Harper, investigador privado
Sinopsis de la película
Un investigador privado de Los Ángeles es contratado por la esposa de un multimillonario que ha desaparecido misteriosamente. Tras las primeras pesquisas, lo que a priori se planteaba como la ausencia voluntaria de un extravagante ricachón, empieza a complicarse.
Detalles de la película
- Titulo Original: Harper
- Año: 1966
- Duración: 121
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Opinión de la crítica
Película
6.7
61 valoraciones en total
Yo tengo una teoría con el cine negro. Os la cuento. Mi impresión es que una parte importante de las películas de este género son más normalitas de lo que nos parece, vamos que en vez de 50 obras maestras hay 20, pero tienen una cosa que no tienen otras y son los actores. No hay mejor personaje para un actor que una buena película de cine negro, todos los mejores actores de siempre han hecho este género, por algo será.
En esta pasa lo mismo, uno ve el reparto y sobran las palabras, como hablan, como beben, como fuman, como se sientan… hace el resto.
El gran problema suele ser el argumento. No es que sean embarullados y laberínticos, no sólo eso, es que muchas veces se vuelven ininteligibles. Si por un casual te tomas la molestia de verla dos o más veces es verdad que la cosa va tomando cuerpo, pero a costa de que su incomprensión se torna en inverosimilitud. Y es que no hay tarea más complicada que pasar una novela negra al cine. Adaptar sus tramas en hora y media –aunque sean dos como en esta- es cosa de titanes.
En Harper, investigador privado pasa exactamente eso, su intriga es demasiado abigarrada y obtusa para poder disfrutarla en un único visionado. Pero si les digo la verdad el guión es lo de menos. Tenemos al señor Paul Newman y eso hace que cualquier film tenga siempre credibilidad por muy manierista que sea. Y es que hay actores que son al cine lo que la sangre a nuestro cuerpo, imprescindibles, y Paul es verdadero plasma.
Nota: 6,4
Mezclar el cine negro al estilo más clásico con el ambiente de los felices sesenta podría haber resultado un bodrio, pero, lejos de eso, Harper, investigador privado resulta una película redonda.
Y es que rascando en los felices sesenta y quitando la capa psicodélica y buenista que los envolvía, se encontraba la codicia, el amor no correspondido, la frustración por lo que pudo ser y no fue y tantas y tantas cosas que lastran al género humano desde que empezó a poblar la Tierra.
Como dice Harper a una de las fichas de ajedrez que componen la compleja trama: querida, el mercado de la felicidad ha quebrado .
Película para disfrutarla de principio a fin, BSO deliciosa -como muchas de las de aquellos años-, preciosos paisajes del Sur de California, actores brillantes y una trama que te absorbe desde el comienzo.
Nadie me sujeta -como he leído en alguna crítica anterior- para puntuarla con un merecido 9.
Película que posee las características de un cine que me gusta ver y con el que disfruto una barbaridad. Así que un más que competente reparto con ajustadas, convincentes e interesantes interpretaciones (ya podrá salir Lauren Bacall tres segundos en cualquier película que siempre lo borda), una historia de interés que sabe manejar la intriga en todo momento, dosis de humor bien repartidas (la llamada telefónica de Newman a su ex, o esa actriz entrada en kilos) y un final más que soberbio, de esos que dejan huella.
Así la investigación que lleva ese personaje interpretado por Newman es en todo momento interesante y no sufre altibajos debido a la gran caracterización de los personajes que aparecen en la trama y a ese peculiar investigador y todas las vivencias que sufre (Newman recibe unos cuantos palos, no tantos como en El castañazo pero si un par de palizas). Y las interpretaciones son muy buenas. Cabe destacar por supuesto al siempre inmenso Paul Newman, a su compañero Arthur Hill también bastante creible, a una increible Janet Leigh y a una, también, inmensa Julie Harris. Los demás no se quedan cortos y realizan buenos papeles.
Esta brillante revisitación al cine negro te deja con ganas de más. Jack Smight realiza un trabajo tan bueno que es imposible no disfrutar con ella. Dirigida con sobriedad, sin giros bruscos que empañen el resultado final, manejando bien todos los detalles comenzando por los actores y terminando por unos apartados técnicos que para su época están bastante bien. Así, una música muy buena y una fotografía excelente se coronan en esos apartados en los que también destaca el vestuario.
Le hubiera dado un 9 gustosamente porque es un género que me apasiona y con el que disfruto una barbaridad. Espero ver su secuela para ver si es tan interesante como esta. Para disfrutar una noche durante dos horas viendo una película con mucha clase.
Extraordinaria recuperación sesentera del espíritu del cine negro. Miradas opacas y cínicas, respuestas displicentes, sexo contenido y un detective que, aunque parezca sabérselas todas, se verá envuelto en una maraña de acontecimientos que pondrán a prueba su habilidad.
Unos actores fabulosos (¡¡¡Newman!!!, Bacall, Leigh, Winters…), una historia francamente adictiva en la que casi todos parecen ocultar algo y el saborcillo de las novelas de Dashiell Hammett y R. Chandler configuran una película redonda.
Recomendable sobre todo para aquellos que incurren en defensas encarnizadas de auténticos bodrios amparándose en que son entretenidos (ya sabéis, aquello tan absurdo de el cine sólo es para entretener). Esto sí es cine entretenido en estado puro (al menos lo que yo entiendo por entretenimiento, aunque sería un tema a tratar más profundamente desde luego), una trama con acción, con personajes, con misterio…
Tuvo una secuela menos interesante pero apreciable en todo caso.
Realización de Jack Smight, basada en la novela The Moving Target , de Ross MacDonald. Se rodó en Zuma Beach (Malibú, CA), en localizaciones de CA y en los Warner Studios (CA), con un presupuesto de 4 M dólares. Ganó un Edgar (guión). Se estrenó el 23-II-1966 (EEUU).
La acción tiene lugar en CA, a lo largo de unas dos semanas, en 1965. Narra una historia de Lew Harper (Paul Newman), investigador privado, perspicaz, lacónico, hábil, escéptico, solitario y tenaz. Investiga la desaparición de Ralph Sampson, debida a un secuestro según su mujer, Elaine (Lauren Bacall), discapacitada física, acaudalada y de espíritu independiente. El caso se complica de modo imprevisible.
La película es un homenaje al cine negro americano de los 40, en especial al subgénero de detectives privados, como El sueño eterno (1946), de H. Bogart (Philip Marlowe) y L. Bacall. El desarrollo de la trama pone al descubierto un mundo de personajes turbios, alcohólicos, individualistas y corruptos, de negocios ilegales relacionados con el tráfico y explotación de personas, y de comportamientos criminales. Para el film la trama no es tan importante como el dibujo de los personajes singulares que intervienen y la descripción de sus comportamientos. El éxito de taquilla y crítica de la obra impulsó un revival transitorio del cine negro, conocido como neocine-negro de los 60 , que tendría su réplica en el nuevo cine negro de finales de los 80 y principios de los 90 ( La muerte golpea dos veces , John Dahl, 1989). La definición de los personajes se completa y matiza con ayuda de los escenarios arquitectónicos, geográficos y decorativos en los que habitan: soledad de Susan (Janet Leigh), desorden de Fay (Shelley Winters), frustración de Betty (Julie Harris), indolencia de Allan (Robert Wagner), superficialidad de Miranda (Pamela Tiffin). La obra no alcanza los niveles de fascinación de los films que homenajea, pero describe con maestría las excentricidades de los personajes. La obra aporta buenas interpretaciones, una dosis elevada de misterio, un clima de suspense sostenido, una trama consistente, un protagonista anti-héroe y un crescendo dramático basado en la aparición ininterrumpida de nuevos interrogantes.
La música ofrece una bonita partitura original de aires sesenteros, rítmicos y melódicos, con temas como Harper , Sure As Youre Born (Sam Fletcher) y Susan . Añade una canción para la ocasión de André Previn, Livin Alone (Julie Harris). La fotografía, en panavisión, juega con segundos y terceros planos y con los extremos de la pantalla, en los que sitúa elementos de la acción. Es destacable el plano en el que la imagen de Fay se refleja en tres espejos. El guión elabora una historia sólida y efectiva. Trata con desprecio la homosexualidad, de acuerdo con los cánones del momento. La interpretación de Newman es brillante en su primer film policíaco. Bacall y Leigh están magníficas. La dirección crea una obra consistente, de excelente contenido.