Crash
Sinopsis de la película
Una noche, James Ballard estrella su coche contra el de Helen y ambos son ingresados en un hospital. Lo sorprendente es que inmediatamente después del choque los dos experimentaron una extraña atracción mutua. A partir de entonces, la vida de James se precipitará hacia un mundo oscuro y prohibido, dominado por el peligro, el sexo y la muerte.
Detalles de la película
- Titulo Original: Crash
- Año: 1996
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.6
88 valoraciones en total
Ante todo decir que aunque me ha gustado, no se la recomendaría a nadie. Estamos ante un panfleto nihilista de primer orden, sin argumento y rara de cojones, pero por otra parte uno queda hipnotizado por la potencia de sus imágenes, su morbosidad sin límites y el reparto con más cara de vicio que recuerdo.
Te gustará o te espantará. Eso si estilo propio. Cronenberg 100%.
No sólo no me invento nada, sino que omito detalles y situaciones que me gustaría añadir, para no escribir nada que pudiera considerarse spoiler:
– Fulanita copula con un señor.
– Fulanito copula con una señora.
– Fulanito y Fulanita copulan.
– Fulanita masturba a Fulanito.
– Fulanito y Menganita copulan.
– Fulanito y Fulanita copulan de nuevo.
– Menganito masturba a Menganita.
– Fulanito y Fulanita vuelven a copular.
– Fulanito también repite con Menganita.
– Fulanito, Menganita y Zutanita se masturban mutuamente.
– Menganito copula con una prostituta.
– Menganito y Fulanita copulan.
– Fulanito y Fulanita retozan un poquito.
– Menganito y Zutanita copulan.
– Fulanito y Menganito mantienen relaciones sexuales. ¿Por qué no?
– Menganita y Zutanita mantienen relaciones sexuales.
– Fulanita y Fulanita copulan.
– Fin.
Resulta que a Fulanito, Fulanita, Menganito, Menganita, Zutanita, y a todo el que sale en la película por lo visto, les excitan los accidentes de coches y cualquier cosa remotamente relacionada, así que se pasan la hora y media estrellándose con sus vehículos, fotografiando accidentes ajenos, visitando chatarrerías, visionando grabaciones de accidentes, presenciando espectáculos basados en accidentes en directo, restregándose contra coches nuevos y usados, lamiento prótesis ortopédicas, cicatrices, tatuajes inspirados en su particular perversión… y ya. Eso eso todo.
Otros espectadores, sin duda más inteligentes y sensibles que yo, ven en todo esto un magistral y oscuro retrato de su fría sociedad contemporánea. De la suya, porque desde luego la mía no es así.
Si me lo cuentan no me lo creo.
Crash es una de esas películas de culto para unos pocos y aborrecidas por todos los demás. Daré razones por las que yo estoy entre los primeros:
1) El mensaje no es: sexo, morbo, más sexo, más morbo. No es tan simple. La idea de fondo es que la realidad del mundo moderno se ha vuelto aséptica, indiferente, tan estandarizada como una fábrica de montaje. La manera que busca el protagonista para salir de esta realidad es la escalada de degradación moral que le ofrece el personaje de Koteas. El choque es la fusión entre la carne y el metal, es la expresión del orgasmo y el dolor, es la superación de la dicotomía vida-muerte.
2) El guión es una perfecta muestra de progresión hacia el clímax del final. Diálogos inquietantes y originales. Un atmósfera de tensión constante muy lograda.
3) Las interpretaciones son impresionantes: Spader en su progresión autodestructiva, Koteas como mentor lascivo, Kara Unger de nuevo musa sexual, Hunter abriendo la caja de Pandora…
4) La estética, absolutamente fría, con esos colores azulados constantes, el vestuario impersonal, los escenarios inertes, alienantes, favorece la idea de distanciar al espectador de lo narrado, de envolver a los personajes en un halo de indiferencia maquinal.
5) La espléndida banda sonora redunda en esa frialdad y alienación.
6) Cronenberg alcanza con Crash la cima de su estilo. Sus obsesiones, como en todas sus películas, están presentes, pero sabe adaptarse a un estilo preciso, casi quirúrgico, dejando de lado sus tradicionales excesos de látex y ketchup. Una adaptación muy digna de la novela de James Ballard.
En fin: una obra maestra. Le pese a quien le pese.
Si os digo la verdad no tengo ni la menor idea de lo que pretendía Cronenberg con este despropósito de película. Se me ocurren algunas posibilidades como:
¿Pretendía enviarnos algún mensaje encriptado dentro del filme?
¿Pretendía provocar morbo o simplemente excitar?
¿Pretendía ridiculizar al espectador provocando algún cargo de conciencia?
¿Pretendía hacernos pensar en lo triste y finita que es nuestra existencia?
¿Pretendía abrir nuestra mente hacia una total libertad sexual?
Yo, sinceramente no lo sé, lo único que he visto en Crash es el desarrollo de una parafilia desde que se despierta el interés hasta que se pretende llevar a cabo.
Dejando de lado un sugerente comienzo, una estética cuidada y una banda sonora con mucha fuerza, el filme no me llegó a importar en ningún momento. Extremadamente pedante en los diálogos, siempre entre susurros y buscando el morbo que en mí no encontraron. Las continuas escenas de sexo, aunque logradas y en sí bastante excitantes, estaban rodeadas de una atmósfera enfermiza que personalmente me pasé toda la película repudiando.
Con un elenco de actores medianamente interesante destaco sobremanera a Elías Koteas (Vaughan) que transmite perfectamente la locura del personaje que representa.
Como conclusión, Crash es una obra mediocre de un director bastante interesante, con la única idea de provocar y encima sin conseguirlo.
Es increíble descubrir cómo meses después de haberla visto, Crash sigue acudiendo a tu mente una y otra vez, insinuando que has pasado por alto lo que creías estar pasando por alto mientras la veías, asegurándote que hay mucho más detrás de toda esa fría perversión… y de hecho lo hay, pero quizás más como valor subjetivo que como mera definición. Crash deja bien claro sus intenciones desde la primera secuencia, con la rubia Déborah Kara Hunger destilando sexo por sus poros mientras se deja penetrar contra la fría superficie pulida de una avioneta. Sus manos se deslizan con lujuriosa avidez por el metal, e intuímos que es ese contacto el que la lleva al éxtasis erótico, no el hombre que tiene por detrás. Jamás se mostró en pantalla un comportamiento sexual tan desviado y contranatura como en esta cinta, no al menos como se exibe aquí, de una manera tan inteligente y, a pesar de lo que uno pueda pensar, con tan buen gusto. Cronenberg nos muestra la desviación psicológica de las personas a través de su corrupción sexual y su deformación física, conjugando elementos tan opuestos a priori como los accidentes de tráfico y el placer sexual, la carne abierta, cicatrizada y deformada con la sensualidad inherente de los orificios naturales del cuerpo humano. Estamos ante una película salvaje, incómoda, alarmantemente excitante, que se basa en escenas de sexo explícito alternadas con escenas de sexo verbal, en una escala que va de lo perverso a lo gravemente enfermizo.