Hell Target
Sinopsis de la película
Una nave espacial se pierde cerca del planeta prohibido Infierno II, todos sus tripulantes desaparecen y no se vuelve a saber nada de ellos. Años más tarde, una segunda nave es enviada para averiguar que pasó, pero se encuentran con una serie de sucesos inexplicables, pero que hacen que uno a uno vayan muriendo sus tripulantes. El único sobreviviente, Makuro Kitazato, debe destruir al ser que mató a sus amigos, antes de que pueda sorprender a una tercera nave que ya está en camino.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hell Target
- Año: 1987
- Duración: 50
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Opinión de la crítica
Película
4.9
90 valoraciones en total
Sobre las extensas llanuras color naranja de un planeta remoto se levanta una espesa niebla que trae consigo un misterio capaz de hacer brotar las más aterradoras pesadillas.
Nueve personas se verán diezmadas por una horda de indescriptibles bestias demoníacas que parecen surgidas del mismísimo Infierno…
Desde que apareciera a finales de los 70 la que es una de las obras maestras de la ciencia-ficción y posiblemente la mejor película de su artífice, Ridley Scott, el Espacio se miró con otros ojos, la épica odisea de Kubrick ya demostró que la inmensidad y el vacío pueden utilizarse para crear atmósferas tremendamente desasosegantes, pero Alien implantó una sensación de ineludible terror en el imaginario colectivo al introducir un elemento tan amenazante como aquel voraz extraterrestre que les hacía la vida imposible a los tripulantes de la nave Nostromo.
Se hizo patente la teoría de que el Espacio puede ser el lugar más aterrador (pues si gritas, ¿quién va a escucharte?, y si intentas huir, ¿dónde vas a esconderte?). Poco después otras aventuras vinieron a decorar el mosaico de lo que habría de llamarse space horror (por ejemplo El Abismo Negro o la posterior Estrella de Cristal ), en estos parámetros se ubica una pequeña producción de la todopoderosa Nakamura Production, pensada para su lanzamiento en formato VHS. Se ocupó de la dirección un desconocido Keito Nakamura y la historia corrió a cargo del guionista y diseñador Kennichi Matsuzaki, asiduo de la ciencia-ficción (ya había participado en Kido Senshi Gundam , Macross o Techno-police 21-C ).
En efecto la tónica reinante es el terror, y nos lo hace saber ese prólogo donde se advierte de la presencia de la oscuridad y las pesadillas, como en el film de Scott, entramos en una nave que recorre el Espacio tripulada por un equipo multirracial (aun así expresándose todos en un japonés perfecto) de nueve astronautas cuya misión es aterrizar en un planeta modelado a partir del Marte más apabullante que nos podamos imaginar, y muy apropiadamente bautizado Inferno II, para intentar encontrar a los miembros de una equipo anterior que se dispusieron a investigar el lugar.
Debido a la naturaleza del OVA y a su conciso metraje, Matsuzaki no pierde el tiempo profundizando demasiado en los protagonistas, y hace por construir personalidades más bien huecas, superficiales y estereotipadas (Howard, el americano sinvergüenza, paradigma de ésto). Lo importante es lanzarnos a la misión, a los negros abismos de ese mundo aún inexplorado, y ahí radica la mayor virtud de Hell Target , la creación de inquietantes atmósferas y desarrollando Nakamura la acción y el suspense entre las sombras de lo desconocido, heredando inevitablemente el estilo y visión de sus coetáneos Yoshiaki Kawajiri, Shigeyuki Hayashi o Koichi Ohata.
Y si bien los trazos de los personajes resultan planos y básicos, los ambientes están bien diseñados (a pesar de que por ahí no dejan de quejarse de que toda la película se da en una molesta oscuridad…). No hay invitaciones a la lógica ni a grandes argumentos, lo importante es la lucha por la supervivencia y que fuerzas sobrenaturales campan a sus anchas por las arenas y fluyen en la espesa niebla para atacar cruelmente a los humanos invasores. Figuras de pesadilla y monstruos tolkienianos se abren camino a través de la mente de los protagonistas, contaminando su inconsciente hacia la locura.
Así, trazos de tenebrosa ilusión se confunden de manera constante con la realidad, dando pie a apariciones tan impactantes como esa primera bestia-demonio tan similar a la que aterrorizaba a Diane en Poltergeist , el dios-búho o la guerrera a caballo, formas que por lo grotesco recuerdan a las de El Señor de los Anillos (la obra de animación de Ralph Bakshi). Lo cierto es que la narración del sr. Matsuzaki peca de excesiva vacuidad, sólo asistimos a una serie de sucesos alucinatorios y delirantes acompañados de las muertes de cada uno de los personajes, hasta llegar a un momento totalmente innecesario (la escena de sexo entre Tsiki y Kitazato).
No es sólo por lo ridícula que resulta, sino porque sucede de la manera más injustificada. Sólo resta disfrutar con las grandes dosis de acción, intriga y el festival de ultraviolencia preparado por Nakamura, además de una conclusión sorpresa que podría haber dado pie a una serie de televisión o a una película si hubiese estado en las intenciones de la productora.
El mejor momento lo tenemos cuando Yura es obligado por los fantasmas a rememorar su trágica infancia situada en la guerra, creando un interesante nexo de unión con el caos vivido en el planeta. Space horror de pura serie B , viscoso, bizarro y sucio, que sin muchas pretensiones hará las delicias de los amantes del género y de la animación ochentera durante una escasa hora de metraje.
Es además influencia seminal no reconocida para el videojuego de EA Redwood Dead Space .