Kageroza
Sinopsis de la película
Segundo tomo de la trilogía Taishô Roman de Seijun Suzuki, precedido por Zigeunerweisen (1980) y seguido por Yumeji (1991), dramas e historias de fantasmas psicológicas y surrealistas unidas por estilo, temas y ambientación en el período Taishô (1912-1926).
Detalles de la película
- Titulo Original: Kageroza (Heat Shimmer Theater)
- Año: 1981
- Duración: 139
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Opinión de la crítica
Película
6.5
90 valoraciones en total
Desde que vi a mi amante en sueños dependo completamente de ellos, pero…¿por qué se desvanecen los sueños cuando despertamos?
Sólo a través de los sueños se puede explicar una historia de sustitución espiritual, rencor femenino y profundo amor como ésta, y desentrañar los misterios bajos las apariencias.
Se va a iniciar una nueva etapa dentro del cine japonés donde las grandes y clásicas productoras serán testigo de su descenso en popularidad, en lugar de ellas irrumpe con fuerza el mercado del vídeo, los films de bajo presupuesto de tonos eróticos, que es lo que más público genera, y un rápido ascenso dentro de la industria de la animación. Sin embargo la década se inicia con la Palma de Oro ganada por Akira Kurosawa gracias a Kagemusha , la cual le hace resurgir de sus cenizas, Seijun Suzuki, que lleva años intentando filmar una película genuina y original, también realiza un notable comeback con Zigeunerweisen .
Basándose en una novela de Hyakken Uchida y respaldada por el productor de teatro Genjiro Arato, su muy artística y cautivadoramente onírica propuesta se lleva el aplauso del público y la crítica y le hace ganar varios premios, saliendo del Infierno del ostracismo al que le habían condenado los indeseables de Nikkatsu por una década. La primera muestra de lo que habrá de llamarse Trilogía Taisho es seguida por la adaptación, también firmada por Yozo Tanaka, de otra novela de tintes fantásticos y eróticos, en esta ocasión original del maestro Kyoka Izumi, cuyos trabajos han sido llevados con asiduidad a la gran pantalla (en especial por Teinosuke Kinugasa y Kenji Mizoguchi).
Kagero-za comienza a finales de dicha era Taisho y el director se empeña en aplicarle los mismos patrones que a su anterior propuesta, que harán de ella una experiencia tanto o más ininteligible que la anterior, también se vuelve a plantear un conflicto entre varios protagonistas (regresando parte del equipo de Zigeunerweisen ) unidos por las relaciones asépticas, las mentiras y las traiciones. Una secuencia tan inquietante como es ese primer encuentro entre el joven autor teatral Matsuzaki y la bella Shinako, tanto más por cómo juega Suzuki con la escenografía del movimiento y las perspectivas, determina el aspecto visual y las formas de la obra, de pura tradición kabuki.
Formas que abandonan, una vez más, la línea narrativa y la estructura convencional y se prestan a plasmar la lógica de las modulaciones que se extrae de los sueños o de las artes, como la música y la poesía, cada situación observada en pantalla se encadena con otra al igual que en una ilusión, y el efecto es hipnótico y absorbente. Por tanto el hilo argumental de Kagero-za , teatro de sombras, espectros y reflejos, es casi imposible de determinar, aunque bajo todo ese imaginario surrealista ligado al de Buñuel, Kinugasa, Kinoshita, Obayashi o el expuesto por Mizoguchi en Cuentos de la Luna Pálida , de donde se obtiene particular inspiración, se esconde una trágica y muy simple fábula.
Se trata de una historia de traición, celos, perversión y, sobre todo, amor. Matsuzaki mantiene una relación con la esposa de su patrón, el adinerado Tamawaki, y esta esposa se supone, o se nos hace suponer, que es Shinako, con la que se cruza varias veces de manera fortuita, sin embargo una confesión escrita ya pertenece a la mujer del mismo Tamawaki. Suzuki se aventura a traspasar la delgada línea entre lo real y irreal, lo auténtico y la apariencia, que está en constante conflicto, el alma de Shinako es ofrecida al autor en forma de fruto de Physalis, que será uno de los elementos clave junto con la carta.
La intriga comienza cuando se descubre que el patrón tiene en realidad dos esposas, una es la mujer con la cual Matsuzaki inicia (o cree iniciar) la peligrosa relación y la otra es Ine, ésta última es de origen alemán, cuyos cabellos rubios y ojos azules sólo se iluminan a la luz de la Luna, una segunda esposa más joven y exótica que vino a sustituir, adoptando el papel de esposa, a Shinako, quien en realidad hace poco que murió. Desde ahora la figura femenina doble será la clave para guiarnos en este misterio donde lo físico y lo espiritual se hallan unidos y a la vez separados erigiéndose un imaginario en sí mismo en el que las sombras de uno proyectan luz sobre el otro y revelan una verdad inconfesable.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Suzuki es capaz de alterar los tiempos y quebrar la lógica con una elegancia superlativa rematando la experiencia un delirante y grotesco descenso a los infiernos protagonizado por Matsuzaki, a quien maravillosamente interpreta la estrella de la acción Yusaku Matsuda (el eterno villano de Black Rain ), seguido de las arrebatadoras Michiyo Yasuda y Eriko Kusuda, Mariko Kaga como la concubina de Tamawaki y Emiko Azuma como la anciana vendedora de almas femeninas .
Una vez más se confirma el inagotable y sorprendente ingenio de Seijun Suzuki (y de todos sus colaboradores, destacando el diseño artístico de Noriyoshi Ikeda), quien en esta ocasión puede manejar un presupuesto más holgado (debido al éxito de su obra anterior) y trabajar con absoluta libertad, haciendo lo que siempre quiso: desafiar las reglas de lo establecido.
Con sus bellas y perturbadoras imágenes que se inyectan directamente en el cerebro y sus alucinógenos pliegues impregnados de erotismo y misterio, Kagero-za es un paso adelante con respecto a Zigeunerweisen .
Más oscura, más compleja, más delirante y menos divertida. La Trilogía Taisho concluiría diez años después con otra maravilla: Yumeji .