Fuego en la sangre
Sinopsis de la película
A finales de 1990 y principios de 2000, los gobiernos occidentales y las empresas farmacéuticas impidieron que los medicamentos antirretrovirales de bajo costo llegaran a los enfermos de SIDA de África, causando 10 millones o más de muertes innecesarias. Un grupo de personas decidió luchar para defenderse.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fire in the Blood
- Año: 2012
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
7.3
79 valoraciones en total
Existen dos industrias que nunca entrarán en crisis: la industria bélica y la farmacéutica.
Al ser médico-infectólogo este documental, me ha resultado interesante, no me ha enseñado nada que no hubiese sabido, escuchado o leído previamente, pero si me ha parecido fascinante verlo desde el punto de vista de gente de la India o del África, de aquellos lugares donde el SIDA ha causado y continúa sembrando muerte.
El SIDA ha dejado de ser una enfermedad mortal como hace algunas décadas y se ha convertido en un padecimiento crónico, que permite que los afectados lleven una vida más o menos normal con una buena expectativa de vida. Eso sí, para que lleguemos a este punto muchas cosas han pasado en el medio y una crítica en una página de cine, sería insuficiente para que pueda yo explayarme.
Sin embargo quiero dejar algunos detalles escritos que me parece conveniente recordar hasta el hartazgo.
– El AZT (Zidovudina) la primera droga aprobada para el SIDA como antiretroviral fue concebida en un inicio como un anticancerígeno, fue estudiado durante años, no funcionó y es más se lo declaró extremadamente tóxico, años después a alguien se le ocurrió que aquel veneno podría ser útil en la terapia del SIDA. Si bien actúa sobre receptores específico celulares, el AZT no cura el SIDA pero si detiene su progresión, sobre todo si es sumado a otros medicamentos en lo que hoy conocemos como coctel farmacológico. Claro que como usted podrá imaginar es extremadamente tóxico y al inicio de la enfermedad en los años 80’ se lo administraba a dosis altísimas al ser el único medicamento disponible y los pacientes de SIDA de aquella época no murieron de la enfermedad, fallecieron por sobredosis de AZT.
– Llama la atención la poca cobertura que ha tenido la enfermedad en los últimos años, cuando hay lugares de Asia y sobretodo del África Subsahariana que día a día son azotados por este virus.
– Por último y para hacer referencia al argumento principal del documental: los gigantes consorcios farmacológicos. Es tal la fuerza de estas multinacionales, que no se concibe gobierno democrático de los países del primer mundo sin una asociación directa o indirecta con éstos. Empresas que provocan pánico en la población, pensando solamente en aumentar sus ventas, llegando al punto de la especulación. Como se puede concebir que un medicamento sea vendido a un costo anual de más de 10.000$ o el equivalente a casi 30$ AL DÍA, a poblaciones que viven o ganan menos de 1$ por día, y lo que es más grave vender a este infladísimo precio cuando elaborar ese medicamento cuesta menos de 100 dólares o el equivalente a 20 centavos de dólar por día.
– India ha pasado a ser la farmacia mundial de los pobres al realizar cambios en su constitución que le impiden aceptar el precio exagerado de determinados medicamentos y permitiéndose la posibilidad de elaborar aquellas drogas de forma genérica, abaratando los precios de modo casi inexplicable. Ya es hora de que estos monstruos corporativos sean denunciados con más trabajos como el presente documental.
Dr. Juventus
Documental que pone encima de la mesa el debate acerca de la propiedad industrial y uso de los medicamentos hallados y, por tanto, su posible acceso universal o no. En pura justícia legal son de las empresas farmacéuticas, no hay tribunal que pueda discutirles eso. Es cierto que ellas invierten ingentes cantidades de dinero que luego esperan y quieren recuperar y con beneficios. Es justo. Pero cabe recordar que su negocio es curar a la gente. Su negocio es la gente. Su negocio es la vida. Aplicar, por tanto, un estricto sentido mercantil y patrimonial a algo que afecta a todo el mundo no se ajusta en nada a las necesidades de la gente y, por tanto, tampoco a la filosofía motor de su propio negocio. Ese importante matiz es algo que parece no haber calado en la mayoría de gigantes farmacéuticos. Tampoco parece tener una solución fácil.
Y de eso habla este serio documental. Centrándose en el escándalo de la obstaculización por parte de las grandes farmacéuticas del acceso a los antirretrovirales genéricos a millones de enfermos de países pobres, el meollo de la cuestión resulta descorazonador, desasosegante e inquietante. Aunque parte de una visión desacomplejadamente denunciativa y acusativa, ello no lo hace caer en el panfletismo. Sus testimonios son de primer nivel y sus discursos muy bien fundamentados y razonados. La verdad es que pone, una tras otra, evidencias y pruebas de, como mínimo, una insensibilidad humana total, un conflicto económico de primer orden, una incapacidad política pasmosa y, también, que tan importantes como las farmacéuticas son las buenas personas. Buenas personas que luchan para que todos tengamos acceso a los mismos tratamientos, a los mismos derechos, al mismo respeto. Esa buena gente -camuflada de médico, de político, de empresario o de voluntario- provocan cambios positivos en todo el mundo. Estamos todos en deuda con ellos. Son un factor de equilibrio ante la impasible lógica mercantil y la cerrazón humana.
Aunque el debate, creo, tiene que abordarse desde una perspectiva más amplia, lo cierto es que tiene que abordarse pero ya. Y hay que denunciar los abusos, los errores y las malas praxis para que no se repitan. Y con seriedad y rigor, este sólido documental lo hace de forma clara e indiscutible y contribuye a que millones de personas tomen conciencia de un tema muy sensible. Este es exactamente el mayor valor que puede tener. Y lo tiene.