Blue in the Face
Sinopsis de la película
Mezcla de documental sobre Brooklyn e historias de la vida cotidiana, protagonizadas por gentes que frecuentan el estanco de Auggie Wren. Disfrutando del placer de fumar, los clientes narran sus experiencias, su actitud ante la vida, sus perversiones, sus patologías. Continuación de Smoke realizada por los mismos directores.
Detalles de la película
- Titulo Original: Blue in the Face
- Año: 1995
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
6.7
59 valoraciones en total
Lo mejor de todo es que parece sencillo, parece sencillo convertir a Brooklyn en un personaje más de la película, de hecho, parece más sencillo todavía convertirlo en el protagonista de ésta. Brooklyn es el eje alrededor del cual giran todas las historias, una nueva vuelta de tuerca a Nueva York, una visión distinta de la ciudad, distinta y eficaz.
La galería de personajes es tan abierta y dispar como el propio distrito, al que se muestra en todo su esplendor con su diversidad cultural y sus hechos históricos, pero sobre todo, al que se le concede un carisma especial que reside en esos diálogos. Hábiles, mordaces, inteligentes, todo un alarde de buen hacer al guión y de buenas interpretaciones ante la cámara.
Ves a Jackie Robinson correr hasta primera base, ves el estanco y la gente que en él pasa sus horas, ves vendedores ambulantes, timadores, encuestadores y ves a un Lou Reed que ya está preparado para abandonar Nueva York, o eso dice.
Cigarrillos, robos, estancos y los jodidos californianos que, de la noche a la mañana, nos robaron a los Dodgers.
PD: Y todo esto lo digo pese a que esperaba que no me fuera a gustar para poder titular: White in the face.
El protagonista principal es el barrio y las personas que van entrando y saliendo del estanco, las mejores historias son las de Jim Jarmusch, Roseanne y la novia de Keitel, con una gran encuesta de Michael J. Fox y los sketches de Mira Sorvino y Madonna. Dentro de la película hay un pequeño documental sobre la historia de Brooklyn y sobre su gente, sus costumbres, pensamientos y los gofres belgas.
Mi barrio actual ha cambiado, ya no es el de antes, escuchando a las personas aprenderemos.
Dr. Hackenbush.
Giulia Tellarini – Ay mi ninia – In between days
¿Por cuánto te comerías un plato de mierda?
Si a cualquiera de nosotros nos hicieran esa misma pregunta, no sabríamos que contestar, o por lo menos, nos chocaría bastante, ¿verdad? Pues tan chocante como esa pregunta es toda esta película, a la que mejor podríamos llamar experimento fílmico. Desde mi punto de vista, bastante acertado.
Está claro que la cinta no es una continuación en toda regla de Smoke, sin embargo, su espíritu permanece a lo largo de todo el metraje. Las historias siguen encadenándose en torno a ese estanco de Brooklyn que constituye una de las últimas muestras de un estilo de vida que está en peligro de extinción. La diferencia es que ahora las historias son más delirantes, en ocasiones disparatadas, pero precisamente por ello, parecen las más reales del mundo, a lo que ayuda sin lugar a dudas la actuación de Harvey Keitel, que esta vez se erige en el papel de narrador de esta fábula de animales urbanos.
En la cinta destacan algunos momento ciertamente memorables, como es la conversación con ese otro genio cinematográfico que es Jim Jarmusch, o la encuesta que realiza un Michael J. Fox con un atuendo realmente extraño, o las elucubraciones de Lou Reed frente a la cámara, o la escena de la canción de Victor Argo… y así indefinidamente.
Una película con frescura, un enorme grito de socorro para una forma de entender la vida que, desgraciadamente, parace haber acabado, y que tiene su máximo exponente en el personaje llamado Toni Fanelli, eternamente sentado ante el estanco de Auggie, con su cigarro, su café y su periódico, sin nada que hacer pero con mucho que decir.
Tanto Wayne Wang, Paul Auster, como el completo reparto de Smoke debieron pasárselo tan en grande durante el rodaje de aquella película, que decidieron reunirse de nuevo para hacer una especie de falso documental sobre los personajes principales de aquella, además de lo que supone vivir en el urbanita y ajetreado barrio de Brooklyn. El experimento es a todas luces decepcionante, pues ni divierte ni conmueve tanto como aquella primera colaboración entre el director chino y el prestigioso escritor estadounidense, que aquí debuta como director rodando algunas secuencias. Quizás su único encanto esté en las interpretaciones, casi improvisadas al completo, a cargo de Harvey Keitel y el resto del reparto, mas las apariciones estelares de Lou Reed y Jim Jarmusch.
No he visto Smoke por lo que no puede comparar ambas películas y me limitaré a opinar sobre Blue in the face .
Como película, por lo que conocemos como película, no funciona.
Carece de trama o historia que se hilvane durante el metraje y sólo representa agudos diálogos entre personajes que no forman nada sólido.
Pena por parte de Paul Auster, que aquí se ha conformado con exponer pensamientos en boca de los actores (menos de Harvey Keitel, cuyo personaje aparece de forma pasiva como mero espectador).
Auster, experto en contar historias, prescinde de las mismas para Blue in the face .
Vemos situaciones divertidas (como el robo inicial del bolso), reflexiones jocosas (como las que nos ofrece Lou Reed) y apariciones curiosas (como la de Madonna), pero todo esto sin ningún cable conductor. Podríamos empezar la película en cualquier momento y no sentir que nos hemos perdido algo anteriormente.
Su guión, mezcla de Tarantino y Allen, esboza inteligencia, sarcasmo y humor en una mezcla harto conocida que a ratos te hace sonreir, a ratos te hace destornillarte de risa (como la encuesta que hace Michael J. Fox) y otros hace caer en el tedio (algunas de las escenas dentro de la tienda de cigarros).
Es ese guión sin conexión el que para mí da el aprobado a esta película homenaje a Brooklyn, porque ciertamente me ha gustado.