Alarma en el expreso
Sinopsis de la película
En un país centroeuropeo, el tren Transcontinental Express sufre un gran retraso a causa del mal tiempo. Los pasajeros pernoctan en un pequeño hotel, donde Iris Henderson entabla conversación con una vieja institutriz inglesa, la señora Froy. Poco después de reanudar el viaje, Iris se da cuenta de la desaparición de la anciana, pero los demás pasajeros afirman que su amiga no existe y que ella ha sufrido una alucinación.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Lady Vanishes
- Año: 1938
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
7.3
50 valoraciones en total
Esta es una película preciosa de la etapa británica del maestro Hitchcock. Está llena de intriga y humor, y radia vitalidad.
Tiene una primera parte introductoria donde se nos lleva hasta Bandrika, un país europeo imaginario donde se encuentran los pasajeros de un tren que regresa a Inglaterra cuyas vías se han obstruido a causa de una avalancha. Este escenario sirve a Hitchcock para hacer todo un repaso sarcástico de algunas costumbres francesas, alemanas y sobre todo británicas: el cricket, la frivolidad, el gusto por el flirteo…
La segunda parte está ambientada en un tren, donde se desarrolla la trama de misterio, igualmente salpicada de un finísimo y elegante humor inglés, que es lo que hace que esta película apenas haya envejecido frente a otras de su misma época y autor, y de hecho se ve con sumo gusto aún hoy en día. Tiene su mérito el hacernos ver un auténtico viaje en tren cuando en el estudio Hitchcock sólo disponía de un único vagón viejo y oxidado, y unos pósters que utilizó como fondo móvil para simular el movimiento.
Los personajes secundarios, empeñados en negar la existencia de Mrs Froy por diversos motivos, enriquecen enormemente el valor del filme: los dos aficionados al cricket, la pareja adúltera y el doctor Hartz.
En fin, magnífica e inolvidable. El que la vea, repetirá seguro.
Gente que vive en Brandika y habla brandikiano, dos amigos fanáticos del cricket, una bella dama, un hombre extrovertido, una anciana amable, un tren y gente que lo niega todo.
Qué decir de ésta fantástica y maravillosa obra maestra del maestro del suspense, Alfred Hitchcock, una de las muchas que constan en la extensa filmografía del gran cineasta inglés. Sin duda, todo un clásico de la historia del cine. ¿Quién no ha sufrido junto con Iris la desaparición de la señora Froy? ¿Por qué todo el mundo niega rotundamente que esa tal señora nunca ha existido?
Sensacional de principio a fin, indispensable para cualquier persona que se considere cinéfilo o, como mínimo, que le guste el cine.
Tiene que ser un gran lugar Brandika. Quizás vaya algún día de visita al hotel donde se alojaron los protagonistas.
Hitchcock se inventa el nevado país de Brandiquia para ambientar una de las últimas películas inglesas antes de cruzar el charco aHollywood. Desde luego, no hay que extrañarse de su marcha porque el orondo cineasta apuntaba maneras. Con un reparto muy solvente, encabezado por la guapa Margaret Lockwood y Michael Redgrave (ambos muy acertados en sus respectivos roles), nos muestra un conjunto de personajes de los que hasta se puede extraer alguna que otra lección (spoiler1).
La cinta comienza con una introducción de 25 minutos donde prima un tono cómico, aunque hay algunos ganchos de misterio para ir abriendo boca. Esta introducción es, en mi opinión, un poco excesiva y podría haberse reducido (por ej, quitando la escena en la que los dos ingleses coinciden en el cuarto con la criada, que no aporta demasiado y que, como chiste, tampoco es la panacea), aunque por lo demás está bastante bien. En el momento en que el tren se pone en marcha, empieza ya el misterio (aunque los toques cómicos seguirán siendo abundantes) y la mejor parte del film, cuando la pobre chica intenta encontrar a la señorita Froy, sin recibir más que negativas que cuestionan su cordura, con el único apoyo de su odiado y extrovertido ex-compañero de hotel (romance típico pero que no desentona). Una vez se descubren los interrogantes, la cinta empieza un ligero bajón, donde presenta una serie de fallos y faltas de acierto que detallaré en spoiler2, pero que no logran que esta deje de ser una obra muy interesante y que merece la pena verse, ya sea para pasar un buen rato o para ver los comienzos de Hitchcock.
Más críticas en:
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Film nº 22 de Hitchcock, penúltimo de su etapa inglesa. El guión de Sidney Gilliat y Frank Launder adapta la novela The Wheel Spins (1936), de Ethel Lina White. Se rueda en exteriores de Hampshire y en los platós de Gaumont Studios y Studios Lime (RU). Gana un premio de la neoyorquina NYFCC (director). Producido por Edward Black, se estrena el 1-XI-1938 (EEUU).
La acción tiene lugar en Brandika, país centroeuropeo imaginario, y en Londres, a lo largo de unos días de la primavera de 1938. Iris Matilda Henderson (Lockwood) es una muchacha de clase alta que regresa a Londres para casarse. El tren en el que viaja, el rápido Transcontinental Internacional, sufre una avería a causa de una avalancha de nieve. Pasa la noche, junto con los otros pasajeros del tren, en un hotel de la montaña, donde conoce a una anciana encantadora, Miss Fray (May Witty), y a un músico modesto, Gilbert Redman (Redgrave).
El film suma misterio, intriga y comedia, a la que añade elementos de drama, acción y aventuras. Se considera que es uno de los trabajos mejor logrados de la etapa inglesa del realizador. Mantiene a lo largo del relato un nivel alto de suspense. Como es contumbre en Hitchcock, un hecho insólito desestabiliza la vida de los actores. A partir de éste, los protagonistas se movilizan para afrontar un problema, ante la indiferencia e inhibición general. El realizador se sirve de sorpresas, situaciones inesperadas, confusiones y mascaradas, para mantener vivo el interés del espectador. Añade elementos visuales que refuerzan la tensión psicológica (imágenes vertiginosas, maceta que cae el vacío…). Extrae humor de la caricaturización de diferentes nacionalidades, identificando a los ingleses con la obsesión por el críquet, a los franceses con la pasión por el amor, etc. Se sirve de otros recursos humorísticos, como la apariencia de babel lingüística que adquiere el hotel a causa de la acumulación de clientes. El disfraz de monja enlaza suspense y humor. El sentido del misterio se refuerza con la presencia de la duda y la incertidumbre. Se hace uso del silencio como factor potenciador del suspense. La presencia del tren responde a una de las constantes del realizador, que en esta ocasión da cabida a gran parte de la acción.
Es interesante seguir la evolución psicológica que experimenta Iris a lo largo del relato: pasa de la indiferencia propia de una chica rica, que lo tiene todo, a comportarse como una muchacha responsable y preocupada por los hechos que la rodean. Contiene sutiles referencias críticas al nazismo.
La música, de Louis Levy ( Sabotaje , 1936), ofrece un magnífico preludio, alegres composiciones populares alpinas y melodías de acordeón, piano, viento y orquesta. La fotografía, de Jack Cox ( El número 17 , 1932), presenta negros sólidos y firmes, blancos intensos, perspectivas amplias y profundas, planos de cámara subjetiva (mareo de Iris) y una excelente gestión del espacio escénico (tren). Película deliciosa y fascinante.
Hitchcock se inventa un nuevo estilo y hasta un nuevo país donde dibuja una sociedad descarada en medio de la crisis, es una historia curiosa pero que no engancha, viene adornada de un humor que no se acostumbra y acaba siendo un relato fantasioso que sin embargo juzga a la cultura y sus gentes, ya que cada personaje queda identificado con alguna costumbre social.
Un sin sentido continúo, sobre un golpe que genera confusión, la protagonista queda acorralada de personajes demasiado casuales, es un viaje cosmopólita que contiene fallos impropios del maestro, pero que, sólo por esta ocasión, parecen debidos a que más allá de intrigas redondas, en este caso se propone un juego bien ambientado dónde se dicen muchas cosas en clave, eso sí, yo he conseguido captar muy poco.