Da Vincis Demons (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2013-2015). 3 temporadas. 28 episodios. Cuenta la desconocida historia de la juventud de Leonardo Da Vinci, uno de los mayores genios no sólo del Renacimiento, sino de toda la historia de la humanidad. Muestra las vivencias de este desenvuelto y brillante artista, inventor, espadachín, amante, soñador e idealista, que a los 25 años explora su intelecto y su talento mientras afronta el hecho de vivir en los confines de la realidad y del tiempo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Da Vincis Demons (TV Series)
- Año: 2013
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
Película
6.1
82 valoraciones en total
Cuatro capítulos emitidos, récords de audiencia, el premio de la renovación para una segunda temporada, unos suficientes brotes de muestras visuales… pero sobre todo una pregunta: ¿De verdad que no es una adaptación de Assassins Creed? La juventud de Leonardo da Vinci por obra y gracia de David S. Goyer es un cóctel explosivo con sobredosis de pólvora, ojo de halcón y una Florencia que parece una versión renacentista de Gotham City. ¿En la segunda temporada saldrá El Jocker, los nazis o ambos? Podría definir Da Vincis Demons como un cruce de la Sherlock Holmes de Guy Ritchie con Las aventuras del joven Indiana Jones en un mundo de intrigas y conspiraciones dentro de la Italia de la segunda mitad del siglo XV.
Los elementos fantásticos son tan visibles como ornamentales y su base histórica es… Perdón, ¿base histórica? Partiendo de que los años de la juventud de Da Vinci son ¿un misterio?, la idea de la serie es saber cómo el pintor fue «anatomista, arquitecto, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista» (Wikipedia dixit) pudo convertirse en un cruce de ‘Águila Roja’ y MacGyver atrapado en Shakespeare in Love. La serie nos dice que el talento no se puede contener pero no habla de nuestras sonrisas y carcajadas a lo Mona Lisa. ¡Lo que tenían que hacer los artistas en aquel entonces para ganarse el pan! ¡Qué aprendan los de ahora!
La ficción quiere ser tan entretenida como sorprendente y los propios creadores la definen como «las aventuras del polímata más excéntrico y espectacular del mundo». No me convence ni el enfoque y perspectiva del personaje pero entiendo que la producción de Starz y BBC Worldwide Productions quiere epatar a una audiencia (post)adolescente con trazos visibles de comercialidad y mecanismos de entretenimiento básicos, construyendo un espectáculo que suponga el renacimiento de las series de televisión populares siguiendo el legado de Spartacus: acción, diversión, sexo, violencia, sangre e intrigas.
La lucha entre la verdad y la mentira, entre la ciencia y la religión, entre la chulería y la resolución de misterios trascendentes y existenciales nos lleva a otro combate con la competencia actual focalizada en Los Borgia y Game of Thrones. La historia real mezclada con pasajes fantásticos y oníricos puede ser un aliciente para construir un entretenimiento exuberante y de sorprendente y pasajera trascendencia. Planos incrustados a golpe de clip facilón, flashbacks misteriosos y desconcertantes y mucha cámara lenta para retratar la captación del movimiento. No es que no me crea Da Vincis Demons… porque sus instintos obviamente son más provocadores que reflectantes de una historia inédita. Pero todo parece tan gratuito como fuegos artificiales, agradecidos dibujos en movimiento de Da Vinci y la sensación de quedar atrapado junto al protagonista en un anuncio de cava navideño con un puñado de gadgets de regalo robados a los Power Rangers.
Ya sabemos que Da Vinci tuvo un incidente donde fue acusado de sodomía y luego se hice célibe, no era un mujeriego, que era un ingeniero mediocre (los carros de combate que diseñó no había dios que los moviese, por ejemplo), no la leche en verso. Que la mayoría de sus visiones ya las habían tenido otros antes, que como pintor de frescos dejaba bastante que desear (su técnica de La última cena empezó a cascarse al poco de ser pintada). Además, era un anatomista brillante, su técnica del sfumato a mí particularmente me encanta y tiene cuadros de quitarse el sombrero junto con la cabellera…
Todo esto (lo bueno y lo malo) salta por la ventana al quinto minuto del primer episodio, donde se nos presenta como un ingeniero aeronáutico y ligón que ríete de Casanova. Y con chupa de cuero, claro, rodeado de guardias civiles tricornianos y místicos extranjeros que guardan un secreto ancestral. En el segundo, inventor prodigio de armamento y dueño de la lógica para descubrir un asesinato que parece Sherlock (parecía de procedimiento policial). En el tercero, descubre la deriva continental, Pangea y cura una epidemia al más puro estilo House.
Y yo, con una risa de asombro, me descubro viendo la serie y oye, como que me entretiene. No por el sexo, no por las escena de lucha, sino por loca. Es tan loca que precisamente la veo y pienso: ¿qué coño se han fumado los guionistas para hacer esto? Pero joder si es entretenida. Lo es y mucho y tiene la virtud de que cuando dicen «Leonardo» y sale el prota, ya hasta no me choca, que me parece normal, bien, sin sobresaltos.
Para pasar un rato agradable y la mar de entretenida, no pidáis más. ¡Ah¡, seguramente mucho cristiano se sienta ofendido por cómo retratan al Papa. Bueno, es que las familias papales y lo papas, de aquéllas, eran muy suyos. Basta con cogerse las biografías papales, dejar la fe a un lado y tirar de historia, para que la molestia deje de ser tal.
Yo estoy esperando el cuarto, qué queréis que os diga. Si hasta ahora he visto a House y a Sherlock, no sé si el siguiente será una de zombis, saldrá 007, será una cinta berlanguiana o será un thriller de submarinos.
Que la disfrute el que pueda. Yo, desde luego, pienso hacerlo.
La miniserie de FOX Da Vincis Demons es un divertimento pseudo-histórico que relata los avatares de (un supuesto) Leonardo Da Vinci veinteañero, en épocas de los Médici y la Florencia del S.XV.
Argumentalmente la serie, y en su caracterización el personaje en sí mismo, son atractivos, por más que la historia esté montada sobre la atribución de hechos indocumentados, aventurezcos, ficticios y exóticos.
Desde el punto de vista técnico-artístico su producción es muy buena: cuenta con magníficos efectos especiales, hermosos decorados y vestuario, buena música y actuaciones que no desentonan…siempre y cuando uno acepte un remedo de Da Vinci que, más que parecerse a lo que sabemos de él, sea un mix de arquetipos cinematograficos tales como James Bond, Jack Bauer y/o Sherlock Homes… O que en lugar de la conocida condición homosexual de Leonardo, toleremos que se nos lo presente como un fervoroso amante latino bisexual, entre otras cualidades y características.
En síntesis ¿Se puede ver? Sí, desde ya: pero como una farsa. Nunca como algo históricamente serio.
A modo de mero entretenimiento, la recomiendo.
Esto es una mezcla de videojuego (gráficos de ordenador por un tubo), Spartacus (sexo y sexualidad de todo tipo y sin tope), la saga de juegos de Assassins Creed, El código Da Vinci de Dan Brown y Juego de Tronos (sobretodo en los títulos de crédito, en la música y en los decorados generados por ordenador.
Si buscan algo del Leonardo clásico, austeridad o rigurosidad, pueden abstenerse. Aquí no existe la simplicidad de la línea ni el recato sexual del artista. Todo son fuegos de artificio, aparatosidad y tontería.
Al principio de esta serie, resulta hasta normal que uno no logre hacerse a la idea de que se trata de Da Vinci, el artista, el hombre del que nos queda en la memoria como un hombre calvo, anciano, de luenga barba. Pero a medida que la serie avanza se hace mucho más natural convencerse de que las cosas vividas por el genio estuvieron más cercanas a estas dimensiones de una vida matizada por los desórdenes del mismo Renacimiento y de Florencia. A veces se asume la pose de que hombres como Leonardo eran extraterrestres que de vez en cuando visitaban el mercado o la plaza.
Por ello mismo, bajo esta dimensión realista, uno solo puede esperar que el espíritu del aventurero e investigador renacentista aflore como una posibilidad para generar interesantes historias. Lo que ha creado aquí David S. Goyer es precisamente una historia interesante. No es para menos de uno de los guionistas más prestigiosos de los últimos años.
En esta historia, acompañada de un gran montaje y de una notable edición, Da Vinci encara lo que ha pasado en el Renacimiento con total convicción de que ya es uno de los hombres más prestigiosos de su generación. Lo acompañan, así, los Médici y sus rivales los Orsini, una generación de artistas y de príncipes y cardenales que juegan a su antojo con su imagen y su devenir. Pero, tal vez, y es lo que más me ha gustado de esta serie, es el latente juego de que el protagonista se sumerge en lo más importante de la civilización: el descubrimiento del hombre como superación de la Edad Media y de otras tierras como apertura a un nuevo horizonte del ser humano.