El aprendiz de brujo
Sinopsis de la película
Balthazar Blake (Nicolas Cage), un prestigioso hechicero neoyorquino, intenta defender la ciudad de su archienemigo Maxim Horvath (Alfred Molina). Como no puede hacerlo solo, recluta como ayudante a Dave Stutler (Jay Baruchel), un chico aparentemente normal que posee grandes poderes. Tras darle un curso de magia antigua, ambos se disponen a vencer a las fuerzas del Mal. Libre adaptación del episodio homónimo del clásico de Disney Fantasía , en el que Mickey, desobedeciendo las órdenes de su maestro de magia, daba vida a unas escobas para que hicieran el trabajo por él.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Sorcerers Apprentice
- Año: 2010
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
4.9
94 valoraciones en total
Predecible, de guión flojito y con unas actuaciones bastante justitas pero, a pesar de ello, El Aprendiz de Brujo me pareció una película entretenida, disfrutable y hecha especialmente para un público infantil que la adorará. Puede que el entrar a la sala con las espectativas muy bajas haya ayudado a que mi nota sea alta, pero no me arrepiento. ¿Habeis visto Airbender: El último Guerrero? Pues esta le da cien mil patadas, las comparo porque ví la de Airbender y luego El Aprendiz de Brujo , ambas dirigidas al mismo público (infantil) y, señoras y señores, no hay color.
Lo mínimo que le pedía eran pasar un rato entretenido y lo consiguió, dentro de un tiempo no te acordarás de ella pero tampoco lo pretende. Ahí está, para pasar una tarde entretenida y alejarte de los problemas.
Con motivo del estreno de Prince of Persia escribí que Bruckheimer llevaba dando forma durante años al concepto del actual blockbuster veraniego mediante una fórmula que mezclaba en pantalla mucho ruido y movimiento de forma tan ligera como inofensiva, algo que garantizaba la distracción del espectador y el éxito para el productor. En aquel entonces también decía que la asociación con Disney amenazaba con herir su prestigio y posición en Hollywood. Tras El aprendiz de brujo me reafirmo en ambas ideas: Bruckheimer llevaba, pasado, y la imposición del logo de Disney al principio del metraje parece conllevar un peaje que limita el alcance de su modelo de producción…
Puede que la simple reiteración en los mismos patrones, el agotamiento en la calidad de las ideas que las sustenta o la progresiva impersonalización de sus producciones, lo cierto es que a la fórmula Bruckheimer se le empieza a ver tanto el plumero que, si bien con Prince of Persia podíamos obviarlo hasta cierto punto, con El aprendiz de brujo se hace tan notorio que el poso de frialdad que deja su visionado evidencia lo artificiosa e industrial que resulta la propuesta, clara muestra de la imposición de un concepto por encima del desarrollo de una idea. Y eso a pesar de unos primeros minutos muy distraídos y efectivos cuya dinámica, no obstante, se ve interrumpida por un innecesario romance adolescente tan aburrido como tópico, entre otras cosas, y que hiere a un film que desde entonces se vuelve irregular e inconsistente, alicaido en un devenir que concluye con una resolución que más parece un simple compromiso sin apenas interés con el que hasta sus responsables parecen mostrar cierta desgana.
Aunque es algo que quién más quién menos ya sepa, parece una imposición inherente a cualquier crítica sobre la cinta decir que esta se inspira en cierto episodio del Fantasía de Walt Disney, y que por supuesto en el film es acertadamente homenajeado con audio y vídeo. Pasado el compromiso, y entrando ya en materia, lo cierto es que podría hacer un copy & paste de gran parte de lo escrito para Prince of Persia. Las dos cintas comparten objetivo y alma, entretener sin mayores complicaciones haciendo mucho ruido por el camino, aunque el resultado final difiera entre ambas fundamentalmente por un motivo: el romance (en este caso adolescente) que parece inherente a toda historia que se precie, aunque no tenga mucho fundamento o tan sólo sea para regocijo de no se sabe muy bien quién, y que en El aprendiz de brujo aparte de resultar excesivamente imbécil rompe por completo el ritmo y al relato, alejando constantemente la cámara de allí en donde la cinta podría hacerse fuerte y verdaderamente cumple, en gran parte, con su objetivo: sus escenas de acción, y en menor medida, alguna que otra escena cómica alejada de la mediocridad empalagosa de la comedia adolescente infantiloide y que, casualidad o no, casi siempre parecen más efectivas cuando están a cargo de los malos .
Los efectos especiales son lo único salvable. El argumento y sobre todo su desarrollo es de PRIMERO DE GUIONISTA en el parvulario.
Totalmente vacía de contenido, y con una justificación absurda… si llegas al final es por sus escenas de acción, ciertamente brillantes. Supongo que la nota de los usuarios de esta página estará relacionada con ello.
Siempre he creído que Nicolas Cage era un magnífico actor, con poco olfato par elegir adecuadamente sus papeles.
Hay una escena de esta película que quizás merezca la pena el esfuerzo de ver el resto de la misma, me refiero a la recreación de la famosa escena del ratón Mickey utilizando los poderes recién adquiridos de su maestro para hacer las tareas de limpieza del local de trabajo. El protagonista de esta película se ve en el mismo trance y decide hacer lo mismo que Mickey, personalmente esa escena me ha salvado la película por lo bien lograda que está y las connotaciones que posee.
El resto es bastante prescindible porque no tiene ni una pizca de interés más allá de cuatro efectos especiales y cuatro chistes no muy bien contados.
Nicolas Cage es un actor al que respeto mucho por los papeles tan importantes que ha hecho en otros momentos, pero sus últimas elecciones parecen marcadas más por sus problemas con hacienda que por sus dotes interpretativas. Un desperdicio para un actor de esta talla.
Teresa Palmer tiene cara para el cine y en otras películas recientes se puede ver que también tiene tipo para esto, otra cosa es si esa cara puede llegar a ser una grande del cine, de momento yo apostaría que no.
De Alfred Molina casi podría decir lo mismo que de Nicolas Cage, es un gran actor que ha sido encasillado por Hollywood en papeles de villano en producciones de superhéroes y el resultado es que su carrera se ve empañada por cosas como ésta.
De los protagonista ya sólo nos queda Jay Baruchel que posee un buen repertorio de tics y gestos para actuar pero me queda la sensación de que los usa en los momentos equivocados.
Monica Bellucci le ha dado al cine unos bellos primeros planos pero nunca actuaciones solventes.
La grandilocuencia que Hollywood usa para estas narraciones no engrandece estos guiones que, por otro lado, tienen unas líneas generales tan previsibles que podríamos contar la película escena por escena si hemos visto dos de este estilo y nos dejan ver el trailer. Los equipos de guionistas tienen que trabajar sobre modelos tan prefijados que el margen de originalidad que se permiten es muy pero que muy limitado.
Las hemos visto peores pero desde luego ya casi se me ha olvidado por completo lo que acabo de ver, recuerdo unos niños comiendo palomitas, recuerdo unas cuantas explosiones pero poco más.
Nunca he estado en contra del cine comercial, ése que muchos califican despectivamente como palomitero. En este sentido, Jerry Bruckheimer es uno de sus máximos exponentes, ya que intenta dar al público lo que él cree que quiere: mucha acción, gran calidad y cantidad de efectos especiales, gente guapa entre el elenco, finales felices… Todo eso no me molesta, ya que creo que en el mundo del celuloide hay perfecta cabida para películas orientadas únicamente a pasar un buen rato. Sin embargo, la evolución de las películas de Bruckheimer hacia el cine Disney, no me convence demasiado.
¿Quién no recuerda films como Flashdance, American Gigolo, Superdetective en Hollywood, Top Gun, La roca…? Todos con el sello Bruckheimer o quizá sea más correcto decir el antiguo sello Bruckheimer. Si comparamos aquellas producciones con El aprendiz de brujo, los chistes de Eddie Murphy en Superdetective en Hollywood estarían considerados como humor para adultos, lo de Angelina Jolie y Nicolas Cage en 60 segundos porno duro, la actitud de los villanos de Con Air propia del género de terror, el asalto a Alcatraz en La Roca violencia innecesaria y Pearl Harbor, directamente, cine gore.
Como ya he dicho, hablo en términos comparativos (de otra manera habría sido muy exagerado) porque ahora toca competir con superproducciones para niños (Harry Potter) y claro, las películas deben ser lo más amable posibles. Así que una historia protagonizada por malvados brujos que llevan encerrados mil años y cuya mayor ansia es acabar con el mundo tal y como lo conocemos, carece por completo de suspense, terror y oscuridad. Acepto que sea cine comercial y también que vaya más encaminado a la acción y al humor que al miedo, pero habría sido mucho mejor película si no hubiera sido concebida casi por completo para menores de edad.
Una vez establecidas las reglas del juego, apenas si merece la pena mencionar a director y guionistas, ya que han sido contratados para cumplir las órdenes del amo y señor Bruckheimer. El realizador en cuestión es Jon Turteltaub y aunque reconozco que se adivinan ciertas influencias de una de sus películas, La búsqueda, conviene no olvidar que también aquélla era made in Bruckheimer.
Ahora bien, resulta curioso el efecto que las películas de Jerry Bruckheimer tienen sobre mí. Me refiero a que a pesar de que llevo un buen rato metiéndome con El aprendiz de brujo (y eso que no he hablado ni de su previsibilidad ni de su ñoño romance ni de los sempiternos mensajitos con moralina en clave de monólogo de superación personal) me resultó altamente entretenida. Posee un ritmo de narración muy vivo, espectacular factura visual, persecuciones vertiginosas, ágiles enfrentamientos entre brujos y, por qué no reconocerlo, un desarrollo bastante simpático, con divertidos guiños hacia Star Wars, Toy Story o Indiana Jones. Excesivamente amable, sí, pero con cierto encanto y muy agradable de ver.
(Sigo en spoiler por falta de espacio)