El hombre que pudo reinar
Sinopsis de la película
Danny Dravot y Peachy Carnehan, dos aventureros que viajan a la India en 1880, sobreviven gracias al contrabando de armas y otras mercancías. Un día, deciden hacer fortuna en el legendario reino de Kafiristán. Después de un durísimo viaje a través del Himalaya, alcanzan su meta justo a tiempo para hacer uso de su experiencia en el combate y salvar a un pueblo de sus asaltantes. Está inspirada en un relato de Kipling.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Man Who Would Be King
- Año: 1975
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
Película
7.9
25 valoraciones en total
Es acojonante comprobar cómo sentado en un sofá y teniendo una pantalla delante se puede llegar a ser feliz. Quizá sólo durante la duración de la película, unas horas o el día, pero la felicidad está ahí, en la pantalla. Muy pocas películas logran eso, y encontrarlas es muy difícil, pero cuando llegan a tus manos sientes como si hubieses encontrado un tesoro. Y El hombre que pudo reinar es un diamante en bruto.
Es una película que consigue que vuelva a ser niño, ponerme una amplia sonrisa bobalicona. Es un atajo al sentimiento, a la adrenalina. Te muestra auténticas barbaridades como asesinatos, torturas, cabezas que sirven de pelota, etc., pero te lo enfocan de tal manera que te ríes de ello, consiguen sacar la gracia de la situación, y creo que eso se debe al espíritu aventurero de Huston.
A muchos les jode que a Huston se le mitifique como aventurero, especialmente a los creen que su cine está sobrevalorado, pero creo que es imposible que alguien plasme de manera tan espontánea y auténtica esta historia sobre lugares lejanos, sobre aventura, y amistad, si no ha vivido en carne propia todas esas experiencias. Y Huston cuenta la historia tan vividamente, que me contagia esa alegría e irreverencia de los protagonistas, esos vividores a los que yo acompaño en todo momento en este viaje.
Los protagonistas están encarnados por unos Sean Connery y Michael Caine en total estado de gracia, que están más allá del elogio. Pero no sólo logran estar perfectos en sus respectivos papeles, sino que consiguen hacer que la amistad de los protagonistas sea absolutamente creíble, gracias a una química y una compenetración fabulosa. La pareja nos lleva por risas, acción, paisajes maravillosos, y se adentra en el corazón, logrando en mi caso que al final salga al exterior en forma de lágrimas.
Son lágrimas apenas reprimidas, son amargas y tristes, pero que también contienen alegría porque sé que estoy contemplando algo auténtico, de verdad. Acompañan a una canción que significa la dignidad y la amistad hasta el final, que resuena en el más profundo de los abismos y que resonará por siempre, al menos en mi memoria, por mucho que los años intenten enterrarla.
Cuando acaban los títulos de crédito el hechizo no se rompe, sigue ahí, invencible. Lo dicho, acojonante.
Los que casi aprendimos a leer a costa de Joyas Literarias Juveniles guardamos un imborrable recuerdo de aquellos míticos títulos procedentes de las insignes plumas de Verne, Salgari, London, Stevenson o Scott. .
El hombre que pudo reinar desprende ese inconfundible aroma de aventura clásica que te retrotrae instantáneamente hasta aquellos años en los que la literatura y el cine, digamos juvenil, amamantaba nuestra tierna imaginación con cierto mínimo de calidad. No voy a negar que a los de mi edad tambien nos endiñaron unos cuantos bodrietes aleccionadores de sospechoso propósito. Sin embargo, la cota cualitativa por aquellos entonces era considerablemente elevada. De hecho, para realizar una buena peli de aventuras bastaba con un buen guión, exteriores de ensueño, el conveniente toque exótico y/o misterioso y cierta justificación ética que sostuviera la sucesión de acontecimientos. El film de Huston cuenta con todos esos ingredientes, pero lo que la convierte en excepcional es la pincelada picaresca que exhiben Connery y Caine en todo momento. Ese aderezo humorístico, esa leve pero intencionada ausencia de moral es la que revela oportunamente ese peculiar guiño con el que el viejo granuja de Huston acostumbraba a obsequiar a su público.
Absolutamente desaconsejable para todo aquel que espere encontrar F/X molones, infografía a tutiplén y retórica fascista. Especialmente indicada para todo aquel que desee vivir una experiencia vital más allá de Port Aventura o Terra Mítica.
Durante varios años Huston lucho por sacarla adelante. En principio la iban a protagonizar Humphrey Bogart y Spencer Tracy pero no se llego a un acuerdo y Huston acabo dirigiendo El tesoro de sierra madre . Luego se penso en Humphrey Bogart y Clark Gable pero murió Bogart. Unos años después en Gable con Burt Lancaster y esta vez murió Gable, después entre Lancaster y Kirk Douglas pero la cosa no acabo bien. Finalmente se penso en Paul Newman (con su pareja Robert Redford). Newman leyo el guión y le gusto pero recomendo a Huston que fuera interpretada por ingleses y él menciono los nombres de Sean Connery y Michael Caine (aunque Connery nació en Escocia, casi es como si fuera británico). Y estos dos aprovecharon el regalo de manera sobresaliente. Huston lucho mucho y tardo mucho tiempo en dirigirla pero al final, acabada la película, los esfuerzos merecieron la pena. Se pasaron de presupuesto, el rodaje se alargo más de lo debido pero el resultado es sobresaliente.
La mejor película de Huston junto con El tesoro de sierra madre . Una cinta de aventuras disfrutable en todo momento. Un regalo para el espectador en las que el enorme Huston plasmo todo su talento como director de forma inimaginable.
Sean Connery y Michael Caine parten la pana. Interpretaciones deliciosas. Talentosas, sobrias y muy especialmente, carismáticas. Porque a estos dos actores el carisma en pántalla es algo que les sobra y en esta película lo utilizan de manera sobresaliente. Como curiosidad, la mujer en la vida real de Michael Caine interpreta el papel de Roxanne. Christopher Plummer es un personaje muy secundario aunque cumple.
El guión es impresionante y guarda varias escenas ya míticas. A mí me emociona bastante cuando Sean Connery se pone a cantar. Escenas que con cualquier otro actor hubieran sido ridículas y que Connery las convierte en soberbias. El relato de Kipling es muy interesante y Huston lo plasma sobresalientemente en el guión.
En fin una obra maestra y una de las mejores películas de aventuras (o la mejor). Gran año ese 1975 con películas como Dersu Uzala , Alguién voló sobre el nido del cuco , Barry Lyndon , Tiburón y evidentemente esta misma. Cinco películas impresionantes de las que ya no se hacen hoy en día. Una verdadera lástima.
Así empieza el antológico relato que Peachy Carnehan (un oficial de la armada del Imperio británico interpretado por Michael Caine) narra a Rudyard Kipling (Christopher Plummer) un corresponsal del The Northern Star. Con este recurso tan fácil como efectivo, el director John Huston son involucra en una aventura épica difícil de olvidar.
Basado en el relato del propio Kipling, El hombre que pudo reinar posee todas las características para ser considerada como una de las últimas películas de aventuras con ese fondo que mezcla leyenda, humor, épica y humanidad. Luego, sólo quedó Spielberg para deleitarnos con una trilogía que bebía de las fuentes de este tipo de películas.
Huston supo rodearse de un equipo técnico fabuloso para rodar esta película, y de dos actores sobresalientes para dar el corazón a la historia de Kipling. Tanto Sean Connery como Michael Caine gozan de simpatía y cercanía recreando maravillosamente a dos granujas de la armada de su majestad. Sus actuaciones son soberbias.
Puede ser que Kipling sea el imperialista menos británico de cuantos existieran. Sólo leyendo la obra que dejó este portentoso autor, nos damos cuenta que, a pesar de su imperialismo, Kipling amaba la India (británica, por supuesto) por encima de la propia Inglaterra. Es El hombre que pudo reinar el mejor legado de este pensamiento. Un país subdesarrollado que un británico quiere gobernar y mejorar… y jamás abandonar. La idea imperialista de que la India nunca estaría mejor que bajo protectorado británico acompañaría a Kipling hasta la muerte. Pero también, nos dejó tras su último adiós, una manera de pensar y amar que será difícil olvidar. Un ejemplo, lo tenemos en el portentoso poema de If donde nos deja un legado de pensamiento oriental pegado a sus entrañas. Disfrutarlo:
Si (If)
Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa,
Si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda,
Si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado, no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con
demasiada sabiduría…
Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen,
Si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo,
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso
y tratar a estos dos impostores de la misma manera,
si puedes soportar escuchar la verdad que has dicho
tergiversada por bribones para hacer una trampa a los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida,
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas…
(continua el poema)
Tanto Sean Connery como Michael Caine y su director John Huston consiguieron brillantemente, llevar nuestra imaginación a lugares y sucesos de ensueño. El hombre que pudo reinar es el último clásico de aventuras que roza la genialidad. Rodada en Marruecos y con miles de extras del país alauita, Huston nos convence con unos bellos exteriores y un vestuario inverosímil de estar en el reino de Kirguizistan -en ese momento perteneciente a la URSS-.
La odisea de los dos aventureros es, a día de hoy, una quimera extinguida en las pantallas de cine. Nadie rueda ya este tipo de productos. Observar de qué manera carga Sean Connery en solitario con su casaca roja contra las hordas adversas no tiene precio. Parece una parodia de los films militares y la escena mantiene el encanto por su arrojo, tenacidad y surrealismo. Se podría decir que El hombre que pudo reinar es una parodia de los films de aventuras, consiguiendo de todos modos el apelativo de clásico del género, lo que no deja de tener su miga.
Los dos actores protagonizan uno de los mejores papeles de sus carreras. El film ostenta un ritmo cercano a la obra de Kipling, y el final… bufff… es para mí uno de los finales más emotivos de la Historia del Cine. Maravillosa. 9.2
Si lo hizo un griego, lo haremos nosotros.