Espías desde el cielo
Sinopsis de la película
La coronel Katherine Powell (Helen Mirren), una oficial de la inteligencia militar británica, lidera una operación secreta para capturar a un grupo de terroristas en Nairobi, Kenia. Cuando se da cuenta que los terroristas están en una misión suicida, ella debe cambiar sus planes de capturar por matar. El piloto estadounidense de drones Steve Watts (Aaron Paul) recibe la orden de destruir el refugio donde se hallan los terroristas, pero una niña de nueve años ingresa en la zona, donde podría ser una víctima más.
Detalles de la película
- Titulo Original: Eye in the Sky
- Año: 2015
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.6
75 valoraciones en total
El mundo ha cambiado a una velocidad asombrosa en los últimos años, la tecnología ha modificado nuestra manera de hacer cualquier tarea: la gente ya no es capaz de trabajar sin un ordenador, salir de casa sin nuestro teléfono es casi inconcebible, internet es un básico imprescindible para la vida de la mayoría de nosotros, tenemos más relación con amigos que están a kilómetros de distancia que con nuestro vecino…
Estos cambios no se han producido tan solo en la vida civil, obviamente todos estos avances han tenido también un gran impacto en la vida militar y el desarrollo de sus operaciones. Será este el principal argumento que explore esta película: ¿está la tecnología deshumanizando, aún más si cabe, nuestra manera de hacer la guerra? ¿Está la guerra contra el terrorismo dando carta blanca a cualquier acción militar?
Tres gobiernos trabajan en equipo para desentrañar una célula de terrorismo islámico: el británico, el americano y el keniano. Los tres implicados desde distintos puntos de vista, los dos primeros trabajan desde la seguridad de la distancia, el último es el que ofrece cobertura a pie de campo. La coronel Katherine Powell (interpretada por una sublime Helen Mirren) ha desarrollado lo que consideraba un plan sin fisuras para capturar una celda terrorista en Nairobi y las cosas se complican cuando a través del espionaje, llevado a cabo por drones, descubren que estos se están preparando para un futuro ataque suicida. Es a partir de ahí que la misión cambia de categoría y pasa a ser prioritaria la eliminación de los terroristas.
A través de la explotación de escenarios fijos y videoconferencias entre los distintos grupos se exploran las diversas tramas y modos de plantear este problema. La coronel quiere eliminar a las posibles amenazas a cualquier precio, los políticos británicos debaten en círculos las distintas perspectivas del problema, ¿es ético? ¿Es un buen movimiento político? ¿Estaríamos legalmente cubiertos en caso de que algo saliera mal? Al otro lado del globo, el piloto del dron que carga con los misiles necesarios para llevar a cabo la misión se encuentra con otro problema de corte moral, al ser consciente de la posibilidad de tener a una niña como daño colateral resultante del bombardeo. ¿Debe cumplir las órdenes de manera ciega? ¿Negarse y declararse objetor de conciencia?
La hora y media de metraje, está brillantemente dirigida por Hood quien ha sabido exprimir y condensar en los 110 minutos que dura la película, el apasionante y estremecedor paisaje en el cual empezamos a navegar militarmente. Las guerras de sillón. Batallas llevadas a cabo desde la protección y la distancia que dan los kilómetros y las pantallas. Hood explora múltiples ángulos en este thriller cargado de suspense mezclado a su vez con crítica a la política de circo que vivimos hoy en día, donde los líderes salen del despacho para participar en eventos ajenos a la ciudadanía o su problemática, donde los escalones más altos de la jerarquía están en vez de ocupando su cargo en el despacho, siendo protagonistas de momentos más propios del mundo del espectáculo que del servicio civil.
En conclusión, podemos afirmar que esta película hace un análisis increíble, explorando todas las tramas y debates morales que van surgiendo a raíz de cada giro argumental en un thriller bélico impresionante que acaba planteando los nuevos retos éticos a los que nos tendremos que enfrentar en esta nueva manera de hacer guerra con drones.
Estupenda película sobre un tema tan candente como es la guerra contra el terrorismo islamista. El que más y el que menos encontrará en esta película un motivo de reflexión sobre el alto precio moral de la defensa de la seguridad y las libertades democráticas, que desde las sociedades occidentales presenciamos con cierta pasividad y cómodo distanciamiento. Los verdaderos héroes de esta lucha resultan ser al final los más desprotegidos, la población civil carente de derechos humanos de los países donde realmente se libra la batalla todos los días. En este caso encarnados en la niña keniata.
El dilema ético está muy bien planteado y gana realismo con unas interpretaciones muy convincentes y una tensión mantenida durante toda la trama.
El núcleo de la historia es interesante. ¿Hasta dónde está permitido incursionar en una guerra? ¿Hasta lo que proponen los militares o lo que deciden los políticos? La línea de lo moralmente aceptable se desplaza según los intereses de uno u otro bando. Pero algo no funciona en esta producción británica, la historia parece forzada, con piezas colocadas con calzador por un guion algo obvio. Mucho más interesante el guion de Good Kill (2014) de Andrew Niccol (director de Gattaca y El Señor de la Guerra), donde un atribulado Ethan Hawke caracterizaba a otro piloto de drones, centrándose en su procesión interna, en su actuar cuestionable que lo lleva a problemas con su entorno familiar. Esta cinta tiene un punto de vista bien definido (el piloto de drones), pero más importante, esta última historia sí nos parece verosímil. Funcionarios anónimos de la CIA envían instrucciones para destruir objetivos a distancia, sin la participación de políticos, siendo mucho más cuestionables estas decisiones.
No tengo muy claro que acabo de ver. Ya se ha hecho recientemente una película sobre el tema infinitamente mejor: Good Kill (2014) (en la que te pone los pelos de punta cuando el instructor les recuerda que han sido reclutados en los centros comerciales y su afición a vídeos juegos) y antes que esa otra llamada Sleep Dealer (2008) que ya adelantaba esta temática sobre los drones a una escala mayor.
Si uno está al tanto de las noticias sobre la guerra contra el terrorismo esta película le parecerá nada creíble. Pastiche sensiblero y patriótico limpia conciencias. Y entiéndanme, no me considero un mojigato, es sólo que me gusta que se llamen las cosas por su nombre. Los británicos se unen al cine propagandístico-bélico. Tampoco era una sorpresa. Pero la película es aburrida, previsible y un tanto decepcionante.
Más en el spoiler, y lo hago sólo por educación.
La guerra ya no es como era. Ahora una mujer inglesa se pasa al islamismo radical, en Kenia ayuda a preparar atentados. Sobre el terreno un agente de MI5 mediante drones perfectamente camuflados con formas de pájaros o insectos voladores manda información a Londres, donde un gabinete ministerial toma sigue la operación y decide si ordena a la base militar lanzar el misil para abortar el atentado.
Pero dadas las implicaciones éticas, y el coste político que supondría matar como efecto secundario a una niña que vende pan al lado de la casa donde se prepara el atentado, deben ponerse en contacto con el ministro de asuntos exteriores de viaje en China. Es decir, cinco escenarios distintos donde se juega la vida de la pequeña
Eso es la guerra actual, nos guste más o menos. Y si encima las actuaciones son formidables, no se le puede pedir más a la película. Helen Mirren y Aaron Paul no vamos a descubrirlos ahora. Pero Barkhad Abdi, que reconozco por haber interpretado a uno de los piratas en la película Capitán Philips también hace un papelón.
Ritmo lento, pausado, buscando la implicar al espectador en el dilema ético y moral que plantea. ¿Lanzarías tú el misil sacrificando la vida de una niña a cambio de la posibilidad de evitar un atentado terrorista? ¿Podrías vivir con ello?