Frágil equilibrio
Sinopsis de la película
Un ejecutivo japonés en Tokyo, cuya vida se basa únicamente en su trabajo para una corporación, una comunidad subsahariana en el Monte Gurugú, en la frontera entre África y Europa, que jugándose la vida una y otra vez intenta cruzar al Primer Mundo soñando con un futuro, una familia en Madrid que, pese a los esfuerzos por tener una vida que el sistema entiende como normal, acaba desahuciada de su propio hogar. Tres historias de contradicciones que se desarrollan en distintos lugares del planeta, en distintos ámbitos socioculturales. Sin embargo, esas contradicciones se pueden encontrar en cualquier otro lugar, en cualquier otra cultura. Narrada por José Mujica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Frágil equilibrio
- Año: 2016
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
7.5
32 valoraciones en total
Todo un acierto hilar las tres situaciones con la entrevista de José Mujica, que, de por si, ya es una 4ª mirada privilegiada y siempre enriquecedora. Un documental que debería ser proyectado en centros educativos, en universidades, o sugerido a los más jóvenes, no solo para que amplíen su forma de entender lo otro y al otro sino para que disfruten de una elocuente y artística forma de narrarlo tanto en imágenes como en conceptos.
Marcelino
Tres maneras de vivir en el mundo actual: quien tiene de sobra, quien lo ha perdido todo y quien nunca ha tenido nada. Tres enfoques, a cada cual más desalentador, donde los testimonios de las personas que lo sufren intentan calar hondo en el espectador, en algún caso más que en otros.
La voz del ex-presidente uruguayo José Mujica está siempre presente dando su visión de la globalizada sociedad en la que vivimos, con algunas opiniones polémicas, otras certeras pero todas muy personales y que con el paso de los minutos van ganando protagonismo. Un reivindicativo documental que remueve nuestras conciencias y que quizá os haga replantear ciertos aspectos de vuestras vidas.
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Documental narrado por José Mujica. 83 minutos de reflexión tenaz sobre las contradicciones del actual modelo de consumo. Varios escenarios, múltiples realidades humanas. Movilizador de conciencias, sin concesiones y con alta sensibilidad narrativa. Recomendable a todo aquel que experimente que en esta nave viajamos todos.
Una visión innovadora de la crisis en la que todos estamos implicados. ¿Qué pueden tener en común un ejecutivo japonés exprimido de trabajar, un emigrante subsahariano esperando sucesivos intentos para saltar una valla y colarse en Europa, y un trabajador arruinado por la explosión de la burbuja inmobiliaria española? En principio, poco. La globalización implica generalización, y si algo se podría criticar de esta película es la falta de matices respecto de las causas que han llevado a cada una de las situaciones que se recoge en el documental. Precisamente, el mérito de García López es tratar conjuntamente estos temas como el de consecuencias de un mismo problema, sirviéndose para ello del discurso clarividente y didáctico del expresidente uruguayo Pepe Mújica. Con ello, el documental invita a la reflexión y al análisis, aunque las premisas de las que se parte sean siempre discutibles. Lo que se pretende dejar claro es que todos son (o somos, o potencialmente seremos) damnificados. Frágil equilibrio describe la situación del planeta como la crisis de un sistema que es a la vez fagocitador (pues cada vez necesita consumir más recursos para mantenerse) y centrífugo (porque expulsa y deja fuera de él cada vez a más personas). No basta con una actitud victimista que culpabilice a la clase dirigente, es necesario mirarse a uno mismo, pensar e implicarse. Puede tocarte a ti. O todo se puede ir al carajo…
Anoche vi el documental que lleva este título y que ha provocado que esta mañana me haya despertado con unos vehementes deseos de ponerme en el ordenador para transmitir mi entusiasmo por este film.
Se trata de un documental de dos horas de duración con imágenes que ornamentan las frases de un largo, a la vez que breve, discurso de José Mújica.
Las imágenes son impactantes, las tomas, incluso las de la naturaleza desértica sin presencia alguna de un ser vivo, son espectaculares e oportunas para acompañar las palabras de Mújica. Podría pensarse que se puede hacer pesado y sin embargo cuando llega el momento de emisión de imágenes, que no la palabra fin, el público allí presente no sólo rompió en aplausos de admiración, yo también, sino que permanecimos clavados en las butacas mientras desfilaban por la pantalla los títulos de crédito, sin que nadie osara levantarse de su asiento pese a que era última sesión, conmovidos y al tiempo temerosos de romper ese halo mágico que envolvía unos cerebros que reflexionaban acerca de lo que allí acabábamos de oír y de ver. Es como si eso que llamaba Gramci el colectivo orgánico se hubiese hecho realidad, porque se mascaba que todos éramos uno fusionados por el discurso.
Como me dijo mi hija Inés, podría ponerse el reparo de que no se da al tema un tratamiento brechtiano, distante, de modo que el espectador pudiese, en tanto que adulto, hacerse una opinión sin más orientación que la exposición de las imágenes. Pero en todo caso, escuchar a Mújica es tan placentero que no sólo no molestan sus interrupciones sino que reconforta observar que hay personas tan sencillas y sabias que todavía tienen esperanza en el obrar del ser humano. Y sobre todo, por encima de todo, que nunca se pierde la percepción de que se trata de un hombre que cree en lo que dice, dice lo que piensa y hace de su vida, de un modo natural, un ejemplo de aplicación de sus ideas. Sin aspavientos – ni puños cerrados para autojalearse ni v con los dedos para distanciarse del discurso de otros, ni besos ni abrazos ni sonrisas ni saltos de comba – sino persuadiendo con esos ojos penetrantes que te inducen a confiar en él.
Id a verlo, que ya veréis como me agradecéis la información. Merece la pena emplear dos horas de la vida de uno en contemplar, estudiar, asimilar, interiorizar las imágenes y las palabras. Cada frase, cada toma, cada fotograma induce a la reflexión. En todo caso deberían de verlo todos, absolutamente todos los que dicen haber votado a unidos podemos o a IU, incluso algunos votantes de lo que queda de ese partido que un día se llamó psoe. Pero sobre todo, los cuadros y dirigentes. Los unos para asimilar ideas, los otros para aprender a hablar sin agredir al propio compañero. No se escucha a un pontífice, ni a un sabihondo, se ven imágenes objetivas y se escuchan las palabras de alguien que uno habría deseado tenerlo como maestro.
Lo ponen en le cine princesa, sala 6, a todas las horas. Parece ser que en principio estaba previsto proyectarlo sólo una semana, ya lleva dos y, preguntó Inés en la taquilla, aún permanecerá en cartel una semana más. Y si váis a verlo estoy convencido de que haréis la misma propaganda que yo hago y dará lugar a que permanezca más tiempo y haya mayor posibilidad de que puedan verlo más personas.
Un abrazo, como el del cuadro del Genovés. Qué placer, al salir a la calle, poder sentir tan cerca a las personas que habíamos estado juntos durante esas dos horas.
Juan Ignacio