Its a Sin (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2021). 5 episodios. Crónica de la vida y andanzas de cinco amigos en el Londres de los años 80, durante una década en la que el aumento del SIDA causó estragos entre la población homosexual.
Detalles de la película
- Titulo Original: Its a Sin aka
- Año: 2021
- Duración: 45
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Opinión de la crítica
Película
7.8
35 valoraciones en total
It´s a Sin supone un aluvión de buenas noticias ya desde el título, elocuente tema de los Pet Shop Boys, dúo ninguneado durante demasiado tiempo en favor de otras bandas agraciadas con nombres más eufónicos pero dotadas de bastante menos talento.
La (mini) serie de Russell T. Davies constituye un sonoro bofetón a las tontas estilizaciones revival que, desde casi cualquier ámbito —de Netflix a Inditex—, se nos han venido endosando a lo largo de los dos últimos lustros. Porque, estadísticamente hablando, alguno de los encantadores niños de Stranger Things (ídem, 2016- Actualidad) habría acabado contagiado, estigmatizado y muerto de SIDA al poco de dejar atrás la edad de salvar el mundo entre partida y partida de Dragones y mazmorras . Tal era la virulencia de un mal que, en connivencia con la ignorancia generalizada, la incompetencia médica y una moral neoliberal deseosa de ajustarle las cuentas a la revolución sexual de la década anterior, diezmó a toda una generación de chavales en la flor de la vida. En los ochenta, los enfermos de SIDA caían como moscas y morían como perros, conque, si hay unos años a reivindicar, definitivamente no se trata de aquéllos.
Con It´s a Sin HBO regresa a sus crudas señas de identidad, lo cual no carece de mérito en un momento de saturación del mercado de las series —más, si cabe, ahora que nos vemos obligados a pasar buena parte de nuestro tiempo libre en casa—, con las diversas plataformas audiovisuales compitiendo por la voluble atención del espectador mediante un sinfín de inanidades facturadas a golpe de algoritmo. No se nos ahorra un polvo, ni un sarcoma, y la desenfadada imagen promocional —que invita a pensar en otra vacua comedieta urbana— apenas si encuentra continuidad en el comienzo del primer episodio. A partir de entonces los mazazos se van a suceder en un crescendo trágico que saltará las lágrimas del espectador más encallecido.
La juventud de su reparto no hace sino agravar la turbación de quienes asistimos a su condena, inconsciente primero e ineludible después, casi como esa maldición veterotestamentaria por la que se tenía al VIH. Pese a cierta sobreactuación por parte de un par de sus integrantes —Omari Douglas y el, a priori, protagonista Olly Alexander—, transmiten todos una verdad dolientísima, absolutamente estremecedora. Una Lydia West maravillosa confirma el talento que apuntara en la insólita Years and Years (ídem, 2020), también de Russell T. Davies, y en la desfasada Drácula ( Dracula , 2020). Por su parte, Callum Scott Howells nos desarma con el apocado Colin, conmovedor personaje cuyo mutis por el foro se materializa en las que probablemente sean las escenas más duras vistas en mucho tiempo.
En fin, serie tremenda en cuantas acepciones del adjetivo se quieran. Devastadora y admirable, su calidad fuera de duda e impacto profundo y duradero se multiplican en comparación con las producciones hoy de uso. Ojalá sirva para tomar conciencia de las falacias del revival , y para que HBO regrese a la senda, adulta y sin concesiones a la corrección política, que la condujo al éxito.
La vida es colorida, libre y preciosa.
La juventud, la ambición, los planes de futuro… Sin embargo, todo ello se ve truncado por un hecho inesperado. Rumores de una pandemia proveniente de otro continente llegan a Europa, y con ellos, los negacionistas, las teorías de la conspiración y las cifras de cientos, miles, y millones de muertos abandonados en salas de hospital por el terror al contagio.
No hablo del Covid, sino de la pandemia que asoló el mundo en los años 80, y que aun hoy día sigue haciéndolo especialmente en países con bajo nivel de desarrollo. Hablo del SIDA, que barrió, en sus peores años, a más de 35 millones de personas.
Russell T.Davies, ahonda en los horrores de esta pandemia, lanzando sutiles comparaciones con la de ahora, como, la mordaz crítica, de que si esta nos preocupa mucho más que aquella, en aquellos años, es, simplemente, porque afecta a todo el mundo, y no solo a los LGTBQ+, desgraciados que viven en pecado (guiño al título), y que, para parte de la sociedad, se lo merecen.
Creador también de la serie Years and Years, trae ese ambiente tipical british , esa fotografía impecable, y a la maravillosa Lydia West, descubrimiento absoluto y que nos enseña la cara más amable de este sórdido submundo que se enfrenta a su mayor tragedia como comunidad.
Después de tantas series de empoderamiento feminista, (justificadas y necesarias), entra It´s a Sin en escena, que a modo de rebelarse contra la vergüenza, los tabúes, las familias intolerantes, la sociedad y la enfermedad, llega a constituirse como toda una declaración de intenciones a favor del empoderamiento queer.
A pesar de que los capítulos son sólo 5 y de una duración aproximada de 45 minutos cada uno, logra hacer que empaticemos con todos sus personajes, siéndonos a veces imposible, el poder decantarnos por uno en concreto. Aunque, confieso, la dureza de ellos, hizo que alguna vez tuviera una percepción temporal mucho mayor de algunos caps o escenas.
Elenco perfecto, guión realista, personajes complejos y fotografía magnífica, hacen de esta serie, una serie que creo, y espero, de mucho que hablar en los próximos meses.
Lo peor: La decadencia y la marginación sistémica al colectivo mostrada en los años 80/90, recuerda en ocasiones en exceso a series como Queer as Folk , o Pose , no siendo una perspectiva especialmente novedosa.
Lo mejor: Humaniza a sus personajes sin tener que maquillarlos para el público heterosexual ajeno al mundo LGTB, al punto, que uno puede llegar a sentir rabia, impotencia, alegría, tristeza y ganas de luchar por personas con las que, de otro modo, no habría tenido contacto.
*Amar
Russel T. Davies sabe cómo pocos creadores, brindar historias llenas de humanidad y de personajes fascinantes. Hay un florecer en esta historia, hermoso, cálido y enternecedor, que resulta rematadamente intrínseco de la juventud y la vida misma, aunque la juventud de una persona queer llega a verse ensombrecida y más, cuando uno la vive en la década de los ochenta. It’s a sin es una miniserie que te atrapa desde el minuto uno, por lo carismáticos y genuinos que llegan a ser sus personajes. Cada uno es muy distinto entre sí, pero ninguno de ellos te resulta irrelevante o simplón.
Las amistades y vivencias que llegan a cultivar entre ellos, los marcan de mil maneras posibles, en medio de una sociedad que los marginaba y los forzaba a esconderse del resto. Todo el mundo daba por hecho de que había que mantener en secreto la homosexualidad, ya que podía implicar despidos fulminantes, arrestos policiales, etc… A pesar de ello, los protagonistas de esta serie se atreven a gozar de la libertad de amar sin límites, creando un mundo paralelo a su alrededor. En ese aspecto, tiene una estructura narrativa muy parecida a la del largometraje de Robin Campillo, 120 pulsaciones por minuto, en ambas hay una catarsis emocional y sexual, que sirve como antesala de lo que posteriormente pasara.
*Culparse
Esa catarsis y libertad juvenil que experimentan nuestros protagonistas, acaba siendo quebrantada por el virus del VIH. La ambientación que exhibe It’s a sin está muy lograda, al igual que se narra de forma muy acorde con la realidad de aquella época. Había una confusión y desinformación atroz, con respecto a la propia naturaleza del VIH. ¿Cómo llega uno a infectarse de ello? ¿Qué se debe hacer para no contraerlo? ¿A qué grupo de la población le afecta? Son algunas de las preguntas sin respuesta que van afligiendo a los protagonistas. Esa estigmatización y discriminación por parte de la sociedad mayoritaria hacia el colectivo queer, es uno de los aspectos principales que se aborda en la serie, ya que el VIH sirvió como la justificación perfecta, para perseguir y castigar las conductas homosexuales.
Al final vamos viendo cómo va calando en este grupo de individuos, la gran falacia del castigo divino que recibe alguien por el mero hecho de ser gay. Es uno de los elementos que hacen de esta ficción, algo muy difícil y descorazonadora de ver, ya que vemos a personajes que derrochan una verdad y humanidad, que hace que te resulte imposible sentirte ajeno a su dolor. It’s a sin nos habla de un pasado que tiene semejanzas con el mundo actual. Un mundo que aún no ha sabido desprenderse de los enjuiciamientos y pensamientos dogmáticos de la religión.
*Avergonzarse
Otro dato interesante que me gustaría apuntar, es el que tiene que ver con el nombre de la serie. El nombre de la serie, hace referencia a la mítica canción de la banda británica, Pet Shop Boys. Os animo a todos aquellos que vayáis a ver la serie, a que escuchéis y leáis cada una de las estrofas de esta canción, ya que trasmite de manera directa, el espíritu de esta serie.
Después de la culpa llega la vergüenza y con ella, la fatalidad y el miedo. La vergüenza es otro de los elementos narrativos que trata la serie y que considero importante a destacar. Esto lo vemos principalmente, a través del personaje de Ritchie Tozer y su familia. Aunque es una serie coral en la que todos tienen un protagonismo equilibrado, considero que la historia de este personaje es la más clarificadora. El arco narrativo de este personaje tiene una evolución interesante y a la vez compleja, que lo convierte en el punto de inflexión final. Él es el resultado de esa culpabilidad y vergüenza a la que se han visto sometidos todos los demás, en menor o en mayor medida. Hay una especie de plot twist final (del que por supuesto no hablare), pero que le parara a más de uno la respiración por un instante.
*Conclusión
It’s a sin es una miniserie dura, desoladora y que va directa al corazón del espectador. Otra obra maestra más la que nos brinda Russel T. Davies, siguiendo la estela de otras series como Queer as Folk y Years & Years. Una miniserie que te encandilara desde el primer minuto por su increíble trama, al igual que por sus genuinos y carismáticos personajes. Una de las sensaciones seriefilas de este 2021, que no me cabe la menor duda que dará mucho que hablar. En definitiva, es una miniserie que alberga mucha verdad y humanidad. Una miniserie que se podrá disfrutar a partir del próximo 23 de Enero, a través de HBO España.
Escrito por Daniel Jimenez
Es la tercera serie que veo de Russell T. Davies, todas me parecen magistrales, te dejan tocado durante bastante tiempo, son historias de las que permanecen en tu cabeza mucho tiempo después de verlas.
De nuevo encontramos un abanico de personajes entrañables, llenos de contradicciones y pequeñas o grandes mezquindades, pero en este caso la tragedia del SIDA golpea duro y hace que la historia aún con sus estupendos contrapuntos de humor y excelente música contagiosa, se haga tan triste que deje al espectador hundido una buena temporada. Tiene muchos puntos en común con la segunda temporada de Pose, pero en este caso el tono es más profundo, e incluso cruel en numerosas ocasiones.
Hay muchas historias y tragedias de aquellos tiempos hoy mal recordados que tienen que ser contadas, Its a sin hace justicia para que el olvido no se cierna sobre tanta gente desaparecida.
La serie es especial y dolorosamente eficaz en la descripción de un ambiente que combinaba a la vez ansias de liberación y libertad con el rechazo social y familiar más mezquino imaginable y es ahí donde la serie da en el clavo rotundamente.
Muy recomendable para cualquiera con un mínimo de empatía, pero no recomendable para espectadores/as con un bajo estado anímico.
La nueva ficción de Russell T. Davies (Doctor Who, Years and Years) para HBO trata sobre un grupo de jóvenes en los años 80 durante la crisis del sida. En apenas cinco episodios, Davies construye un vibrante relato LGTBIQ+ necesario, muy humano y desolador que enamora desde el primer minuto. Lejos del sentimentalismo barato, sabe crear personajes redondos con los que empatizamos con sus anhelos, temores y todo aquello que les sucede.
Si bien es cierto que por la propia temática es evidente que el drama es un componente fundamental en la serie, es digno de valorar la forma en la que se abarca. No cae en el sentimentalismo barato ni en la condescendencia, sino que aborda la situación de las personas LGTB de una manera honesta y audaz. En los últimos años, HBO se está consolidando como una plataforma que atiende a la diversidad sin renunciar a la calidad como demuestran otras producciones como Euphoria, Pose o We Are Who We Are. A la elegante dirección se suma un reparto encabezado por Olly Alexander que resulta conmovedor y convincente.
Pocas cosas se le pueden reprochar a It´s A Sin, pues desde su puesta en escena a la selección musical obedecen a una firme intención creativa. La gran lástima es que, al igual que con otras ficciones, no llegue al público mayoritario, ese que precisamente debería verla. Hasta entonces, necesitamos más series como esta que consigan concienciar y emocionar a partes igual.