Tarón y el caldero mágico
Sinopsis de la película
Tarón es un valeroso joven que debe impedir que el malvado Rey Horned se apodere del Caldero Mágico, cuya fuerza misteriosa es capaz de crear un auténtico ejército de invencibles guerreros sobrenaturales. En su lucha contra el mal, Tarón cuenta con la ayuda de su maestro, Dallben, la princesa Eilonwy, un animal con aspecto de osito de peluche llamada Gurgi, un juglar que se hace llamar Fflewddur Fflam, un cerdito con dotes de clarividente y un trío de brujas excéntricas.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Black Cauldron aka
- Año: 1985
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
Película
6
52 valoraciones en total
Si Tolkien levantara la cabeza, seguro que vería con agrado las pequeñas licencias que se tomo la compañía Disney al hacer esta película y no pondría objeciones a su pequeño,peludo y cobarde Golum, aquí llamado Gurki.
Las referencias al libro de El señor de los anillos es ya una buena razón para disfrutar de esta animación, aunque tiene méritos por si sola que la hacen encantadora.
El diseño de personajes es tan bueno como en el resto de sus producciones más exitosas, muy carismáticos, aunque es una pena que no les den un mayor desarrollo.
Una película que mis padres habrían aborrecido de haberla conocido siendo niño.
The Black Cauldron es una de esas películas de Disney que no conoce mucha gente, o que al menos pocas personas valoran como merece. ¿La razón? Ojalá la supiese. El título de mi crítica viene dado por el hecho de que la cinta sea tan anti-Disney en todos los aspectos. Pese a que tenemos un final feliz made in Walt, no encontramos -ya de entrada- la primera seña de identidad de todos los clásicos del estudio: las canciones. El Walt Disney Classic nº25 no tiene absolutamente ningún tipo de canción, lo cual de por si ya es suficientemente raro para esa época.
Pero también están muchos otros detalles más típicos de la Warner e incluso de Ralph Baski. Por ejemplo, en una escena, un pájaro coge a Tarón por la espalda y lo arrastra por el suelo. Cuando éste levanta la cara, tiene sangre y magulladuras. Si hablásemos de una película de animación japonesa -donde el sector es mucho más maduro-, no sería tan raro. ¡¿Pero en Disney?!. Esto es, evidentemente, un pequeño detallito. Pero hay más: uno de los personajes secundarios es una bruja, una bruja con unos pechos enormes, redondeados, siliconados, que está obsesionada con un personaje que acompaña a Tarón en su viaje. En una secuencia, llega a convertirlo en una rana y ésta se queda un buen rato restregándose entre las tetas de la bruja. Y también tenemos a un malo maloso muy extraño, un esqueleto procedente del Hades acompañado por decenas de esqueletos reanimados, llenos de telarañas, y de bárbaros con espadas, hachas y demás armas cortantes.
Pese a todo, y quizá gracias a todos estos elementos que la alejan de la Disney más tradicional (la cual me encanta, como he dejado ver muchísimas veces), Tarón y el Caldero Mágico me ha gustado muchísimo, más de lo que esperaba en un principio. La animación es muy buena, y si bien el diseño de personajes no es del todo original, sigue siendo una cinta realmente destacable y entretenida. Y por cierto, si en mi crítica de Legend (Ridley Scott) comenté que el videojuego The Legend of Zelda había tomado elementos de esa película, muchos otros también han salido de esta Tarón y el Caldero Mágico : La princesa Zelda, por ejemplo, e incluso Navi, el hada que acompaña a Link en el videojuego de Nintendo.
Supera, a mi juicio, a varios productos más recientes y/o más renombrados de Disney, pero casi nadie recuerda esta espléndida película de dibujos animados, adaptación de Las Crónicas de Prydain de Lloyd Alexander. Es más, fue uno de los raros casos (pocos, pero los hay) en que me gustó más la película que el libro en el que se basaba. Fue también, como aseguran otros usuarios de Filmaffinity, una película atípica para Disney. Horrible, aseguraron algunos espectadores adultos, en ocasión de su estreno.
Y es que TARON Y EL CALDERO MAGICO tenía (tiene) un argumento en gran medida terrorífico, centrado en un siniestro y esquelético monarca que buscaba el caldero del título para revivir a un ejército de guerreros cadavéricos. Por supuesto, había momentos de humor que aliviaban la tensión, pero gran parte del público adulto concluyó, no tan desacertadamente,
que se trataba de una película demasiado oscura y tétrica para sus hijos. A la Argentina el filme llegó con algunas escenas de menos, que sí se vieron más tarde, en la versión en video. Concretamente, le fueron cercenados varias escenas de la resurrección del ejército de muertos
y también el prólogo que narra la historia del origen del caldero.
Francamente, teniendo en cuenta las cosas que se ven hoy por televisión, resulta risible que la Disney no se digne desempolvar esta película que merece que más gente se acuerde de ella. Hoy resulta de lo más inocente comparada con algunas de las actuales cintas de terror que se exhiben en cualquier horario. Y mejor hecha que muchas de ellas, me atrevería a decir. Algo que hará suspirar de alivio a muchos es que esta película no tiene ni una canción. He soportado esa manía de Disney por saturar de canciones todas y cada una de sus películas, alguna que otra hasta me gustó, pero celebro que haya alguna honrosa excepción, como es el caso.
Lo bueno de que la Disney reniegue de esta película, sin embargo, es que, por lo mismo, no será maltratada con una segunda parte muy inferior al original, como fue el caso de LA CENICIENTA, EL JOROBADO DE NOTRE DAME y tantos otros.
Muchos quieren alabar a Tarón y el caldero mágico por su distanciamiento del estilo clásico de Disney: aquí hay sangre, brujas tetonas, una banda sonora inquietante y eventos sorprendentes y faltan canciones y un villano cómico. Bien, el film se aleja de convencionalismos y va más allá.
Sin embargo, no es por ello por lo que el film fue un fiasco en taquilla, sino por su guión sin hilar y su montaje alocado, explicado por todos los problemas que afrontó el estudio durante su producción, de más de diez años de duración. Así, las escenas se suceden sin sentido (en medio de la tranquilidad aparece un dragón y Tarón ni se inmuta), los personajes aparecen y desaparecen sin explicación (el importante cerdo huye y no se sabe más de él, la princesa aparece de la nada y nadie explica su procedencia), los sentimientos se explotan de forma barata (Tarón habla de amistad con un nuevo amigo al que acaba de conocer y que sólo quería su manzana) y el final es tan simplón que cuando saltan los créditos te preguntas ¿En serio? .
Además falta tensión en escenas que la requieren (para ser el malo tan malo nadie parece temerlo demasiado) y algo de humor (los pocos personajes que intentan aportarlo se vuelven cansinos). Al final nos quedamos con una película interesante, pero aburrida y carente de sentido por culpa de una mala gestión de la misma, pues, en otras manos, la historia y la animación, bastante aceptables por sí solas, podrían haber triunfado.
Muchos intentos de adaptar adecuadamente esta obra al cine (y más aún, al cine de Disney) hizo que tardaran más de 12 años en concluirla (5 años de producción real). Y es que animar una historia tan compleja desde un punto de vista infantil es bastante complicado. El resultado: una película diferente al sello Disney y al estilo de animación que había marcado toda una época, y destinada a un público más juvenil que infantil (de ahí que desaparecieran todas las canciones y números musicales).
Una película sombría a la vez que mágica, repleta de personajes del mundo de la fantasía al más puro estilo Dragones y Mazmorras (un porquero, un cerdo, una princesa, un rey esqueleto, un poeta fracasado, duendes, brujas, todo tipo de criaturas, una espada y un caldero mágico, etc). La animación es excelente y los fondos están muy cuidados para darle ese aspecto siniestro que caracteriza a la película.
Y pese a todo lo que pueda suponerse hasta aquí, es una gran película, quizás la primera en introducir elementos adultos (hay sangre, escenas con cierto erotismo protagonizada por los pechos de una bruja, luchas con espada, la primera princesa rebelde con ideas propias, etc). Además tiene uno de los mejores personajes secundarios (y el más olvidado) de los que han dado el estudio: Gurgi, una especie de perro con una personalidad muy bien construída que protagoniza varios gags y que consigue protagonizar varios momentos estelares.
Pero Taron y el Caldero Mágico está a tantos años luz del resto de producciones del Estudio (con ésto quiero decir que es una película que apenas tiene elementos en común con el resto de los clásicos Disney) que ha sido relegada al polvo del olvido de las estanterías de Burbank. Tiene además el desfavorable honor de no haber sido nunca editada en España.
Pero si se decide a verla, tenga en cuenta que va a ver una película de animación repleta de los gustos que triunfaban en los años 80 en películas como Conan, Willow, La Guerra de Las Galaxias, Excalibur, etc. Si ese tipo de película fantástica le gustó, ésta no le defraudará.