Fantasmas de Marte
Sinopsis de la película
Marte, año 2176. Debido a la superpoblación de la Tierra, el Planeta Rojo se ha convertido en una zona habitada, pero sigue siendo un lugar peligroso. Para colmo, durante una exploración se descubre que una civilización marciana que ha permanecido dormida mucho tiempo, ahora está despierta. En tal circunstancia, un pequeño grupo de policías es enviado a una lejana población minera con la misión de escoltar a un peligroso criminal.
Detalles de la película
- Titulo Original: John Carpenters Ghosts of Mars aka
- Año: 2001
- Duración: 101
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes descargar una copia la película en formato 4K y HD. Seguidamente te añadimos un listado de opciones de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
Película
4.5
47 valoraciones en total
No, no me vale. Esta vez no. No me vale eso de que es una película para fans de Carpenter, de que es un autohomenaje referencial, un pastiche del ideario carpenteriano, de que es una gamberrada simpática de las que ya no se hacen, de que es otra muestra del carácter outsider de su director frente al sistema de Hollywood, de que es una divertida recuperación de la serie B más transgresora…lo siento pero NO. Supuestamente solo podrán valorarla positivamente los seguidores del director neoyorquino, de su universo cinéfilo que encuentra consecuencia en este, su último film. Pues bien, yo soy un ferviente seguidor de Carpenter, y, francamente, me resulta completamente imposible defender algo como Fantasmas de Marte, porque no llega, en mi opinión, a alcanzar si quiera un mínimo exigible.
Marte, año 2176. No empieza mal, de hecho me gustó esa primera secuencia en la que el tren recorre el planeta rojo, luego todo se tuerce irremisiblemente, a parte, de que paulatinamente nos vamos dando cuenta de uno de los aspectos más llamativos, esto es, el pobre diseño de producción con el que cuenta la película y que hace inevitable la perdida de cierta credibilidad. Lo más curioso es que según tengo entendido el film contaba con un presupuesto de 28 millones de dólares, ¿en que se empleó? Es un misterio. Afortunadamente, y quizás sea esto lo único destacable, Gary B Kibbe se muestra competente en el apartado fotográfico, y al menos consigue mitigar, en cierta medida, las evidentes carencias de muchos de los decorados, otorgando un digno y por momentos atractivo acabado visual.
Pero la pobreza del diseño de producción no es el problema, es decir, al fin y al cabo es un elemento (ornamental) más, importante, pero no determinante. Yo antepongo por encima, una solidez narrativa, algo que si considero fundamental. Pero tampoco es el caso. El guión de Carpenter es malo, no me molesto en intentar buscar algún sinónimo más benévolo o a aportar alguna idea que argumente la posible deficiencia del esqueleto del film, es que no hay más, el guión es directamente malo. Los diálogos son risibles, los personajes son de una sola pieza, arquetípicos, simples marionetas que Carpenter dispone en el encuadre.
No existe tensión dramática, las escenas de acción no tienen ninguna fuerza, aparecen atropelladamente, deficiente es la narración, y poco mejor es la realización de Carpenter, apática y desganada, con la inclusión de algunos efectismos y cámaras lentas tan gratuitas como innecesarias. Particularmente horribles me parecieron las peleas cuerpo a cuerpo, de las que hay unas cuantas, terriblemente falsas, ¿ensayaron? ¿había alguien encargado de las coreografías?. Con respecto a la música, Carpenter abandona su minimalista sintetizador y se entrega de lleno a una especie de rock metálico y heavy metal cuya función con respecto a las imágenes es más ruidosa que descriptiva.
Decididamente, no me vale.
Aventura imposible con todo el sabor y toda la opresión de la imaginación de Carpenter. Es tan fiel a su estilo como las demás. Posiblemente sea más auténtica que alguno de sus éxitos más reconocidos. No quiere decir que sea una gran película porque a lo mejor no lo es. Tampoco hay que preocuparse por ello.
Fantasmas de Marte tiene un sabor a legendaria epopeya que viene derivado por ese escenario tan remoto. Remoto pero conocido. Hay gente allí viviendo … trabajando en la mina, y se han debido olvidar de ellos, quien sea… Ellos no olvidan y la semilla del rencor les ha transformado.
No es mala película. La historia en el fondo es muy real, muy válida. Es la clásica aventura de supervivencia que termina, como es habitual en estos casos, convirtiéndose en una aventura heróica. El agobio por sobrevivir nos hace inclinarnos por esos policías y estar pendientes de que puedan huir, al menos los que nos caen bien. Notemos el ritmo en la historia y adelante.
Fantasmas de Marte es una película agobiante sin fantasmas, con una sufrida y guapa teniente llamada Natasha que la verás trabajando sin cesar, enfrascada totalmente en la misión. No te hará caso porque no puede ocuparse de todo, ni siquiera tiene tiempo para mirarse en el espejo y arreglarse un poco. Valiente Natasha.
La aventura marciana de Carpenter era el tercer acercamiento tras Misión a Marte y Planeta rojo, dos películas de mayor presupuesto y más comerciales. Si aquellas no fueron muy bien recibidas ni por público ni por crítica, esta aún lo sería menos. Y es cierto que de no estar tras las cámaras el genial director de La Cosa el film seguramente no hubiera pasado por las salas de cine, yendo directamente al mercado doméstico. ¿Porqué? Por razones que visual y argumentalmente quedan plasmadas a lo largo de su metraje, una especie de serie B poco interesante, mal rodada y con un pobre desarrollo en donde Carpenter apuesta una vez más por su clásico anti-héroe que tanto le gusta. Eso sí el resultado es el peor que ha tenido el director en mucho tiempo y posible causa de su demora en ponerse de nuevo tras las cámaras. No se puede negar que el director es especialista en la realización de películas con el mínimo de medios, donde otros gastarían 3 veces más a Carpenter le sobra dinero.
Fantasmas de Marte tiene ciertos paralelismos dentro de su filmografía, especialmente con Asalto a la comisaría del Distrito 13, en la que un grupo de individuos se ven asediados en un entorno aislado, en el que el principal protagonista es un preso que si en aquella era Napoleon Wilson aquí lo llamará Desolación Williams ambos compartirán exactamente el mismo rol, el aliñe de las imágenes se verá saturado por el tormento de una música macarra obra del propio director y la ridícula figura del malo de la función exento de cualquier carisma o interés, un papá Marte que inspira más risa que miedo. Carpenter pretende otorgar a la mujer un papel fundamental y presentarla dentro de un entorno matriarcal y en el que representa una figura fuerte y autoritaria. Pero lejos de ser una propuesta interesante, la escasez de medios y la poca entereza de los protagonistas es tan alarmante que chirrían prácticamente desde el momento en que el film arranca.
Fantasmas de Marte era hasta el estreno de The Ward, la última obra del maestro John Carpenter. También es su película más arriesgada y personal, con el posible permiso de En la boca del miedo, un film en el que su autor intenta crear una película 100% Carpenter, un poco lo mismo que hizo Peckinpah en Quiero la cabeza de Alfredo García. A todo esto debemos sumarle una estructura tremendamente intrépida, y obtendremos una de las más importantes y significativas obras maestras de John Carpenter.
Estructuralmente, la narración consiste en un gigantesco flashback, lo chocante de esta disposición del film es que dentro de esta narración principal están contenidas otras narraciones, que a su vez contienen más niveles, a la manera de Las mil y una noches. Como podemos observar, Carpenter hace lo que Nolan en Origen, pero sin tantos fuegos artificiales y siendo muchísimo más práctico.
Otro rasgo habitual del cine de Carpenter es su relación con la serie B. En su intento de acercarse todo lo posible a las sensaciones de aquellos films, Carpenter, durante toda su carrera, los ha imitado de forma consciente, incluso cuando era poco razonable por el tamaño de la producción. Esta tendencia se pone al descubierto cuando Carpenter empezó a contar con cierto presupuesto: los films en los que Carpenter dirigió a Kurt Russell son el mejor ejemplo. Pero Fantasmas supera al resto en ambición: al fin y al cabo, aquí Carpenter reproduce todo un planeta. Así, nos encontramos ante 26 millones de dólares invertidos para simular al planeta rojo… gastados en entrañable cartón-piedra.
Fantasmas es, en cierto sentido, un intento por parte de Carpenter de crear su opus magnum, de concentrar en un sólo film todos sus temas. Y el principal, el que le ha acompañado desde su primigenia admiración por Howard Hawks, es el western. Durante su carrera, y a pesar de no haber realizado jamás un western puro, Carpenter los ha versionado en gran cantidad de ocasiones: las dos películas de Snake Plissken, Están vivos, Vampiros, y, por supuesto, su remake de Río Bravo, Asalto a la comisaría del distrito 13. Es esta última película, su primera obra maestra, la que Carpenter rehace en Fantasmas: sólo se substituyen elementos accesorios de la historia, como L.A., que es suplida por una colonia marciana, o los criminales de Asalto, que en Fantasmas son humanos infectados por una misteriosa neblina -que, en otro guiño, recuerda a la de La Niebla-. También aparecen en el film otros temas habituales en Carpenter, como la suplantación o la misoginia.
Por todo esto creemos que Carpenter pensó Fantasmas de Marte como la obra que llevaría al súmmum las constantes de su cine. Pensamos que en un principio la imaginó como su última película, la que nos dejaría como resumen de su cine y su actitud ante la vida. A eso parece apuntar el maravilloso final: la aventura, la amistad, la acción, en definitiva, todo lo que forma parte del cine de Carpenter, durará para siempre. Como sus películas.
Siempre ha sido evidente el fuerte sentido de la autoría que Carpenter ha buscado y conseguido en buena parte de su obra desde los inicios de su carrera. Y este es, sin dudas, una de sus más contundentes muestras. Un relato basado en un grupo de personajes arquetípicos puestos bajo presión, apariencia de serie B aunque con un presupuesto mas holgado, excelente pulso narrativo, diálogos simples, directos y secos pero definitorios de los personajes y una fuerte carga sociopolítica. Carpenter se decanta de nuevo por el homenaje al western hawksiano, situando a los personajes en el paisaje árido y desértico de Marte, en unos decorados de cartón piedra muy acertados por su voluntaria actualización de un poblado minero del oeste. Parece como si en ningún momento pretendiera dar miedo con los supuestos fantasmas de Marte. Los fantasmas recuerdan más bien a los nativos americanos mitificados en tantas y tantas películas, los salvajes indios que cortaban cabelleras y quemaban poblados que en este caso cortan cabezas y hacen explotar los edificios. Y en cuanto a los acosados encontramos un nutrido grupo que básicamente se divide en dos (los agentes de la ley y los criminales) que se verán obligados a interactuar entre ellos para sobrevivir. Pero como suele suceder en tantas películas del director la diferencia entre ambos grupos es mínima y ambigua en métodos y motivaciones. El guión vuelve a hacer un alarde de cinefagia, que a pesar de su clara tendencia auto paródica (mal entendida por muchos) consigue una estructura compleja en base a un largo flashback que a su vez esta compuesto de varios flashbacks mas pequeños que van esclareciendo lo ocurrido, distanciando notablemente al film de Carpenter de las cercanas en el tiempo Red Planet (Planeta Rojo), ciertamente olvidable o la fallida Mission to Mars (a pesar del buen trabajo de De Palma tras la cámara). No llega a trabajos tan sobresalientes como The Thing, Escape from L.A., pero este Ghost of Mars puede incluirse sin problemas entre otras magníficas obras de este gran autor del fantástico al que ya se hecha demasiado en falta.