El correcaminos (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (1966-1973). Historia de Looney Toones sobre un depredador y su presa. El Coyote intenta atrapar al Correcaminos por todos los medios posibles, utilizando incluso toda clase de artefactos marca ACME, pero el Correcaminos es muy veloz y logra huir de su enemigo. Esta serie recopilaba los cortometrajes estrenados en cine basados en los populares personajes, procedentes de los Looney Tunes, así como las Merrie Melodies.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Road Runner Show (TV Series)aka
- Año: 1966
- Duración: 30
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Opinión de la crítica
Película
7
89 valoraciones en total
Pasamos nuestra infancia y parte de nuestra juventud, dando por cierto que el Correcaminos, que era el reflejo en el espejo de cada uno de nosotros, siempre saldría victorioso en sus enfrentamientos con el mal, encarnado en el coyote, y efectivamente así fue mientras fuimos candorosos.
Un día descubrimos que la muerte no era un juego y que las víctimas, en la vida real, suelen ser presa fácil de los depredadores, y que el perfil de estos no se corresponde con el del perdedor simpático de los dibujos…, y ahí acabaron nuestros escondidos deseos de que alguna vez le salieran bien las cosas al concienzudo villano.
Ahora, medio siglo después, podríamos analizar la intencionalidad de los creadores de la Looney Toones. Si había algo más allá del entretenimiento de los pequeños, del tipo: tienen que ganar en la ficción los que pierden en el día a día , por aquello de la compensación, o, hagamos un llamamiento a las conciencias de los pequeños para hacerles entender que con astucia pueden librarse del abusón , o tal vez fuera un rebelde bocinazo al propio poder, difícil de creer en aquellos años en la sociedad estadounidense, que pregonara: tu fuerza se agota, mira en qué te vas a convertir …
De cualquier forma, captado el mensaje de manera cierta, torticera o inocua, lo cierto es que disfrutamos los fracasos del pariente pobre del lobo, sumándonos a los éxitos de nuestro velocísimo alter ego, encarnado en un ave que ama la libertad por encima de todas las cosas y en cuyo código no existe la autocensura, primer error que cometemos al abandonar la inocencia.
Algo sustancial habita en estas historietas porque no solo han envejecido bien, rebosan actualidad y nuestros niños de hoy pueden aferrarse a ellas como lo hicieron sus abuelos. Luego, en función de la climatología y las condiciones de la tierra, las semillas germinarán, o no.
De entre todas las series de dibujos animados de aquellos años, casi por encima del Conejo de la suerte, e incluso del canario Piolín, sobresalía ésta con el pájaro y el coyote.
Bugs Bunny eludía la muerte una y otra vez, Piolín igual y El correcaminos lo mismo, y todos con un aplomo digno de alabanza.
Pero era la serie del correcaminos la que sin duda más impresionaba debido a dos peculiaridades:
– No había diálogos, ni el coyote ni el correcaminos intercambiaban una sola palabra. Al contrario, Bugs Bunny no paraba de hablar ni de burlarse de Elmer y Piolín igual con el gato, pero el correcaminos, también con un gran desprecio por el depredador que se le quería comer, sólo emitía un agudo sonido: bip-bip… Y desaparecía a toda velocidad.
– La otra peculiaridad era los parajes áridos del desierto, las carreteras infinitas y desiertas completamente… y el coyote. El coyete: un ser silencioso, un obrero incansalbe… con un único objetivo: comer. Eran ellos dos solos.
Esa labor tan sacrificada del coyote, siempre provisto con explosivos ACME, con trampas ACME, con detonadores y cohetes ACME, en el fondo, remite al pensamiento fatalista de los clásicos, ocasiona un fuerte desasosiego el hecho de ver en él lo que es luchar una y otra vez por un objetivo a todas luces inalcanzable.
El coyote era valiente, y aunque al final siempre desaparecía de escena hecho polvo, más de una vez deseabas verle al final comiéndose al jodido pájaro.
Nunca alcanzaba al correcaminos, encima, cada intentona suponía morir mil veces cayendo en sus propias trampas.
El pobre coyote… Se le escapaba el correcaminos, caía de un precipicio interminable y antes de asomar la cabeza le caía el pico del precipicio y luego la roca redonda para remate. Te reías, eso sí…
Era de admirar la perseverancia, la insistencia del coyote por coger al correcaminos, nunca se rendía, y, no sé porqué, en cada trazo de su dibujo el personaje daba la impresión que era consciente que jamás le atraparía.
Bip-bip.
Una de mis favoritas series animadas que me encantaba ver es con el correcaminos. En un sofocante desierto montañoso y con buenas vías Willie el coyote intenta tercamente atrapar el correcaminos para alimentarse y no lo logra. Prueba muchas fórmulas para atraparlo mediante las primitivas formas y nada. Ciegamente cree en los productos ACME y presume ser inteligentísimo y tampoco, ya que nuevamente falla por confiado.
Entonces, ¿a quién le recurre para lograr su bendito y obsesivo fin?
A pesar de que todos los capítulos tienen finales predecibles y que el correcaminos siempre se sale con la suya es de las mejores series ya que busca entretener a lo máximo, y curiosamente, el mismo coyote estuvo en algunos capítulos intentando atrapar ovejas sin que el perro ovejero se diera cuenta pero como siempre fallaba y le propinaba trompadas durante la jornada laboral del cuidado de las ovejas. Tanto este programa como algunas caricaturas donde tiene como protagonista el coyote, es el más gracioso.para disfrutarlo al máximo. ¡¡¡¡¡¡Qué viva la animación clásica!!!!!!
Desde siempre deseé que el coyote pillara al correcaminos y este fuera su fin, ideas de mi mente malévola. De hecho hay por ahí circulando un video en que lo hace, pero ya no tendría gracia, mejor quedarnos con la imagen que teníamos de niños.
Si estando en la carretera oyes un Beep – Beep
ten la seguridad que se trata de mi
y si intentas seguirme te va a anochecer
pues ni el feroz coyote te puede comer.
Correcaminos, eres mas veloz que un jet
pobre coyote, ya no sabe ni que hacer
tonto coyote, tu lo vas a enloquecer
y en el desierto, lo vas a matar de sed.
Miles de trampas te ha querido poner
pero en todas ellas ha de fallar
y ni a base de golpes quiere entender
si sigue con sus tontas trampas se va a matar.
Correcaminos, el coyote te va a comer
tu ru ru ru ru, ya no sabe ni que hacer.
Las absurdas y simpáticas aventuras del Correcaminos, y del Coyote, no son solo una magnífica obra de arte en el campo de la animación, sino que también es una sublime obra culmen en el humor blanco. Carreras, golpes, yunques, persecuciones, inventos absurdos. Y ni un solo diálogo.
Puede parecer estúpido ver a dos animales persiguiéndose y ver como el pobre Coyote, que acaba siendo el personaje más querido, fracasa una y otra vez. Pero no deja de ser sublime, que durante la duración del programa, las carcajadas te hagan revolcar por el suelo, sin decir ni una palabra, gustándole a grandes y pequeños. Sin intrincados chistes, sin lenguaje soez. Solo persecuciones en el desierto, golpes y aparatos raros.
Chuck Jones es un genio, eso está claro. Que la serie funcione 44 años después, no deja de decirnos que el humor blanco triunfa. Y bueno, como humorista amateur que soy, decir que es muy fácil hacer chistes verdes o jugar con el humor negro o satírico.
Pero solo algunos maestros, como Pedro Reyes, Buster Keaton, Charles Chaplin o Chuck Jones, consiguen dominar este tipo de humor y por supuesto, triunfar con ello.
Un aplauso y unas carcajadas, que se lo merecen.