Tierra de faraones
Sinopsis de la película
El faraón Keops ordena construir la pirámide donde reposarán sus restos cuando acceda a la vida de ultratumba. Su propósito es que supere a todas las realizadas anteriormente en cualquier parte del mundo, pero la construcción se interrumpe al agotarse las canteras más próximas. Para reanudarla, decide cobrar tributos a Chipre, donde reina la bellísima y ambiciosa princesa Nellifer… Esplendorosa superproducción ambientada en el Antiguo Egipto con una espléndida Joan Collins y un final tan impactante como inolvidable.
Detalles de la película
- Titulo Original: Land of the Pharaohs
- Año: 1955
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
6.9
48 valoraciones en total
En estas pasadas olimpiadas hemos escuchado muchos tópicos. Uno de ellos es lo que se responde cuando los resultados no son los esperados, ya se sabe, lo de que lo he dado todo en la pista o en la cancha y no hay nada más que reprochar. En el cine también pasa muchas veces eso, pero lo que diferencia a los grandes de los otros, es que los primeros podían hacer muy buenas películas sin que les importasen un rábano.
A Howard Hawks no le interesó nunca Tierra de faraones, su interés por Egipto era el mismo que el que tengo yo por la tecnología del tornillo. Pero ya se sabe que Hawks hacía películas con todas las compañías que pagasen bien y la Warner lo hacía en aquel momento. Lo que quería rodar era un western y le dijeron que sí pero primero dirigiese esta, aceptó de mala gana y puso algunas condiciones, entre las más curiosas que John Wayne fuera el faraón Keops. Afortunadamente no le hicieron caso, Hawks tenía peso pero no era tampoco Ford para hacer y deshacer tanto. El papel se lo dieron a Jack Hawkins, lo que significó un fracaso en taquilla. Estamos en los cincuenta, y la gente más que a ver cine va a ver estrellas.
El caso es que a Hawks le salió un peliculón. Probablemente se trata de la mejor película norteamericana sobre el antiguo Egipto. Una anécdota, recuerdo como un rector de una universidad española catedrático de Historia Antigua, la citaba como uno de los escasísimos aciertos en los que Hollywwod se había acercado a ese periodo de la humanidad con rigor. Tiene a mi juicio dos virtudes muy grandes, la primera que no tiene nada que chirríe, apenas hay fallos de importancia y eso en yankeelandia no es normal en una película histórica. Lo segundo es la puesta en escena, combina las secuencias verdaderamente colosales con otras de interiores de una pulcritud asombrosa.
Y todo tiene un marcado carácter naturalista, no pretende hacerla teatral al estilo Mankiewicz, sino que los personajes son divinos en público y cercanos en distancias cortas y en privado. Y eso tampoco es común.
De la historia se encarga brillantemente un William Faulkner que está más narrativo y menos simbólico que en su literatura, lo que se agradece en este tipo de películas. Como curiosidad se dice en las crónicas de Herodoto que el faraón Keops llegó a prostituir a su hija para obtener fondos en la construcción de su morada eterna. Por cierto los atlantes, extraterrestres no salen en esta película, los que sí aparecen era los más de 15.000 obreros que trabajaban día y noche para levantar el mayor monumento en piedra de la historia del hombre en tan sólo veinte años.
Y lo mejor de todo es que trata sobre Egipto, uno de los cinco países que inexcusablemente uno tiene que visitar antes de morir. Hay otros viajes, pero Egipto es como dicen en el Tour de Francia un puerto hors catégorie.
Hay que agradecerle a Howard Hawks que en su crónica sobre la construcción de la pirámide de Keops se haya desmarcado de otras superproducciones de corte megalómano y kitsch que tan poco hicieron por la culturización del público americano con respecto a la antigua cultura egipcia. Podría haber hecho una gran película si no fuese por el efectismo de la trama, pero aun así, Tierra de faraones es un meritorio filme que consigue reproducir la época y a sus gente tal y como imaginamos que debieron ser, todo un viaje hacia atrás en los siglos que nos retrotrae al esplendor de la cultura antigua más fascinante que haya existido sobre la faz de la tierra y que ha dado al mundo monumentos tan bellos como las mismas pirámides, el templo de Abu Simbel, Karnak y Luxor, Tebas y los varios templos nubios que se repartieron por media Europa antes de la construcción de la presa de Asuán.
Los misterios laberínticos de la pirámide de Keops tienen especial protagonismo en una clásica historia de venganzas y traiciones bien interpretada por Jack Hawkins (lástima que su físico sea tan poco…egipcio) y una jovencita Joan Colllins a la que se hace extraño ver sin cardado ni hombreras. Lástima que el guión esté adaptado para explicar al espectador cosas que ya debería saber de sobra.
Para amantes de la cultura egipcia, esto quizás sea lo más digno que se ha hecho en cine, que no es mucho decir…
Superproducción histórica realizada por Howard Hawks. Escriben el guión William Faulkner, Harry Kurnitz y Harold Jack Bloom. Se rueda en escenarios naturales de Egipto y en platós de Titanus Appia Studios (Roma), con un presupuesto de 2,9 M dólares. Producida por Howard Hawks para la Warner, se estrena el 24-VI-1955 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en Egipto, en tiempos de Keops, segundo faraón de la cuarta dinastía, que reinó durante 23 años (según el Canon de Turín), entre 2579 y 2556 AC, hace 4.500 años. Keops (Hawkins) es un gobernante guerrero que aprovecha sus victorias para obtener cuantiosos botines de oro y joyas. De carácter obsesivo, desea construir para su sepultura la pirámide más grande del mundo y dotarla de un sistema de seguridad que haga inviolables las cámaras del sepulcro y la anexa destinada al depósito del tesoro. Se enamora y se casa con la princesa de Chipre, Nellifer (Collins). El primer consejero y sumo sacerdote es Hammar (Minotis) y el arquitecto-ingeniero al que encarga la realización de las obras es el judío esclavizado Vashtar (Justice) y su hijo Senta (Martin). Keops vive obsesionado por la construcción de la pirámide, la conservación del tesoro y el amor de Nellifer. Ésta es manipuladora, codiciosa y traicionera. Hammar es hábil, prudente e inteligente. El arquitecto, competente y equilibrado, suspira por su liberación y la del pueblo judío.
El film suma drama, aventuras e historia (Antiguo Egipto). Presenta una ambientación colosalista de escenarios imaginarios, que compite con la de Sinuhé el egipcio (Curtiz, 1954) y Cleopatra (Mankiewicz, 1963). El vestuario, a cargo de Mayo, imita formas egipcias de diversas épocas, sin prestar excesiva atención a la cronología. Ofrece una explicación plausible de la organización del trabajo colectivo, en la que la fuerza física de las personas humanas es la única fuerte de energía y las lianas y los nudos, la única tecnología en uso. Estos hechos confieren a la construcción de la pirámide el rango de epopeya humana. Haciendo uso de una licencia novelesca, incluye camellos en el desfile militar, pese a que la domesticación de los mismos tiene lugar en Arabia años más tarde. Prescinde con rigor de los caballos, cuya domesticación tiene lugar en Medio Oriente unos 500 años después. La inexistencia de animales de tiro determina la ausencia de carros, aurigas, etc.
La cinta presenta una gran intensidad dramática, que se basa en intrigas, engaños, traiciones, deslealtades, asesinatos, etc. Se añade la visión de la explotación de seres humanos esclavizados, tratados con exigencias crecientes de esfuerzo en un contexto de manifiesta crueldad. Los cantos colectivos iniciales cesan para dar paso al solitario redoble del timbal.
(Sigue en el spoiler sin revelar partes del argumento)
No entraré en los tópicos explicando que Tierra de faraones es una obra que se adscribe a un género de una época pasada y que no se encuentra entre lo mejor de la obra de Howard Hawks. Además tampoco voy a desdeñar a esta superproducción por el mero hecho de serlo sin apreciar su calidad como obra artística.
Tierra de faraones es una excelente película que narra varias historias de suprema codicia (contrucción de una tumba inexpugnable para guardar los tesoros que el emperador ha ganado en vida, pasión por el oro de la segunda mujer del emperador). Paralelamente nos enseña las consecuencias de la misma, traiciones, muerte, venganza…
Así pues, pese a ser una superproducción (cualidad que algunos no parecen perdonar a determinadas obras) mantiene incólume su aspecto intimista, dramático. Tierra de faraones no es una obra postiza que se basa en principios de espectáculo mimético porque posee una excelente ambientación, notable guión, buenas actuaciones, soberbia fotografía y una banda sonora llena de matices (notas disonantes en los instrumentos de viento para apuntar la opulencia y crueldad de Egipto y su emperador, refinadísima utilización de los instrumentos en las escenas intimistas). Adicionalmente el trabajo de Hawks es sublime, alternando espectáculo y emociones sabiamente, reflexión y fascinación visual a partes iguales.
Creo que es uno de los mejores trabajos de Hawks y del género en el que se incardina.
Film de uno de los grandes directores de la historia del cine que en su época supuso un fracaso de público y crítica que ha perdurado en general hasta la actualidad de forma injusta.
Esta cinta es film histórico, muy de moda en esa década ( Quo Vadis, Ben-Hur… ) aunque Hawks tiene la habilidad y la entidad suficiente como director para convertirla en un película personal. La película gira en torno a las inquietudes características del autor: la amistad masculina, la ambición, el honor, la traición, la relaciones entre hombres y mujeres…
La recreación de la época está muy lograda, al igual que otros aspectos estilíticos como la planificación, la fotografía o la banda sonora a cargo del imprescindible Tiomkin. Por otra parte, la interpretación de los actores, muy bien dirigidos, es notable y algo más en los casos de Hawkins y Collins.
Pienso que Hawks no debía de sentirse del todo cómodo con la época en la que está ambientado el film lo que impide incluirlo entre sus grandes obras. Es una película muy recomendable.