Atila, rey de los Hunos
Sinopsis de la película
Biopic de Atila, el temido rey de los Hunos. Siglo V de nuestra era. Cuando el imperio romano se halla divido en dos, el imperio Occidental en Roma y el imperio Oriental de Constantinopla, Atila (Jack Palance), rey de los hunos, acaudilla a todos los pueblos barbaros al norte del Danubio. Y mientras decide a cuál de ellos atacará primero, sus hombres capturan al centurión Marciano (Jeff Chandler) que lleva un mensaje desde Roma para el emperador de Oriente. Pero el romano atrayéndose la confianza de la hija de Atila, Kubra (Rita Gam), logra escapar y llegar hasta Constantinopla donde se involucrará en las intrigas palaciegas al servicio de la hermana del emperador, la princesa Pulcheria (Ludmilla Tcherina). Allí descubrirá un pacto secreto entre Atila y el emperador Teodosio (George Dolenz), en el que éste se compromete a no apoyar al imperio de Occidente si el jefe de las hordas barbarás se decide a atacarlo, siempre que éste respete las fronteras del imperio Oriental. Entonces los hunos emprenden la conquista de una indefensa Roma a la que sólo podría salvar un milagro.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sign of the Pagan
- Año: 1954
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
5.8
51 valoraciones en total
El Símbolo de la Maldad la vi cuando tenía 9 o 10 años y me gustó muchísimo, la he vuelto a ver después de 25 años y me sigue pareciendo muy buena. Jack Palance como Atila está impresionante y Jeff Chandler cumple en su papel de romano y más allá de algunas imprecisiones históricas es una gran película épica y con la duración precisa. El que busqué rigor histórico obviamente no lo va a encontrar aquí pero al que le guste este tipo de films va a disfrutar bastante con el argumento, los escenarios simples pero bien representados y esa aura oscura propia de la época histórica que aquí están bien asimilados, como la escena del encuentro de Atila con el Papa. Den una oportunidad a esta película, bastante desconocida para muchos, que sí que la merece…
Película de especial significación para mí, ya que junto a algunas otras como Quo Vadis (Mervyn LeRoy, 1951) o Ivanhoe (Richard Thorpe, 1952) hizo que me interesara en la historia antigua desde mi más tierna infancia.
Está claro que no es una gran película. Las licencias históricas que se toma son de bulto: a Marciano, emperador de Bizancio, que se despreocupó totalmente de ayudar a Roma le dan la vuelta y lo convierten en un centurión romano que se desvive por ayudar a su patria, la muerte de Atila, que no fue en una batalla y a manos de su esposa sino con algo mucho más prosaico, una hemorragia nasal (aunque el cronista romano Conde Marcelino sí mencione lo de la muerte por una daga manejada por su mujer). Y de la famosa Batalla de los Campos Cataláunicos no aparece ni una sola referencia.
Como bien indica la crítica anterior, Jack Palance borda el personaje de Atila. Desde que vi esta obra de pequeñito, cuando he leído algo acerca del rey huno se me ha representado Jack Palance a caballo, melena al viento y bigotes a lo Gengis Khan. Nadie lo hubiera hecho mejor. Él es el que lleva el peso de la película, en detrimento de un Jeff Chandler que no te lo crees en ningún momento en su papel de centurión. Incluso dobla la servilleta cuidadosamente cuando se sienta en el banquete junto a los bárbaros.
En resumen, buena peli, que podría tener algún puntito más si no fuera por ese tufillo a beatismo que echa en gran parte de su metraje.
Un péplum de los de antes con riqueza de decorados y sin escatimar en nada. Atila se nos presenta como un rey ambicioso pero a la vez muy supersticioso y temeroso de los dioses. En su mente delirante la religión juega un papel preponderante si bien él mismo se nos muestra como un ser condenadamente diabólico, un líder nato pero enajenado a su vez, un peligro para los enemigos pero también para su propio pueblo. Jack Palance hace el papel de su vida interpretando a un rey rebelde que hizo la vida difícil a los romanos gracias a sus habilidades como líder y como guerrero sangriento. Un rey sin corona cuya faz hacía temblar a los legionarios, en suma, una verdadera leyenda surgida del Oriente.
Dos cosmovisiones enfrentadas y un imperio que se tambalea pero que aún conserva fuerza y poderío suficientes para amedrentar a sus más tenaces enemigos a base de orden y disciplina. De entre estos enemigos surgirá Atila, quizá el único capaz de derrotar al todopoderoso imperio, o si no al menos socavarlo.
Con Atila llega la anarquía y un poder hegemónico que sólo se vio truncado por la gracia de la emperatriz. El susodicho rey Atila se nos presenta sumergido en tinieblas y rodeado por un halo maldito que le convierte en un personaje inquietante y atractivo, un ser capaz de asesinar a su propia hija y al que sus guerreros obedecen ciegamente a pesar de dar serias muestras de demencia.
Realmente una película apta para el gran público si bien posee algunas escenas violentas y perturbadoras. A pesar de sus grandes cualidades debo decir que el final me pareció decepcionante para lo que yo esperaba. Por ello no puedo darle más de un siete como nota final.
No sé cómo era Atila en realidad, pero si tuviera que ser de alguna manera sería como este.
Es antigua claro, inventa detalles claro, pero entusiasma, y puede ser buena para niños y jóvenes.
Creo que está infravalorada.
Nos encontramos ante un decente péplum, una buena producción de la época, que más o menos sigue la cronológica narración de cómo se desarrollaron en realidad los hechos, es decir la división que en su día hizo Teodosio del imperio romano en 2, Occidente con capital en Roma y Occidente con capital en Constantinopla, y lo hizo en favor de sus hijos por la dificultad de su gobernación y las disputas internas para dominar tan vástago imperio, desde una centralizada Roma, en la película se ve representado como Valentiniano gobierna la parte occidente y Teodosio II la parte Oriente, pero ya prácticamente de forma independiente y desentendiéndose cada vez más de la suerte que pudiera correr un imperio respecto del otro. Por otro lado aparece uno de nuestros protagonistas llamado Marciano, pero que en realidad ese personaje fue Flavio Aecio, el cual en la realidad derroto a Atila en el campo de batalla y creció junto a él, tras los muros de Roma durante su juventud, cabe recordar, que Aecio es conocido como el último gran general romano, asesinado tras salvar a Roma de los hunos por su gran popularidad y sus desconocidas ansias de poder y por tanto no se convierte en emperador del imperio romano de oriente como sucede en la película. Atila no tiene ninguna hija conocida y menos cristiana, pero lo que sí ocurrió en realidad y está bien representado en el film, es el encuentro entre Atila y el papa León, todo un acierto en la película.
En definitiva Jack Palance hace un papelón haciendo de Atila, la película tiene buenos diálogos y muestra bien las inquietudes que pudo tener un guerrero supersticioso como Atila, respecto de la religión cristiana, pues la cinta cuenta con ciertas dosis de intercambios conversacionales entre paganos y cristianos, con cierto tono de humor negro.