Golpe audaz
Sinopsis de la película
Un inspector de Scotland Yard a punto de jubilarse decide culminar su carrera atrapando a un famoso ladrón de diamantes. Para ello chantajea a la hija de un político británico, tan bella como cleptómana, para que enamore a su víctima y le tienda una trampa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Rough Cut
- Año: 1980
- Duración: 112
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes conseguir una copia la película en formato 4K y HD. Seguidamente te mostramos un listado de fuentes de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
5.1
54 valoraciones en total
La elegancia es parte primordial en esta ficción de Don Siegel, donde se juntan los talentos de Burt Reynolds,David Niven y Leslie Ann Down. Todos ellos excelentes en su papel. El robo en sí es sencillo y sin pretensiones, quizá un poco infantil, pero es una película entretenidísima, para todos los públicos, y de la cual se echa de menos una buena edición en BluRay.
Recomendable 100%
A Donald Siegel, del que para más información disponen de toda ella sin salir de la página, le tocó aquí dirigir al ladrón que hace Burt Reynolds, y sin problemas. La película en dirección es impecable, el fallo es que el desarrollo no es lo emocionante que uno puede hacerse a la idea, aunque tampoco es que se espere nada deslumbrante.
David Niven, que había sido El fantasma, famoso ladrón de diamantes y en especial el de La Pantera Rosa, le toca aquí ponerse al otro lado, el de Inspector Jefe de Scotland Yard a la caza de otro escurridizo ladrón de diamantes.
La relación entre Burt Reynolds y Lesley-Ann Down funciona, a nivel de pantalla, aunque todo el rato en la cuerda floja tal vez por el carácter altivo y de excesiva seguridad del personaje de Burt Reynolds, bueno, esto es normal porque está en la naturaleza de este tío hacer sus personajes un rato chuletas, ahora bien, gracias a que el humor soterrado está llevado con clase, se aguanta bien el metraje.
Yo no recomiendo la película, que quede claro, la valoro porque me va este cine del género tonto, mi vida es tan intensa que busco escape entre esta gente, otros buscan emociones en el cine para compensar la falta de ellas en las suyas, pero yo necesito mi dosis de tipos chorras.
Me parto con las imitaciones de Burt Reynolds y en especial la última, cuando está en la Aduana disfrazado de árabe y comenta al revisor con una sonrisa medio estúpida:
-Le agradezco mucho que haya estamparillado mi pasaporte…
Y le dice la chica:
-La mejor imitación de Peter Seller que he visto.
-No estaba imitando a Peter Sellers. Estaba imitando a Omar Sharif imitando a Peter Sellers.
La audacia es ver esta peli esperando una película entretenida porque en realidad lo que te llevarás será un buen golpe.
Convencional película de golpes maestros , un subgénero en sí mismo, que no está a la altura del fenomenal trabajo que como director hacía Don Siegel. En esta su penúltima película se ve una dirección más bien rutinaria, sin gancho, que a veces roza más la comedia de parodias que la policíaca. Y Don Siegel no había hecho ni una comedia en sus casi cuarenta años de director..
La trama es disparatada, en el spoiler dejo el ejemplo más claro de ello, y las actuaciones del trío protagonista, sin chispa ninguna entre ellos, son pobres. Burt Reynolds ha sido, justamente, olvidado porque la verdad es que siempre lo consideré un actor muy justito. David Niven se limita a hacer el papel de ladrón de guante blanco que tantos créditos le dio en la serie La pantera rosa . Y Leslie-Anne Down está de comparsa para reir los chistes a Burt Reynolds ( algunos tan buenos como el infantil de No te la encuentro que dice ella cuando está borracha en el pasillo de un hotel buscando la llave de la habitación en los pantalones de Burt. Se refiere a la llave , contesta Burt a otro huésped).
En suma, prescindible comedieta. Es una pena que esta peli casi cierre la cinematografía de Don Siegel.
Un astuto y caradura ladrón de guante blanco, un inspector a punto de jubilarse con una gran oportunidad en sus manos, una atractiva dama que no es lo que aparenta…y muchos diamantes de por medio.
Todo parece indicar que vamos a exponernos a la clásica intriga con ladrones de joyas como protagonistas, con todos los ingredientes que puedan imaginar, y el artífice, por extraño que parezca…es el mismísimo Don Siegel.
Habrá quien le recuerde, por supuesto, y sobre todo los acérrimos fans de Clint Eastwood, con quien colaboró en cinco películas. Este artesano capaz de afrontar cualquier tipo de proyecto y poseedor de un nervio y talento que para sí quisieran muchos, había sido el responsable de títulos míticos del celuloide, desde la original Invasión de los Ladrones de Cuerpos hasta Harry, el Sucio , sin olvidar El Veredicto o El Seductor …multitud de géneros, de encargos, de años detrás de las cámaras, y siempre al pie del cañón.
A sus 68 años, este hombre era un auténtico superviviente, como otros de su quinta que aún seguían en el negocio. Después del que fue su último trabajo con Eastwood, Fuga de Alcatraz , Siegel aceptó el encargo del productor David Merrick de adaptar la novela Touch the Lions Paw del polifácetico autor y periodista Derek W. Lambert, sin embargo, el irascible y cambiante Merrick despidió al poco tiempo al director reemplazándole por Peter R. Hunt ( Oro , Los Viajes de Gulliver )…y, al ver que éste era un incompetente de marca mayor, pues le echó y volvió a contratar a Siegel. Lo dicho, el ambiente perfecto para hacer tranquilamente una buena película.
El principio de la crítica sería una buena sinopsis para describir, a grandes rasgos, lo que ocurre en el film, pero es que la cosa tampoco da para mucho más. Jack Rhodes es un vividor de clase alta que posee todo lo que quiere: dinero, una lujosa casa, una posición, un restauraunte y, sobre todo, joyas, ¿y por qué?, pues porque se dedica a robárselas a otros, claro está, y es algo que le hace la pascua al educado y obstinado inspector jefe Cyril Willis, un hombre que lleva sirviendo en el cuerpo demasiado tiempo y al que le quedan sólo unos días para vivir apaciblemente retirado (nos lo recordará durante todo el metraje).
Pero antes de que eso suceda, cumplirá su objetivo de atrapar al escurridizo Rhodes, y para ello empleará los servicios de Gillian, una joven bellísima y con algunos problemas con la justicia que se redimirá colaborando con Willis, el plan es llevar al ladrón hasta un envío de diamantes que llega a Amberes y atraparle con las manos en la masa. Pero Rhodes es más listo de lo que parece y su encanto acabará seduciendo a Gillian, quien se debatirá entre hacerse socia suya o mandarle a la cárcel y así salvarse ella. El amor y los diamantes están, literalmente, en el aire.
Como decía antes, algunos conocerán a Siegel y su obra, y si intentásemos recordar las mejores películas de este cineasta para ver si encontramos algo de ellas en Golpe Audaz no estaríamos sino haciendo una tontería como la copa de un pino, porque lo cierto es que el estilo tan directo, seco, violento e irreverente que siempre mantuvo el director en sus films de suspense, acción e intriga de su época dorada, se halla desaparecido en combate en este, su (tristemente) penúltimo trabajo en el mundo del cine, con el cual entró de manera irregular en la década de los 80.
Golpe Audaz parece querer combinar, aunque sin mucho éxito, la elegante comedia inglesa de Blake Edwards, los enredos de George Cukor y las pelis de ladrones clásicas, con algún que otro devenir al thriller hitchcokiano , un pastiche donde las referencias a Atrapa a un Ladrón , La Cuadrilla de los Once y La Pantera Rosa (¡pero si está incluso David Niven!) son bastante apreciables. Las casi dos horas de metraje se notan, porque se hacen eternas, entre los escarceos de la pareja protagonista y las largas charlas del inspector Willis, que parecen no tener fin, lo único que le da un poco de fuerza a la trama son los últimos 25 minutos (es decir, la preparación, el robo, la fuga y el giro final), que Don Siegel resuelve con mucha solvencia, incluso honrándonos con alguna que otra buena escena de acción.
Burt Reynolds se esfuerza, pero aun imitando a otros actores, hace de Burt Reynolds (es, como James Woods o Charles Bronson, un actor que sólo sabe hacer de sí mismo), formando pareja, de manera forzada y poco creíble, con la guapa Lesley Anne-Down, que tampoco es que haga mucho. David Niven correcto, sin más, con su característico porte y labia en un personaje que parece sacado de una novela de Agatha Christie. Los cinéfilos habrán reconocido al genial Patrick Magee, quien hizo de aquel pobre escritor atacado por Alex y sus drugos en La Naranja Mecánica .
Las continuas peleas con el inestable David Merrick, que iba jodiendo al equipo técnico y artístico por igual, y las reescrituras del guión, que nunca parecía encontrar un final adecuado, aseguraron una mala experiencia para Don Siegel. Una lástima que acabara su carrera con dos títulos tan poco dignos de su cine.