Dumbo
Sinopsis de la película
Las cigüeñas llegan, como todos los años, hasta un pintoresco circo para repartir los bebés a sus respectivas mamás. La señora Dumbo, una elefanta, descubre que su bebé tiene unas orejas enormes, todas sus compañeras se ríen de él, pero la señora Dumbo lo defiende siempre, hasta el punto de ser encerrada por enfrentarse a todo aquel que se mofe de su retoño. El pequeño Dumbo, maltratado y ridiculizado por todos sus compañeros, sólo cuenta con la ayuda de un minúsculo ratoncito llamado Timothy, que decide hacer de él una estrella del circo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dumbo
- Año: 1941
- Duración: 64
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Opinión de la crítica
6.9
94 valoraciones en total
Obligado por la paternidad a revisitar los dibujos de mi infancia, y ver lo que se hace en la actualidad, uno llega a diferenciar claramente entre dos tipos de obras. Dibujos vulgares sin chispa ni gracia, hechos en poco tiempo y que toman a los niños por tontos dispuestos a tragarse lo que sea, o bien productos altamente dignos, bien hechos, estudiados y bien realizados.
Esta obra pertenece claramente al segundo grupo, con Dumbo te ríes, lloras, y disfrutas como un niño, embobado delante de la pantalla ante algo bonito y bien hecho.
El caso es que a los niños no se les toma el pelo fácilmente y a la que le pones Dumbo, El rey león, Toy story…… disfrutan y la ven 20 veces si hace falta y ante los dibujos mal realizados no tragan y a los cinco minutos te dicen que los quites.
Por otra parte, ¿quien no se llevaría al pequeño elefante a su casa?. Despierta la ternura y emociona.
Es un hito en la historia del cine, es fantástica, magnífica, ahora con vuestro culo sentado la silla frente al ordenador no aprecias la animación, pero te aseguro desconocido lector, que es una obra maestra al igual que el cine feminista de los años 20/30.
Es entrañable, sensible, perfecta y casi imprescindible para la educación de un niño(claro que puedes sustituirlo por un cuento con la misma enseñanza, pero no nos engañemos, un padre de hoy tanto el niño no quieren oír ni contar un cuento a las tantas de la noche en el caso de que los progenitores estén en casa y no currando como cabrones).
Muy buena.
Fue la película Disney con la que crecí. La que más veces he visto cuando era niño. Aún la recuerdo, era una cinta grabada (allá por finales de los 80, ya existía el pirateo personal), guardada en una caja de VHS adornada, ésta, con una fotocopía en blanco y negro sobre papel verde de su carátula, con aquel elefantito orejotas en la portada. Recuerdo entrañable, nostálgico.
La receta es la de siempre, historia triste y trágica con final feliz. La pobre madre que espera a la cigüeña para que le traiga a su hijito. Éste se hace de esperar, pero llega. Dumbo tiene unas orejas descomunales, todo se ríen de él. Su madre monta en cólera, él queda sólo. Y ese ratoncito le ayuda a ser un héroe.
¿Quién no se carcomía por dentro, siendo un chaval, al ver a aquellos chiquillos mofarse de Dumbo? ¿o se entristecía al ver a su pobre madre encarcelada por defender a su hijo? ¿A quién no se le escapó la lagrimita cuando Dumbo se balanceaba en la trompa de su madre, sin poder verla? ¿Y quién no se rió con el ratoncito, o el pajaro andaluz? Por último, ¿quién no se emocionó cuando vió a Dumbo saltar desde aquella altura? En definitiva, una película memorable, un clásico básico de mi niñez.
Esta película contiene una de las mejores escenas que jamás haya aparecido en un filme de la Disney, la borrachera de Dumbo, con toques surrealistas que recuerdan a las pinturas de Dalí. Sólo esa secuencia vale la película completa y deberían verla todos aquellos que no recuerden el filme por haberlo visto a muy temprana edad.
No es que el resto de la película no sea por lo menos agradable. La canción de los cuervos es pegadiza, las secuencias iniciales del tren entrañables y lo referente a la madre de Dumbo algo almibarado, pero de una sensibilidad más auténtica y honesta que la de los filmes posteriores a la muerte de Disney que seguían con el sentimentalismo como marca de fábrica, pero sin creer en él.
Leo con cierto estupor la crítica de Estelwen. No podría estar más en desacuerdo, y me sorprende ese punto de vista. Nunca he considerado Dumbo como una película que pudiera traumatizar a un niño.
No pretendo sentar cátedra sobre un tema subjetivo, pero lo cierto es que ésta es una de las obras Disney de las que guardo un mejor recuerdo. Creo que entiende perfectamente las exigencias del público al que va dirigido, y ofrece todo un espectáculo de formas, colores y sonidos que despiertan su imaginación y le mantienen pegado a la pantalla. El argumento es tal vez demasiado crudo si comparamos con lo que se trata hoy en día, pero yo lo vería antes como una ventaja. Es cierto que es triste y tiene escenas duras. Pero creo que la dureza bien entendida, y en esta película lo está, logra meter con mayor facilidad a un niño en el argumento. Da intensidad al relato, y le hace sentir una conexión más especial con los personajes. No digo que busque guiños al público adulto, pero tampoco que se presente como una de estas obritas actuales en las que no pasa absolutamente nada. Yo lloraba como un descosido con Dumbo , pero porque era hermosa y porque me sentía muy mal por el elefantito, y sonreía cuando las cosas le iban bien.
Ayer, con motivo de su 70 aniversario, y también por satisfacer mi curiosidad, le eché una miradita a este clásico. Revisar las obras que han marcado tu infancia es un ejercicio tan placentero como arriesgado, y en alguna que otra ocasión me he llevado un chasco. Por suerte, no ha pasado con ésta y a mis 19 años puedo asegurar que ha logrado emocionarme y tocarme la fibra, pero sobre todo despertar mi curiosidad infantil y esa diversión tan extraña que sentía viendo el desfile de animalitos (mítica escena de las cigüeñas), la actuación de los payasos o las alucinaciones alcohólicas (que, dicho sea, tienen una inventiva espectacular).
Hay un par de escenas que destacan sobre todas las demás. Una de ellas es la que muestra a la madre de Dumbo siendo encadenada por defender a su hijo. Recuerdo que me impresionó mucho en su día, y de hecho ahora me doy cuenta de que tiene una animación y un sentido del ritmo narrativo espectaculares.
La segunda es la visita a la madre. Yo me esperaba, hasta cierto punto, poder volver a mirar con cariño esta obra y emocionarme hasta la médula como cuando era niño. Lo que me ha pillado completamente por sorpresa es cómo me ha afectado esta escena. No me esperaba encontrar un punto de contacto tan fuerte, y tener que hacer un esfuerzo colosal para que no se me saltaran las lágrimas, pero es que con esa canción tan hermosa y esas imágenes tan tiernas… Es curioso cómo las cosas bien hechas pueden tocarte la fibra sensible con una intensidad que creías impensable, tengas cinco, nueve o veinte años.