A Scanner Darkly (Una mirada a la oscuridad)
Sinopsis de la película
En el Condado de Orange (California), en un tiempo futuro en el que América ha perdido la batalla contra las drogas, un policía de incógnito (Reeves) recibe la orden de espiar a sus amigos. Como ya había hecho en la popular Waking Life , el director mezcla animación y personajes reales. Adaptación de una historia de Philip K. Dick.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Scanner Darkly aka
- Año: 2006
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.6
47 valoraciones en total
Grandiosa película de Linklater que nos deja multitud de mensajes camuflados en un argumento de drogas, traiciones, corrupción… y que nos hace preguntas del estilo… el fin justifica los medios? cuán manipulados estamos por los gobiernos? en qué tipo de sociedad vivimos? somos una sociedad alienada? o por el contrario somos los alienadores ?
Más allá de los mensajes, es una entretenida película, con situaciones desternillantes por los delirios de los personajes debido al consumo de las drogas y por otra parte situaciones dramáticas que muestran el lado más oscuro de la drogadicción, como la manipulación de ésta sobre el individuo, y con un interesante final.
Recomendada 100%.
Acabo de ver la última película de Richard Linklater, basada en una (otra) novela de Philip K. Dick, que ya diera obras maestras del cine como Blade Runner. En general, lo más destacable de la película es el efecto rotoscopio con el que ha sido rodada, de una belleza extremada, que hace que te pases la hora y media larga de película simplemente observando cómo se mueven los dibujos. Algunos planteamientos del film también son interesantes, y hacia el final de la película nos estaremos preguntando quiénes son los buenos y los malos, qué hay detrás del juego de las apariencias, de las máscaras, de las sombras chinescas, de ése gran teatro del mundo que apuntó Calderón. Sin embargo, hasta llegar al asunto central y realmente importante de la trama, ha pasado más de una hora en la que ha ocurrido menos que en Esperando a Godot, llena de diálogos sin sentido de drogadictos (porque ésta es una película de drogadictos en toda regla, sí señor) y de bajones de ritmo apabullantes (cosa que también ocurría en Walking Life, la anterior película de Linklater), de la que se salvan sólo la belleza estética de las secuencias (muy bien rodadas, por otra parte), algún que otro rompimiento de gloria en los diálogos, y poco más.
El guión en este punto es bastante inconsistente, y el hilo conductor que lo mantendrá vivo serán algunos detalles, muy de novela de K. Dick, que conseguirán mantenernos interesados gracias a una aparente confusión. También ayudan las interpretaciones Robert Downey Jr. (en su salsa, gran papel), Keanu Reeves (está bien pero sin grandes alardes) y Winona Ryder. En todo caso, la trama ganará muchos puntos a partir de que pasa la primera hora, donde toda la gran tela de araña se va destejiendo poco a poco y empezamos a ver lo que hay detrás del juego de nombres y de disfraces, donde por fin entenderemos de qué va A Scanner Darkly. Y entonces, cuando abramos los ojos, y sobre todo, cuando lleguemos a las secuencias finales, y cuando salgamos del cine (por cierto, escuchando la estupenda canción Black Swan extraída del último disco de Thom Yorke, The Eraser), cuando nos demos realmente cuenta del regusto agradable que la película deja en nosotros. Que lleva a pensar que, aunque no sea una obra maestra, sin duda sí es una obra muy digna de ver. Y no sólo por el preciosismo estético.
A Scanner Darkly no supone una novedad cinematográfica al existir Waking life, donde Linklater utilizó la técnica del rotoscopiado para llevar a cabo una tan interesante y original propuesta como pedante, que se perdía muchas veces en su excesivo uso de recargados diálogos filosóficos.
Esta vez toca una adaptación de Philip K. Dick sobre un mundo futurista donde la policía está omnipresente y en eterna vigilancia de una sociedad decante y consumida por las drogas.
Delimitar si el modo elegido para presentar la propuesta es simplemente un capricho o una ayuda para recrear las paranoias de los protagonistas y los trajes cambiantes de los investigadores resulta difícil. Por un lado se pierden parte de las interpretaciones del elenco de estrellas elegidas, pero por otro se gana más profundidad visual en la recreación de originales y surrealistas chutes o situaciones.
Algunos momentos episódicos son tremendamente divertidos y originales, aunque es en su desenlace donde aparece el drama y la tragedia agravados por la historia anterior.
Su giro final da algo de luz a esa oscuridad en la ha estado ahogado su protagonista conduciendo al espectador a analizar ese futuro idílico y nuestro presente real.
Una apuesta original, divertida, sorprendente y más acertada que su antecesora.
No sé cuán fiel será esta adaptación a la obra de Philip K. Dick, pero espero que el texto original llegue más lejos en sus críticas y conclusiones filosóficas, porque este film me ha decepcionado como hace tiempo no lo hacía ninguna película.
La animación rotoscópica la dota de un innegable atractivo visual, aunque ciertos detalles no queden muy bien con esta técnica (por ejemplo, las ruedas de los coches no parecen girar en ningún momento). Más allá de este tipo de animación Linklater no ha salido victorioso en ningún otro aspecto, aunque nada sea un absoluto despropósito, la verdad por delante. El montaje no es especialmente adecuado, ya que un buen número de escenas no parecen aportar nada aparte de resaltarnos el delirio y la paranoia de unos drogadictos. La banda sonora, pues ni me enteré de si había, y creo que en este caso para mal, porque la película ni me transmitió emociones ni me entretuvo en ningún momento.
Keanu Reeves está correcto en un papel que no pide casi nada, igual que Winona. Robert, Woody y Rory se pasan de rosca casi todo el tiempo, y a veces muchísimo. Quizás se pensaban que al convertirse en dibujos animados les quedaría bien, pero no es así, y menos aún con la sobriedad de Keanu y Winona.
El guión posiblemente sea fiel al espíritu de la obra de Dick, así que sus más acérrimos seguidores están de enhorabuena, aunque advierto que no está demasiado bien estructurado y, sobretodo, plasmado en pantalla. La película empieza de un modo curioso e interesante, y va ganando interés en poco tiempo, pero no tarda mucho en quedarse estancada y no progresar hasta casi el final. Se nos muestran un montón de escenas con Keanu, Robert y Woody en las que sólo contemplamos sus delirios, y la vertiente cómica que sí tenía Fear and Loathing in Las Vegas aquí nunca asoma. Es aburrido comprobar sus delirios y paranoias, que además muchas veces parecen más una broma entre colegas, en un evidente y descarado mensaje moralizante, ya que ni como eso funciona. En sus 20 minutos finales la cosa mejora un poco cuando el mensaje final se nos muestra, pero entonces te quedas Vale, muy bien, ¿nada más? ¿Todo estos minutos de locuras y paranoias descafeinadas para esto? . Pienso que un guión más extenso le habría ayudado bastante, ya que algunas reflexiones se anuncian de un modo muy repentino y breve, no están desarrolladas, además de que serviría para intentar enlazar mejor las diferentes escenas, las cuales en muchos casos se podrían intercambiar entre ellas sin el menor problema para el hilo temporal.
En resumen, decepcionante y mediocre cinta de animación que se salva gracias a su indudable atractivo visual y excelentes reflexiones filosóficas sobre las drogas y el control gubernamental, además del riesgo de pérdida de identidad en ciertos casos. Pero también tiene muy en contra su moralista mensaje, una desestructuración absoluta, unos histriónicos trabajos por parte de varios de sus actores y un ritmo decreciente que en ocasiones es nulo.
Philip Kindred Dick (1928-1982) no fué en vida un autor reconocido en base a sus obras escritas, bien es sabido por todos los que han leido su mencionadas obras que habitualmente consumía todo tipo de sustancias estupefacientes y tenía amistades de dudosa reputación con las cuales compartía toda clase inimaginable de experiencias.
Esta película en parte autobiográfica es una parte de esa vida tan intensa como degradante que tuvo, pero que nos otorgó como herencia relatos cortos y novelas de una indudable calidad e imaginación que el cine ha plasmado de manera más o menos acertada en posteriores producciones cinematográficas, no descartando por ello, el consumo habitual de dichas drogas para mantener un ritmo de producción y creatividad como ningún otro autor ha tenido a lo largo de su vida.
La película nos sumerge en ese mundo para mostrárnoslo con toda su crueldad y su decadencia personal, el fracaso de un sistema social incapaz de poner solución a todo este caos, excepto si por ello el protagonista ha de convertirse en una especie de espía al servicio del mencionado sistema al que se supone que eres y debe ser fiél para delatar a sus semejantes, con el consiguiente sacrificio que ello conlleva para si mismo.
La sensación que supone visionar el film en cuestión, es de autentico escalofrío e inquietud como si estuviera dentro de un oscuro tunel donde hay una entrada, pero no hay ninguna salida ni luz donde se vea el final de dicha ratonera para nuestro ilustre protagonista.