Crumb
Sinopsis de la película
Documental sobre la vida del dibujante de cómics underground por excelencia, Robert Crumb, autor entre otros de personajes como Fritz el Gato. Una persona excéntrica, a partes iguales entrañable y enfermiza, cuyo arte ha estado en boca de todos desde hace más de 30 años.
Detalles de la película
- Titulo Original: Crumb
- Año: 1994
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
Película
7.7
98 valoraciones en total
Crumb no sólo llega a la raíz de la motivación artística, a describir con convicción la necesidad de hacer algo (lo que sea) que te aparte de la mugre que te acompaña día tras día, a amar apasionadamente el viejo y polvoriento cómic encerrado al fondo del último cajón que tan puramente rendía tributo a la inocencia de Bobby Driscoll.
No sólo es un impecable retrato a fondo del artista.
Muestra lo irreversiblemente nocivo de los lazos familiares, la extraña aparición de las orientaciones sexuales menos esperadas, el peligro que supone una estancia permanente en la frivolidad de la fama, en su mundo y con sus reglas, que puede llevarse a tu genio por delante a ritmo de rayas y de mujeres que jamás se habrían fijado en tu enclenque figura de no ser por tu obra. El abatido gesto de aislarse cuando la sociedad ya te ha tirado toda la mierda que podía. La angustia de ser talentoso y ver que las estructuras que deberían darte alas sólo fomentan el más ciego servilismo. Todo esto se expresa mediante declaraciones de tres hermanos, pero sobre todo, atendiendo a un hombre del que sólo me atrevo a decir sus iniciales: C.C. Cuando Crumb acaba, sólo esperas poder escapar pronto de la sensación de frustración y abatimiento que deja el haberse acercado un poco más a nuestra incierta naturaleza.
Documental al estilo de los Panero (El Desencanto), en donde lo que importa no es el supuesto artista principal, sino tanto él como su familia, en donde de descubre la extrañeza y a personas interesantes y realmente atormentadas (y no que posan tormento, cual poeta nacional) y con mundo interior. Un 8. La recomiendo de entre todos los documentales que he visto.
Si te gusto El desencanto , este es tu documental.
Los genios suelen ser controvertidos, discutidos, ignorados e incluso criticados. ¿Quién es Robert Crumb? Muchas veces al autor se le ve por su alargada sombra, por esa difuminada silueta que oscurece todo. Crumb ya no está allí sino en Francia. Su última postal será esta despedida. La que mande a Terry Zwigoff.
Recordar quién es una persona que apenas se conoce es complicado aunque ahí está la labor del documental como ‘documento’. ¿Quién es Robert Crumb? La enfermedad mental de su familia y toda una vida que hace pensar si a veces el depresivo entorno crea terribles monstruos, aunque los genios suelen nacer así.
Más allá de ‘Fritz the Cat’ y de la escena underground Crumb es uno de los referentes artísticos en papel del siglo XX. Su aspecto podría recordar a uno de sus personajes, como si hubiese sido tele-transportado desde otra época, desde otro mundo o galaxia.
Con él conocimos posiblemente lo que es la contracultua y el otro lado de lo políticamente incorrecto. Un acto inteligente de subversión contra lo establecido aunque eso conlleva que la crítica se erija como elemento distorsionador: imagínense a Paul Rubens demandado por una asociación de mujeres obesas o a Miguel Ángel insultado y amenazado de muerte por católicos radicales por blasfemo con La creación de Adán.
Más allá del comiX o del homenaje ‘sopla-pollero’ Zwigoff pretende buscar las raíces y las inquietudes de un artista, como pocos, y grande, como muchos más, conocidos. Posiblemente esa visión del artista en su vida: amigos, novias y familia puede hacernos comprender los entresijos del interior de la mente de una persona que podría estar loca, aunque quizás lo esté. Fetiches y manías aparte, cuenta cosas aterradoras que podrían pasar en un filme de John Waters o Todd Solondz, con obsesiones y disfunciones que aquí son un documento del pasado, presente y futuro.
1) De no haberse enrocado en su talento, Robert Crumb, pope de la Contracultura, habría sucumbido como sus hermanos ante los demonios familiares.
Sentado en un banco hace ávidos apuntes de tipos que pasan, como un antropólogo. Se deprime si no dibuja. Empezó de niño a llenar cuadernos con sus personajes, y hasta hoy. Es de los que dibujan en el ticket del bus y en el mantel. Cuando comprendió que su lugar en el mundo eran los tebeos, se libró al fin de la presión de ser normal. En la familia de su mujer lo tomaron por retrasado porque no decía palabra, refugiado en su cuaderno, casi catatónico.
Llenar bloc tras bloc, un escudo contra las ofensas de la vida.
En plena eclosión psicodélica creó entero Zap comix, el fanzine más influyente. En sus páginas crecieron el gato Fritz, Mr. Natural o Whiteman, a cual más corrosivo (el vocablo ‘comix’ nació para distinguir entre los cómics clásicos y estas revistas experimentales que proliferaban por el país, en circuito aparte).
Intentó hacerse hippie por el amor libre, ironiza, pero no logró adaptarse al rollo. Un carácter muy peculiar: en sus historietas ha recreado su precocidad sexual, la fijación con Bugs Bunny a los 4 años, con las botas de su tía, o con la televisiva Sheena más adelante. Potenciada su creatividad por el LSD, recicló a fondo la estética de los ‘cartoons’ de los 40s.
Su trabajo actual, muy valorado en los círculos artísticos, figura en las antologías junto al de creadores jóvenes.
2) Con su hermano Charles creó de niño tebeos que vendían en el colegio. En el presente del film, Charles vive con la madre, sin salir de casa, releyendo los mismos libros, medicado, incapaz de relacionarse [un año después se suicidó]. El otro hermano, Maxon, obsesionado en California con la meditación, pinta pequeños cuadros. Tiene ficha por incidentes sexuales.
La madre era adicta a las anfetaminas, el padre, colérico veterano de guerra, se sacaba a menudo el cinturón.
Gracias a la amistad entre Zygoff y Crumb, basada en la común pasión por el blues de los discos de 78 rpm, la película entra sin preámbulo en el patio familiar, que es también el oscuro revés de la sonriente fachada de USA en los 50s.
Junto al lado sociológico (el espectador español evocará El desencanto) hay otro psicológico. Muestra cómo alguien amenazado por el desequilibrio se salva al aferrarse a un lenguaje y elaborar sin reservas conflictos íntimos que, de otro modo, le habrían aniquilado.
3) En la calle Crumb ve hoy agresión, ira, música ruidosa, hombres-anuncio en un paisaje industrial repleto de hormigón, postes y cables.
Al término de la película prepara el traslado al sur de Francia, donde alejarse de la fama.
4) La forma del film es sólo funcional. La cámara se mueve lo suyo, llegando a caerse del hombro: se conservan las imágenes giratorias, camino del suelo.
Tras años de acumular material, Zygoff pudo terminar Crumb al entrar Lynch en la producción y dar el empujón que faltaba.
La historia de un tipo sensible y herido (también algo autista) que no encaja con la gente normal puede dar mucho de sí en forma de película e incluso, como en este caso -y en El desencanto, claro, para los españoles- en forma de documental.
Para quienes sólo conocíamos a Crumb a través de su obra, esta aproximación a su personalidad, a los fantasmas de su enrevesada fantasía y a su entorno familiar resulta reveladora y desmitificadora.
La contracultura, la iconografía explícitamente sexual, la estética underground, el complejo mundo de sus viñetas y la valentía de su planteamiento artístico, se conjugan ahora, para el espectador, con la pesada carga personal de un sujeto atormentado y apenas capaz de defenderse de un entorno hostil.
A veces nada es lo que parece.
La película discurre por esa línea fluctuante en que acaba el mito y comienza la persona.