El prisionero (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (1967-1968). 17 episodios. Tras renunciar a su puesto, un importante agente del Gobierno Británico es gaseado y llevado a un pequeño y aislado pueblo costero, donde gente que sabe demasiado es retenida durante el resto de sus vidas. A lo largo de la serie el agente, el Número 6, intenta escapar mientras desafía todos los intentos de quebrar su voluntad y contar la razón de su renuncia. ¿Pero cómo escapar de esta extraña y fuertemente protegida prisión? ¿Y quién es el misterioso Número 1 que está al mando?
Detalles de la película
- Titulo Original: The Prisoner (TV Series)
- Año: 1967
- Duración: 50
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Opinión de la crítica
Película
7.3
24 valoraciones en total
En medio de la guerra fría de aquellos desangelados 50/60. Cuando el sudeste asiático bramaba su inminente estallido. Aquí en la pacata península ibérica, el flamante ministro de información il capo, Mr. Fraga iba vendiendo las bondades —de este castigado país— por la vieja Europa con aquello del Spain is different. La libertad de prensa hacía ejercicios gimnásticos porque la premisa era el silencio a golpe de garrote vil. A los feligreses pocas alegrías les quedaban, el guateque en petit comité del domingo, la radio retrasmitiendo al Madrid galáctico de Di Stéfano y la utopía del frágil canal UHF. Lugar donde rebuscar y encontrarse con un personaje que tenía un mundo a su alrededor, pleno de ambiente vanguardista, relleno de una espuma tan asfixiante como la tristona Hispania. El totalitarismo disfrazado de Avant Garde y con nuevo estabilizador bitensional para las ondas hercianas. Hasta que el ITV Channel se le encendió la bombilla.Aquellas mentes creativas de la televisión británica dieron luz a una de las joyas más cool, enigmáticas y seductoras del siglo XX. Un bostezo de aires bizarros, herméticos y surrealistas repleto de cultura LSD —solapado tras un agente secreto—, que avivó la acción de la cultura pop, como nunca se había visto hasta entonces. El prisionero (1967), estaba protagonizado por el gran Patrick McGoohan. A su vez, creador de este singular show junto a la ITV. El propio McGoohan habló de ella en términos de una alegoría a la sociedad del siglo XX: la salvaje industrialización, la opacidad gubernamental, el individualismo contra el colectivismo y la búsqueda del individuo hacía Iusnaturalismo moderno. Resumiendo, la variable filosófica del clásico enfrentamiento teórico y jurídico de los dos modelos por antonomasia: ComunismoVsCapitalismo. The Prisioner, se convirtió en serie de culto, pues fue flor de un año, de 1967 a 1968. Una herencia de 17 episodios en un orden aleatorio. Patrick McGoohan es un espía que renuncia a su puesto para pasar a un retiro apacible. De repente, es secuestrado y llevado a la aldea, una comunidad de prisión, a modo, concepto idílico-falso donde los nombres son reemplazados por números. Estos adquieren nuevas identidades y acatan las nuevas reglas de supervivencia, tan raras como reales.El refinamiento de la propuesta, interrogatorio/lavado de cerebro, alcanzando un clímax de aureola entre lo Orweliano, lo misterioso y onírico: es sencillamente magistral. Un último puzzle sin solución: metáfora de la vida en su Big Brother sempiterno. La ilusión de un mundo feliz, donde todo está planificado. En el fondo, la serie es la manifestación más contundente de la mentalidad sin tapujos a saco del espionaje como forma abstraída de locura masiva, mientras el hedor de experiencia totalitaria, consigue llegar la paranoia desde el posicionamiento del más puro juego de mesa. Conceptualmente, la televisión inglesa nunca había llegado a un refinamiento tan preciso de la sensación, pesadilla kafkiana, como pura expresión de entretenimiento. Producto, esencial en la carrera de cineastas como Lynch o Kubrick y creadores de series de esta última década en la nueva ficción Made in Usa, 24, Fringe, Lost o Walking Dead. Así, como en otras disciplinas de la pintura, fotografía, escultura, música (Iron Maiden le dedicó un tema del álbum, The number of the beast/1982), cómic o fotografía artística se han acercado a esta alucinación. A posteriori, el canal de cable AMC hizo una miniserie con Jim Caviezel de protagonista, junto a Ian Mc Kellen sin demasiado éxito. TVE la pasó en el año 1967 y en los 80 se volvió a reponer. Actualmente, se puede adquirir en su nueva edición Blu-Ray, con una gran cantidad de extras que harán las delicias de coleccionistas y mitómanos. Seguir leyendo
Jon Alonso https://200mghercianos.wordpress.com
187/01(05/06/10) Serie de culto que en su sinopsis me atrajo sobremanera y despertó en mi enormes expectativas, pero mi gozo en pozo, me encuentro con una serie que en su episodio de arranque te presenta un historia enigmática, de las que enganchan a los que esperan algo más de un argumento. El guión rebosa sencillez, un agente secreto británico que dimite de su puesto, es secuestrado para intentar sacarle el motivo de su dimisión, es su desarrollo lo que fue novedoso y ha sido fuente para films y otras series, es llevado a un lugar idílico, La Villa (Portmeirion en Gales, anhelo visitarlo), un sitio misterioso junto al mar, donde vive la gente de un modo singularmente normal, se conocen por números, tienen tiendas, elecciones, fiestas, conciertos, pero del que no se puede salir, si lo intentas serás perseguido por una burbuja gigante llamada Rover, regido por un Nº 2 que va cambiando en cada episodio, durante el tiempo que está allí será interrogado con todo tipo de artimañas, mayormente con experimentos psicológicos y entre medias intentará huir de allí. Su puesta en escena es su punto más vanguardista, un escenario cuasionírico, un pequeño pueblo de estilo renacentista apostado sobre una verde colina, mezclándolos con mobiliario y vestuario decadente, así como elementos pertenecientes al pop-art, todo esto sumado da como resultado una puesta en escena nunca vista hasta entonces, tanto es así que en un episodio de ´Los Simpsons’ la homenajearon. Pero si entramos en su historia vemos que tiene una trama que te atrapa en los primeros episodios pero a medida que avanza se hace todo muy reiterativo y monótono, teniendo que aguantar a un pedante e insoportable Nº 6 (Patrick McGoohan), que encima lo demuestra en la vida real al pelearse con el creador del invento George Markstein, siendo McGoohan el guionista y director de los horripilantes últimos capítulos, un desvarío mental que tira por los suelos el gran punto de arranque, no me extraña haber leído que en principio iban a ser 7 capítulos y por cuestiones comerciales la alargaron, y es que el relato no da para tanto, se alarga como un chicle y lo que es peor en su final te explota en la cara, el doble episodio final que se supone iba a tener todas las respuestas, o por lo menos alguna se convierte en un carnaval sin sentido que llega a producir vergüenza ajena, un despropósito digno de alguien que le importa un bledo faltarle el respeto al público y encima tendrá los santos cojones de decir que es que no tenemos nivel para entenderla, siento mi inteligencia insultada. Mi puntuación no es menor pues como ya he dicho su propuesta inicial es de Matrícula de Honor que supongo la innecesaria extensión de capítulos y el divorcio Markstein-McGoohan provocó la debacle, o sea entre lo bueno y lo malo la media que me sale es 7. Fuerza y honor!!!
Avant-garde catódico para una de las obras mayores de la TV sesentera, una auténtica edad de oro del medio, siendo la eclosión finisecular de HBO y todo lo que arrastró, la edad de plata, en analogía comiqueril. Una maravilla audiovisual de increíble riqueza conceptual, que hermana a Kafka con el pop-art, el diseño op, la estilización de la paranoia de la guerra fría y mil y un referentes literarios y estéticos. Aunando sátira socio-política, cacharrería de ciencia-ficción y fantasía cruel, además de repasar con sentido lúdico todo tipo de géneros, desde el espionaje al western. Nacida del empeño personal del extraordinario actor Patrick McGoohan, ejerciendo en la recta final de la serie incluso de director y guionista, viene a ser una reformulación/secuela culterana y autoconsciente de la previa Cita con la muerte, en la que McGoohan daba vida al infalible agente secreto John Drake, retomado aquí como una versión destilada del personaje, un número que quiere ser un individuo, un rebelde en una sociedad cuadriculada, un hombre que sencillamente no quiere contestar. Todo el invento desborda sofisticación y genialidad, con ese Número 2 siempre distinto o su asombrosa escenografía entre el balneario art decó y un interiorismo por completo lisérgico. Una obra maestra que comprensiblemente fracasó víctima de la incomprensión, provocada por su estilo brutalmente abstracto y la intelectualización de todos los elementos que proponía, pero permanece como pieza de culto capaz de llevar al extremo los postulados absurdos y la inteligencia juguetona de clásicos como Los Vengadores.
Dentro del género de espionaje en televisión, una de las series de más éxito, sino la que más, fue ésta: El prisionero.
Se puede asegurar que aquel periodo, en lo que se refiere a series de tv, no ha sido superado aún gracias a su estilo narrativo, la moda colorista, la música y al mecanismo psicodélico en general.
En este caso, un agente, el nº 6, del Gobierno Británico presenta su baja irrevocable en la organización. En el empiece de cabecera de la serie se explica en rápidas secuencias como su petición ´se tramita´.
Ante la opción de ser eliminado, existe otra, puede ser trasladado a la isla denominada La Villa.
El agente corre a su casa para preparar su marcha (en su auto monoplaza), llega rápidamente tras él un agente de etiqueta con sombrero de copa, todo muy inglés, e introduce un gas por la cerradura de su casa de lo más efectivo.
Cuando despierta número 6, está en la isla y en todos los episodios tratará inútilmente de escapar. Allí van a parar todos los agentes que poseen conocimientos de importancia que no pueden ser desvelados y el gobierno no puede arriesgarse a que sean divulgados.
La serie era de trazo futurista, casi de ciencia ficción, con el famoso balón blanco que surgía del agua y que arrastraba a la orilla a todo aquel que tratara de huir por mar.
Un éxito total sin paliativos en Inglaterra.
Excepcional.
Pionera en su género, El Prisionero es actualmente una serie de culto con numerosas referencias en la cultura popular: Los Simpsons están plagados de gags con Rover (el orbe guardián), e incluso viajan a La Villa en un capítulo. Nada menos que Iron Maiden le dedicaron una canción en su glorioso The Number of the Beast . Los creadores de Lost admiten que se trata de una de sus series fetiche y se puede apreciar el parecido entre ambas: el humo negro y Rover, las dos islas, el gusto por crear un misterio que encierra otro misterio que conduce a otro misterio. Incluso inspiró a los creadores de Expediente X. También aluden a ella en bastantes cómics, detacando V, de Vendetta y La Liga de los Hombres Extraordinarios de Alan Moore. Así que, con independencia de que te guste o no, no se puede negar que ha calado en mucha gente. Por algo será.
En cuanto a la serie, ya tiene sus añillos y el tiempo no pasa en balde. Quizá tiró demasiado hacia lo rocambolesco en su tramo final y algunos llegaron incluso a pedir la cabeza de McGoohan en bandeja de plata por el último episodio. Pero bueno. Lo único claro es que en El Prisionero no había nada claro. Y si no, fíjate en la sutil diferencia a la que se presta la interpretación del mítico diálogo de la intro:
-What do you want?
-We want information… information…
-Who are you?
-The new number two.
-Who is number one?
-You are number six.
-I am not a number! I am a free man!
Ahora lee el spoiler.