El halcón del mar
Sinopsis de la película
Clásico del género de piratas. A un corsario inglés (Errol Flynn) la reina Isabel I Tudor (1558-1603) le concede patente de corso para abordar la flota española y atacar y saquear sus ciudades en el Nuevo Mundo. Las autoridades españolas elaboran un plan para acabar con el temido pirata. El maestro Curtiz deja su sello con una perfecta narración y espectaculares batallas navales.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Sea Hawk
- Año: 1940
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
7
87 valoraciones en total
El halcón del mar es uno de esos eternos iconos del género de aventuras. Una película ya mítica que marcó de forma indeleble un estilo ampliamente emulado. Y, cómo no, al frente del reparto, un Errol Flynn en la cumbre de su carrera. Uno de los actores más legendarios por sus papeles de intrépido aventurero romántico, un símbolo que quedó para la posteridad marcando esa línea de los héroes de leyenda que se meten en el bolsillo a la audiencia de cualquier época.
Porque, ¿quién no ha disfrutado como un niño, ya sea pequeño o grande, de esta corriente cinematográfica que persigue el puro entretenimiento, la espectacularidad, el enfrentamiento entre el bien y el mal? Una corriente que nos lleva de viaje, sin movernos de nuestro asiento, por los parajes más increíbles y exóticos, por los sitios más diversos, por todo tipo de culturas presentes, pasadas y futuras, reales o imaginarias, por las situaciones más excitantes…
Nos conduce, con la ayuda de la imaginación, hacia todos esos lugares que seguramente nunca podríamos visitar, nos regala un viaje en el tiempo y en el espacio por el precio del billete de cine, del DVD o simplemente de una pequeña parte de la factura de la electricidad… Si lo pensamos, pide muy poco a cambio de todo lo que puede llegar a otorgarnos.
Porque nos concede la luna si hace falta.
La figura del héroe valiente, hábil, inteligente, justiciero y romántico ha movido multitudes desde tiempos muy remotos. Ya se la ensalzaba en los antiguos poemas y cantares que a la gente le encantaba escuchar y leer. Hoy día, es el cine el encargado de difundir mayoritariamente la imagen de ese personaje que no conoce límites cronológicos ni espaciales. Y, más que personaje, arquetipo con unos rasgos que varían poco. ¿Quién no ha soñado, siendo un jovenzuelo o una jovenzuela que levantaba unos pocos palmos del suelo, con ser un Errol Flynn?
El capitán Geoffrey Thorpe, uno de los Halcones del Mar de la reina Elizabeth I de Inglaterra, es un pirata que barre los mares en busca de galeones españoles a los que atacar y robar sus cargamentos de tesoros transportados desde el Nuevo Mundo, las Indias Occidentales o lo que después se denominó América. En 1585, año en que transcurre la película, los dominios del rey Felipe II de España eran los más extensos de la historia de la Humanidad. De ahí surgió la expresión en los dominios del rey Felipe II no se pone el sol .
La poderosa España controlaba buena parte del planeta, y los piratas ingleses, mirando por los intereses de su madre patria, trataban de mermar el poderío de sus rivales y enemigos surcando los mares y océanos para hundir sus flotas y hacerse con los botines que transportaban hacia las arcas de su rey Felipe.
FAN-TAS-TI-CA película de aventuras la que acabo de ver y sí, lo pongo en mayúsculas por que lo merece. Creía haberla visto, pero no y me he encontrado con una de esas películas donde la palabra aventura abunda en todo el metraje. Lejos de que en en El halcón del mar , el malo es España, nos encontramos con un film que en sus dos horas nos da lo que esperamos y queremos, dentro de un argumento sencillo, interesante, apasionante, la máxima definición de lo que es una película de entretenimiento y calidad dada la época de la película. El reparto lo encabeza un soberbio Errol Flynn, que se maneja como nadie en la películas de este tipo,a demás de un reparto en el cual le acompañan varios componentes de Robín de los Bosques como su inseparable Alan Hale, Claude Rains o Una OConnor. Además de la dirección de Michael Curtiz, quien dota a la película de un magnífico ritmo, iniciando el film con una excelente recreación de abordaje a un barco, con un detallismo exquisito y unos decorados y vestuarios espléndidos se miren por donde se miren. También observamos un buen uso de la fotografía, no solo del B/N, sino del color sepia cuando la trama nos traslada a América, dándole cierto toque de luminosidad y vitalidad al Nuevo Mundo. Ha sido un detalle que me ha soprendido gratamente.Mucho más podría decir de esta maravillosa película, una referencia absoluta del mejor cine de aventuras. No os la perdáis.
Film realizado por Michael Curtiz ( Casablanca , 1942). Escribe el guión Howard Koch sobre un argumento elaborado por Seton I. Miller ( Robín de los bosques , 1938), que adapta libremente la novela The Sea Hawk (1915), de Rafael Sabatini. Se rueda, en B/N, en exteriores de Laguna Beach (LA) y en Warner Studios. Obtiene 4 nominaciones a los Oscar (película, efectos especiales, decorados y sonido). Producido por Hal B. Wallis para la Warner, se estrena el 1-VII-1940 (EEUU).
La acción tiene lugar en diversos puntos del Atlántico, Caribe, Panamá e Inglaterra, a lo largo del período 1583-93. El corsario Geoffrey Thorpe (Flynn) y sus compañeros de aventuras hostigan a las naves castellanas, que persiguen, asaltan, saquean, destruyen o secuestran. También realizan operaciones de saqueo en tierra firme y de espionaje e información. Cuentan con el apoyo de la reina Isabel I de Inglaterra.
El film suma los géneros de aventuras, romance y acción. Mezcla referencias históricas y de ficción. Ofrece batallas navales, invasiones terrestres, intrigas palaciegas y acciones corsarias. Geoffrey Thorpe es un personaje de ficción que evoca la figura histórica, legendaria para los ingleses, de sir Francis Drake y los Sea Dogs de Isabel I ( Sea Hwaks en la novela y película). Ofrece escenas espectaculares, de acción trepidante y de gran emoción, como las luchas a espada, tratadas con una ligera aceleración de imagen, y los abordajes. Los planos carcelarios muestran las penosas condiciones de vida de los condenados en el s. XVI. La cinta se presenta punteada de humor con ayuda de escenas cómicas y de personajes pintorescos. Cabe citar el mono de Geoffrey, la batalla contra los mosquitos y las intervenciones de la Sra. Lathan.
Aprovecha el tirón popular de Flynn en el momento culminante de su carrera. En atención a las buenas relaciones que había mantenido con Flynn en rodajes santeriores, se encarga la dirección a Michael Curtiz. Un presupuesto suficiente permite la construcción de dos grandes galeones. La cinta recoge y hace suyo un tratamiento de Felipe II y de los españoles no objetivo, que Sabatini toma de la hoy anacrónica Leyenda Negra y que el guionista Koch rehace animado por sentimientos ocasionales del momento en EEUU.
La música, de Eric W. Korngold, aporta una memorable banda sonora, emotiva y descriptiva, de tonos épicos y festivos. Destacan los temas The Albatros , Duel y Freedom . La fotografía, de Sol Polito, resalta la espectacularidad e intensidad de la acción. La iluminación juega un papel importante (proyección de la sombra de Felipe II sobre el mapamundi). En los planos localizados en América Central cambia el B/N y aumenta la luz, al objeto de trasmitir, al parecer, sensaciones de calor y agobio. Buenas interpretaciones de Flynn, Rains, Robson, Una OConnor, etc.
Película de éxito en su momento. Con el tiempo se ha convertido en un referente del cine de piratas y corsarios.
Si les diera uno mucho crédito a ésta y al resto de pelis de piratas que se rodaron en su época, acabaría tomando por inverosímiles cuentos de viejas a los libros de historia y sería incapaz de comprender cómo pudieron los españoles conquistar y mantener bajo su control, durante más de 300 años, un territorio que, trasladado al Viejo Continente, sería el comprendido entre Estocolmo y el Cabo de Buena Esperanza. Ineptos, crueles y traidores, son un compendio de las bajezas más innobles del ser humano, empezando por su rey Felipe II, a quien sólo le falta, en el breve y sombrío retrato que aquí se ofrece de él, un melindroso minino blanco arrellanado en su regazo a quien ir acariciando voluptuosamente entre perfidia y perfidia: España, la Spectra del siglo XVI. Frente a ellos, Thorpe, Geoffrey Thorpe, esa prefiguración de 007, con licencia para saquear y al servicio de Su Majestad, que aquí no actúa solo, sino en compañía de sus fieles y dicharacheros camaradas, la perfecta encarnación de los más altos ideales, infatigables servidores de una reina que es un prodigio de ingenio y socarronería y que pretende convertir a Inglaterra (¡precisamente a Inglaterra!) en la guía insomne de los pueblos de la Tierra hacia la paz. la concordia y la libertad. Qué bonito. Le entran a uno ganas de pedir asilo político en Gibraltar.
Menos mal que esto sólo es cine y que es posible informarse acerca de aquella época y de las salvajadas de los auténticos corsarios en miles de fuentes a cual más fiable y rigurosa, porque la verdad es que como instrumentos pedagógicos dejan mucho que desear. Lo que sí educaron, y con creces, ésta y muchas otras pelis como ella, fue la pasión por el cine de muchos de nosotros. Y lo más curioso del caso es que cuando uno la revisa con ojos de adulto y no de niño, no le resulta nada extraño que así fuera: es un derroche, con sus 70 años a cuestas, de vivacidad, frescura y agilidad narrativa, uno de los espectáculos más completos y disfrutables del memorable cine de aventuras parido por la factoria Warner por aquellos años.
El halcón del mar no es, de hecho y pese a sus distintas líneas argumentales, sino una versión perfeccionada de Capitán Blood, la peli que 5 años atrás había lanzado a Errol Flynn al estrellato. Basadas ambas en sendas obras de Rafael Sabatini, las dos comparten la vigorosa dirección de Curtiz, el protagonismo de Flynn y la vibrante música de Korngold. No está Olivia de Havilland, sustituida por la sosainas de Brenda Marshall, pero sí los figurantes habituales en las pelis de Flynn, como el gigantón Alan Hale o la entrañable Una O’Connor en su eterno rol de iracunda dama de compañía. Y quién mejor para tomar el relevo de Basil Rathbone que su compañero de fechorías en Robín de los Bosques, un Claude Rains en su salsa como ese melifluo y maquinador embajador español que oculta sus pérfidas intrigas bajo el imponente tupé que corona su cabeza, fuente de inspiración, sospecho, del mismísimo Gene Vincent.
…Cuando ese día llegue nos sentaremos aquí y miraremos detenidamente el mapa, que no volverá a ser el mapa del mundo será solo España.
Con esta frase comienza El Halcón del Mar, una excelente película de aventuras, paradigma del llamado cine de piratas en el que la estrella indiscutible es sin duda Errol Flynn. Nos encontramos ante una película que busca (o buscaba) dos objetivos: el primero refrescar el cine de aventuras y ensalzar la figura de Errol Flynn, el segundo tiene tintes mas políticos, en plena Segunda Guerra Mundial y tras la Guerra Civil Española, la propaganda americana contra España fue realmente feroz. El Halcón del Mar no es más que otra muestra de ello.
Felipe II, toda su corte y los soldados españoles son puestos como unos personajes autoritarios, cerrados y que rechazan el dialogo. Además de recibir brutales palizas y humillaciones durante todo el film, dejando a España, el Imperio Español y toda la cultura a la altura del betún.
A pesar de que la forma de mostrar a la reina Isabel I es bastante dudosa, el film pretende ensalzar y sobre todo justificar los actos de piratería llevados a cabos por los ingleses contra la flota española durante todo el S.XVI. No solo justifica estos hechos sino que además nos muestra a los piratas como unas personas benevolentes que no hacen prisioneros, cenan con sus enemigos derrotados y por supuesto son patrióticos a ultranza.
Estos hechos no quitan que nos encontremos ante uno de los mayores y mejores filmes de aventuras que se hayan rodado jamás, sirviendo como ejemplo para futuras producciones. El Halcón del Mar no es mas que el resultado de la magnifica industria de aventuras del Hollywood de 1930/1940 y el dolido espíritu ingles ante las humillantes derrotas sufridas en la II Guerra Mundial. Un curioso modo de politizar el cine de aventuras.