El viejo y el mar (C)
Sinopsis de la película
Un viejo marinero está pasando una mala racha porque hace 84 días que no captura ningún pez. Todos los habitantes del pueblo, excepto un niño, se burlan de él. Sin embargo, llega un día en que cambia su mala suerte. Multipremiado cortometraje animado, ganador de 11 premios internacionales, incluyendo el Óscar. Adaptación de la novela homónima de Ernest Hemingway, fue la primera película de animación estrenada en cines IMAX.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Old Man and the Sea (Roujin to umi) (S)
- Año: 1999
- Duración: 20
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Opinión de la crítica
Película
7.5
56 valoraciones en total
En esta crítica no voy a elogiar la historia que ya conocemos todos, que se ha tratado en otras producciones y que particularmente no me llama demasiado la atención. Voy a alabar la forma de narrarla, el cuidado que Petrov, como pintor, ha dibujado cada detalle, el mimo con el que durante diez años ha trabajado en esta preciosidad. El resultado es, literalmente, una obra de arte: este corto es un óleo en movimiento, una lucha mano a mano (literalmente: Petrov utilizaba los dedos para pintar porque los pinceles lo distanciaban de su obra) con los matices, en el que he descubierto el inmenso abanico de emociones que pueden transmitirse con una paleta de azules.
Es, en definitiva, una obra maestra que ningún aficionado a las artes plásticas debería perderse.
El viejo y el mar es un ejemplo de que quien quiere, puede. Funciona como metáfora y también a un nivel básico, se queda grabada a fuego por su técnica y por su mensaje, por su poderío visual y narrativo, por saber cómo tratar una historia épica (a cualquier nivel) utilizando la cabeza, el ingenio y, ante todo, el corazón. Por mucho western que exista, será difícil encontrar un duelo tan sentido como el de este pescador, ya mayor, que se arraiga a su ultimo aliento, a su fortaleza interior, a su yo pasado, para seguir adelante con su sueño y conseguir romper su mala racha. Un gran pez cae en su trapa y comienza el duelo: no hay pistolas, no hay primeros planos de miradas y entrecejos, no hay nada. Sólo la pasión de uno contra el instinto de supervivencia del otro. Un duelo del hombre contra la naturaleza. Una batalla entre nuestro yo interior y el exterior. ¿Quién puede ser el ganador? Cada espectador deberá responder a esa pregunta por si mismo. Y ahí, en esa ambigüedad, radica la fuerza del relato de Hemingway que sirve como base a Petrov para crear una pequeña maravilla que fue premiada -justamente- con un Oscar al mejor cortometraje.
Dos años y medio de trabajo. Casi nada. Alexandr Petrov consiguió con esfuerzo (se puede encontrar un maravilloso paralelismo entre la historia que cuenta el film y la propia del realizador ruso) dar lugar a uno de los mejores trabajos animados de los últimos tiempos. No sólo es su acabado, sino la propia técnica, animación a óleo (nada más y nada menos), realizada superponiendo diferentes capas hasta formar los cuadros de animación. Estrenado en IMAX (lo que, por mayor tamaño de pantalla, dificultaba aún más su realización), El viejo y el mar se suma a esa serie de milagros entre los que se encuentran producciones como El hombre que plantaba árboles o Harvie Krumpet , películas surgidas de mentes creativas, libres, sin ningún tipo de atadura a la hora de plasmar lo que les pasa por la cabeza. Obras artesanales, alejadas de grandes estudios que entorpezcan el desarrollo creativo. Un artista, en su soledad, trabajando en una de sus obras como si de un hijo propio se tratase. Esta pasión se nota en cada uno de los fotogramas de la obra de Petrov. Y la verdad… no creo que exista mayor satisfacción que disfrutar de este tipo de trabajos y sentir, minuto a minuto, que la pasión con la que fueron realizados te va atrapando, poco a poco, sin soltarte hasta el final. Una joya, por cómo cuenta las cosas y, especialmente, por lo que transmite. De obligada visión, a poder ser en la pantalla más grande que podáis encontrar.
La narración crepuscular más laureada de Ernest Hemingway fue trasladada a la animación por Aleksandr Petrov.
En veintidós minutos, el viejo pescador de capa caída que mira con nostalgia a su pasado de proezas marinas y competiciones de fuerza en la taberna, y que busca su última oportunidad para recobrar la respetabilidad perdida en una racha de mala suerte, se pega a los huesos y contagia la dureza de la mar impredecible, la aspereza serena del marinero resecado en eras de sol y salitre, batiéndose en duelo con el agua, el viento y el cielo.
El chico aprendiz que confía en el viejo, que visualiza no al anciano en decrepitud, sino al anciano cargado de experiencia, y a aquel joven de proezas marinas y competiciones de fuerza en la taberna, será el soplo de energía que avivará el fuego de la lucha del pescador que todavía no está acabado.
Sencillamente encantador. Embaucador al 100% tanto narrativa como visualmente. Unas pinturas de una calidad enorme, que rebosan vida. Y una mención especial a la música. Si no lo hizo (como casi seguro que será) debería haber optado a ganar cualquier premio relacionado con el sonido y la música de la industria del cine, por mísero que fuera, para reconocer lo que hace que la obra de un salto de gran corto a obra maestra.
Obligado visionado. No esperes violencia o romances (que sí amor, pero por la vida) empalagosas.
Esas dos palabras definen a la perfección el carácter de la obra. Como bien ha explicado la crítica del compañero Caith_Sith se puede percibir en cada trazo, en cada movimiento, en cada uno de los colores al óleo la pasión imprimida por Petrov a su trabajo. Sólo de esa fuerza y convicción puede nacer una adaptación tan maravillosa de una de las obras maestras de Hemingway que, sin lugar a dudas, estaría muy complacido con el trabajo del ruso. Sin embargo el hecho de que sea obra de un ruso y que éste sea discípulo de Yuriy Norshteyn hace que la obra cobre un significado particular que, en cierto sentido, puede estar superando el significado que el escritor americano tratara de dar en su momento a la obra.
Hemingway dijo en su momento que él intentó crear un viejo hombre real, un chico real, un mar real, un pez real y unos tiburones reales. Pero si los hice suficientemente buenos y reales éstos pueden significar muchas cosas . Como ocurre con todo gran clásico éste da pie para muchas interpretaciones. En este sentido han surgido muchas y el trabajo de Petrov, más que una adaptación (que también) es una interpretación, porque está claro que no puede transmitir lo mismo Hemigway con palabras que el ruso con palabras. A mi modo creo que esta divergencia en los resultados es hermosa, esta es la verdadera riqueza del arte. Oscar de sobras merecido si es que este galardón se encarga de veras de valorar algo tan relativo como la excelencia artística.
La obra transmite muchas ideas. Entre ellas se encuentra la más visible y tradicional, es decir, la del anciano que se aferra a la vida pero que, al mismo tiempo, es consciente de su debilidad al poner su mente en sus tiempos de juventud. La admiración del joven aprendiz hacia la sabiduría del maestro esperando poder recibir de él todos sus conocimientos. Pero además, al mismo tiempo llama la atención el respeto del viejo hacia la naturaleza a la que lejos de creer que puede dominar venera como aquello de lo que forma parte. De hecho él considera al pez como un hermano, es decir, un igual. Al fin y al cabo su vida se basa en lo mismo: la supervivencia. El pez tratando de huir de la trampa tendida por el anciano pescador y este último incapaz de concebir la vida si no es haciendo lo que hizo siempre. Al fin y al cabo el cortometraje es crudo a la hora de mostrar los sentimientos del viejo que claramente considera la pérdida de la buena suerte como un signo de que la muerte está cercana.