78/52. La escena que cambió el cine
Sinopsis de la película
Fue a principios de los sesenta, cuando el maestro del suspense dejó que la protagonista de su nueva película muriese pasados apenas cuarenta minutos de película, en una escena que iba a poner patas arriba el cine. Alexandre O. Philippe, un cinéfilo irredento, disecciona aquellos 52 planos de Psicosis, que supusieron un golpe de efecto narrativo y un elogio a la brutalidad hecha sugerencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: 78/52 aka
- Año: 2017
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
6.8
70 valoraciones en total
Con un original tratamiento, 78/52. La Escena que cambió el Cine disecciona el concepto técnico, cinematográfico y hasta psicológico de la famosa escena del asesinato en la ducha de la película Psicosis (1960). A través de comentarios de varios expertos, el filme de Alexandre O. Philippe construye una atrayente trama con un exhaustivo análisis de la concepción fílmica de Alfred Hitchcock.
Psicosis alteró un rutinario estilo de estreno de películas en las sales de cine. 78/52. La Escena que cambió el Cine recoge los testimonios que demuestran el sentir de la gente ante la proyección del filme, especialmente por la escena de la ducha.
Algunos consideran que el estremecedor asesinato, sucedido en el baño del Bates Motel, representó el clímax de una serie de acontecimientos sociales que antecedieron al rodaje de este filme y que rompió creencias de seguridad y de inviolabilidad de espacios.
El terrorífico momento cumbre de Psicosis es asumido por un grupo de expertos como la segunda parte del impacto cinematográfico que provocó, a finales del siglo XIX, la exhibición de las primeras películas de los hermanos Lumière, en donde el arribo de un tren a la estación causó pánico a los espectadores al creer que la locomotora se salía de la pantalla e iba hacia ellos.
El documental revela algunas curiosidades que envuelven a la película. El motivo de haber sido rodada en blanco y negro fue para evitar un momento más perturbador en el espectador si presenciaba el color rojo de la sangre. Además, la restricción para que el público no pueda ingresar a la sala de cine, una vez iniciada la película, se lo hizo porque su estrella, Janet Leigh, solo iba a aparecer en los primeros minutos y nadie sospechaba que iba a ser la víctima de un psicópata.
Luego de un amplio análisis de los antecedentes de la película, el documental se centra en abordar, desde diversas perspectivas y con eficaces recursos narrativos, la escena de la ducha. Se compone así un interesante relato de ese icónico instante cinematográfico.
Se hace una minuciosa revisión de cómo fue variando el enfoque de esa escena desde la concepción mismo de la novela original, pasando por la adaptación al guion y el storyboard, para recaer, finalmente, en detalles que los impregnó Hitchcock en pleno rodaje.
Reconocidos técnicos cinematográficos reconstruyeron, una y otra vez, la mítica escena para descubrir un inédito conjunto de cortes de edición que desorientan al espectador y lo sumergen en un mundo aterrador.
Y es aquí en donde la conocida banda sonora de Bernard Herrmann contribuye a elevar el nivel de tensión. Sus acordes son una especie de representación del alterado pulso cardíaco de la víctima.
78/52. La Escena que cambió el Cine encuentra en el voyerismo un punto referencial de análisis. El ojo del extraño personaje de Norman Bates, que espía a su huésped, asume un valor trascendental para despistar al público sobre sus intenciones. Asimismo, el simbolismo del órgano visual será quien dibuje al terror cuando la cámara gire en torno a la mirada perdida de la víctima y encuentre cierto parangón con la forma del agujero de un desagüe.
Alfred Hitchcock es audaz para anticipar la angustia y encontrar elementos que se asemejen en su connotación para jugar con la inteligencia del espectador. En Psicosis logra este efecto cuando Marion Crane (Janet Leigh) conduce sola su auto hacia el hotel y una pertinaz lluvia cae sobre su parabrisas como si fueran cuchilladas que interfieren su visibilidad. Este momento no es más que la antesala de lo que ocurrirá cuando unas mismas gotas de agua caigan de la regadera de la ducha que abrirá para bañarse.
Este momento será más perturbador, porque mientras Marion disfruta su baño se abrirá la toma de la cámara para dejar un amplio espacio vacío de la cortina. Se trata de un efecto espeluznante para el espectador porque allí podrá presenciar la apertura de la puerta y la aparición de una silueta.
El documental no se limita solo a analizar la famosa escena de la ducha, sino que se adentra en la filmografía de Alfred Hitchcock para conocer su desarrollo artístico y, sobre todo, su manera de manejar la relación de sus películas con el público.
Es interesante descubrir como Psicosis emerge como una ruptura a una aparente evolución técnica del cine del genio del suspenso. Y es que Hitchcock no aceptaba comparaciones de su estilo ni que nadie intente superarlo.
En 78/52. La Escena que cambió el Cine se destaca no solo la capacidad de dirección del cineasta inglés sino su peculiar manera de posicionar el interés en el público parar que vean sus filmes. Fue todo un innovador del marketing cinematográfico. Construyó con su nombre y figura una marca que, hasta el momento, no ha sido superada por otro director.
Escrito por Víctor Carvajal
https://cinemagavia.es/78-52-la-escena-critica/
Hay que reconocer que hacer un documental sobre una escena, mítica, pero una sola escena, de una película del genio Alfred Hitchcock puede parecer un poco soporífero de buenas a primeras. Pero es cierto que la escena de la ducha de Psicosis ha sido fuente de comentarios durante años y los grandes estudiosos del cine han tratado de desentrañar todos sus misterios, que parece que son muchos.
En este documental, Alexandre O. Phillippe consigue mantener el interés durante una hora y media gracias a esa investigación que nos da todas las claves de una escena muy imitada después, además de las declaraciones de muchos personajes del cine como la hija de la asesinada Janet Leigh, la gran Jamie Lee Curtis, Guillermo del Toro o directores del calibre de Peter Bogdanovich (el de La última película ).
Por eso, todo amante del cine debe ver 78/52 y darse cuenta de cómo los genios trabajan más profundamente de lo que imaginamos y que siempre debemos aprender de ellos.
Bill de Caledonia.
Había oído hablar sobre este documental. Decían que no aporta nada nuevo a Psicosis y a su aclamada y mil veces imitada escena de la ducha. Puede ser, doctores tiene la iglesia. Pero lo cierto es que si te gusta el maestro inglés del suspense, si tienes un punto mitómano, todas las explicaciones, cavilaciones, teorías y demás que un montón de actores, directores, críticos, montadores y demás técnicos van desgranando mientras transcurre el documental, estarás encantado. Las motivaciones para cada plano, las referencias, lo que nos quiere transmitir, todo eso y mucho más se nos explica de una forma muy amena, de tal forma que, por fin, te das cuenta POR QUÉ te impactó esta película, POR QUÉ esa escena de la ducha está entre las más celebradas, imitadas y ensalzadas de toda la historia del cine. Eso es mucho decir, pero es que es cierto. Me encanta ver en pantalla hablando sobre esto a la hija de la protagonista de la escena, la reina del grito Lee Curtis. O a un Elijah Wood que parece pasarlo genial mientras opina, Guillermo del Toro, Bogdanovich, Kusama… Todos nos explican el porqué de su rendición ante el maestro Alfred Hitchcock. Un genio total y absoluto, irrepetible como su visión del cine.
Todo un placer disfrutar de esta pieza única. Y más en pantalla grande. Gracias a obras como ésta, renuevo mi cinefilia. Son tantas las referencias, que vale la pena verlo mas de una vez. Y refencias no solo cinéfilas, tambien literarias, históricas, politicas, sociales, etc. Uno se queda abrumado ante tanta informacion interesante. Como dice uno de los criticos profesionales, se disfruta mientras se aprende. Es el mejor piropo que se puede lanzar a la obra de un artista.
Blanco y negro, claro.
Sería estúpido revivir a la Señora Bates de otra manera, este es su territorio.
Y en él se han juntado muchos de sus hijos, para contarnos por qué deberíamos recordarla.
78/52 es un monumento a nuestra propia capacidad de sugestión.
Un buen puñado de cineastas, creadores y apasionados miran la misma pantalla que nosotros, y siguen asombrados.
Podrían fingir, nadie les pide más de lo que traen, si no fuera porque es inútil mentir cuando se ve la escena de ducha de Psicosis.
78 fotogramas en 52 segundos donde la carne nunca toca cuchillo, y sin embargo se considera un terrible asesinato.
En todo caso, se asesinó la inocencia del público, yendo directamente al rincón más íntimo de su casa y atacándoles sin piedad, acusándolos de ser unos malditos ingenuos que se permitían ser felices y perfectos cuando la Guerra Fría estaba en su apogeo.
Tal vez fue porque creyeron que Janet Leigh sobreviviría, por esa regla no escrita que impide matar a la protagonista, pero hasta esa alianza conveniente fue traicionada por Alfred Hitchcock, que nunca quiso tranquilizar al público ocultándoles el universo indiferente en el que vivían.
Uno en el que de repente, avisando detrás de la mámpara sin que podamos hacer nada, aparece un maníaco con piel de madre empuñando un cuchillo que corta gritos (aunque nada callaría los gritos de la sala de cine, porque la escena se escribió para rasgar la pantalla).
Lo más increíble de todo es que ya nos habían avisado: si existe una máxima del documental, es que debería hacerte sentir tonto por la cantidad de datos que desconoces o habías pasado por alto.
Hitchcock nos avisó de todas la maneras posibles, colando detalles gestuales, arquitectónicos y visuales que presagiaban la llegada de esa extraña con la cara pintada, pero no quisimos escuchar.
Aunque luego si vimos con todo detalle puñaladas que nunca llegaron: demostrando el Maestro que la violencia y el morbo ya están en el ojo de quien mira, esperando a una adecuada catarsis para que nuestro subconsciente indefenso sustituya la racionalidad más ciega.
Las señales de ese desahogo casi sexual pueblan desde los más finos a los más absurdos homenajes, pero eso es lo fácil.
Lo difícil es explicar cómo la hija de uno de los entrevistados conoce el motel de los Bates sin nunca haberlo visitado.
Quizá porque hay cambios cinematográficos que asesinan todo lo conocido, para mejor.
Parece triste que ya estemos más insensibles a fotogramas que se graban en la cabeza.
Pero por lo menos, después de este documental, sabemos que nunca abandonaremos el territorio de la Señora Bates, prolongando perpetuamente el eco de su mecedora en nuestros miedos más oscuros.
Para Madre .
Su mano sigue meciendo la cuna, y Hitchcock fue el inflexible padre.