Contrato en Marsella
Sinopsis de la película
Un agente de la brigada antidrogas es asesinado en Marsella. Las sospechas recaen en Jacques Brizard, un importante capo de la droga, pero resulta imposible imputarlo debido a sus influencias políticas. El jefe de la brigada antidrogas decide entonces contratar los servicios de un asesino a sueldo para acabar con él.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Marseille Contract
- Año: 1974
- Duración: 90
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes obtener una copia de esta película en formato HD y 4K. Seguidamente te detallamos un listado de posibilidades de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
5.7
51 valoraciones en total
Cuando tienes en el reparto a Anthony Quinn, James Mason y Michael Caine pues la verdad es que esperas algo más, pero parece que Robert Parrish, que tampoco cuenta en su haber con grandes cosas, no le pudo sacar partido. Lo que nos encontramos es un thriller en la estela de French Connection , pero bastante más flojo, con un desarrollo de lo más convencional y con ciertos toquecitos de comedieta que lo que hacen más bien es enervarte. Tiene alguna subtrama incomprensible (el romance de Anthony Quinn) y es que incluso la interpretación de Michael Caine es floja, supongo que sería un trabajo que hizo simplemente por dinero. Además da la sensación de que de repente Quinn se desconecta de la trama y le vuelven a encajar al final con calzador. La ves hasta el final por los actores (por eso le pongo un 4), pero la película es bastante mala en general. Por suerte, no es muy larga.
Robert Parrish fue un magnífico exponente de la serie B americana, especialista en Noir (suyas son grandes películas como The Mob o Cry Danger ) y Western ( Fuego escondido o Llanura roja ), además de un especialista en montaje y en la edición, con anterioridad a su etapa de director. Contrato en Marsella (The Marseille Contract/The Destructors,1974), fue su último rodaje y un muy digno e ilustrativo punto y final a su carrera, creo que define perfectamente su cine, si bien ya quedaban lejos su etapa más interesante y de mayor inspiración (los 50). Cine directo y con un guión muy económico, ni una sola palabra de más para adornar . Las escenas se van sucediendo con celeridad, aumentando el ritmo hacia el final y sin florituras, las dos escenas finales de la película en la que todo se precipita, en el muelle y el salón con la fiesta benéfica, apenas duran cinco minutos y todo transcurre en silencio (sólo esa frase final del personaje de Michael Caine, algunas veces se necesita ayuda ). Las escenas de acción, persecuciones en coche/furgoneta, intento de asesinato de Ventura en el tren, son rudas y rodadas sin apenas recrearse en detalles con efectos especiales (una película así con el estilo actual, hubiera durado 50 minutos más sólo con explosiones, huídas interminables y señores agonizando). Quizá esta economía de medios le da un tono más realista al filme, como ocurre en la serie B, los puñetazos están mal lanzados y las huídas se producen de forma precipitada e insegura.
La contradicción viene de que para un filme como este, Parrish contara con tres estrellas del calibre de Michael Caine, Anthony Quinn y James Mason, los tres espléndidos. Es habitual ver a actores de esta talla recrearse en guiones mucho más brillantes e hilvanados, pero es que el estilo de Parrish se impone, muy poco importa otra cosa que no sea lo que se ve en pantalla, poco se sugiere y poco interesa el pasado de los personajes y el por qué de las cosas, el planteamiento está muy claro y el tiempo en el que transcurre la historia es lo único que importa (ni siquiera se nos da un detalle de por qué se conocía los personajes de Quinn y Caine, o alguna referencia para conocer mejor a las hijas de Brizzard).
Igualmente me parece curiosa y digna de mencionar la estructura de la película, que comienza con protagonismo absoluto del personaje de Anthony Quinn (Ventura ,el funcionario americano de la embajada en Francia), a los 25 minutos aparece por primera vez el asesino a sueldo Deray, interpretado por Michael Caine. El protagonismo recae en este personaje y en su viaje a Marsella para acabar con Jacques Brizzard (James Mason), para, inesperadamente, al final volver a asumir el protagonismo Ventura. Las tres partes son muy distintas, la primera (para mí la más costumbrista mejor), quizá se detiene un poco más en mostrarnos al personaje de Anthony Quinn, su decadente vida personal y laboral, su afición al alcohol y los problemas con el mafioso. En la segunda, cambia el ritmo y la estética, el juego de la carrera de coches con la hija de Brizzard así como la cínica relación con el malvado de la película, la relación con las chicas (con el uso de la palabra como medio directo para llegar a la cama, siendo la chica finalmente la que da el paso primero) y la entrada en la mansión, recuerda mucho a los largos de la serie Bond , y la tercera, en la que el final se precipita, es la que más se acerca a sus films negros de los 50s.
En fin, una peli bastante interesante, en mi opinión.
El cierre de la filmografía de Robert Parrish se saldó muy dignamente con este correcto e impersonal thriller –un poco como buena parte de su carrera cinematográfica- sobre la labor del jefe de narcóticos de la embajada americana en Paris y, en particular, su encarnizada lucha contra el escurridizo traficante de drogas Jacques Brizard. Sin ser gran cosa, está rodada con bastante buen gusto, en atractivos escenarios entre Marsella y Paris, mediante una económica narración, deudora del cine clásico, de escasos 90 minutos y con un trío protagonistas de campanillas –Anthony Queen, James Mason y Michael Caine- que llevan a cabo una labor, si bien no excepcional, razonablemente competente. Ligera emoción, digna intriga, buen producto.
Sinceramente, sólo se deja ver porque los protagonistas son Anthony Quinn y Michael Caine.La misma historia con el mismo guión, pero con Alec Baldwin y Ray Liotta… sería algo insufrible.
El comienzo es algo lento y más que un thriller parece una comedia de costumbres, con un Anthony Quinn que más que un agente de alto nivel de la DEA , parece un currante de barrio que no se ha cambiado de ropa en toda la semana. Hasta que hace su aparición el personaje de Michael Caine, que con su maestría habitual nos deleita una vez más, como un sofisticado asesino profesional, que al contrario que el personaje de Anthony Quinn, se mueve como pez en el agua en distintos ambientes y por supuesto no tiene ningún remordimiento, manipular, engañar y asesinar a quien haga falta, esquivando a múltiples asesinos sin perder su característica flema inglesa. Por otro lado el siempre grande James Mason, que solía interpretar a los mejores villanos del cine, como en esta ocasión, su papel de malvado traficante camuflado como un rico burgués y por último el guaperas Maurice Ronet como un ambiguo policía.