Dos en la oscuridad
Sinopsis de la película
Después de estar a punto de atropellarlo con su taxi, Patti Mitchell (Ann Rutherford), recoge a un cliente que padece amnesia. Al ver que el hombre (Tom Conway) se esfuerza por recuperar la memoria para conocer su identidad, Patty decide ayudarlo en sus pesquisas. Pero cuando las piezas del puzzle empiezan a encajar, el hombre descubre que podría ser el principal sospechoso de un asesinato.
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Remake de la película Two In The Dark (1936), de Benjamin Stoloff.
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Detalles de la película
- Titulo Original: Two OClock Courage
- Año: 1945
- Duración: 68
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Opinión de la crítica
Película
5.6
51 valoraciones en total
Comedia de enredo que estropea un buen thriller o película de suspense.
El comienzo es muy prometedor con un hombre que a causa de un traumatismo cerebral está en estado amnésico y tropieza afortunadamente con una taxista plena de humanidad que intenta ayudarle en la recuperación de su personalidad, si no de su memoria.
Su vida anterior al golpe o choque ha debido ser compleja y dificultosa pues las informaciones que van recogiendo le situan próximo a la acción de un crimen. Pero es aquí cuando el director decide reírse de la situación y convierte la obra en un vodevil. Lástima porque hasta ese punto la historia era bastante interesante y aquí comienza a perder interés.
No obstante si te gustan los confusionismos tipo Hollywood te llegará a gustar más que a mí.
Las películas que realizó Anthony Mann antes de 1950 son poco conocidas entre los aficionados, aunque no por ello menos interesantes. Gracias al DVD se pueden recuperar un puñado de obras de distintos géneros como esta modesta película de intriga en clave de comedia, amena y divertida. Una obra que se acerca enormemente al universo de Hitchcock: el tema del falso culpable, la amnesia, la búsqueda de la identidad por parte del protagonista y la falsedad de las apariencias. La trama gira en torno a un asesinato de un individuo que trabaja en el mundo del teatro, por otro lado los pasos de una atractiva e intrépida taxista, la investigación de un policía de toscos modales, un periodista metomentodo y una pequeña galería de personajes secundarios, alguno de los cuales alcanza relieve en el tramo final.
El comienzo no puede ser más brillante visualmente: en una noche de espesa niebla, un hombre (Tom Comway) camina por una calle hacia el fondo del encuadre, de espaldas a la cámara que sigue sus pasos tambaleantes hasta acercarse a su rostro y del que podemos apreciar su sien ensangrentada, cuando se dispone atravesar la calzada está a punto de ser atropellado por un taxi, y en la charla que mantiene con la taxista, Patty (Ann Rutherford), balbucea, confuso, que no sabe quién es y qué está haciendo en ese lugar. La habilidad del relato es presentarnos situaciones tensas resueltas por la vía del humor. La pasmosa tranquilidad y el desparpajo con que el desconocido y la taxista unen sus esfuerzos, mediante una atracción mutua, para descubrir la identidad del primero y resolver el crimen en que está implicado.
El bajo presupuesto del film se deja notar en la rapidez y la economía de medios con que aparecen descritos los personajes y las situaciones, aprovechando cada instante de sus escasos 70 minutos. Lo que más puede llamar la atención a los que conocemos el cine de Anthony Mann es la presencia casi continua de ese sentido del humor al que me he referido antes, infrecuente en su obra posterior, más severa, dotada incluso de rasgos trágicos, humor que busca interponer cierta distancia con respecto a la trama por medio de los actores y diálogos, como si el cineasta se hubiera propuesto recordar de vez en cuando que se trata sólo de un divertimento, sólo hay que ver y oír las disparatadas y jocosas conversaciones que mantienen el periodista que sigue las pesquisas policiales y su director.
En la filmografía de Anthony Mann hay tres etapas claramente diferenciadas:
Una titubeantes años 40 donde se dedica sobre todo al cine negro y policíaco con resultados dispares aunque apuntando maneras, una década de los cincuenta donde hace su mejor cine de la mano del género que mejor cultivó: el western.
Y una década de los sesenta donde hace más superproducciones y películas grandes donde la calidad vuelve a bajar aunque tiene buenas películas como El Cid que me gusta especialmente.
Como se puede ver Mann, fue un hombre de empresa que se dedicaba al género imperante en el negocio en cada momento, lo que no quita para que consiguiera un puñado de películas inolvidables sin lugar a dudas.
Pero esta no lo es. Dos en la oscuridad es de su primera época y es probablemente de las más flojas, no sólo de esos años, sino de toda su filmografía.
En los años 40 estaban muy obsesionados con el psicoanálisis, la memoria, los recuerdos… y hay cantidad de películas que tratan sobre estos aspectos, en este caso tenemos una obra de intriga con dosis de humor –que es lo mejor sin duda- donde un hombre ha perdido la memoria. En la hora larga que tan sólo dura la película es tiempo suficiente para que se pierda todo el mundo, incluido guionista, que creo que a medida que escribía lo tenía perdía el sentido común.
Lo más reseñable es la actuación de la simpática Ann Rutherford y algunos gags y diálogos logrados, el resto es muy pero que muy insuficiente para poder ser una película a reivindicar.
Totalmente prescindible.
Nota: 4,3
Thriller psicológico y de cine negro con un tono –muy desacertado– de comedia, de humor tonto y a destiempo, que desbarata todo la posible intriga y la seriedad que la trama pudiese ofrecer, aunque fuese lo que el realizador buscase.
Perteneciente a la primera etapa de su director (la década de los años 40), donde abundan obras muy interesantes e intensas, casi todas de género negro, este film, en mi humilde opinión, es de lo más desafortunado del gran Anthony Mann.
Con todo, simpática y amable, y con un comienzo –la verdad– muy prometedor, pero que se va desvaneciendo a los pocos minutos de metraje.