El silencio es un cuerpo que cae
Sinopsis de la película
Detrás de la cámara que captura fiestas y vacaciones familiares, hay un hombre. Es el padre de Agustina, la directora de este documental que, a partir de películas caseras en 8mm y VHS, explora un pasado personal y a su vez descubre en sus pliegues el retrato político y social de una época.
Detalles de la película
- Titulo Original: El silencio es un cuerpo que cae
- Año: 2017
- Duración: 72
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Opinión de la crítica
Película
7.2
74 valoraciones en total
Es de muy humano proceder el interesarse por quién era realmente tu padre (o antepasado a elegir) cuando ya no le puedes entrevistar. Intento vano, porque incluso aunque creas haber realizado la tarea con éxito, no tendrás más que un collage de averiguaciones de segunda mano al que habrás dado una ilusión de unidad. Porque ni en vida se consigue conocer la verdad de las personas.
La autora de esta investigación del pasado familiar parece partir con cierta ventaja en este caso, ya que su padre dejó un legado de cientos de horas de vídeo casero, si bien como observador muy pocas veces observado. Queda clara de donde le viene la vocación a la directora.
El misterio del padre nunca podrá resolverse del todo, pero como es bien sabido, es el proceso de búsqueda el que ilumina, y a nosotros espectadores nos llega por reflexión y refracción parte de la esa luz en forma de educación histórica, imágenes evocadoras y algunas reflexiones tipo la gente sonríe cuando dice la verdad o la libertad es no tener que estar en una jaula . Recomendable.
Gustará a: editores, videoaficionados de la era pre-móvil, Facundo Cabral
No gustará a: machirulos. violinistas, caballos
Interesante relato en la medida que recupera testimonios de personas Queer o LGBTIQ+ en la historia Argentina. Vemos a mujeres trans, activistas, profesores, etc. Es interesante observar y descubrir esa mirada del padre, Jaime, (personaje principal y camera-man de las imágenes de archivo) el ojo Queer detrás de la historia. Es difícil criticar las películas que tratan temas importantes para la comunidad LGBTIQ+, sobre todo porque estos relatos son necesarios. Es importante apostar a que se produzca este tipo de contenidos que problematizan lo identitario, las vidas privadas entrelazadas con lo público.
El silencio es un cuerpo que cae trata la aproximación tímida de una mujer que descubre la sexualidad disidente de su padre. Las entrevistas están comandadas desde ese punto de vista del descubrimiento y hay una búsqueda por recrear una historia a tientas.
En mi opinión el principal problema es que no se despega nunca de una idealización marcada de Jaime.Se da una reconstrucción importante de clase social del protagonista en los años 80, que nos permite vincular su nivel de ingreso con la libertad privilegiada que gozaba para expresar su sexualidad. En este punto, podemos entender que su estilo de vida era excepcional para la época y ajeno al resto de realidades dolorosas. El filme logra mostrar viajes a europa, pretensión y dinero. No se construye un personaje tridimensional a partir de Jaime, ni resulta exactamente claro cuál es la relevancia del protagonista o por qué punto pasaría la identificación con el espectador. La victimización no alcanza a neutralizarse y se genera una tensión incómoda: planos de una infancia privilegiada, compras de peluches en Disney, mucha Europa, chocan con el esfuerzo inmenso por evocar tristeza mediante la voz en off. Resulta impostado. El tono solemne y dramático de la voz, pareciera confirmar que la vida clandestina del padre necesita ser victimizada, dramatiza con la cadencia y nos exige identificación, la quiere a toda costa. Pero el recorrido por la historia de Jaime y su pareja, o Jaime y su contexto, no dejan de ser superficiales. No se ahonda en problemáticas que nos permitan generar empatía con la historia. Se muestra un contexto sesgado de una manera que nos deja indiferentes. En este punto, el filme se ofusca por el egocentrismo de la realizadora y segunda protagonista, que tuerce el timón y recorrido del relato constantemente hacía su dirección, su imagen de niña. Abre un camino y luego lo desvía. Se muestra un intento de cine-ensayo que pasa más por la auto indulgencia que la entrega. Encontramos descripciones detalladas del promedio académico de la realizadora, la cantidad de veces que viajó a Europa por año o a Disney y sus prácticas burguesas de violín. Esto no logra una articulación fluida con el resto del relato. Irrumpe. Si la intención fue hacer una crítica de la clase social, fue demasiado tímida.
En conclusión, lisa y llanamente es la historia de una persona, Jaime, que ocultó su sexualidad en su círculo íntimo, pero que vivió una vida de privilegios y libertades. Tuvo una familia que gozó de buena posición económica, viajó, disfrutó, etc. Una historia sin conflicto más que el que la voz en off plantea, una historia sin una mirada crítica hacia el privilegio. Y lo ideológico en este filme aparece de un modo absolutamente calculado, políticamente correcto. Tibio. Una verdad que difícilmente incomode a alguien más que a la familia del personaje principal.