El misterio de los peces saltarines (C)
Sinopsis de la película
Coke Ennyday, un detective con cierto apego a las drogas es interpretado por Douglas Fairbanks con el consiguiente toque acróbatico y espectacular, de cualqueir modo una pequeña pieza muy idvertida con guión de Tod Browning.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Mystery of the Leaping Fish (S)
- Año: 1916
- Duración: 25
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Opinión de la crítica
Película
6.6
47 valoraciones en total
Increíble. Solo han de mirar el cartel y fijarse en los ojos y la cara del protagonista, completamente colgado. El misterio de los peces saltarines es una auténtica gamberrada pre-código Hays guionizada por Tod Browning donde un detective remedo de Sherlock Holmes y sus adicciones, llamado Coke Ennyday (que como han dicho mis predecesores se puede traducir como cocaína cualquier día) tiene que investigar como se ha enriquecido un ciudadano, sospechándose que es de manera ilícita.
El despacho de Coke no tiene desperdicio: una lata gigante en la que está escrito cocaine aparece sobre la mesa, y un reloj que marca cuando tiene que drogarse o emborracharse adorna la pared. Un criado vestido como si fuese una dominatrix le prepara un combinado alcohólico mientras Coke usa pequeñas jeringuillas de manera continuada para drogarse y poner cara de ido.
Ayudado por una inocente chica en su investigación, deberá rescatarla de las garras de los villanos.Les combate drogándoles con sus jeringuillas personales, mientras él, completamente colgado, está acelerado y como tal da brincos por doquier, algo propio de Douglas Fairbanks.
Obviamente, este exceso cómico sobre el consumo de la droga no caería en saco roto. En 1930 se creó el Código Hays, que se empleó hasta 1967 y que contemplaba, entre otras muchas prohibiciones que El tráfico clandestino de drogas y uso de éstas no serán mostrados, en ninguna película .
No obstante, ahora que no nos ven, riámonos con esta gamberrada.
De ningún modo habría podido imaginar Douglas Fairbanks que apenas una década después de filmar esta película, él mismo iba a protagonizar títulos tan extraordinarios como La marca del Zorro (1920), Robin Hood (1922), El ladrón de Bagdad (1924) o El pirata negro (1926).
Algo análogo le sucede al espectador actual.
En el escaso lapso de esos años el cine se transformó de forma poco previsible.
En efecto, alcanzó cotas sobresalientes en el planteamiento de su complejidad argumental así como en el descubrimiento, aplicación y desarrollo de nuevas técnicas narrativas. Y ello, por manterner la perspectiva del valor histórico, antes del vuelco definitivo que supuso la introducción del cine hablado.
Celebremos pues que Fairbanks ya anduviera metido entre rodajes porque gracias a él, y a otros como él, el futuro del cine pudo hacerse grande.
Antes de que la censura se impusiera en el cine, con el código Hays, que entró en vigor en el 1934 y que marcaba unas pautas las cuales los directores no podían traspasar (violencia explícita, sexualidad, obscenidad y drogas) en el cine encontramos cortometrajes tan fascinantes y curiosos como The mystery of the Leaping Fish, (traducido al castellano como el misterio de los peces saltarines) codirigida por Christy Cabanney John Emerson, y realizado en el 1916. Ni más ni menos que el célebre Douglas Fairbanks es el actor principal.
El argumento es cuanto menos sorprendente. El personaje central, Coke Ennyday (cocaína cada día), es un científico medio loco que se dedica a la creación de substancias delictivas (el reloj de la pared divide el tiempo entre comer, dormir, beber y drogarse) y que se comporta como un superhéroe (que utiliza la cocaína para derribar a sus enemigos y que incluso tiene un coche a juego con su traje) en una historia absolutamente delirante, donde la situaciones bizarras suceden cada dos por tres. El cortometraje destila un humor desenfrenado, que se acerca más a una serie de dibujos animados para adultos (como si los guionistas de los Lonney Toons escribieran en pleno delirio) que no al splastick más tradicional que imperaba en la producción del momento, con Chaplin a la cabeza.
El hombre que está detrás de semejante guión es ni más ni menos que Tod Browning. El director que realizó entre otras lindezas, Freaks (1932) o Drácula (1931) es el encargado de escribir la historia, que seguramente no pudo llegar a dirigir porque aún se estaba recuperando del terrible accidente automovilístico que tuvo en el 1915 y en el que casi pierde la vida. Sólo una personalidad tan singular como la suya es capaz de explicarnos semejante cortometraje, que valga la pena mencionar, no ha convertido a un servidor que escribe estas líneas en un drogadicto.
Desquiciado cortometraje de 1916 sobre un detective científico, llamado Coke Ennyday (Coca a diario), que intenta salvar a una chica a base de drogarse y drogar a los demás.
Es difícil valorar una película tan loca y tan antigua. Independientemente de si su calidad cinematográfica es mayor o menor, me parece más que recomendable, aunque solo sea como curiosidad, ya que debido a la censura y la estricta moralidad que se fue apoderando de la sociedad estadunidense, se tardarían muchas décadas en hacerse películas que traten de una manera tan desenfadada el tema de las drogas, si es que se han vuelto a hacer.
Añadir que el guión de Tod Browning aunque no siempre haga reir al espectador del siglo XXI contiene algunas joyas de humor yonky. Como el detalle del reloj de Coke que divide el tiempo en beber, comer, dormir y drogarse. O el bigote blanco que se le queda a la chica tras besar al protagonista.
Aunque aquí solo sea guionista y no director también se nota la mano del autor de Freaks en el cuidado y original arte del film. En definitiva una entretenida forma de pasar veinticinco minutos.