El póker de la muerte
Sinopsis de la película
En una partida de póquer, un jugador es sorprendido haciendo trampas, Van Morgen (Dean Martin) intenta salvarlo, pero los demás jugadores acaban linchándolo. Mientras tanto, llegan al pueblo el predicador Jonathan Rudd (Robert Mitchum) y Lily Langford (Inger Stevens) con sus chicas. Cuando dos ciudadanos son asesinados, Van recuerda que ambos se encontraban en aquella fatídica partida de cartas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Five Card Stud (5 Card Stud)
- Año: 1968
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
6.6
81 valoraciones en total
Para criticar la película y desmerecerla vale con resaltar que se uno se ha dado cuenta que es un cruce de western-policíaco. Muy observador, sí señor. Entonces, vamos a ver: los sandwichs para esta gente o son de jamón, o son de queso, no pueden ser mixtos.
Un policíaco en el Far West no da resultado porque esto y lo otro y lo de más allá y ya está, pues vale.
El caso es que esto no es un policíaco. Si fuera un policíaco entonces ¿Por qué Dean Martin no enseña la placa? ¿Por qué no grita cuando ve salir a uno corriendo del granero: ¡Alto, policía!? Yo creo que esto más bien es un Western, más que nada por los revólveres en la canana y los caballos que salen.
Y una excelente película para todo aquel que acepte el género bien servido. Y es un Western curioso que especialmente puede atraparte con la musiquilla de Maurice Jarre que está visto, en mi caso, es un complemento extraordinario y envuelve en la intriga perfectamente, tal vez porque retrotrae a la inquietante El hombre de MacKintosh, película infravalorada como ninguna otra.
Hay que dejarse llevar por la categoría de este Western. Por la categoría de Dean Martin y Robert Mitchum que sí, que fatal si quieres, pero insisto, puedes ir muy bien siguiendo la trama con ese sabor a lo Howard Hawks en lo romántico porque no hay historia del Far West sin escarceos amorosos a medianoche. Por un Roddy McDowall convincente y en fin, Henry Hathaway que sabía como sacar el máximo partido a los dos protagonistas tan sólo diciéndoles que no se esforzaran en actuar, que la cámara se rinde ante ellos.
Henry Hathaway, director de unos cuantos western decentes, pero que casi nunca estuvieron a la altura de los de John Ford, Howard Hawks o Anthony Mann… sino más bien al mismo nivel que los de Delmer Daves, Burt Kennedy, Andrew V. McLaglen… aunque siempre contaron con buen reparto, recordemos sus muchas colaboraciones con John Wayne y Gary Cooper.
Aquí curiosamente nos muestra un western distinto a los demás, con intriga algo floja pero la hay, que recoge también tópicos, como la punteria, el personaje de Robert Mitchum nos recuerda a Harry Powell, La noche del cazador es predicador y usa la misma ropa, y siempre tan peculiar, Dean Martin que se encontraba cada vez más en decadencia, pero que lo hace bastante bien, nos muestra a su típico personaje, como por ejemplo en Los 4 hijos de Katie Elder , el hombre que no trabaja y que vive del juego. El póquer de la muerte es un muy aceptable western, que para mí, se encuentra entre los más significativos de este director, y como ya mencioné, ese argumento poco visto se agradece mucho.
Destaco también la presencia de Inger Stevenes y Roddy McDowall, la banda sonora con esa canción del propio Dean Martin, verdaderamente recomendable, y no solo para los amantes del género.
De entrada diré que me encantan los westerns, los buenos westerns claro, no esos patéticos productos que pretenden ser Spaguetti-western y que no son, ni por asomo ni spaguetti, ni western.
He aquí un western original, interesante, y, en cierta manera, diferente, ya que mezcla elementos tan poco habituales en este género como son el suspense, y la intriga policial.
Con un reparto solvente donde encontramos al gran Robert Mitchum, que como bien dice la anterior opinión, hace un papel similar al de La noche del cazador , y un Dean Martin correcto, aunque en horas muy bajas, la historia se sigue con mucho interés y no llega a aburrir en ningún momento, ya que la película, tampoco tiene una duración excesiva.
Se echa en falta algo más de intriga a la hora de saber quien es el asesino, ya que la historia nos lo deja entrever muy pronto, pero aún así, y gracias también a la participación del buen, aunque, (en mi opinión desaprovechado Roddy McDowall), nos garantiza casi dos horas de entretenimiento.
Singular western cercano al thriller policíaco e incluso, por momentos, acrecentado por un suspense no muy emparentado con el género. La acción se desarrolla en 1880, en plena Fiebre del Oro, en Rincón, un pueblo a cien quilómetros de Denver, Colorado. Por las noches, hombres como el jugador profesional Van Morgan (Dean Martin) y un poco espabilado niño de papá, Nick Evers (Roddy McDowall) junto con cuatro hombres más juegan sus nocturnas partidas de póquer mientras el pueblo duerme, y bajo la complicidad del camarero George (Yaphet Kotto) en la cantina Mama Malone. Cuando un recién llegado jugador hace trampa, Nick y sus hombres lo cuelgan ante el impedimento de Van, que lo dejan inconsciente. Unos días más tarde, y coincidiendo con la llegada del ex-pistolero y predicador Jonathan Rudd (Robert Mitchum) empiezan a sucederse extrañas muertes por el método de ahorcamiento. Lo que une en común a la víctimas fue esa fatídica noche en la mesa de juego.
Henry Hathaway (El Fabuloso Mundo del Circo, Nevada Smith) convocó a los veteranos Dean Martin (que canta el tema principal del film con letra de Ned Washington) y Robert Mitchum (en un papel muy similar al que hizo de Harry Powell en La Noche del Cazador de Charles Laughton) en un intrigante duelo que hacen de El Póquer de la Muerte una película del oeste diferente de las de su época, y que también toca el tema del racismo y la religión, marcadas en la persona del camarero de raza negra Little George, interpretado por Yaphet Kotto (Vive y Deja Morir, Alien, Brubaker).
Si el western, ese género de los géneros de la historia del cine, fue evolucionando en los años setenta hasta variar tanto que ya no lo conocía ni su padre, hay que buscar los primeros indicios de metamorfosis algo antes, en la segunda mitad de los sesenta sobre todo cuando comienzan los experimentos que a los puristas nos podían gustar más o menos, pero en ningún casi nos enamoraban.
Uno de los que se lanzó a probar cosas nuevas fue un director ya bastante veterano y experto en todo lo que tuviera que ver con caballos, revólveres y vaqueros, nada menos que Henry Hathaway, ese hombre siempre menospreciado por sus colegas y que sin embargo fue un innovador de primera fila. Por ejemplo cuando todos se acomodaban a rodar en los fastuosos estudios de Hollywood y a montar maquetas, él se tiró a la calle y empezó a utilizar verdaderos decorados naturales en los años 30.
Pero centrémonos en esta extraña película, El póquer de la muerte calificada por algunos críticos como un western policiaco, y sí es verdad, pero al final no es ni una cosa ni otra, anda a mitad camino de todo y se queda en nada. Sólo en la parte final, cuando es verdaderamente más western de nuevo recupera el brío y la historia se vuelve atractiva.
Dean Martin nunca fue precisamente santo de mi devoción, y aunque Robert Mitchum sí, su papel, una especie de remake del predicador de La noche del cazador, no deja de ser excesivamente autoparódico.
Tiene demasiados momentos sobrantes y otros aburridos, además la música de fondo graciosilla de Maurice Jarre no acompaña mucho. Eso sí, algunos diálogos, la presencia de Mitchum, los exteriores de Durango en México y un trepidante final son ingredientes suficientes para echarla un vistazo sin demasiados problemas.
Un western atípico que cuando va de extraño naufraga y que cuando quiere ser más ortodoxo funciona, en definitiva una obra menor de Hathaway de su última época que tiene sus adeptos pero que a mí no me termina de convencer.