El cuarto hombre
Sinopsis de la película
Un escritor alcohólico comienza a tener visiones que parecen anunciarle un peligro inminente. Un día tiene una aventura con una mujer que ha asistido a la presentación de uno de sus libros y, desde entonces, las visiones se intensifican.
Detalles de la película
- Titulo Original: De Vierde Man
- Año: 1983
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.7
71 valoraciones en total
Último film europeo de Paul Verhoeven. Adapta la novela semiautobiográfica Die Vierde Man (1981), de Gerard Reve. Se rueda en exteriores de Holanda y en los estudios Anchor Bay (Malta). Gana el Premio Especial del Jurado del Festival de Cine Fantástico de Avoriaz, el FIPRESCI de Toronto y el LAFCA (película extranjera). Producido por Rob Houwer para De Verenige Nederlandsche Filmcompagnie (VNF), se estrena el 24-III-1983 (Holanda).
La acción tiene lugar en Amsterdam y Vlissingen (Holanda) durante unos pocos días. Narra la historia de Gerard Reve (Krabbé), escritor alcohólico, bisexual y católico, que acude a Vlissingen para dar una conferencia sobre su obra literaria. Allí conoce a Christine Halsslag (Soutndijk), hermosa, rica y enigmática, con la que entabla relación. Se enamora, a la vista de una fotografía, de uno de sus amantes. Entre sueños angustiosos, confusiones, alucinaciones alcohólicas y temores imaginarios, cree advertir que ella es una mujer peligrosa, codiciosa y sádica, que anda al acecho de víctimas mortales.
La película incluye numerosas referencias religiosas, tanto iconográficas (crucifijo, la Piedad, la Vigen y el niño…), como verbales y dramáticas . El sexo tiene una importancia capital y su tratamiento incluye desnudos, masturbación, apareamientos heterosexuales y relaciones homosexuales sugeridas en algunos casos y de alto voltaje en otras. La violencia se hace presente de modo explícito en escenas surrealistas, imaginarias, grabadas en VHS o supuestamente reales. La presencia de la muerte es constante a lo largo de la obra a través de indicaciones tan directas como el ataúd, la comitiva fúnebre, el cementerio, etc. La relación de la mujer y la muerte se glosa en la anécdota repetida de la araña que devora al macho tras la cópula, las imágenes de Sansón y Dalila, la marca Dalila de una línea de cosméticos, las incógnitas sobre el pasado reciente de Christine y su eventual doble condición de castradora perversa y viuda negra. La religión funciona como antesala, expresión o manifestación, de la locura humana.
A medida que avanza la historia, el film deviene un thriller con elementos de intriga, misterio y suspense psicológico y erótico, que retiene la atención del espectador y le sumerge en un universo de impresiones agitadas y fuertes. La narración es de textura barroca, obsesiva, surrealista y provocadora. El guión compone un cóctel caliente que busca la provocación y la comercialidad. En él se dan cita la religión, el sexo, la locura, la violencia y la muerte, anticipando elementos de Instinto básico (1992).
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Una de las películas más importantes de la etapa holandesa de Paul Verhoeven, quien a vuelto a casa recientemente con El libro negro . Es una película sorprendente y atrevida que convoca a Cronenberg, Lynch, Buñuel o Hitchcock, y manipula el punto de vista del espectador como pocas veces se ha visto. Verhoeven, ya en USA, realizó una especie de revisitación de esta película con Instinto Básico , pero suavizando su contenido erótico, subversivo, malsano y provocador. Se nota la libertad creativa que tuvo para El cuarto hombre , con muchísimos momentos subliminales, cárnicos y metafóricos, confundiendo al público gracias a su constante ambigüedad. El protagonista, Jeroen Krabbé (luego el antagonista de James Bonden 007: Alta Tensión ), una versión del actor Sean Bean trasnochado y la rubia peligrosa (Renée Soutndijk), hacen un trabajo encomiable. Hipnótica.
Sexo con toques perversos. Bisexualidad. Thriller. Imágenes surrealistas. Castración. Asesinato. Religión. Elegancia visual. Gore.
Puro Verhoeven sin destilar.
El cuarto hombre es prácticamente un borrador de Instinto básico , aunque más radical, más turbio y menos comercial.
Un film para espectadores hartos de tibiezas y medias tintas.
En los créditos de apertura de esta extraña, perturbadora película, una araña captura a su presa sobre la superficie corroída de un cristo crucificado. Ahí está la triple clave de la historia: la víctima, el verdugo y el ángel de la guarda. El cine de Verhoeven fue desde sus inicios erótico, violento y rompedor, aunque en lo sucesivo haya podido mantener intacto su genio o domesticarlo de cara a la industria norteamericana. En esta primeriza El cuarto hombre (que es ante todo una intriga psicológica poliédrica y malsana sobre el deseo y sus múltiples conexiones con la muerte y el más allá), un alucinado, homosexual Jeroen Krabbé se ve progresivamente atrapado por la telaraña que una misteriosa presencia femenina ha tejido a su alrededor, a la vez que otro cuerpo joven y masculino actúa de involuntario cebo para el protagonista.
Puntuada por numerosísimos signos, símbolos y presagios de muerte, la narración de Verhoeven se abre a ventanas oníricas y delirios surrealistas nada gratuitos que, finalmente, conforman las piezas de un puzzle perverso encajadas con endiablada habilidad en un final brillante en el que ningún cabo queda suelto y todo adquiere sentido. El espejo siempre estuvo ahí, aunque quebrado en mil pedazos. De paso, el film del holandés entronca directamente, en un sentido estético y temático, con cierto celuloide loco centroeuropeo (la suiza Sed de sangre) o con la obra de otro autor chiflado que plasmó sus delirios eróticos más íntimos en algunas barrabasadas geniales de los 80: el siempre interesante y menospreciado Ken Russell. Por no hablar de Lynch, Cronenberg o incluso, rizando el rizo, el mismísimo Ingmar Bergman, a quien parece homenajear en clave bizarre.
Lo mejor: su erotismo malsano, su inventiva visual, su calculado desenlace.
Lo peor: ciertos excesos.
Para ser sinceros, la historia de esta película me parece bastante irregular y confusa, por momentos parece un thriller, por otros una especie de drama, en otros una película surrealista. En resumidas cuentas dudo mucho que llegase a haber una historia, más bien es una sucesión de acontecimientos (algunos sin pies ni cabeza) que van construyendo una serie de escenas de lo más escabrosas. Si analizamos la película desde su guión, veremos que estamos ante una historia que no tiene el más mínimo sentido, es ilógica, absurda, me atrevería a decir que estúpida por lo irreal que resulta.
No obstante la película me parece un absoluto prodigio gracias al que el director le echó un buen par. Y es que precisamente con eso, con un buen par, Verhoeven nos ofrece una película nada sofisticada, vacía de tabúes, con escenas sorprendentes. Verhoeven arriesga y gana, porque la película es un sin fin de sorpresas. Desde el punto de vista visual, la película es una auténtica obra maestra, no solo porque la fotografía es prodigiosa sino que es capaz de componer una serie de escenas que irradian una maestría artística sobresaliente (digna del mismo Argento).
Coincido con lo dicho en otra crítica, EL CUARTO HOMBRE es un absoluto precedente a una de las obras más polémicas y famosas del director, Instinto básico , aunque más explícita si cabe.
Y es que la película consigue dejarte sin respiración en ciertos momentos como pocos filmes han conseguido, en concreto una escena que mencionaré en el apartado spoiler…
Es extraño, porque aunque por momentos siento que la película no me gusta, porque no corresponde en casi ningún aspecto a mis gustos cinematográficos personales, tiene algo , algo que no sabría describir que me logra seducir. Tal vez sea por esa combinación tan magistral de lo repusilvo y lo artístico que Verhoeven consigue aunar a la perfección.