Busters Mal Heart
Sinopsis de la película
Sigue a un montañista huyendo de las autoridades que sobrevivirá el invierno irrumpiendo en casas de vacaciones vacías. Perseguido por el recurrente sueño de estar perdido en el mar sólo para descubrir que el sueño es real: es un hombre en dos cuerpos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Busters Mal Heart
- Año: 2016
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
5.8
72 valoraciones en total
Lo bueno
Creo firmemente que Malek es uno de los actores revelación de los últimos años. En Mr Robot lo ha demostrado, y lo hace en esta película en la que se come la pantalla y nos da una de las mejores actuaciones masculinas del año.
Es un filme que en su mayoría de metraje logra interesar en el buen desarrollo del personaje central.
La música funciona muy bien
Que nos recuerde solapadamente a películas como Fight Club y Psycho.
Lo no tan bueno
El filme tiene inconsistencias narrativas, las tres historias que se mezclan no tienen el mismo interés, y hasta cae en cierta ambigüedad en su propuesta, el ritmo se va entre lo interesante y lo aburrido.
El maquillaje en las partes del náufrago realmente no funciona.
Opinión final: Un filme que logra interesar. A veces se siente torpe porque parece que su directora quiso abarcar mucho sin centrarse más en el desarrollo del personaje central que hubiera dado un estatus mayor al argumento. Malek está magnifico, y hay un par de secuencias que necesitan mucha atención. Un aceptable trabajo sobre las personalidades múltiples.
Ácida crítica social a través de la locura personal que reverbera con la locura social en un espacio narrativo en el que se cuela también la arriesgada locura cinematográfica de pasajes surrealistas. Las tres demencias orbitan entre sí de forma pasmosamente natural, como tres planetas mirándose de reojo. Este es uno de los grandes méritos de este talentoso filme, junto a la espiritualidad que como un ave de vez en cuando cruza los cielos del relato. El defecto de la película es la falta de algo de potencia, como un coche con un motor algo menesteroso, hay cine y sin embargo falta cine, con unos bosques y unas canciones navideñas no se cubre todo el metraje si se tiene ambición, con eso pareces un pobre arruñando el techo de la Capilla Sixtina para estar cerca del arte, o quizá los espectadores estamos acostumbrados a pedir caviar a todas horas. Falta algo de cine, los hermanos Cohen o Amenábar lo hubieran solucionado con más cine o con más oficio, aunque quizá el cine o el oficio hubieran tapado las citadas virtudes de una película inclasificable a pesar de que habla de cosas más que conocidas, algo que si que es excepcional.
Seré breve.
La película me ha gustado, mucho, y como bien apunta el compañero que le puso un 9, quizás falta algo de potencia y creo que es porque necesitamos caviar a todas horas.
Y eso es lo que nos propone la película. ¿Qué necesitamos? ¿Qué queremos de los nuestros y para nosotros? ¿Por qué todo siempre ha de ser tan pomposo? ¿Por qué tantas complicaciones?
Smith nos dibuja una realidad de la vida, del trabajo, de la familia y la salud mental que me ha hecho reflexionar. Cuando a algún amigo o familiar cercano (en mi caso ambos) sufren de problemas reales se te quitan las ganas de pedirle a una película que te justifique más según que cosas.
Las reflexiones, las dolencias, los deseos y las frustraciones de Buster son las de todos nosotros, no obstante, como el usuario que le dio un 4 al film describiendolo como algo inconcluso o indefinido, no todos saben reconocerlo.
Añado que por ver simplemente la interpretación de Rami Malek merece la pena. Era un rostro nuevo para mí y con mucha fuerza. Le seguiré.
Hasta más allá de la mitad de la peli no se sabe de qué va, luego tampoco, pero muestra algunos pocos indicios. Y recién en el último cuarto de hora se intuye algo: no se trataba de una simple vida de un sujeto sin dinero ni instrucción sino de algo más complicado. Algo así como una mezcla de ciencia ficción con thriller psicológico y algo más. ¿Y valió la pena esperar tanto? A mi juicio, no.
Seguro que tú también lo has sentido alguna vez.
Esa sensación, latente y sutil, de que deberías estar formando parte de algo más grande, y no lo haces porque tú mismo has elegido tirar tu vida hacia otro lado, concretamente hacia un sumidero donde los días van pasando.
Mucha gente ignora esa sensación, y no la lleva hasta sus últimas consecuencias porque nadie lo hace… pero eso no quiere decir que, cuando aparece, no sea capaz de sacudir tus cimientos.
Una gran mayoría de películas ya han tratado esta idea, y generalmente la desvían hacia el terreno de la fantasía o la ciencia ficción, pero Busters Mal Heart es una de las pocas que la ponen en manos de un padre de mediana edad: tienes una familia que mantener y un trabajo que cumplir, ¿ahora qué?
Jonah no se lo piensa demasiado. Como muchos otros, está educado para hacer lo que sea necesario, se divierte con cosas sencillas como enseñar español a su hija, ha aceptado el sacrificio como parte normal de su rutina y a su familia como peaje natural de la vida.
Su existencia podría haber seguido así, sin que hubiera pasado nada, pero es un huésped que un día llega el que le habla de La Gran Inversión , y le hace fijarse en todas las propias grietas que hasta el día de ayer no estaban.
La mayoría de las veces, determinado pensamiento solo requiere el necesario empujón: la adormilada consciencia de Jonah solo necesitaba esa idea de Eva subvirtiendo el orden natural de Adán para convencerse, precisamente, de que su situación no es natural.
No debería ser así: limitados a familias que vemos en contadas ocasiones si queremos mantenerlas, enfrentados a sonrientes gerentes que nos ofrecen la esclavitud como una atractiva condena o sometidos a horas interminables por pagar una casa en la que no estamos viviendo. Jonah de repente se da cuenta de que no está haciendo nada que quisiera hacer, y el despertar es duro, pero en algún momento tenía que suceder.
La única solución pasa a ser escapar, salir antes de que sea demasiado tarde, de ese sistema al que todos nos hemos acostumbrado, porque ni los sacrificios que hace por los que quiere llenan ese vacío que tiene.
Su historia hasta darse cuenta de eso se intercala con su huída: agradecidos momentos de tranquilidad que contrastan con aquellos que pasa en el motel en el que trabaja, aislado de todo en casas de ricachones a las que entra ilegalmente, con tiempo de sobra para soñar y nadie que a peticiones le tenga que enterrar.
De alguna manera, su vida nómada de casa en casa es la perfecta representación de su dilema, perseguido por una policía que le toma por ladrón y llamando a programas para hablar de La Gran Inversión , como si él fuera una molestia al margen del sistema que todos se empeñan en erradicar, allá entre esa nieve donde nunca pasa nada.
Él, que siempre se sintió atrapado en la rampante religiosidad que salvó a su esposa de las drogas, se ve obligado a ser el profeta de tierras paganas que nunca se imaginó siendo, como si entre el trabajo de empleado de hotel y las casas muertas del invierno hubiera espacio para plantar otro tipo de creencias, más sanas y verdaderas, que nos hacen buscar lo que queremos en vez de quedarnos con lo que estamos obligados a creer.
El diálogo entre esas dos partes en el alma de cada persona normalmente es de una dificultad abrumadora: mejor correr tras la zanahoria que se nos pone delante con una caña, y preguntarnos poco, porque las respuestas pueden no gustarnos.
Sin embargo, Jonah eligió tener ese diálogo, aún a riesgo de llegar a saber que su corazón está mal, aún a riesgo de darse cuenta de que pocas satisfacciones va a encontrar, como si de una revelación divina se tratara (los villancicos y alusiones cristianas me gustaría pensar que no son casualidad).
Entre el surrealismo y la extrañeza, esta historia planta el foco delante de un cualquiera, y le pregunta qué quiere de verdad.
La respuesta, como siempre dicen esos vídeos de YouTube mierderos, te sorprenderá.
O no, pero al menos el viaje te habrá sacudido lo suficiente como para que, la próxima vez, sientas que debes ser parte de ese algo más grande.