estará usando contra un hombre que, según parece, no debía morir.
La investigación que sigue, a la que se sumará el teniente Damico, es de lo más atractivo que nos haya ofrecido el cine negro de los años 1940, combinando en equilibradas dosis, el drama, el suspenso, el romance… y de paso, la necesaria crítica social. El director, Michael Gordon, demuestra aquí que ha alcanzado la madurez absoluta, logrando contar su historia con una dinámica irresistible y logrando bordar unos personajes absolutamente entrañables.
El abogado Robert Regan (magnífico Edmond O’Brien), es esa suerte de hombre con principios que salió de la universidad dispuesto a servir a la gente de escasos recursos que suele ser víctima de la prepotencia de los poderosos, pero, como tampoco le hace asco al dinero, está dispuesto a tomar las oportunidades que le brinde la vida… siempre que, en su tarea, pueda hacer lo que considera correcto. El papel que jugará aquí, demuestra de nuevo que, para no llevarse singulares sorpresas, es mejor que, en la vida, ¡jamás subestimes a nadie!
Amigable, generoso y de una prudencia ejemplarizante, el comisario Damico (impecable William Bendix), es toda una lección de hombre de ley y la suerte de amigo en quien se puede confiar, aún en los momentos más comprometidos. Como empresario, Andrew Colby (Vincent Price haciendo lo que mejor supo siempre hacer), es la clase de empresario capaz de lucir encantador en cualquier momento, pero su otra cara la guarda muy bien para los momentos forzosos. Y la secretaria, Noel Faraday (muy atractiva Ella Raines), representa a la chica con los pies en tierra, de las que saben estar con quien tienen que estar.
El guion de William Powers y Bertram Millhauser, basado en una historia de Harry Kurnitz, resulta efectivo por donde se le mire… y goza además de unos diálogos profundamente halagadores, donde cada palabra está hecha para significar, para despertar inquietudes o para permitirnos comprender lo necesario. Cada personaje resulta brillantemente caracterizado, y nuestra conexión con la historia, se consigue desde el primer minuto en que, el valiente abogado, irrumpe con admirable firmeza en la junta que lleva a cabo el próspero empresario. También, en ese mismo momento, entrará en el corazón de la linda secretaria… y ella en el de él.
LA ARAÑA (La red sería más ajustado) es la clase de película que me deja totalmente satisfecho.
Cierro con un diálogo sobre el que vale la pena pensar un poco:
– Es muy raro encontrar hoy día lealtad.
– Puede comprarla en cualquier tienda de mascotas de la ciudad.
– ¡Desgraciadamente, creo que es sólo allí donde podría encontrarla!
Título para Latinoamérica: LA TELARAÑA