Dogma

5 comentarios en «Dogma»

1. Matt Damon ejercía como ángel vengador de Dios (Alanis Morrissette, nada menos), hasta que Ben Affleck, otro ángel, un día de copas, le hizo ver la injusticia de la venganza. Ese día, Damon, borracho y convencido por Affleck, le dijo a Dios que dejaba su trabajo de vengador y acto seguido, le hizo un corte de mangas.
   
   Consecuencia: Aflleck y Damon son expulsados del cielo y se impone la ley seca para los ángeles.
   
   Mucho tiempo después, una parroquia de Nueva Jersey, con ánimo de captar fieles, decide celebrar su centenario lanzando una nueva imagen más moderna -El Jesucristo Colega y otorgando la indulgencia plenaria a quien cruce sus puertas, por lo que Affleck y Damon encuentran así una oportunidad para volver al cielo. Eso crea muchísimos problemas en el cielo, ya que si los ángeles expulsados consiguieran el perdón de todos sus pecados y el regresaran, se rompería el dogma según el cual Dios es infalible y esa ruptura traería consigo la destrucción del mundo y la existencia.
   
   Y aún hay más: no solo Dios resulta ser mujer, sino que intervienen dos profetas (nada menos que Jay y Bob el silencioso), un apóstol desconocido (el número 13, al que se excluyó de la Biblia por ser negro), el Metatrón o voz de Dios -que se reafirma en el hecho de que los ángeles no tienen sexo ( anatómicamente soy como el muñeco Ken )- , una elegida para salvar al mundo que trabaja en una clínica abortista, Salma Hayek haciendo de musa que inspiró 19 de las 20 películas más taquilleras (la número 20 fue la de un niño que se queda solo en casa y chilla: por esa alguien vendió su alma al diablo) y cómo no, Jason Lee haciendo de Azrael, otra musa expulsada del infierno por su neutralidad en la batalla de Ángeles.

   Pese a la disparatada premisa y a algunas partes absolutamente geniales de guión, el gordito de Jersey no ha firmado, con ésta, una obra a la altura de Clerks ó Persiguiendo a Amy , no obstante lo cual, satisface a sus fans, consigue dirigir una buena crítica a la Iglesia Católica -que no a la religión en sí misma- y sale airoso, fiel a su estilo, en la resolución de ésta cinta.

   Especialmente recomendada a los devotos de Smith, que sin duda. disfrutarán bastante.

2. -Entiendo que sea una pelicula que puede no gustar, o bien por la crítica sobre la religión católica que en ella se da lugar, o por el tipo de humor explícito y directo de kevin smith, que en este filme llega a sus topes (como en clerks 2) de dicho explicitismo . Quizás el humor directo de tetaculo (que en mi caso particular me gusta, si no es excesivamente gratuito) ensombrece el humor inteligente, sarcástico e irónico de Smith, y haberlo, lo hay y a cascoporro. El hilo argumental me parece muy elocuente. Puede que cojee ligeramente en interpretación (Ben affleck suspendido) y en iluminación, aún así se merece un 10. Polémicas a parte sobre el tema bíblico, cualquier canto en contra del sexismo, racismo, homofobia, pederastía y avarícia capitalista merece un oé por lo menos.

3. La mejor de Kevin Smith sin duda, a pesar de que vuelve a meter al soso del Affleck de nuevo en un papel de peso. Se trata de un excelente ataque a la iglesia católica, apostólica y romana, un buen ejemplo de irreverente gesto iconoclasta, una deliciosa gamberrada. Así que sólo por ese gesto merece un aprobado alto.
   
   Además, la trama asciende por escalones surrealistas hasta alcanzar un nivel loco en el que simplemente Smith hace lo que le da la gana. Lo sorprendente es que entre tanta maraña acaba ofreciendo un producto realmente bueno.
   
   La cumbre del director sin duda

4. Tras haber rodado Dogma, Kevin Smith apuntaba en las entrevistas posteriores que en ningún momento pretendía con ella ridiculizar al catolicismo. Evidentemente mentía como un bellaco, teniendo como objetivo en sus dudosas declaraciones el no provocar más de la cuenta al católico de un país (el suyo) que no se anda con chiquitas en cuanto a estos temas se refiere. Allí reniegas del creador en el círculo menos indicado y la llevas clara. Él sabe de las dificultades por las que ya pasó en un país menos radical Charles Darwin por el simple hecho de demostrar con pruebas físicas que Dios es la gran mentira de la humanidad. Pues ahí lo tienes, disfraza la osadía llamándola simple comedia y se cura en salud. Incluso anecdóticamente se dice por los mentideros que el director formó parte de manifestaciones callejeras en contra de su película.

   Si el film hace mofa o no de este negocio llamado iglesia es lo de menos si se pretende ser objetivo en una crítica. La cuestión es que la cinta reboza ingenio por los cuatro costados. Valiéndose de entes conocidos (aunque no siempre con nombres propios) Kevin Smith se monta una fábula aguda y divertidísima con la que consiguió colateralmente que la iglesia se jalara y tirara de los pelos. Como es sabido, nunca llueve a gusto de todos.

   Destaco su descarado humor, su velocidad endiablada y su alto contenido de entretenimiento. Como lo peor destacaría la pinta que tiene la misma de envejecer mal. No es la primera vez que la veo, y cuanto más lo hago más horterilla la encuentro. Así que le conservo el 9 con algo de esfuerzo y procuraré no ponérmela más.

5. Acertada película que clava la daga en la fisura abierta entre la necesidad de creer en Algo superior que tenemos todos y la incapacidad de seguir confiando en las Iglesias – por sus reiteradas falsedades y corruptelas – que desean aprovecharse de esa necesidad. Aunque la lista de las víctimas – en este caso, culpables- que deja su afilado sentido del humor es mucho más larga (capitalismo, machismo, racismo,…).

   Volviendo al tema central de la película, quiero que conste que no soy anticlerical – ni la película tampoco-, pero cuando alguien se coloca en un pedestal tan alto – ¡la voz de Dios en la tierra!- es difícil que no se caigan. Al fin y al cabo, la Iglesia la forman seres humanos, ni mejore ni peores que el resto. Ni más sabios.

   Por lo demás, es una comedia (como se encargan de advertir al principio) y la verdad es que durante su proyección rara vez te arranca la carcajada, pero logra dibujarte una sonrisa cómplice, y el interés no decae en ningún momento. Dicho esto, lo cierto es que no carece de ingenio y buenas dosis de humor a distintos niveles – una veces más sutil, otras simplemente pueril –. Pone en duda todo lo que nos rodea, desde lo más sagrado a lo anecdótico, pasando por lo mundano. Sin embargo, al igual que La Vida de Bryan – obra muy superior, por cierto – te deja al final con esa misma sensación reconfortante y positiva.

   Allí arriba hay Algo, aunque no sepamos qué es.