Abre los ojos
Sinopsis de la película
César, un atractivo joven que ha heredado de sus padres una gran fortuna, vive en una espléndida casa en la que organiza lujosas fiestas. Cuando una noche conoce a Sofía y se enamora de ella, Nuria, su antigua amante, se muere de celos. Al día siguiente, yendo en coche con César, intenta suicidarse. Cuando César se despierta en el hospital, descubre que su rostro ha quedado horriblemente desfigurado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Abre los ojos
- Año: 1997
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
Película
7.3
39 valoraciones en total
Antes de nada, quisiera dar a Noriega mi más sincera enhorabuena por haber mejorado notablemente su forma de actuar en esta película con respecto a su anterior trabajo en Tesis.
Eso sí, a mí sigue asqueándome.
Teniendo en cuenta que durante casi toda la película tiene la cara tapada por una máscara o por kilos de maquillaje, tampoco me impresiona del todo. De hecho, creo que así se hace más notable lo sobreactuada que resulta su voz en algunas ocasiones.
Por otra parte, Penélope está muy bien. Y actuar no actúa mal del todo.
Ahora en serio, a lo que iba.
Esta película me hizo pensar en una posible clasificación de los tipos de final de un thriller: esos finales con trampa que están tan de moda ultimamente.
Por un lado está el final sutilmente tramposo, que da un giro de 180 grados a la historia, aunque sigue el hilo de la misma y no llega a desbaratar el argumento. Sería por ejemplo aquel en el que descubres que un personaje supuestamente bueno resulta ser el malo. La desventaja de este tipo de final es que, si te lo esperas y si además no está muy elaborado, suele resultar facilmente previsible. De todos modos, es mucho más soportable que el otro tipo de final tramposo:
El final tramposo de cojones. Éste no es que de una vuelta de tuerca al argumento, sino que lo destroza por completo, haciendo que todo lo visto antes del epílogo apenas haya servido para algo. Sería por ejemplo el final de todo fue un sueño o el de tienes doble personalidad y todo lo que hiciste fue mentira . Los que hayan visto thrillers en abundancia sabrán perfectamente a qué películas me refiero. Es cierto que tal vez sean finales menos previsibles que los anteriores pero, en cualquier caso, a mí me repatean mucho los huevos.
Por supuesto, hay thrillers que no tienen trampa ninguna, como podría ser por ejemplo la propia Tesis. Y es que no es necesario darle la vuelta al argumento con un giro final para resolver una historia de intriga… siempre y cuando tengas talento, claro. Y es evidente que a Amenábar le sobra mucho de eso.
En spoiler os digo a qué grupo pertenece Abre los Ojos, sin desvelar explícitamente nada del argumento, por si los que no la hayáis visto queréis saberlo a pesar de todo.
Con este filme Alejandro Amenábar demostró al mundo su talento a la hora de escribir, musicalizar y dirigir un filme muy bien pergeñado desde la historia misma. Sin dudas alguna que esta película sirvió de base para muchas otras que posteriormente fueron muy populares, sobre todo por ser de ese tipo de películas donde una vuelta de tuerca cambia en 180º las vicisitudes y el contenido de lo que se está visionando. Cinta que durante el primer visionado seguramente generará confusión dada las intrincadas alternativas que va desarrollando, no obstante cuando se presentan todos los giros narrativos que dan sentido a las circunstancias, las piezas del rompecabezas encuentran la posición justa y a partir de allí es donde empezamos a valorar la originalidad y calidad narrativa de esta cinta que mezcla el drama, el romanticismo, la intriga y por qué no la ficción.
Sin dudas que el valor agregado de este filme viene de la mano del factor sorpresa, el cual es imprevisible y satisface dando sentido al relato una vez que el Amenábar lo expone ya en el final del filme, por ello recomiendo ir prestando atención y no desalentarse por la enmarañada narración que pareciera no tener ni pies ni cabeza, ya que el desenlace del filme le otorga la significatividad necesaria como para terminar encomiando la astucia y originalidad de este filme.
Si bien el atractivo principal del filme es su factor sorpresa, el cual es ávidamente esperado para poder ir acomodando las ideas que del argumento van surgiendo, también la cinta es rica en conceptos. Así, la película abordará temáticas tales como la cultura de la belleza física, el rechazo hacia lo estéticamente desagradable, los celos, la obsesión y el anhelo del ser humano por la tan ansiada inmortalidad. Pareciera que poco tienen que ver estos tópicos, no obstante esta obra sabe combinar muy bien dichos conceptos para dejar como resultado una cinta intrigante y reflexiva en sus variantes.
El filme posee apenas discretas actuaciones, de las que puedo destacar la interpretación de Eduardo Noriega quien brinda un protagónico convincente (ojo, nada del otro mundo), bien secundado por Chete Lera como el psiquiatra que trata de traer luces y claridad ante tanto caos.
Además debo decir que me ha gustado bastante (a parte del guión) la banda sonora con dejos de pesimismo y aflicción que envuelven las enredadas circunstancias que dan vida el filme.
En fin, una cinta enmarañada y descohesionada, con saltos tempo-espaciales, donde la realidad se mezcla con lo onírico casi al límite de la paranoia. Situaciones bastantes complejas pero que son resueltas a la perfección gracias a una conclusión narrativa bien a la altura de las circunstancias.
No soy muy dado a ver cine español a menos que me hablen muy, muy bien de una determinada película. Así, pese a que Los Otros me gustó, y que Tesis resultó un convincente debut para Amenábar, me he puesto a ver Abre los ojos , su obra peor valorada en FA pero que, personalmente, y a falta de ver Mar Mar Adentro , me parece la mejor de este director.
La historia es simplemente fantástica y está interpretada por unos actores en estado de gracia: Fele Martínez está mucho más contenido que en Tesis, Penélope Cruz cumple con la carga dramática, Najwa Nimri simplemente sublime, Chete Lera tampoco está nada mal como el psicólogo, siendo incluso uno de los mejores del reparto… Incluso Noriega se sale. Sí, lo he dicho: Noriega s-e-s-a-l-e.
Después de verle hacer el imbécil en Tesis y poner la misma cara de palo siempre, lo veo en Abre los ojos levantando a un personaje tan complejo y me asombra. El tío consigue transmitir en mayor o menor medida la agonía de su personaje, y en algunos momentos está espléndido.
La música es maravillosa, y la cinta tiene algunas escenas para el recuerdo, de las que quedan grabadas en la retina, como esa Madrid sin absolutamente nada de gente, o el final, precioso, con un giro argumental -yo no me lo esperaba- impresionante. Sin duda una de las grandes de nuestro cine y, para mi, la mejor de Amenábar. Sobra decir que es infinitamente superior al remake americano Vanilla Sky .
Amenábar es uno de los escasísimos directores españoles actuales que han conseguido ponerme delante un cine sorprendente, audaz, de una calidad que no encuentro en la mayoría de los productos patrios de las décadas más recientes. El buen cine español lo busco con lupa, con desconfianza. Yo soy de esos espectadores escépticos que sienten rechazo ante gran parte de la oferta española de las carteleras. Con eso no quiero decir que vaya ciegamente a ver cualquier oferta de otras nacionalidades, pero generalmente suelo encontrar propuestas extranjeras más seductoras.
Por eso, cuando hallo una excepción, me agrada ensalzarla. Me agrada comprobar que hay algunos directores con verdaderos arrestos y con ganas de tomarse en serio esto del cine (que cuando se reciben subvenciones de Estado, parece que unos cuantos se echan a dormir y no se lo curran mucho), y que se preocupan por atraer y fascinar a su audiencia, y no se conforman con aburrirla y asquearla.
Yo conecto con Amenábar, porque con él me siento como una espectadora ante la cual han puesto una alfombra roja, a la que tratan con reverencia y a la que no subestiman, y a la que parecen anunciar: prepárate, porque vas a viajar por tu mente y por tu imaginación y tus neuronas van a trabajar a tope, y además vas a SENTIR.
Amenábar sabe que me tiene en el bolsillo, entre él y yo existe ya esa complicidad de la conexión mutua.
De modo que ayer sentía un cosquilleo especial cuando me senté ante mi monitor para zambullirme en su mundo, en el que la fascinación está garantizada.
Abre los ojos rompe con los límites entre la realidad y los sueños, entre el subconsciente y la consciencia. Realiza un planteamiento revolucionario acerca de los extraordinarios alcances de la subjetividad humana, de la percepción de lo que se supone que es real y lo que no es real. Destroza coordenadas espacio-temporales y físicas, rompe con todas las leyes lógicas que hemos establecido para mantener unas referencias a las que podamos recurrir siempre que nos sintamos caer en el abismo de la locura, del caos y de lo desconocido. En Abre los ojos, la superficie es algo ilusorio y accesorio, mero trámite hacia un viaje interior apasionante y también angustioso, hacia las infinitas posibilidades de la psique y la inmensa cantera de miedos, sufrimientos, complejos, inseguridades e ilusiones. Es un acelerador que salta las barreras y nos estampa de lleno y brutalmente contra nuestras peores pesadillas y que deja suelto sin ataduras un festín onírico.
¿Qué haríamos si estuviéramos a punto de tocar la luna y, de golpe y porrazo, nos alejaran de ella?
¿Qué haríamos si toda nuestra vida cambiara en un instante?
¿Qué estaríamos dispuestos a hacer por desesperación?
¿Sabemos distinguir los sueños de la realidad?
¿Quién puede controlar los sueños?
Si nos dieran la opción de elegir, ¿podríamos lograr que todo funcionase tal y como lo deseamos?
¿Qué es mejor, la realidad o los sueños?
Fue una pena no haberla visto el año en que se estrenó, ya que por aquel entonces la idea de la película y las características del guión eran novedosas y rompedoras. No me atrevo a decir que fuera la primera en su género, pero sí fue de las pioneras. Aun descontextualizándola y apreciándola por lo que es, resulta un trabajo muy atractivo y sumamente interesante.
La trama de la película mantiene una intriga que se mueve entre personajes confusos, aparentes desórdenes en el tiempo y/o la realidad, y una atmósfera inquietante. A pesar de la importancia del desenlace en este tipo de films (bien resuelto en este caso, a mi parecer), lo mejor que se desprende del conjunto de las escenas es esa atmósfera oscura, misteriosa, rica en matices, que alcanza momentos brillantes gracias al rico juego visual propiciado por el manejo de la luz y la cámara, y las sugerentes imágenes, capaces de transmitir multitud de emociones y pensamientos sin necesidad de grandes aspavientos (me quedo con la escena nocturna en la discoteca).
Así, durante su visionado, pulularán por nuestra mente pensamientos y elucubraciones en torno a la importancia que da la sociedad actual a la imagen física y la estética, a la vez que nos hace preguntarnos cuánto de eso nos ha calado a nosotros mismos. También, sobre el precio que seríamos capaces de pagar por cambiar nuestra vida o, al contrario, por mantenerla como nos gusta.
Por tanto, una película muy recomendable que, además de entretener, llega más allá y hace pensar. ¿Acaso no tenemos todos dos caras, la nuestra, real, y una careta artificial? ¿Qué pasa si se entremezclan las dos, si no sabemos cuál de ellas nos favorece más y nos hará alcanzar nuestras metas en la vida? ¿Y si te sientes perdido en el mundo, solo y bipolar, rodeado por unas personas que quedan al otro lado, mientras saltan y bailan al son de una música que no parece estar dirigida a ti y no puedes disfrutar?