Brigada 21
Sinopsis de la película
Adaptación de una obra de Broadway que describe la vida cotidiana en una comisaría de policía de Manhattan. Un temperamental policía (Kirk Douglas) recurre a los métodos más implacables para obtener información de cualquier sospechoso de un crimen. Obtuvo cuatro nominaciones a los Óscar de 1952: mejor director, mejor actriz principal (Eleanor Parker), mejor actriz secundaria (Lee Grant) y mejor guión adaptado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Detective Story
- Año: 1951
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
7.3
29 valoraciones en total
Las emociones desbocadas de la mente que tan bien expresó Kafka en sus libros provenían de un enfrentamiento continuo en la niñez con la imagen de su padre.
Aquí, el inspector McCloud hace saber en más de una ocasión el sufrimiento que padeció de pequeño con la figura intransigente de su padre.
McCloud es el seispesetas en la comisaría, se le respeta pero al mismo tiempo se le compadece.
Frases sin desperdicio en la jornada laboral del policía:
-Todos son iguales, delincuentes sin solución.
-Son ladrones y asesinos, lo llevan en la sangre, hasta un niño podría olerlos.
-¡Cuánto me gustaría que te murieras nada más salir de aquí!
Y a su propia mujer:
-Eres lo que más odio, una cualquiera. Ojalá pudiera lavar en mi cerebro las imágenes que me has hecho ver de ti.
Resentimiento 100×100. Lo que ha mamado. Por eso, a veces, no cabe duda que es indispensable saber ceder o mostrarse dócil, transigir.
Film de imágenes duras, sobrias, representaciones como en un escenario teatral perfectamente ensambladas.
Una obra teatral de gran éxito en Broadway, escrita por Sidney Kingsley, es el punto de partida de este brillante drama que, con soltura y dinamismo, ha llevado al cine ese talentoso director que fuera, William Wyler. Humor cáustico, diálogos concienzudos y llenos de significado, sentimientos humanos que se debaten entre el odio y el amor, la sinceridad y la mentira, el perdón y la condena… y unos caracteres que nos recuerdan a seres vivos, angustiados y temerosos del castigo que merecerán sus errores.
Los policías son hombres de muy disímiles temperamentos y con una interioridad que te hará necesitar ayuda del cielo para contar con buena suerte. Los hallarás justos, sensibles, bondadosos… y también toscos, llenos de resentimiento o ávidos de venganza como el teniente, Jim McLeod (Kirk Douglas), un hombre a quien le pesa profundamente el pésimo trato que su padre le dio a su madre a quien, un día, llevó al manicomio donde pasaría lo peor.
Ahora, McLeod no cree en la redención, no ve posible que delincuente alguno se rehabilite, y piensa que pudrirse en la cárcel es el pago justo hasta por el menor delito. Siente un odio visceral por los criminales y ejerce su profesión con el principio de: cero tolerancia y castigo para todos .
Aquel Precinto 21 está atiborrado, este día, de especiales y particulares seres humanos: la dama angustiada porque teme que su familia se entere de que ella robó un bolso (excelente, Lee Grant). El chico que hurtó dinero a su noble jefe para darle un gusto (ahora un disgusto) a su novia Susan (la siempre adorable, Cathy O´Donnell, quien ya estaba casada con el co-guionista, Robert Wyler, hermano del director). Charlie, el histérico e inextricable ladrón de apartamentos junto a su engañado compinche Louis… presagio aquel de la tragedia que se avendrá dentro de aquella convulsa inspección. Karl Schneider, el ginecólogo nazi (¿?) con varias víctimas en su aterrador prontuario y más cerca de la vida de, McLeod, de lo que éste supone…. y con ellos, el jefe Monaghan, un hombre prudente, dispuesto a la verdad y a la rectitud, contra todas las consecuencias. El teniente, Lou Brody, generoso y noble como el mejor de los policías… y también, Mary (la preciosa, Eleanor Parker), la esposa enamorada quien, de repente, ve salir a flote un episodio que ya creía cerrado.
Con este mosaico humano desgarrador, sensitivo, bellamente plasmado en sus íntimas razones y con claros matices de su más profunda psique, William Wyler, consigue que su historia se mantenga en alto y llena de solidez narrativa, sin demérito alguno por el hecho de que transcurra, prácticamente, en el interior de aquel particular precinto. Perfectos movimientos de cámara van de uno a otros personajes y la historia se enlaza con una precisa continuidad narrativa… al fin y a cabo, Wyler es un maestro, y su arte logró demostrarlo en numerosas ocasiones.
Título para Latinoamérica: ANTESALA DEL INFIERNO
Producida y dirigida por William Wyler, se rodó en estudio, salvo unas pocas escenas exteriores. Se basa en la obra de teatro Detective Story , de Sidney Kingsley, de gran éxito en Broadway. Ganó el premio a la mejor actriz de reparto (Lee Grant) del Festival de Cannes y el Edgar Allan Poe Award a la mejor película de detectives.
La acción tiene lugar en la Comisaría 21 de Manhattan en un día de primavera de 1950. Narra la historia del policía Jim McCloud (Kirk Douglas) y de su esposa Mary (Eleanor Parker), cuyo matrimonio entra en crisis por causas diversas. La película, vista con ojos actuales, constituye un documento sobre el ambiente vertiginoso que se vivía en una Comisaría, de sala única, donde se amontonaban agentes, delincuentes, mesas, máquinas de escribir y teléfonos. Se ve con reiteración un cartel de la Cruz Roja pidiendo donaciones de sangre, que aporta un contraste humanitario. También aporta un valioso testimonio sobre los métodos de unos policías enfrentados a la delincuencia con escasísimos medios técnicos, científicos y personales, lo que les llevaba a investigar a las personas más que a los hechos, a dejarse llevar más por la intuición que por las pruebas y a usar métodos violentos. El eje de la obra no es un caso de investigación policial: es una juxtaposición de casos menores (una anciana loca, una joven cleptómana, etc.). Sobresale con fuerza el drama que se cierne sobre el matrimonio, sometido a la presión del trabajo del marido, obsesiones de infancia, prejuicios, falta de compensión, rigidez personal y escasa inteligencia. La obra ofrece las mejores secuencias en el crescendo dramático de la pareja, con algunas imágenes de terror de Eleanor Parker que han pasado a la historia del cine. Es destacable el encuadre en picado sobre la calle vista desde lo alto de los rascacielos neoyorquinos. Fue una de las primeras películas en las que se habla (de modo muy matizado) del aborto, durante muchos años tema exluído de toda mención.
La música está presente en la secuencia inicial y final. La banda sonora reproduce con gran realismo el sonido ambiental de la calle y del interior de la Comisaría saturada de personas. La fotografía se mueve con eficacia en el interior de un espacio limitado que acoge más de 15 actores. El blanco y negro refuerza el clima de tensión y tragedia de la obra. El guión, a pesar de su raíz teatral, desarrolla una narración fluída y coherente. El espectador tarda en advertir que el eje de la película no es policíaco. La interpretación de los dos protagonistas es soberbia: Douglas está insuperable y E. Parker, en un papel breve, está magistral trasmitiendo ternura, tolerancia, terror y decisión. La dirección mueve los actores con maestría y crea un clima de realismo descarnado y sobrecogedor.
Película que con el tiempo ha adquirido un gran valor documental. Obra muy bien interpretada, bien escrita y dirigida con sabiduría cinematográfica.
William Wyler elabora en Brigada 21 una riquísima exposición de las bases del arte cinematográfico mostrando primeros planos que producen intensidad (cabe destacar el excelente trabajo de iluminación y matización llevado a cabo por el fotógrafo Lee Garmes), zooms de suave progresividad con el objetivo de lograr aumentar el grado de inmersión del espectador en lo narrado y subrayar los momentos de mayor intimismo, utilizando los escenarios con fines dramáticos: el filme transcurre mayoritariamente en un escenario, la sala principal de una comisaría (que por distintos motivos Wyler logra convertir en una asfixiante cárcel para los policías que allí trabajan), pero se utilizan habitaciones y espacios anexos al mismo para fragmentar la historia y abordar determinados asuntos con mayor detenimiento. Además, se utilizan escaleras, vehículos y objetos del escenario para explicar con mayor entidad algunos sucesos, se planifica exhaustivamente la colocación de los actores en el plano con plena coherencia dramática… Todo en Brigada 21 es fruto de una cuidada aplicación de la técnica a la narrativa.
El orígen teatral de la obra en la que se basa el guión de Philip Yordan no supone contratiempo alguno para William Wyler, excepcional director que había trasladado con significativo acierto otro texto teatral en el sobresaliente Callejón sin salida (Dead End, 1937), eludiendo inteligentemente el aspecto estático inherente a este tipo de textos.
Kirk Douglas, en un alarde interpretativo, se muestra patético, histérico, desdesperadamente enamorado, atormentado por los fantasmas del subconsciente, Eleanor Parker interpreta de manera formidable a un personaje de cierta complejidad dramática y los actores secundarios que los rodean (todos excelentes) realizan una labor de depurada técnica interpretativa que redondea el resultado del filme.
Brigada 21 es una muestra de pericia ténica y artística que, como cualquier gran tragedia, permanecerá vigente mientras existan indicios de sensibilidad y de apreciación profunda.
Buena película de Wyler con guión de origen teatral. Está llena de detalles que contribuyen a dotarla de realismo, tanto en la ambientación como en el tratamiento de los personajes. En el inicio nos encontramos con unos interesantes planos de la ciudad que hacen que deseáramos que los títulos de crédito, que se superponen a ellos, duraran más.
La historia trascurre en un solo día dentro de una comisaría de Nueva York. En ella se van presentando todos los personajes, con sus propias tramas, que se intercalan con sabiduría, añadiendo o suavizando la tensión, que con todo no deja de crecer hasta el clímax final. El guión no es nada previsible y contiene varios giros que acrecientan el interés de lo que vemos.
Kirk Douglas, en el papel de detective, nos ofrece una gran interpretación, con esos estallidos de rabia y violencia que tan bien sabe representar. Eleanor Parker, bellísima en esta película, demuestra que merece la nominación al Oscar por su papel de la esposa del detective. Los secundarios acompañan a la perfección y todo el conjunto contribuye a la veracidad de lo que vemos, ayudado por una dirección artística que hace creíble el espacio, la comisaría, donde transcurre la historia.
Particularmente, aunque hay otras obras de este director que me gustan más, la recomiendo como una buena película. Teniendo en cuenta que fue filmada en 1951, pienso su ritmo e intensidad anticipan realizaciones posteriores.