A Bittersweet Life
Sinopsis de la película
Sunwoo (Lee Byung-hun) no es sólo el gerente de un hotel, también es la mano derecha de un mafioso local llamado Kang (Kim Young-chul). El día que éste le ordena que vigile a su prometida, de la que sospecha pueda estar viéndose con otro hombre, su suerte cambiará fatídicamente. Enamorado en secreto de la chica, Sunwoo decide perdonar la vida de su amante aunque eso provocará las iras de su jefe, con consecuencias en extremo dolorosas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dalkomhan insaeng (A Bittersweet Life)
- Año: 2005
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
6.8
85 valoraciones en total
…y más si sales perdiendo. Es casi una obligación comparar A Bittersweet Life de Kim Ji-woon con Old Boy dirigida dos años antes por Chan-wook Park. A pesar de que el punto de partida de las dos películas es diferente, el punto al que pretenden llegar es muy similar.
Si además las dos películas son surcoreanas, tienen personajes parecidos, estética similar, semejantes dosis de violencia y la venganza gira como eje central de ambas películas, la comparación está servida.
Sunwoo quiere vengarse de quienes intentaron matarle, Oh Dae-su de quien le encerró durante años sin motivos. La cuestión es que correrá la sangre sí o sí. Sunwoo es un mafioso con estilo, Oh Dae-su era un poco bruto, pero el objetivo es el mismo. Prefiero al Oh Dae-su de Old Boy que al Sunwoo de A Bttersweet Life , es un personaje más completo y complejo.
Dentro de los parecidos en los guiones también prefiero el de Old Boy creado por Chung-hoon Chung que el de A Bttersweet Life escrito Kim Ji-yong. El de este film es más sencillo, integra a menos personajes y no tiene puntos tan álgidos emocionalmente como los de Old Boy .
La música escrita por Young-wuk Cho para Old Boy es una de las mejores que recuerde, así que a pesar de la excelente Banda Sonora de A Bittersweet Life poco tiene que hacer en comparación con la primera. Otro asunto, Kim Ji-woon es un gran director, pero no es Chan-wook Park.
Las comparaciones son odiosas, pero si juzgara A Bittersweet Life sin tener en cuenta a Old Boy diría que el film de Kim Ji-woon es muy bueno y seguro que hay muchas personas que preferirían este film antes que el de Park.
«Un lindo día de primavera un discípulo miraba unas ramas volando en el viento.
Y le preguntó a su maestro:
— Maestro, ¿Se mueven las ramas, o el viento?
Sin siquiera mirar hacia donde el alumno señalaba, el maestro sonrió y dijo:
— No se mueven ni las ramas ni el viento… sino tu corazón y tu mente. »
Pese a sus pros y contras, propios del género donde queda encuadrada, A Bittersweet Life sigue dejando poso y del bueno. No se dejen engañar por su pretendida poesía visual, ni sus momentos románticos o su prosa sobre mafias, sus incompetentes matones y asesinos… el filme de Kim Ji-woon, quitándole las capas de la cebolla, es un filme de acción de toda la vida.
Olvídense de esos personajes indestructibles que interpretaban Seagal, Norris, Van Damme, Stallone y compañía: esta película habla del dolor extremo, del que habita dentro y fuera del corazón de la bestia. De aquello que no se suele contar en los filmes de mafias: el temor del maestro a verse superado por el discípulo y las consecuencias de un enfrentamiento entre ambos.
Entre la brutalidad con momentos a lo Taxi driver, la desaparición de armas de fuego hasta la recta final, y la poesía destilada en esos insertos Kim Ji-woon revitalizó el género de acción y puso el contrapunto a la perfección que alcanzó en Oldboy Chan-wook Park.
«Una noche de otoño, el discípulo se despertó llorando. Entonces el maestro le preguntó al discípulo:
— ¿Tuviste una pesadilla?
— No.
— ¿Tuviste un sueño triste?
— No. —dijo el discípulo.
— Tuve un dulce sueño.
— Entonces ¿Por qué lloras tan tristemente?
El discípulo respondió con calma, mientras secaba sus lágrimas…
— Porque el sueño que tuve no puede hacerse realidad. »
No, no está mal, pero se han dicho tantas maravillas de la película que cuando uno se pone a verla, se decepciona. Lo bueno, es que la dirección artística, la fotografía y la dirección son impecables. Las escenas de acción son una maravilla, y toda la escenografía está llevada con muy buen gusto. Además, el nivel de violencia tampoco está mal, si andas buscando agresividad catárquica aquí hay para dar y tomar.
¿Lo malo? La historia es un topicazo, no visto ya alguna vez, sino visto millones de veces. Esto le quita mucha diversión a la película, en todo momento sabes lo que va a pasar, desde el principio ya conoces el final de la historia. Y el guión tiene partes con pretensiones líricas bastante fuera de lugar, parece que quieran hacerte pasar la peli por algo más profundo de lo que es.
Así que nadie se tiene que engañar: esta es una película con unos recursos estéticos sin igual para narrar, con mucho estilo, la historia mil veces vista. Está bien, es distraída mientras dura a pesar de algunos bajones de ritmo, pero no esperéis nada más, esto no es Park Chan Wook.
Kim Ji-Woon aparca sus dos hermanas y sus historias de terror para mostrarnos aquí una obra del mejor film noir .
Cine negro en estado puro, rodado a lo Michael Mann y con toques Chan Park Wook , recordándonos a la ya encumbrada como obra maestra Old Boy. A bittersweet life, no adolece de nada, sus 120 minutos son un continuo ir y venir de sensaciones de sobra conocidas, como la ira, el descubrimiento del amor, la violencia, la soledad y la muerte. Película perfecta en todo su universo, con momentos musicales que rozan lo divino, y un actor metido en su papel, a ratos neutro a ratos visceral, sensaciones producidas por el mundo que le rodea, recubierto de dolor y suciedad.
10 sobre 10, para un cine, el Koreano en pleno descubrimiento.
Es un hecho que Corea del Sur ha pasado desde hace no mucho a la primera plana del cine internacional, en parte gracias al que es su director más conocido, Park Chan-Wook, y a su Trilogía de la Venganza ( Sympathy For Mr Vengeance , OldBoy y Sympathy For Lady Vengeance ), unánimemente aplaudida.
Kim Ji-Woon es un director que tambien viene de allí y que durante la mayor parte de su carrera se ha interesado en el género de terror, con películas como The Quiet Family o Dos Hermanas que, la verdad, me han provocado bastante indiferencia.
Sin embargo, esta A Bittersweet Life me ha resultado una interesante muestra de cine negro y de acción en la que Kim Ji-Woon se aparta de lo que había venido haciendo hasta ahora y ofrece un espectáculo dinámico, explosivo y estéticamente elaborado que pese a no romper esquemas ni ofrecer algo fuera de lo común, mantiene el interés a lo largo de sus dos horas de metraje.
Dividida en dos partes bastante diferenciables entre sí, la historia que la dirige, aunque peque de algo simple, desdibujada, carente de un tratamiento pormenorizado de los personajes y un tanto maniquea, es herramienta suficiente para desencadenar los sucesos de forma efectiva, dejando caer la mayor parte de su peso en el personaje de Sunwoo ( bastante bien resulto por Lee Byung-hun ), en su particular vendetta y en cómo la fidelidad, el amor y la rabia van conduciendo su devenir , que desemboca en un final que no por previsible es menos impactante. El resto del reparto cumple dentro de unos roles un tanto cuadriculados y que podrían haber sido bastante mejor desarrollados, aunque es innegable que tienen fuerza. Dentro de ellos, destaca Hwang Jeong-min por su personal y convincente retrato del sádico jefe mafioso Baek y Shin Min-a por la dulzura y candor que aporta a su frágil personaje.
Por otro lado, las comparaciones de A Bittersweet Life con OldBoy me parecen inadecuadas, pues , además de compartir una historia de venganza, distan bastante la una de la otra al no tener la primera ni esos ecos trágicos que mezclan influencias asiáticas y griegas ni esa dimensión tan hondamente descarnada y bella , pese a algunas pinceladas filosófico / poéticas sueltas por aquí y por allá sin demasiada conexión.
En contrapartida a estas posibles carencias, la película de Kim Ji-Woon está narrada con pulso y ritmo ( sin necesidad de colapsar al espectador ), posee escenas de acción realmente buenas que nada tienen que envidiarle a las rodadas por un Michael Mann ( de cuyo estilo parece haber tomado influencia el director coreano ) y tambien muestra escenas realmente poderosas y magnéticas que justifican su visionado.
A Bittersweet Life no es una nueva revelación dentro del cine asiático pero es un film disfrutable, enérgico, vivaz y muy efectivo, especialmente recomendado a los que disfruten del buen cine criminal con sus correspondientes dosis de adrenalina .