El crack Dos
Sinopsis de la película
El detective Germán Areta es un hombre inteligente, sagaz y de principios inconmovibles. Investiga un caso aparentemente rutinario, un asunto de celos, que se va haciendo cada vez más complejo. Las conclusiones a las que llega la Policía no convencen a Areta, que seguirá investigando hasta llegar al fondo del asunto, un caso altamente peligroso.
Detalles de la película
- Titulo Original: El crack Dos (El crack II)
- Año: 1983
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
6.8
68 valoraciones en total
Otra gran película al igual que su predecesora. El planteamiento de esta es similar a la primera, esto ya se ve desde la primera escena, y aunque es complementaria a la primera, se puede seguir perfectamente sin haber visto la primera. No es que el cine español sea muy prolífero en sacar segundas partes de sus películas, pero pocas películas en la historia del cine pueden presumir tanto de una original y una segunda parte tan buenas como estas.
La trama es cierto que es compleja, más que la primera, pero te atrapa y hace que la película te pase en un abrir y cerrar de ojos.
Al igual que en la primera Alfredo Landa, fuera de sus registros habituales, hace un papelón increíble. Junto a este aparecen otros rostros conocidos en el cine español que lo complementan a la perfección.
Otra gran obra maestra del cine español en un género en el que no se han visto muchas muestras.
Después del éxito en nuestro país suele venir la envidia. Que Garci estuviera en lo más alto después del merecido Oscar en una sociedad cainita como la nuestra se acaba pagando.
El crack II fue la primera película de otras muchas vilipendiadas de este gran director. Y eso que es una continuación estupenda, desde luego muy por encima de las habituales secuelas con fines recaudatorios que padecemos.
Es mucho más compleja que la primera, tanto la trama como la introspección de los personajes se hace más profunda, y eso hace que pierda más ritmo cinematográfico y en cambio gane más fuerza novelesca. Pero claro esto es cine, no un libro, y al pedir más del espectador el éxito no es recíproco.
Si El crack era una pieza maestra del cine negro hispano, en esta segunda parte nos encontramos con una disección crítica del país, está más alejada de una simple película de género para contarnos un relato sociológico.
Lo que no cambia es el personaje de Germán Areta, el último hombre con principios de este mundo, el cuál no vende ni su cuerpo ni su alma al diablo. Destacar una vez más a José Bódalo – que grande fue-, y también a un Arturo Fernández, que queda a la altura de los zapatos a muchos villanos que hemos visto en las películas de James Bond.
Es verdad que la música de Jesús Gluck no es tan buena y que el Madrid que vemos es más periurbano, por lo que pierde encanto, pero el film es un ejercicio de estilo y de buen gusto por los diálogos como solo Garci sabe hacer, y nos brinda un retrato de las relaciones de pareja soberbia, alejada de los infantilismos de nuestros días. Además díganme segundas partes de nuestro cine mejores que esta. Pues eso, que hay que verla.
La primera vez que me topé con esta película fue por casualidad y sólo alcancé a ver el final. Sin embargo, me llamó la atención lo suficiente para adquirirla verla entera. Desde entonces, y ya han pasado casi diez años, se ha convertido en una de mis películas favoritas. Los principales puntos que destacaría son:
– La genialidad de utilizar a Alfredo Landa, actor al que personalmente estaba acostumbrado a ver en papeles más o menos cómicos, en una interpretación dramática de una talla monumental.
– El argumento, que permite al espectador pasear por el Madrid de comienzos de la Transición y adentrarse en los entresijos de un país que comenzaba a desperezarse en la democracia, pero que conservaba un mundo subterráneo endémico en la historia de la Humanidad, atrayente a la par que pavoroso para el observador.
– El marco: Madrid en navidad, una época en la que esa ciudad, como otras grandes metrópolis, saca lo mejor de sí, que queda como telón de fondo un tanto frívolo del trágico teatro humano que se desarrolla en su submundo.
Finalmente, hay algo que pasa desapercibido: una historia de amor adulto y sincero. Una bonita metáfora de qué es lo que verdaderamente importa en la existencia del ser humano, cuando éste se desprende de distintos caparazones que, como árboles, le impiden ver la frondosidad y la belleza del bosque.
Una gran película. Gracias al señor Garci.
Me pregunto cuantas lanzas se han roto ya a favor de Alfredo Landa. O sea que, diga lo que diga no va a resultar demasiado original. No obstante, como de los cobardes nunca se escribió nada (dicen) pues me dispongo a intentarlo.
El Goya de Honor por el CONJUNTO de su carrera, no sólo era merecido sino una obligación de la Academia y de todos quienes amamos el cine. Y enfatizo lo de Conjunto incluyendo en él lo que vino a llamarse el Landismo, con todas las connotaciones negativas que se asociaron al término. Porque Landismo era sinónimo de españolada, eso sí, aderezada con mucho humor y algo de destape al uso y costumbre de unos tiempos en que los vientos venían del norte, es decir fríos, mas propios de castos camisones que de lencerías francesas.
Pero Landa resucita de las cenizas de su landismo y, en el momento justo de su carrera se metamorfea y como si fuera Superman, cambia de vestuario en la cabina telefónica y ¡zas! (música circense de salto mortal con tirabuzón) aparece Germán Areta, spanish Marlowe, nuestro Bogart nacional.
Eso lo consigue, en primer lugar el propio Landa pero no son ajenos Juan Antonio Bardem, quien le frota la cara hasta dejarlo irreconocible en El Puente y sobre todo José Luis Garci, en el Crack I y II. ¿Y saben cual fue el secreto de su éxito? Que todos nosotros nos lo creímos. Que el cambio fue absolutamente natural. Que aquí no había pasado nada, ni siquiera que se había muerto el landismo. Bueno, para ser sinceros, sí había pasado una cosa: Nos dimos cuenta que teníamos entre nosotros a un gran actor con mayúsculas al que a partir de entonces llamamos ALFREDO LANDA.
De acuerdo. Aquí se viene a comentar El Crack II pero, yo pregunto ¿Puede criticarse de forma seria esta película (ó el Crack I) sin hablar de Alfredo Landa?
Miren, Garci ha tenido muchos aciertos, pero en su fuero interno sabe que la jugada más arriesgada de su carrera fue precisamente travestir al rey del cine de barrio de los 70. Y la jugada le salió redonda.
Pero… ¿Y la película?: Bien. Francamente bien…
Esta película es una de esas excepciones que confirman la regla, en este caso la de un tópico: el de que las segundas partes nunca fueron buenas. Creo que esta cinta, está al nivel de su antecesora y que incluso en muchos aspectos, supera a la de 1981, también dirigida por el injustamente ninguneado José Luís Garci, un director lleno de elegancia y encanto que cuando se empeña, impregna precisamente con esos adjetivos las obras que realiza. La filmografía de este realizador, que cuenta con una película oscarizada (Volver a empezar, 1982) no es muy extensa, ni tampoco intensa. Es quizá irregular, pero muy interesante. Y en España, en la que tanto cine hay, copado por producciones llenas de vulgaridad que rozan lo asqueroso, lo repugnante y hasta lo putrefacto en ocasiones (sobre todo en lo que se refiere al cine contemporáneo) a pesar de nutrirse de buenas subvenciones por parte del Gobierno (éste último del color político que sea) se agradece la presencia, aunque sea espontánea, de películas tan notables, entretenidas y bien hechas como la que en esta crítica se da cita.
El crack II no posee la fuerza cinematográfica de su antecesora pero sí se adentra en otras expresiones, tanto clásicas como más modernas. Envuelta en un estilo que recuerda en mucho al de las producciones norteamericanas, en ocasiones ofrece un humor negro que no arranca carcajadas, pero sí sonrisas. Y señores y señoras, está Alfredo. El gran Alfredo Landa volviendo a meterse en la piel del solitario, duro y melancólico Germán Areta, que siendo preguntado sobre si es feliz, responde que yo sólo se que en la vida, hay buenos momentos . Con un inicio que parece ser una continuación de la parte anterior, que finalizó con la conversación entre Areta y su barbero, Rocky, hablando de boxeo -algo que se vuelve a repetir- la película continúa con la asignación al reputado detective de lo que aparenta ser un simple caso de infidelidad. Pero la cosa se enmaraña y los hilos que aparecen, apuntan a problemas mucho más gordos sostenidos por conspiraciones que se asientan en grandes empresas. En mi opinión, esta trama, a pesar de ser más llevadera que la de la película anterior, es menos interesante. En esta ocasión, se ha conseguido reforzar la imagen del detective Areta, acercándolo al mito, pero el caso que investiga este, pierde a veces fuerza, puede resultar algo aburrido e incluso, predecible.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)