Cecil B. Demente
Sinopsis de la película
En Baltimore, el exigente director Cecil B. Demented dirige a una banda de revolucionarios del cine que secuestra a Honey Whitlock, una estrella cinematográfica madura y de mal carácter. Cecil la quiere en su nueva película independiente, un alegato antihollywoodiense. Además insiste en el celibato para que el equipo canalice toda sus energías hacia el rodaje de la película.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cecil B. DeMented
- Año: 2000
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
Película
5.8
89 valoraciones en total
Mala leche es todo -y no poco- lo que ofrece esta película de John Waters donde se critica al cine comercial en pos del de autor, independiente y alternativo. La historia de Cecil B. Demented, un director friki y su legión de seguidores no menos extraña y el secuestro de una actriz en decadencia de Hollywood como mayor reclamo publicitario, dan a Waters la idea de partida para una ácida comedia que intenta siempre meter el dedo en el ojo ajeno.
El guión es bastante aleatorio teniendo en cuenta que su trama se divide entre lo interno entre el grupo freak y lo que éste hace en directo . Dicho así, el guión podría ser completamente distinto y la historia no variaría un ápice. Es por esto, quizá, por lo que la cinta resulta entretenida durante su escasa duración, más por ¿Qué podrán hacer? que por su trama, bastante ridícula pese a los grandes aciertos y algunos golpes de humor excelentes.
Las interpretaciones no están nada mal, especialmente la de Stephen Dorff, aquí un loco y extremista director que luchará contra quien sea por rodar su Obra Maestra. Está mal de la cabeza pero tiene su chispa. Melanie Griffith también está genial, aunque creo que es por que es realmente así y no está actuando. Sobre los demás, nada que decir, salvo una pequeña reseña a la posterior estrella Maggie Gyllenhaal, aquí completamente desatada y dejando entrever su lado satánico. Fotografía de cine experimental, una BSO decente y poco más es lo que ofrece esta película. No es muy ingeligente y su crítica es una buena idea pero no bien desarrollada, por lo que queda una cinta interesante que con algo más de cuidado y mala leche habría resultado realmente destacable.
Tengo que reconocer que, de primeras, no me esperaba mucho de esta película. No sé si por eso me pareció tan buena, ácida y molesta, pero así fue. ¿A quién no le han entrado ganas de actuar como los héroes de la peli? Cómo cinéfilo que me considero, apoyo muchas de las reinvindicaciones de estos personajes y comparto muchas de sus fobias: basta de comer en el cine, basta de hablar en mitad de la proyección, basta de entrar con la película empezada, basta de cine estúpido…
Ya para acabar, una reflexión: no deja de ser irónico que alguien como John Waters, criticado por muchos bienpensantes y defensores de la virtud, dé toda una lección de modales, respeto al prójimo y a la inteligencia a muchos de éstos. Esto bien merece un tatuaje en el brazo que ponga John Waters .
Hay que joderse las vueltas que da la vida con John Waters. Ví su primera película Pink Flamingos y me dieron ganas de vomitar, pero ahora desde la lejanía veo esa película como un ejercicio espiritual para alcanzar la comprensión de Cecil B. Demente.
La película no deja de ser una crítica desde las alturas, dicho de otro modo, como Víctor Manuel cantando al comunismo desde su chalet. Peca de ser poco underground como sus protagonistas, pero en conjunto es un dogma a seguir para los que les guste el cine.
Película que me ha sorprendido bastante pues lo que había visto con anterioridad de John Waters no me había terminado de convencer. Los sexoadictos me parece realmente penosa, mientras que tanto Cry baby como Los asesinatos de mamá tenían momentos brillantes pero creo que John Waters les podría haber sacado más jugo. Pero la he acabado viendo y me ha gustado. Por eso no hago caso nunca a los que dicen eso de que si no te gusta un director no veas sus películas (aunque me acabe tragando basuras intolerables), pues siempre uno se puede llevar sorpresas agradables como esta y creo que todos los directores siempre pueden sacar algo bueno de sus películas incluido Uwe Boll (ya de paso aquí hago la premonición de que Postal será su gran obra incluso por encima de House of the dead ) o Tony Scott que tiene un par de entretenimientos aceptables.
Melanie Griffith está soberbia. No es para menos, se le ve muy a gusto en su papel y le va como anillo al dedo. Esa actriz antaño nominada al oscar y en los últimos tiempos de capa caída resume bastante bien lo que ha sido la carrera de la esposa de Antonio Banderas. También está bastante bien Stephen Dorff interpretando al director que da nombre a la película y haciendo la mejor interpretación en su carrera que le he podido ver yo junto con el de Blood and wine . El resto de secundarios resultan simpáticos con la siempre agradables presencias de la estupendas Maggie Gyllenhaal y Alicia Witt o viendo a Kevin Nealon de Forrest Gump.
La dirección de Waters homenajea a varios de esto del cine y ya desde los tatuajes de los chicos de Cecil de gente como Sam Fuller, Sam Peckinpah, William Castle, Otto Preminger entre otros a referencias a títulos míticos especialmente en los títulos de crédito iniciales. Su dirección decididamente gamberra como suele ser habitual en él funciona y consigue un film transguesor y con algunas escenas sencillamente geniales gracias al sentido del humor del director.
Así una cinta realmente recomendable que además dura poco menos de hora y media. Eso sí, sin es versión original la experiencia será indudablemente mucho mejor.
John Waters puede haberse vuelto hacia el mainstream en sus últimos tiempos, pero lo cierto es que sigue exhibiendo las peculiares coordenadas de su mundo cuyo ombligo y centro es él mismo y su Baltimore natal en el que se desarrollan sus alocadas tramas. Aquí se trata de lo mismo de siempre, es decir, de llevar el arte de la provocación a sus extremos más divertidos y transgresores y para ello se sirve de una estrella de cine que es secuestrada por un alocado director independiente y su cohorte de freaks, con el objetivo de crear la antipelícula definitiva.
Como todas las de John Waters es una cabal protesta contra el borregismo cinematográfico, una comedia con todas las de la ley y un alegato en pro de la transgresión. A aquellos a los que no les gustan las otras películas del director, no encontrarán nada nuevo y a los demás, recomiendo que se sienten y disfruten, que aquí hay más chicha de la que parece.