BloodRayne 3: The Third Reich
Sinopsis de la película
Rayne (Natassia Malthe) se verá forzada a luchar contra los nazis en la Europa de la II Guerra Mundial, encontrándose cara a cara con Ekart Brand (Michael Paré), un líder nazi que intentará inyectarle a Hitler la sangre de Rayne. De esta forma, convertiría a su líder en un Dhampir, es decir, un inmortal, mitad vampiro mitad humano. Tercera y última película de la saga Bloodrayne , basada en una serie de videojuegos homónima.
Detalles de la película
- Titulo Original: BloodRayne 3: The Third Reich aka
- Año: 2010
- Duración: 75
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Opinión de la crítica
Película
2.7
97 valoraciones en total
Que conste que tengo verdadera curiosidad por echar un vistazo a Darfur, película de la que he oído maravillas (dicho sin ironía) y que muchos dicen que (casi) redime el anterior trabajo de inefable tito Uwe.
Sin embargo, movido por ese impulso mío, a medio camino entre el morbo infantiloide y el masoquismo, que tan a menudo me lleva a meterme entre pecho y espalda las mayores mierdas imaginables, he optado por ver primero esta Bloodrayne 3: una verdadera joya que me ha recordado que eso de que Boll es el peor director de la historia no es exageración, qué coño, sino la muy triste constatación de un hecho objetivo. Y es que muy, muy buena va a tener que ser la dichosa Darfur para que olvide esto…
En efecto, amigos: Alone in the dark o House of the dead tienen muy poco que envidiar a esta diarrea emulsionada en celuloide. Si la primera Bloodrayne ya era ridícula y bochornosa, y sólo se salvaba –obsérvense las comillas- gracias a sus toques de humor (involuntario), ni te cuento esta secuela realizada con la mitad de presupuesto y con… ¿actores?… completamente desconocidos: interpretaciones dignas de aplicación de la ley antiterrorista, vestuario robado de un burdel mozambiqueño, coreografías lisérgicas (en medio de un campo de concentración), diálogos dignos del primo tonto de González Pons…
Pero dónde realmente se supera el doctor es el guion. A saber: hay guiones malos, peores, infames, de mierda…y este. Imagínate: una mezcla entre Blade, Reanimator, Malditos bastardos… y ¡la Lista de Schindler! De hecho, el guion es tan ridículo que es, irónicamente, una de las dos cosas que hacen soportable la película. Y es que descubrir que los nazis eran en realidad medio vampiros y que por eso deseaban dominar el mundo no tiene nombre: todavía no he podido quitarme de la cabeza la imagen de Hitler con colmillos… Lo más heavy que he visto en años.
La otra cosa a destacar es, por supuesto, su neumática y buenorra protagonista: Natassia Malthe, que Boll (sabiendo que es la única jodida cosa que tiene que ofrecer) explota de la manera más desvergonzada y miserable: la chica se pasa la mitad del metraje en bolas (y la otra mitad, embutida en un corpiño que amenaza con desgarrarse por la presión de pechambrera). Eso por no hablar de cierta escena lésbica bastante memorable que, por supuesto, no viene a cuento ni encaja en el desarrollo de la trama, pero de la que, mira por dónde, no tengo la menor queja. De hecho, la película, que como peli de acción es un truño y que como film de vampiros es indignante, tiene un pase como película s.
Lo dicho: un autentico pestiño. Sólo recomendable para pajilleros irredentos, masoquistas o aquellos estudiantes de cine que necesiten un ejemplo de cómo NO debe ser una película. Deleznable.
Uwe Boll abandona por un momento su cine de conciencia social (¡!) y recupera la única saga que ha podido sacar adelante (House of the Dead y Alone in the Dark continuaron en manos de otros realizadores), BloodRayne, una trilogía que adapta la franquicia de videojuegos que protagoniza la bella Rayne, una criatura mitad humano mitad vampiro que ha sido trasladada por Boll y su equipo a la Edad Media, al lejano oeste y finalmente a la II Guerra Mundial, en esta ¿última? entrega que probablemente sea la mejor, más completa e inspirada que nos haya entregado herr doktor.
Vale, sí, tampoco es decir mucho. BloodRayne tenía un gran reparto pero no jugaba bien sus cartas, a pesar de que contenía algunos de los mejores momentos de su director. La segunda entrega se materializaba como un ejercicio más sobrio y correcto a nivel formal, perdiendo en humor, lo cual terminaba por hacerla un poco aburrida. Por fin llega The Third Reich, que devuelve al espectador a la neumática Natassia Malthe en el papel principal y más importante, no contiene uno, sino ¡dos! escenas de sexo completamente gratuitas, una de ellas lésbica, rindiendo un homenaje ‘made in Boll’ a Mulholland Drive. Pero hay más cosas que pezones y colmillos de pega en este broche de ¿oro?. También tenemos a un curioso Paré como antagonista, una escena onírica con Hitler vampiro añadido y… bueno, supongo que muchas cosas más.
Poco importa que en BR3 haya agujeros argumentales (o un tremendo boquete en torno al cual gira un esbozo de historia), fallos de raccord o sencillamente que las leyes que se imponen en el guión se olviden a la primera de cambio, aquí tenemos serie B de autor, que vale su peso en oro, aunque no puede evitarse la sensación, eso sí, de que Boll se ha limitado a si mismo y nos guarda toda su magia para el díptico Blubberella/Auschwitz. Probablemente este año salgamos de dudas, pero por ahora no está de más conformarse con lo que se nos ha entregado: una modesta cinta de vampiros, nazis y ciencias ocultas que encierra en sus escasos setenta minutos un entretenimiento (casi) digno. Viva Uwe.
Es imposible no ser fan de un director como el alemán Uwe Boll a quien podría definirse como el Mariano Ozores del cine de acción (y eso es menospreciar a alguien tan dotado como el señor Ozores). Todas las películas de Uwe Boll son malas de solemnidad pero en todas he conseguido disfrutar de los delirios de los despropósitos de este rey de la serie B con aires de grandeza. Sus películas son un soberanamente malas, desde el guion a los actores a la dirección, pasando por cualquier otro aspecto técnico. Uwe Boll se limita a hacer lo peor que sabe hacer y aun y así es imposible no caer rendido a sus pies. Imposible no ser fan de alguien tan poco dotado para el cine pero con tanto empeño (dos películas al año). La lista de sus películas es interminable y hay muy pocas de las que pueda decirse que son minimamente originales (como esa estupenda rareza que es Postal). Uwe Boll se limita siempre a copiar las ideas de otros o a comprar licencias de videojuegos para luego hacer estas mamarrachadas que él, desde su peculiar punto de vista, debe creer que son dignas del propio Spielberg. Es difícil ver a especialistas actuando tan mal como en las películas de Uwe Boll y a pesar de ello, sigo tragándome una tras otra a medida que aparecen con el mismo entusiasmo de una ninfomana arrodillada a la puerta de una discoteca a las cinco de la mañana. ¿Qué decir de este Bloodrayne 3? Pues que es la tercera parte de dos bodrios típicos del señor Boll donde mezcla vampiros con nazis, con escenas de sexo gratuito y mucha acción tan mal rodada que asusta. Y también he de confesar que me lo he pasado en grande. Cuando el señor Boll se pone serio (como en sus ultimas películas) e incluye temas políticos o morales en sus bazofias, sigue siendo tan ilógico y absurdo que asusta, tan trivialmente simple que da la impresión que todo lo que ves en pantalla es la primera toma y punto. ¿Para que esforzarse mas? Como dato curioso para darse cuenta de cómo funciona el señor Uwe Boll, este Bloodrayne 3 se rodó al mismo tiempo que la comedia Blubberella con los mismos actores, mismos escenarios… ¡y mismos personajes! Una comedia ambientada en la segunda guerra mundial y una película de vampiros ambientada en la segunda guerra mundial. Dos al precio de una. Las dos igual de malas, claro está.
Para los que amamos el cine, cualquier tipo de cine, si no existiese Uwe Boll habría que inventarlo. La razón me pide ponerle un 0 a este Bloodrayne 3, el corazón me pide ponerle un 10 por lo bien que me lo paso con sus despropósitos. Porque todo en Uwe Boll es pura contradicción, en sus peores películas hay momentos sublimes y en sus mejores películas (que son las que menos) alcanza momentos de vergüenza ajena. El guión de Bloodrayne 3 es de traca, tiene momentos en los que nunca avanza, los diálogos son penosos y las escenas de sexo o acción son innecesarias (o están en el momento equivocado)
Solo recomendable para amantes de la obra de Uwe Boll o para los que disfrutan con caspa de primera.