El inadaptado
Sinopsis de la película
Andreas, sin saber cómo, acaba de llegar a una extraña ciudad. Tiene trabajo, casa e incluso esposa, pero nota que algo no va bien. La gente que lo rodea parece vacía y superficial, y sus intentos por escapar a ese tipo de vida se verán abocados al fracaso.
Detalles de la película
- Titulo Original: Den Brysomme mannen (The Bothersome Man)
- Año: 2006
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
6.7
52 valoraciones en total
Estupenda película, filmada en Islandia y hablada en noruego, surrealista (en el sentido de más real que el realismo), kafkiana, simbólica, como una alegoría de una sociedad perfectamente ordenada donde el caos humano ha sido eliminado y, por lo tanto, cualquier inadaptado será radiado ( retornado a su origen , como dirían hoy en día los europeos). Todo significa en esta película que no abunda en discursos pero que logra a la perfección sus propósitos y que sirve para pensar y evaluar a dónde nos lleva eventualmente cualquier utopía.
Un cuarentón llega desde no sabemos dónde, es bien recibido, se le da un trabajo y una vivienda, en poco tiempo encuentra una mujer. Todo es perfecto, ordenado, limpio, pero ……. frío, impersonal, falto de amor, y es una sociedad sin niños . Tal vez se pueda escapar de este infierno por una grieta en una pared: por allí se escucha música, se huelen comidas sabrosas, hay un rayo de luz de esperanza, del otro lado está el mundo que conocemos, pero …..
Para ver, pensar y comentar, y escuchar excelente música. ¡No se la pierda!
La idea principal del filme es el olvido de los placeres más simples del ser humano, para crear una maravilla surrealista donde se nos ofrece una sociedad perfecta, donde cada uno debería tener todo lo necesario, pero pagando un alto precio, nunca más volver a disfrutar del sabor de un buen café, del olor del pan recién hecho, de lo gratificante de una conversación innovadora, del placer de tener un orgasmo, del hecho de sentirse afortunado por vivir etc.
Desde que nacemos se nos inculca una idea que inexorablemente nos acompañará el resto de nuestras vidas. La desestimación de los pequeños placeres de la vida.
Sólo durante una corta etapa de nuestra niñez disfrutamos de estos placeres que te da la vida gratis y sin pedirte casi nada a cambio. Los objetivos diarios son: comer, beber, mear, cagar, disfrutar de la compañía de los seres queridos y observar el mundo que te rodea.
Los problemas llegan al comenzar la escolarización. Levantarse temprano, empezar a aprender cosas, empiezan a valorarte con positivos o N.M. (necesita mejorar). Con comer e ir al baño, tu vida ya no es plena. Empiezas, de manera muy superflua, a rendir cuentas a la maquinaria de la sociedad. Al mismo tiempo, empiezas a comprender la televisión y se te inculcan unos valores sociales y estéticos que te acompañarán de por vida. Necesitarás, y sin saber porque, ser como casi todos, pertenecer a un grupo, llegar a algo.
Durante la niñez, los gordos ya no gustarán, los feos tampoco, ni los bajitos, ni los diferentes y todo porque en la TV los niños son todos esbeltos, guapos, altos e idénticos entre sí.
Los años pasarán, y el nivel de exigencia aumentará. Si eres estudioso al instituto, sino al FP y sino a trabajar en lo que sea. Ya hemos sido estratificados en tres capas, cada una mejor que la otra pero siempre con exigencias, eso sí a niveles distintos.
Da igual, el escalón que te surja, tu vida nunca llegará a ser completamente satisfactoria . Si eres un crack en los estudios, buscarás un trabajo que te exija el máximo con el supuesto estrés que conlleva. Si eres menos crack, tendrás un trabajo medio, hasta quizá sea cómodo y bien pagado, pero seguro que tú mujer no es lo suficientemente ideal para ti, o desearías tener un coche más caro o lo que sea. Todo así, uno tras otro, cada humano siempre quiere más, siempre está insatisfecho. Da igual lo que tengas, ni donde, ni como, que siempre querrás algo más.
Así que aprendamos a disfrutar de las pequeñas cosas y como primer acto, esta curiosa y desconocida película noruega.
Extraña, muy extraña. Lejos… Silencio, mucho silencio. Parajes remotos. Nubes que acechan y avecinan el color maldito. Gris cemento. Gris descarnado. Como la apatía. Como la apatía y la desidia de vivir encerrado en una jaula de destilación humana. Y mientras la humanidad se evapora, una música… una luz…un agradable olor… voces humanas…
Jens Lien hace creíble una parábola sobre la deshumanización que, con otra fotografía, o con un argumento más verosímil, no funcionaría ni para atrás.
Como todo buen cine nórdico, deja gélidas las neuronas.
Un saludo.
Pues me deja un tanto desconcertado esta película.
Por una parte reconozco que su mensaje es atractivo y me da mucho que pensar.
Por otra, tengo la sensación de que su ambientación aséptica y fría acaba contagiando al global de la película. Por momentos se me hace un coñazo verla.
Y es una pena, porque la crítica social que hace, con especial énfasis me da a mí en la idiosincrasia escandinavia, da realmente en el clavo. Jens Lien acierta al retratar una sociedad excesivamente preocupada por las apariencias, los buenos modos y el estatus social dejando atrás los pequeños placeres de la vida, que acaban abarcando las más grandes necesidades. Una sociedad mecanizada, plenamente homogénea en su modo de pensar y fuertemente burocratizada. Los que conocemos de primera mano la cultura escandinava sabemos que esto es muy cierto especialmente por esos lares.
¿La ambientación? También muy buena, esa fotografía y esos decorados tan monótonos en tonos grises… parece el retrato de una novela de Kafka. Los actores cumplen con solvencia en este apartado.
¿Qué falla entonces? A mi entender la falta de un hilo conductor más atractivo y sólido, la película parece una sucesión de situaciones un tanto inconexas. Determinados momentos se me hacen muy cargantes, por ejemplo, las escenas entre el protagonista y sus parejas hacen gala de un humor negro demasiado evidente y exagerado en mi opinión.
Una lástima que a El Inadaptado le falte esa chispa que mantenga al espectador en vilo en su butaca. Sin embargo, no desaconsejaría su visionado. No es el argumento más original del mundo, pero siempre es bueno que una película te haga pensar, aunque esos pensamientos acaben siendo más buenos que la propia película.
Nacemos con la idea de que todo está descubierto, todo está explorado. Así vamos creciendo sabiendo que ya no hay nada que hacer más que aprender de otros. En la era de la sobre-información en la que vivimos, es complicado el hecho de descubrir. Las personas tratamos de hacer pequeños hallazgos, descubrimientos que luego nos permitan pensar que hemos encontrado algo que nadie antes ha hecho y, de esta manera, sentirnos únicos. Cada vez más, este fin se complica y, con eso, la recompensa también aumenta.
Así pues, siempre es apasionante enfrentarse a una película sin ninguna expectativa más que disfrutar durante hora y media. Si, además, resulta ser una obra interesante, está pasión se convierte en gratitud, en una especie de pequeño descubrimiento: un pequeño tesoro personal que tratarás de compartir y mostrar a los demás.
Sin saber por qué, Andreas Ramsfiell aparece en un limbo desértico, allí le espera un amable chófer que le llevará hasta su nueva ciudad: una idílica ciudad donde le espera una casa, un trabajo, una mujer…. Una vida envidiable para todo el mundo, una vida perfecta, una vida fácil.
Pero algo no encaja en todo este asunto: las bebidas no tienen alcohol, no existen olores desagradables, no hay niños por las calles. Andreas desea, sueña, se enamora… esto parece molestar a los que le rodean y hace que poco a poco Andreas se siente apartado, inadaptado. Se da cuenta de que realmente vive en un infierno, un infierno en forma de ciudad.
Una obra que se mueve entre el horror social y la comedia negra, con unos peculiares personajes secundarios (o anti-personajes) que tratarán de ayudar a Andreas. Un sencillo guión y una bonita fotografía es todo lo que necesita para llamar la atención del espectador. Con una puesta en escena confusa e irregular, que ayuda a crear la sensación caótica que envuelve a la ciudad.
Un film pausado y frío, entrañable y acogedor, social y asfixiante, con un sin fin más de pares de adjetivos que no ayudan a hacerse una idea de la película pero sí incrementan el deseo de verla.