El diamante blanco
Sinopsis de la película
El documentalista alemán Dieter Plage encontró la muerte en el corazón de la selva de la Guayana, mientras volaba en un ingenio propulsado por helio, el Jungle Airship, inventado por un amigo suyo. Su intención era observar la vida salvaje en las copas de los árboles. En 2004, Werner Herzog emprende este viaje de alto riesgo, en un nuevo prototipo aerostático de características parecidas, en compañía del ingeniero del zeppelín siniestrado, para narrar la fatídica historia de Plage.
Detalles de la película
- Titulo Original: The White Diamond
- Año: 2004
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
7.1
54 valoraciones en total
Entretenido y buen documental, que nos retrata otro de esos personajes, iluminados y decididos a toda costa a alcanzar sus sueños, a los que Warner Herzog retrata con singular maestría, haciéndonos llegar con claridad las motivaciones y estados anímicos por los que pasan, logrando que empaticemos con ellos por muy desequilibrados que estén y sacándonos el aventurero que todos llevamos dentro, (unos más que otros). Las escenas rodadas en el artefacto logran subirnos a bordo del mismo como el que no quiere la cosa y los paisajes de la Guyana, espectaculares. Muy interesante, como era de esperar.
El título viene de un twitter del crítico de films Roger Ebert. Viene perfecto para este documental en el que Herzog monta en un dirigible con un ingeniero, que años antes un dirigible suyo tuvo un accidente que se llevó la vida del documentalista Plage.
El diamante blanco trata sobre temas habituales en el cine de Herzog. Sobre tener un sueño, idear un proyecto y observar el resultado del sueño, en este caso el de volar. La adversidad le da una dimensión trágica a ese sueño, a veces la Naturaleza hace ridículo el sueño del héroe. Véase Aguirre o Fitzcarraldo.
Otra característica de Herzog se observa en El diamante blanco y es el respeto y esfuerzo empático por distintas percepciones. Sin la superioridad occidental habitual consigue situarse en el pensamiento indígena, hasta incluso en el animal. De este modo respeta, no sacar en imágenes una cueva detrás de una cascada, donde anidan las aves por consejo de un exjefe indígena. Sería dificultoso para un occidental entender esa cueva tan importante para los indígenas, igual de difícil que es para los niños indígenas ver un dirigible en su selva. Les causa indiferencia al no formar parte de su mundo ni de sus ideas.
Las escenas más raras de Teniente Corrupto de Herzog como son los reptiles y la del baile moderno tendrán su origen en este film
Herzog se arriesga por conseguir imágenes únicas, excepcionales y sobre todo misteriosas.
Según palabras del director: Las imágenes que has filmado desarrollan su propia dinámica, su propia vida, que es totalmente inesperada, y se alejan de tus intenciones generales. (…) Cuando eso ocurre, acéptalo como es y deja que haga su propia vida .
Jungla, un documental en la jungla, el sueño de volar a lo zeppelin , una historia en la que las imágenes del gran vuelo no son lo más…, un amerindio que hace poesía sus descripciones y sus sentimientos, luego vuela,… alguien deja en incógnito la cueva-vencerro, un ingeniero contando su miedo zepp ante una desgracia pasada y entre todo ésto… MARAVILLOSO, SIMPLE, SIN SUSPENSO… está la melodía de HERZOG, que me apodera .
En su aventurera carrera profesional, Werner Herzog nos ha guardado sorpresas tan agradables como experimentales (Fata Morgana, Aguirre Der Zon Gottes o Herz Aus Glas) y siempre se ha dejado llevar por personajes obsesivos, muertos o no, que traspasan el límite de lo sobrehumano con sus enfermizos sueños de llegar a ser Dios.
En este pequeño documental, con avanzado equipo técnico, nos lleva a la Guyana no sin antes introducirnos, mediante imágenes de archivo, una breve reseña de la Historia de la Aviación y el paso en falso que supuso llevar la ingeniería del gaseoso, inflamable y, por tanto, peligroso Zeppelin a las alturas de la época de entreguerras. La frustración por tan catástrófico invento no supuso un impedimento para que el paso del tiempo pocos ingenieros aeronáuticos con mucho tiempo libre, abrieran una pequeña grieta para dar una nueva oportunidad al ingenio. Hombres que deseaban volar, como el ingeniero aeronáutico Graham Dorrington que llevaban el peso de la frustración encima (quería ser astronauta de niño pero un accidente con un petardo le amputó dos dedos de una mano) y finanzar una expedición con el fotógrafo alemán Dieter Plage (otro que ha desafiado a la Naturaleza) que acaba en lastre y se salda con la muerte de este último.
A Werner Herzog le va eso de que la realidad supere a la ficción con personajes de carne y hueso. Y mejor tratándose de un compatriota suyo (lo haría más tarde con un documental y película basada en el momento más duro de la vida de otro Dieter, Diegler, el piloto prisionero del vietcong en Rescue Dawn ).
En el caso del malogrado Dieter Plage, Werner Herzog aprovecha aquí para recuperar el honor perdido de su amigo Dorrington como ingeniero a raíz de ese accidente, ofreciéndose voluntario y finanzando quizá otra aventura. Así nos encontramos ante la historia de tres personajes obsesionados por alcanzar el objetivo que no han alcanzado los demás. Todo ante la mirada atenta de Mark Anthony Yhap (el que da apodo al globo de Diamante Blanco ), nativo de la región de las cataratas de Kaiethur, en pleno corazón de la Guyana. Éstas, para darle más emoción y misterio al reportaje, esconden una más que inaccesible cueva.
Atención a la ilusión óptica que nos obsequia el director cuando nos habla de una supuesta leyenda local, donde el jefe de una tribu sacrificó su vida por los suyos lanzándose al abismo dejando un bonito rostro de su perfil tallado en la roca. Como plano es inoportuno, transcurre en el minuto 37 más o menos, pero se ha respetado como pasatiempo. Hay que darle alegría a un documental.
¿Y que tiene que ver un globo con todo esto? Nada. Se fotografía y filma a través de un medio de transporte un tanto peculiar y de allí, a conocer regiones inhabitadas.
Me encanta el cine de Herzog. El director alemán se rodea de gente de lo más peculiar, semi héroes románticos que se debaten entre la razón y la pasión, entre la cordura y la locura y dispuestos a todo por alcanzar sus sueños. Algunas veces estos héroes han sido protagonizados por el poco cuerdo pero genial actor Klaus Kinski, y otras veces han sido gente real que nos han acercado la más asombrosa realidad en forma de documental, la cual, supera con creces la ficción.
En este caso Herzog nos trae la historia de Graham Dorrington, un ingeniero que desarrolló un pequeño zeppelín, más de medio siglo después del accidente del Hindenburg, con la idea de estudiar la diversidad animal en las copas de los árboles. La aventura terminó en tragedia ya que debido a un accidente moriría su amigo y cinematógrafo Dieter Plage. Este es el punto de partida de White Diamond, una segunda oportunidad disfrazada de redención por la que Graham intentará mejorar su aeronave y proseguir el estudio de la selva sin su anhelado amigo, siempre presente en su mente y corazón. En medio de la Guyana, con la impresionante y magnificente cascada Kaieteu de fondo, Graham intentará volar su mejorada aeronave acompañado siempre del realizador alemán. La implicación del cineasta alemán es completa y se convierte en un personaje más de la historia, con esas ansias que demuestra en otras ocasiones de querer controlar lo incontrolable. En un momento dado del documental, el creador del globo intenta desenredar los nudos de las cuerdas que lo sujetan, una tarea siempre molesta, como cuando los cascos de los walkman, o ahora los ipods se enredan, y dice algo así como que las cuerdas tienden a enrollarse por sí mismas, y no a desenrollarse, es el hombre quien tiene que hacerlo, al igual que es el hombre quien siempre se empeña en dominar el caos reinante en la naturaleza. La metáfora del intento de domino de la naturaleza por parte del hombre se ve reforzada por la impresionante vista de la cascada, siempre presente a lo largo del documental, mostrándose tremendamente fiera e inaccesible. Estas secuencias recuerdan al comienzo de ‘Aguirre , la cólera de diós’, en la que una hilera de diminutos hombres descendían como hormigas por los impresionantes alrededores del Machu Pichu. Con esto, Herzog nos vuelve a mostrar el patetismo humano, un ser insignificante comparado con el mundo que le rodea, pero obstinado en dominarlo.
Hay momentos muy bellos en la película, el asombroso paisaje, los pájaros adentrándose en la cascada, el momento mágico en el que el zeppelín consigue sobreponerse al entorno, o la presencia de Marc Anthony Yhap, un nativo que nos llena el corazón con su carácter simple e ingenuo, cuya única familia es su gallo ‘Rojo’. Realmente es muy emotivo el momento en el que a modo de regalo le dejan subir en la aeronave, y cuando aterriza nos habla casi con lágrimas de la belleza del momento y de inmediato se acuerda de su gran amigo y compañero, su gallo.