Escuela de jóvenes asesinos
Sinopsis de la película
Un grupo de cuatro jóvenes de una High School consideradas como las más populares, cometen todo tipo de crueldades con sus compañeras y compañeros. Una de estas chicas, Verónica Sawyer (Winona Ryder), empieza a darse cuenta de que lo que hacen no es bueno, pero le resulta difícil salir del grupo. Aliada con un nuevo chico que ha llegado a la escuela, logran matar a tres alumnos molestos, aunque en todos los casos aparecen como suicidas. Pronto Verónica se dará cuenta de que su amigo es un psicópata…
Detalles de la película
- Titulo Original: Heathers
- Año: 1989
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
6.2
55 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Aaron Mendelsohn
- Bess Meyer
- Carrie Lynn
- Christian Slater
- Christie Mellor
- Chuck Lafont
- Curtiss Marlowe
- Glenn Shadix
- Jennifer Rhodes
- John Ingle
- John Zarchen
- Jon Shear
- Josh Richman
- Kent Stoddard
- Kevin Hardesty
- Kim Walker
- Kirk Scott
- Lance Fenton
- Larry Cox
- Lisanne Falk
- Mark Bringleson
- Mark Carlton
- Patrick Labyorteaux
- Penelope Milford
- Phill Lewis
- Renée Estevez
- Shannen Doherty
- Sherrie Wills
- Stuart Mabray
- William Cort
- Winona Ryder
Película que descubrí a principios de los 90 gracias a los estrenos diarios de las primeras emisiones de Canal +, grata sorpresa en el momento que la vi. Escuela de Jóvenes Asesinos, traducción al castellano de Heathers, es el debut en cine como director de Michael Lehmann, con una Winona Ryder pre-Bitelchus, Christian Slater y Shannen Doherty, la Brenda de 90210 Sensación de Vivir. Con el paso de los años y pese a la escasa repercusión que tuvo, Escuela de Jóvenes Asesinos se ha convertido en pieza de culto de las videografías de muchos.
Veronica (Ryder) junto a tres compañeras de clase, todas llamada Heather (una de ellas la Doherty), son las chicas más populares del instituto, aprovechándose de su status para humillar a los menos favorecidos. Veronica no acaba de sentirse feliz en el grupo y las deja de lado tras conocer al chico rebelde del cole, J.D. (Slater), un psicópata en potencia que la ayudará a poner a las Heathers en su sitio, matándolas, y para salir indemne, dejando pruebas para hacer creer que ha sido un suicidio.
Rara avis del cine adolescente de los 80, época plagada de comedietas sobre teenagers políticamente correctos, la mayoría de ellos dirigidos, escritos o producidos por el hoy echado de menos John Hughes, quien hizo esas labores en El Club de los Cinco, Todo en un Día, Una Maravilla con Clase y La Chica de Rosa entre otras. Escuela de Jóvenes Asesinos recrea esos mismos años pero dejando de lado lo cándido y virginal del cine de Hughes, centrándose en las facetas más oscuras de la adolescencia, tratando temas como el suicidio, el asesinato, el bullying, la enseñanza, temas a la orden del día, aspectos que hacen de ella una propuesta avanzada a su tiempo, y una producción irrealizable hoy día tras masacres universitarias como la de Columbine.
Escuela de Jóvenes Asesinos lo hace además con los poco adolescentes géneros de la comedia negra y el thriller, con muy mala leche me atrevería a decir, cualidad que es su mayor valía vista hoy, posiblemente la única. Se agradece la irreverencia y el riesgo en una producción repleta de teens como esta, pero el resultado se traduce en una película coñazo que trata de lanzar dardos a cada miembro vinculado al sistema educativo (alumnos, padres y profes), mediante unos diálogos que rallan el absurdo, la memez y la pedantería, con sentido del humor, sí, pero sin caer en gracia.
No favorece una narración que va dando palos de ciego, moviéndose entre diferentes géneros sin decantarse nunca por uno, y cuando da con el adecuado (la buena escena en el bosque, cine del serio) se va al traste cuando en la siguiente escena sigue el cúmulo de gilipolleces de las que está lleno este caótico debut de Michael Lehmann, realizador que seguiría dejando huella (en el mal sentido de la expresión) con El Gran Halcón, Cabezas Huecas y Mi Gigante.
Los actores en la medida de lo correcto, Winona Ryder en plan adolescente con problemas de actitud, vamos, el de siempre hasta que creció y la industria del cine solo la llamó para engrosar la lista de secundarios en sus películas. Christian Slater imitando a Jack Nicholson, y Shannen Doherty solo mentada por sus logros televisivos posteriores. Sale más gente pero sus personajes entran y salen de la película con una facilidad pasmosa y con escasa relevancia, entre ellas las tres Heathers del título original.
Decepcionante, más aún cuando hacía tiempo que trataba de recuperarla. Queda por debajo, muy por debajo de productos televisivos que se movían en la misma línea de mordacidad como las notables Daría (MTV) o LImperdible Parker Lewis (TV3).
Sin duda, Heathers (me niego a utilizar su aberrante título en español) es a la comedia adolescente lo que El Padrino al cine de gangsters. Una autentica delicia que mejora a cada visionado. No en vano, y sin que sirva de precedente, recibió en su momento excelentes críticas.
Olvídate de los American Pie y sus chistes descerebrados a base de caca, pedo, culo, pis, de las almibaradas Diez razones para odiarte o las intolerables pijadas a lo Sensación de vivir: esto es otra cosa. En apariencia, se regodea en los cliches: la historia de amor entre la chica buena y el malote rebelde, la pijas odiosas y populares, los guaperas del equipo futbol, los frikis con sus inevitables gafas culo de vaso y, por supuesto, la chica gorda de la que todos se ríen. Pero es sólo para derribarlos: bastan los títulos de crédito para comprender que estamos en otra galaxia. Lo que hace Michael Lehmann es darle la vuelta al calcetín y sacudirlo en tu cara.
Porque hay guiones buenos, mejores… y luego está la maravilla que escribió Daniel Waters para esta película: es imposible condensar más inteligencia, sarcasmo, mala leche y escarnio de las miserias de la condición humana en tan pocas líneas. Los diálogos, incendiarios como el napalm y corrosivos que ríase usted de la sangre de Alien, no dejan títere con cabeza y ridiculizan todos y cada uno de los valores e instituciones sobre los que se edifica la sociedad norteamericana, desde la familia a la escuela, pasando por la esa enfermiza competitividad tan yanqui. Comedia negra, no. Negrísima: como el sobaco de un grillo contemplado desde un pozo una noche sin estrellas. Si a eso le unimos el desparpajo y descaro con los que se tratan temas tan delicados como el asesinato, el suicidio o el sexo adolescente y un punto de humor surrealista, tenemos como resultado una de las películas más originales, refrescantes y valientes de los ochenta.
En efecto, estamos ante algo único y, por desgracia, irrepetible: consecuencia casi milagrosa de un momento muy concreto caracterizado por una relajación de la censura en un Hollywood que todavía no estaba totalmente controlado por las grandes distribuidoras. Hoy en día, en la USA del tea party y no hagamos nada original, no sea que no recuperemos la inversión una película tan irreverente y políticamente incorrecta como ésta es absolutamente inimaginable.
En cuanto al reparto, lo primero que me viene a la cabeza es lo irónico que resulta que este, a sus diecisiete años, fuese el primer papel protagonista de Winona Ryder. Y es que la triste realidad es que, a día de hoy, sigue siendo la interpretación de su vida. Está maravillosa, absolutamente superlativa, se come cada plano en los que aparece. Su rostro es capaz de expresar con la misma eficacia hastío, inteligencia, inocencia, cinismo o malignidad, y uno, que lo esta viendo desde el sofá, no puede evitar sentir inmediata simpatía por su personaje. Luego tenemos a Christian Slater, un actor que jamás me ha caído en gracia, pero del que me atrevo a decir exactamente lo mismo: la mejor interpretación de su carrera. Aunque en un registro mucho más histrionico, está magnífico y consigue quedar apenas medio escalón por debajo de Ryder. Incluso los secundarios, y no son pocos, están geniales: las odiosas Heathers (entre las que se encuentra Shannen Doherty, la buenorra Brenda de Sensacion de vivir), sin ir más lejos, consiguen que desees su muerte desde su primera aparición en pantalla, que es, al fin de cuentas, exactamente de lo que se trata.
En resumen, una pequeña joya. Una brillante sátira que cuenta entre sus principales bazas con un guion brutalmente inteligente y un reparto descomunal. Y que no te engañen las apariencias: esta negrísima comedia, puramente adulta y hasta el corvejón de amargura y sarcasmo, seguramente, la gozarán mucho más los que ya tengan unos añitos.
Porque, ¿quién no recuerda aquellos maravillosos años?
—-
P.D.(1): Por favor, que alguien cuelgue al idiota que pone los títulos en español.
P.D.(2): Ich lüge : Te estoy mintiendo . JAJAJA.
Recuerdo perfectamente el ascenso y caída de Winona Ryder. Tuvo la suerte de estrenarse de la mano de Tim Burton (cuando Burton aún no era nadie) en la peli Bitelchus. Dos años más tarde trabajaron de nuevo juntos en Eduardo Manostijeras, todo un éxito de público y crítica. Winona ya era una joven promesa.
Dos años más tarde haría Drácula de Bram Stoker, de la mano ni más ni menos que de Francis Ford Coppola. Ya podía considerarse una estrella de Hollywood. Dos años más tarde haría Reality bites, considerada peli de culto porque reflejaba la forma de vida de gran parte de la generación X americana (los nacidos desde mediados de los 70 a mediados de los 80). Winona ya era un icono. Y cuando estaba en la cumbre de su carrera, la chica va y roba ropa en una tienda, la pillan, y confiesa que es cleptómana. El vídeo del robo corrió como la pólvora por las televisiones, para burla y escarnio, y las puertas de los grandes estudios se le cerraron. Menuda metedura de pata.
Yo por aquella época estaba enamorado de una chica que se le parecía un montón físicamente (hecho que descubrí con Dracula varios años después del estreno), y que al menos tuvo la decencia de seguir siendo una buena amiga cuando le conté lo que sentía por ella (no como la mayoría, que huyen como si fuese un violador convicto). Ahora, viendo a Winona tan dulce y tan joven, no puedo evitar recordar con cariño a esta chica.
En esta película tenemos de segunda de a bordo a Shannen Doherty, otra joven promesa que cayó en desgracia. Era una de las coprotagonistas de la serie Sensación de vivir (Beverly Hills 90210), y posiblemente la más guapa de todas ellas. La serie tuvo un gran éxito internacional, y Shannen empezó a comportarse como una diva y a dar muestras de claro desequilibrio mental. Cuentan sus compañeros que convirtió los rodajes en un infierno debido a sus caprichos y a sus reacciones violentas. Tanto, que tuvieron que inventarse en el guión de la serie que se iba a estudiar a Francia, para quitarla de en medio.
Volviendo a la peli, tiene una primera mitad interesante, pero que pierde todo su fuelle en la segunda mitad. Además se basa en ese tema tan manido ya de los institutos americanos donde la gente se divide en popular y no popular, y donde los populares tratan a los demás como si fuesen basura. Hay que tomársela con humor, aceptando de antemano que los del CSI no van a ir a investigar los asesinatos/suicidios. Con una temática similar, tenemos la española No digas nada, que sí que es realmente divertida si se ve como lo que es, una peli de humor. Pero claro, en la española no sale mi Winona…
Toda la mala baba que usted siempre quiso ver en una película de instituto americano y que nunca se atrevió a imaginar se contiene en esta polvorienta joya que debería ser de visión obligada para todo ex-quinceañero resentido que se precie. Un grupito de insoportables adolescentes superpopulares y superidiotas obtienen (¡por fin!) su merecido, morir de las maneras más grotescas y ridículas posibles, gracias a las malas artes de Winona Ryder y Christian Slater. El eterno tema de la lucha de aulas llevado a su más sangriento extremo.
Heathers se convirtió casi desde el primer visionado (la he visto incontables veces) en mi película favorita. Es cierto que mi primer interés en ella era la presencia de Ryder y Doherty, pero también me llamaba mucho la atención su título en castellano… pero esto no sabría decir si para bien o para mal…
Heathers es una comedia negrísima que hoy en día no estaría bien vista al tratar de manera irónica temas tan serios como el suicidio y la violencia en las aulas. Sin embargo esta película esta llena de aciertos, desde un guión irreverente y repleto de frases memorables hasta una banda sonora entre tétrica y épica (que recuerda a las usadas en las películas de Tim Burton) con predominio de la armónica pasando por unos actores en estado de gracias.
Christian Slater recuerda en algunos momentos la histeria del Jack Nicholson de El resplandor (The Shining), mientras que Winona Ryder resulta creíble mostrando la dualidad de su personaje y Shannen Doherty está perfecta, destacando sus (des)encuentros con el personaje de Ryder. En definitiva, una película original, delirante, ofensiva y tremendamente adictiva.