Vikingos
Sinopsis de la película
Finales del siglo X. Tras la muerte de su padre Sviatoslav I, gobernante de la Rus de Kiev, el joven príncipe vikingo Vladimir de Nóvgorod se ve obligado a exiliarse en el mar helado para escapar de su hermanastro traidor Yaropolk, que ha asesinado a su otro hermano Oleg y conquistado el territorio vikingo de la Rus de Kiev. El viejo guerrero Sveneld convence a Vladimir de que reúna un ejército varangio, con la esperanza de reconquistar Nóvgorod de manos de Yaropolk y finalmente enfrentarse a las poderosas tropas bizantinas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Viking
- Año: 2016
- Duración: 133
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Opinión de la crítica
4.3
67 valoraciones en total
Lo primero, tengo que decir es que, personalmente, me ha resultado dura de ver, por un contexto muy mal explicado, un guión caótico, y unas escenas religiosas totalmente desconcertantes y poco claras.
La parte de ambientación, vestimentas y demás son impecables, sin entrar al rigor histórico al detalle, la sensación de época me ha parecido muy buena. Algunas escenas de batallas, y de acción en general, me han parecido más realistas que el cine norteamericano, donde flipan con las escenas de acción y abusan de la técnica y de la sangre en bote o digital.
En lo anterior se agradece la puesta en escena, y se nota como en producciones de otros países (China por ejemplo es impresionante) fuera del universo Hollywood, se encuentran películas de acción con una gran puesta en escena, nada que envidiar.
Lo peor es que es un guión errante, donde no se explica adecuadamente nada. En ese sentido es desconcertante. Los avatares del protagonista y los personajes de alrededor de él, así como los porqués de qué hacen y porqué, se vuelven inexplicables del todo, La parte religiosa precristiana es incomprensible. Los vikingos pues, como que aparecen poco, mal y no se entiende casi nada.
Una pena con esos medios que tiene esta cinta. El final también es raro de narices.
Siempre me ha gustado mucho la historia, y en especial la relacionada con el mundo romano y el bizantino (el Imperio Romano de Oriente, que sobrevivió hasta el siglo XV). Como todo el que se haya acercado a la historia de este último sabe, Rusia y Bizancio mantuvieron unos vínculos estrechos, ya bélicos, ya comerciales, que fueron determinantes en el origen de la cultura rusa. Este punto es fundamental para entender de qué va la película de Kravchuk, así que merece la pena detenernos un momento para hacer lo que no hace el guión: explicar el contexto histórico.
La historia de Rusia empieza con la llegada de los eslavos orientales, el grupo étnico del que posteriormente derivarían los rusos, ucranianos y bielorrusos.
De acuerdo a la Crónica de Néstor, la crónica más antigua de la Rus, sobre el 860 d.C. un varego (=vikingo) llamado Hrörekr (Rúrik, en ruso), fue elegido líder por varias tribus eslavas y finesas, se estableció en la ciudad de Nóvgorod y en 880 extendió su autoridad a Kiev, acabando con el tributo que los habitantes de la ciudad pagaban a los jázaros.
En 907, Oleg dirigió un ataque contra Constantinopla, y en 911 firmó un primer tratado comercial con el Imperio bizantino en igualdad de condiciones, comenzando así la fusión entre las culturas eslava y bizantina (cristianismo ortodoxo, alfabeto cirílico, organización política, etc) que caracterizaría la rusa durante los siguientes siete siglos.
La Rus de Kiev prosperó por su control sobre la ruta desde el mar Báltico al mar Negro y a Oriente, además de por su abundancia en pieles, cera de abeja y miel para exportar y se desintegraría finalmente en varios principados que competirían entre sí por figurar como herederos de su civilización y por el predominio territorial en la zona y que acabaron bajo dominio mongol.
Bien, pues como decía, nada de estos antecedentes se nos cuenta al principio de la película, ambientada a finales del siglo X. Porque estamos ante una película rusa sobre historia medieval rusa hecha para rusos. Es más o menos como si en España se hiciese una película sobre Ramiro I de Asturias (782-850) sin molestarse en contar el origen del reino y de la desintegración del reino visigodo ante los musulmanes.
Pero encima es que la historia está muy mal contada, nadie nos explica por qué los hermanos se llevan tan mal entre ellos ni qué pintan los bizantinos en todo esto (ya lo hago yo: la ciudad de Querson, en Crimea, al norte del Mar Negro, era una posesión greco-romana desde hacía siglos). Y sí, se nota que han metido dinero en la producción y que se han documentado (creo que es la primera vez que veo en una película dromones bizantinos y tropas más o menos correctamente uniformadas), pero al no saber dotar de dinamismo la historia que se nos cuenta, el resultado es un típico tostón ruso que aburre desde el minuto 5 hasta el final.
Una auténtica pena.
Se puede sugerir con tacto que esta película ha querido dar una nueva luz a la tan de moda aventuras de los Vikingos, contando otro episodio de esa parte de la historia desconocida y rescatada del anonimato para entretener con nuevos personajes e historias de esa época y lugar, o espetar directamente en la cara que esta es probablemente junto a Northmen del 2014 la película más lamentable de Vikingos jamás contada.
Y no porque no disponga de medios técnicos, ya que los efectos han sido más que pasables, y para ser una película de bajo presupuesto incluso notables, sino por la baja calidad de la historia, la manera de contarla y las cualidades atribuidas a los personajes encarnados por actores francamente carentes de toda calidad artística, es como si le hubieran dado los papeles principales a aficionados.
La manera de presentar a esos personajes es lo que falla. Vladimir Nóvgorod no es presentado más que como un cobarde quien espera en vano que tras matar por la espalda se le reconozca como el gobernante del Cus de Kiev, sin tener méritos en su haber. Danila Kozlovsky está al límite en este papel tirando a dramático por momentos, pero no logra imprimirle el sello de lucha interior que Travis Fimmel logra imprimirle a su trágico y carismático Ragnar, sino que se dedica a tirar una bolita de fuego y a dejar que los demás se maten entre ellos, sin haber logrado rodar ni una sola toma tan solo física, es el Vikingo que menos lucha de la historia, vamos que no lucha.
El cobarde Vladimir navega dentro de los límites de un guión penoso que le hace adorar tan pronto a unos dioses como a otro diferente, y de amar a una mujer con toda la fuerza de su alma y pasar a la siguiente a pelo, sin guante. Las escenas de lucha son buenas, pero el constante movimiento de la cámara llega a marear al igual que la historia, en la que todo sentido se diluye en personajes que hablan a destiempo, que sufren cambios de opinión constantemente, y va empeorando cada vez, ya que los escritores han querido meter una compleja carga psicológica que sí se podría haber logrado con grandes actores en una superproducción, pero no con actores de cuarta en una película barata y sin cabeza ni pies.
Pasmosamente lenta, me costó terminarla.
Los escenarios son maravillosos, sin duda. La fotografía es una de las mejores que se ha visto en mucho tiempo. Pero el resto de escenas son francamente penosas al igual que los vikingos que no resultan ser vikingos, sino estúpidos cuerpos sin cerebro que al igual que Frankenstein pelean contra un árbol sin una causa aparente.
No obstante la película introduce bajo la tónica de su historia nuevas presentaciones como el del sacrifcio humano y lo que significa para el mundo vikingo, y esto es muy de agradecer. Pero los intentos por superarse a si misma hablan de una ambición que ha devorado completamente el producto.
Para el director ya hubiese sido todo un reto el escribir una buena historia con actores de verdad y con personajes también de verdad, no con simios carentes de toda emoción humana que muestran todo su plano repertorio hundido en batallas interminables que se crean no para distraer al espectador y deleitarle sino por la carencia de más guión coherente.
Vikingos del 2016 llega con la lengua fuera a la meta, sin haber conseguido el deleite que sí que prometía en el trailer. Desgraciadamente la historia se pierde en sí misma y la escasa calidad actoral unida al primitivismo con el que los guionistas han concebido a este grupo de vikingos que tan sólo hacen que matarse por detrás y luego pedir al cielo el milagro de ser unos todopoderosos gobernantes nos hacen preguntarnos cuando vemos los créditos realmente qué hemos estado viendo.
Es muy triste. Casi toda la crítica merece la pena hacerla en el piso de abajo.
Esta película se hace un tanto pesada, no es una pelicular de vikingos donde las guerras prevalezcan, mucho dialogo, a veces cansino, y en las escenas de acción se echa de menos eso, la acción a la que los vikingos nos tienen acostumbrados, se puede ver no está mal, pero no esperéis una película llena de acción y aventuras.
La película es un auténtico coñazo. Es tan aburrida que preferí irme a la cama antes que ver semejante chorrada. Poca acción, actores mediocres y un cúmulo de tonterías muy trilladas componen esta aburrida película.
No la recomiendo. Mala.